¿Es ético enviar a mi hijo a la escuela?Pregunta:Nuestro columnista nos aconseja sobre la educación adecuada
Por Ethan Greenhart
Querido Ethan,
Mi primera hija cumplirá cinco años en Octubre próximo, lo que significa que ya es tiempo de ir eligiendo el colegio para ella. Yo odio a la sociedad industrial, y sin embargo les damos una enseñanza industrial. ¿qué debo hacer?
Thomas Brown,
Rugby
Respuesta:
Estimado Thomas,
No podría estar mas de acuerdo con usted. Tenemos todavía un sistema de fábrica para nuestros hijos excepto que los enviamos a un aula y no a través de una chimenea al ambiente. Y francamente, nuestros niños aprenderían más pasando por una chimenea que por la escuela. Tomamos a inocentes, amorosas criaturas, les damos una década o más de “escolaridad” y producimos adultos ignorantes y cínicos. La reciente ola de violencia relacionada con las armas es claramente un producto de la alienación conse-guida por nuestro actual sistema educativo.
Tome por ejemplo el claro sistema masculino de las matemáticas: “2+2=4” claramente no deja lugar para una comprensión emocional del conjunto de cosas juntas. ¿Por qué no puede ser “2+2” igual a “un amor” por ejemplo? Tampoco permite las diferentes experiencias de la gente. ¿Qué pasa si un niño dice “2+2=5”? ¿Quiénes somos nosotros para decir que están equivocados? No sorprende que los niños se desilusionen cuando se le está diciendo constantemente que sus pensamientos son “incorrectos.”
Luego está el proceso de aprender otros idiomas. Ahora, cuando una mayor compren-sión humana es una cosa importante, cuál es la consecuencia lógica de aprender Francés o Inglés? Viajar. Y esto en tiempos cuando se supone que estamos salvando al planeta suprimiendo los viajes al extranjero. Y aprender idiomas significa una arcaica regla gramatical detrás de otra. ¿Por qué no se nos permite expresarnos de la manera que nosotros queremos?
Además de la tortura de las clases en las aulas está la tortura de educación “física”. Los niños deben correr largas distancias, trepar a cosas, perseguir pelotas y hasta cometer actos de violencia contra los demás. Usted, Thomas, como residente de Rugby sabe todo lo relacionado con un juego particularmente sádico.
Y todo el proceso de desnudarse en frente de adultos es una abierta oportunidad para el abuso sexual. Como ese profundo pensador y cantante Morrisey describió una vez en un típico cuento de maestro de deporte en las escuelas: “Por favor, excúseme de hacer gimnasia / Tengo este terrible resfrío llegando / Él agarra y devora / Él me patea en las duchas / Me patea en las duchas / Y me agarra y me devora”. ¿Cuántos millones de personas sólo pueden sacudir su cabeza en afirmación al reconocerse cuando leen esas palabras?
Hay un rayo de luz en la oscuridad, sin embargo. En la currícula se habla más sobre pre-ocupaciones ambientales que nunca. Y los niños están aprendiendo acerca de la realidad de la naturaleza humana con clases de historia que hacen énfasis en la esclavitud y el Holocausto (aunque debe notarse mi idea sobre que sólo hubo un Holocausto: “Es ético conmemorar sólo un Holocausto”
Está también la tendencia a más Eco-Escuelas. Como lo nota el sitio web de Eco-Escue-las, la meta es “al alentar a los alumnos a asumir la responsabilidad por el manejo ambiental de su escuela, ellos desarrollarán un incrementado sentido de responsa-bilidad por su entorno.” Esto significa mucho reciclaje, caminar a la escuela y charlas sobre la manera en que estamos destruyendo al planeta. Si podemos hacer que nuestros niños se sientan mal por el daño que ellos causan al ambiente, sólo podrá hacer que ellos hagan mejores elecciones que sus padres –como no tener hijos propios.
Sin embargo, todo esto no es más que juguetear con un sistema pernicioso. Una manera de ir hacia delante sería hacer que los padres eduquen a sus hijos en el hogar. Esto es excelente desde el punto de vista de los recursos ya que no se requieren nuevos edifi-cios para escuelas, y tampoco calefacción o iluminación extra (si ellos eligen vivir como nosotros los “bajo-impacto” Greenharts, por supuesto). Y tampoco hay nada de las inevitables pendencias y abuso de la escolaridad industrial.
Pero en verdad, ¿podemos confiaren que la mayoría de los padres les den el mensaje correcto a sus hijos? Ellos podrían neciamente comprar los libros de texto tradicionales que les llenan a sus hijos la cabeza con matemáticas, ciencias e idiomas foráneos, y todo ese desagradable desorden sería recreado, simplemente en una manera más reducida. Y las oportunidades para el abuso de tantas formas (física, sexual, dietaria y planetaria) son quizás mayores en el hogar que en cualquier otra parte.
Lo que necesitamos son pequeños grupos de padres iluminados que se unan en bandas y enseñen a los niños en los hogares de los demás. Estas son verdaderas eco-escuelas. No necesitamos de libros. Podemos aprender oralmente acerca de las tradiciones de cada uno- Podemos escuchar y aprender de la naturaleza. Podemos aprender que los seres humanos deberían dejar de estar intentando de manera constante dominar y controlar su entorno. Cuando hay mucha algarabía sobre permitir a las escuelas de fe religiosas, a mi me gusta referirme a estos grupos locales concientes del planeta como “escuelas destino.”
Tenemos una colectividad donde vivimos y nuestros niños se han beneficiado enorme-mente. “Lo pequeño es hermoso,” como Fritz Schumacher decía acertadamente. Aho-ra necesitamos producir niños de mentes pequeñas.
Ethan Greenhart responde todas sus preguntas sobre la manera ecológicamente ética de vivir en el Siglo 21.
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Traducido de: http://www.spiked-online.com/index.php?/site/article/2905/
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