¿Cómo hacer para dejar a la gente en tierra?
por Ethan Greenhart
Nuestro eco-columnista está en desacuerdo con Tony Blair
–es práctico dejar de volar y se puede lograr.
Querido Ethan,
Tony Blair ha causado un mal olor al declarar que seguirá tomando vuelo de larga distancia para destinos vacacionales. Dice que es “impráctico” impedir a la gente que vuele. ¿Es así, Ethan? Usted y yo sabemos que volar es algo malo, pero ¿cómo hacemos para que la gente y los aviones se queden en tierra?
Will Nelson
Londres
Querido Will:
Blair debería ser procesado, no por su invasión a Irak, sino por defender los vuelos a larga distancia para las vacaciones. No por mentir, sino por algo peor, por ser “Bl-aire”, un hombre que defiende sin avergonzarse a la asesina de masas, la industria aeronáutica.
Blair es cómplice de crímenes contra el planeta, o lo que yo llamo “mugrímenes” contra la humanidad. Como otros eco escritores hicieron notar, los vuelos de la gente están causando muerte y destrucción a una escala que hará que el Holocausto parezca un hipo del barbarismo, y que “el genocidio y las limpiezas étnicas parezcan un show de slides en el circo del sufrimiento humano.” Al hacerse portavoz de la venenosa propaganda de las aerolíneas acerca de “diversión” y “vacaciones”, Blair se ha convertido en el Goebbels del Hitler de la industria, responsable de miles y miles de muertes. ¿Y todo para qué? Para que la gente pueda tocar una guitarra en un bar de los Bee Gees y sus ciudadanos puedan vomitar cerveza barata sobre las tetas de una desnudista en Praga (como les he escuchado fanfarronear acerca de sus “hazañas”).
Blair está equivocado también: es práctico, para no decir prácticamente estrellar contra la tierra a todos los aviones. Sólo necesitamos el sentido común para hacer tres cosas…
Volar siempre me ha enfermeado. La última vez que estuve en un avión –cuando tenía ocho años y mis padres me llevaron a España- vomité en el pelo de mi madre. En aquella época le llamaban “enfermedad de cabina”; ahora se que era una reacció instintiva de mi sistema moral en contra de la Gran Injusticia del Vuelo. Literalmente expulsé trozos de indignación. Aún hoy, soy uno de los pocos activistas verdes que rechazan invitaciones para asistir a debates y congresos en el extranjero; casi no recibo invitaciones, es cierto, pero es porque ellos saben de mis inconmovibles principios.
George Monbiot –que sería mi héroe si yo creyese en tal concepto elitista- dice que volar cruzando el Atlántico es tan inaceptable como violar a un niño. Yo iré un paso más adelante y diré que volar a cualquier lado es el equivalente de Abuso de Ritual Satánico. Si el impacto de las emisiones de carbono puede ser medidas en la moneda de “manosear niños”, entonces un Inglés que tome un vuelo ida y vuelta a Estados Unidos (1.42 toneladas de CO2) es un pedófilo depredador, y quien vuele a destinos como Francia (0.2 ton de CO2) son como esos maestros de escuela que se han tirado lances con sus alumnos de 13 años.
Los pilotos de las aerolíneas y las azafatas son los Bonnie y Clyde de la industria aeronáutica. No me digan que ellos están haciendo nada más que su trabajo! Eso es lo que mucha gente dijo acerca de los guardias de las SS que bombeaban Zyklon-B a los judíos –un malvado gas que, como sabemos ahora, tuvo un impacto devastador sobre el bello paisaje alrededor de Auschwitz. (Sin embargo, no incluimos el Holocausto Nazi de Árboles en el Día de la Memoria del Holocausto, lo que nos demuestra una vez más lo discriminatoria que sigue siendo nuestra sociedad).
Me parece obvio, y este es mi primer paso para detener los vuelos, que necesitamos un Registro de Ofensores de Vuelo, donde registremos los detalles de cada persona que vuele a cualquier parte pro cualquier razón. Ya le he dado el puntapié inicial a esa campaña. Estuve recientemente organizando protestas en frente de la casa de un pediatra local que en sus vacaciones siempre vuela a Tuscany DOS VECES AL AÑO! Mi cartel, diseñado por Sheba y los chicos, dice: “Hey, pediatra! ¿Cuál es la razón de salvar vidas de niños para ganar su plata, cuando usted mata el equivalente de 7,2 niños del Tercer Mundo durante sus vacaciones?” Estoy complacido de decir que estas protestas anti vuelos han atraído la exuberante atención e interés de gente de los Consejos de Protección de Barrios Pobres en las cercanías, que gritan eslóganes pintorescos como “Aquí no queremos malvados pediatras!” o “Quémenlo, quémenlo!”. Comprendo perfectamente su furia.
Lo peor son esas vacaciones baratas facilitadas por las aerolíneas sin lujos para la gente de baja moral. Mi calculadora de carbono me dice que cada Noche de Juerga en Praga –tomando en cuenta vuelos de regreso para ocho personas, los productos de limpieza requeridos para limpiar sus vómitos de las calles, y el impacto de sus preservativos desechados al descuido en los abastecimientos de agua potable local – causa 1.4 por ciento de un huracán de máxima potencia en Bangla Desh. De manera que lleva 71.4 Noches de Juerga para provocar un feros huracán en Bangla Desh, que puede matar a miles de personas. ¿Vale la pena pagar ese precio por el privilegio de explotar a una trabajadora de la industria del sexo en algún sucucho de la Plaza Wenceslao?
Todos los años los viajeros de vuelos baratos matan más gente que Al Qaeda, lo que hace que me pregunte: ¿Cuál es la verdadera diferencia entre un turista y un terrorista? Como mi bravo colega periodistas David Nicholson-Lord dijo del atentado con bombas de Bali, “dado que hay buenas razones para ver a los turistas como las tropas de asalto del desarrollo y el pos colonialismo, no resulta nada sorprendente… que los turistas sean el blanco de los militantes Anti-occidentales.” Quizás esos ataques despertarán a los vacacionistas de su estupor y los aliente a optar por las playas inglesas en lugar de Bali o Buzios.
Esto me lleva al segundo paso para detener los vuelos – no, no más ataques terroristas, tonto! Necesitamos eco-impuestos, y de los grandes. Mi mujer Sheba me dice que la familia promedio en las Clases Sociales D, E, y F ahorran alrededor de £600 para sus vacaciones anuales. Tenemos entonces que poner impuestos a los vuelos en alrededor de las £650 libras esterlinas. Esto descartará a los voladores más destructivos, ahorrándole a los cielos su carbono y a las calles de la alguna vez hermosa Farilaki de sus pises y vómitos.
Mientras tanto, estoy encantado de que los jóvenes manifestantes de Plane Stupid (1) usen la acción directa para impedir que cierta clase de gente vacacionen el mundo y lo conviertan en otro Holocausto. Hagamos que Ryanair no levante más vuelo! – o “Ario Air,” más precisamente- Aplastemos a EaSSyjet. Hoy, pararse en frente a un jet en la pista es el equivalente a obstruir el paso de un tanque en la Plaza Tiananmen! Pero los Plane Stupidistas debe ir más allá, y hacer caso de mi tercer paso para detener los vuelos: construir campos de protestas en las pistas de aterrizaje. Como las inspiradoras feministas de Greenham Common tenemos que montar carpas y refugios para impedir que los vuelos despeguen y aterricen. Después de todo, los aviones de hoy llevan algo tan tóxico como las bombas atómicas: gente egoísta, desconsiderada, que están dejando su huella de neumáticos en el planeta.
Will, volar es para los pájaros; volar en aviones es para pecadores y genocidAIREs.
Ethan Greenhart está aquí para responder sus preguntas sobre la manera ecológicamente ética de vivir en el Siglo 21.
Lea sus anteriores columnas de consejos espirituales:
La manera más ecológicamente ética de suicidarse
¿Hay que contribuir con las ONGs filantrópicas de África?
¿Es ecológicamente ético ir a Australia a ver a los Ashes?
Referencia:
- La organización inglesa de locos lindos “Plane Stupid” tiene como Misión Sagrada eliminar los vuelos de aviones de Inglaterra y, si es posible, de todo el mundo. Su página web: http://www.planestupid.com/index.php?location=aboutus dice algo tan estúpido como:
La Aviación es la causa de crecimiento más rápido del cambio climático y una enorme amenaza para la Tierra y todo lo que hay en ella.
Pero, en lugar de refrenar a la industria y tratar de reducir la demanda de vuelos, el gobierno los está promoviendo a través de exenciones de impuestos y planes de una expansión masiva: el equivalente de un nuevo aeropuerto de Heathrow cada cinco años.
Plane Stupid es una coalición de residentes en las cercanñias de aeropuertos y ecologistas que usan la acción directa para detener la destrucción del ambiente y las comunidades causada por la expansión de los aeropuertos y la aviación.
Plane Stupid demanda una reconsideración del Papale blanco 2003 del gobierno que predice que los viajes aéreos se triplicarán para el 2030: un aumento en vuelos anuales de 180 millones a 501 millones.
Queremos ver la eliminación de los planes de expansión de aeropuertos, un impuesto al combustible de aviación y la terminación de los vuelos de corta distancia.
NOTA de FAEC: Por supuesto, no se olvidan de pedir donaciones para llevar adelante su “obra”, su “causa sagrada”. Tan locos como los Asambleístas de Gualeguaychú.
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