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Greenpeace Sigue Embistiendo Molinos
y Tropezando con Reactores

por Eduardo Ferreyra

En su coherente comportamiento paranoico con respecto a la energía nuclear con fines pacíficos, Greenpeace sigue, como el Quijote, embistiendo contra molinos de viento. Sólo que las centrales nucleares, como los molinos de viento, terminarán volteando una vez más a Don Quijote de su Rocinante.

Greenpeace emitió un parte de prensa donde afirma que el Plan Nuclear Argentino no es la respuesta a la crisis energética argentina. Quizás tenga razón -en parte- pero no por los motivos que aduce, ni mucho menos es su consejo la solución a un problema que se remonta a años de inacción y desidia de los políticos argentinos en el campo de gobernar previendo el futuro. Cree Greenpeace que el gobierno actual tiene que solucionar en dos semanas un problema que fue desatendido durante 50 años! El Plan Nuclear no vendrá a solucionar todo el problema energético argentino, pero es un paso importantísimo.

Desde su fracaso en la falsa denuncia del uranio en el agua de Ezeiza, que Greenpeace culpaba de provenir de las actividades del Centro Atómico Ezeiza, y del estrepitoso fracaso de la campaña en contra de las papeleras que impulsaron con sus desembarcos a la Normandía y acrobacias en las grúas de Fray Bentos y el rechazo catastrófico de la presentación en La Haya, los fondos de la organización parecerían estar tocando fondo y es necesario rellenar las arcas y sus cuentas en Suiza.

Los gastos han sido grandes, como el traslado de mercenarios desde Europa y regreso, alquiler de helicópteros, viajes y viáticos (honorarios?) a Viena de la reina del Carnaval, elevados costos de los avisos publicitarios en el canal Discovery y de la TV de Argentina, etc., no se vieron compensa-dos por los ingresos de donaciones como en otras épocas de bonanza. El ráting no les acompañó. Algo nuevo tienen que hacer y su inventiva parece también haberse marchitado. Atacar al gobierno en estos momentos no parece ser la mejor estrategia para recaudar.

El Enojo y Disgusto de Greenpeace

De acuerdo con el parte de prensa de Greenpeace, “la amplia mayoría del pueblo argentino” estaría en contra de la energía nuclear, en contra de la terminación de Atucha 2, a favor de las energías renovables y, por supuesto, a favor de Greenpeace:

El Plan Nuclear Argentino no es la respuesta a la crisis energética
EL GOBIERNO DESCONOCE LA OPINION DE LA MAYORIA Y CEDE ANTE EL PODER DE LOBBY DE UN PEQUEÑO GRUPO DE FUNCIONARIOS


Una encuesta de MORI refleja el rechazo público a la energía nuclear, a pesar de ello, el Gobierno Nacional pretende, en el marco del Plan Nuclear Argentino, terminar el obsoleto reactor de Atucha II, tras de 25 años de construcción demorada.

Buenos Aires, 23 de agosto, 2006 - Según los resultados de una encuesta realizada por MORI, la amplia mayoría de la población considera que el Gobierno debería invertir en energía eólica y suspender la construcción de una central obsoleta, peligrosa, contami-nante y cara, como Atucha II.

Los datos, que forman parte de una encuesta realizada en mayo, contradicen la decisión del Gobierno Nacional que, con 25 años de demora, impulsa la finalización de la construc-ción de Atucha II, en el marco del Plan Nuclear Argentino.

Cuando acudimos a la página web de Greenpeace para ver el estudio de MORI, los datos allí presentados nos dicen lo siguiente: la mayoría de la población argentina son 600 per-sonas. Nuestra humilde aritmética nos impulsa a creer que la mayoría de la población argentina debería ser algo así como unas 20 millones de personas, y eso porque nunca nos convencieron las encuestas compradas a consultoras que parecen siempre dar cifras favorables a las expec-tativas de los compradores de la encuesta. Hemos visto tantas!

Por más que los encuestadores protesten y muestren “estudios” apoyando sus explicaciones y la fiabilidad de sus métodos, una muestra de 600 personas no es suficiente para proyectarla a una población de 40 millones. Es similar a las proyecciones que salen de los estudios epidemiológicos que pretenden probar una tesis a partir de un estudio sobre 1000 ó 2000 casos a una población mundial de 6.000 millones de personas. Sobre todo cuando la metodología usada por el estudio resulta ser diseñada para apoyar la tesis inicial. Esa clase de trucos ya es muy conocida.

Lo mismo acontece en las encuestas locales, donde la manera en que se formula la pregunta, o la introducción al tema antes de formular las preguntas, predispone a una respuesta que ya está implícita, muchas veces, en la misma pregunta. Por otra parte, una encuesta realizada sobre una porción de la población que carece de la información técnica o científica básica sobre el tema, no tiene ninguna validez, otra que saber que la proporción de población que sigue siendo ignorante y engañada se mantiene en sus niveles normales.

Cuando las encuestas sobre este tema se realizaron entre expertos en energía o científicos cono-cedores del tema, las respuestas fueron abrumadoramente a favor de la energía nuclear, dejando en claro que los controles sobre esta tecnología se deben mantener elevados, como ha sido y sigue siendo el caso de las plantas nucleares en Occidente. Dice la encuesta de Mori:

Dos tercios de la población argentina considera que debería eliminarse la opción nuclear de la producción de energía

31 mayo 2006

Estudio de Opinión Pública: Fuentes de Energía.
Tipo de estudio: encuesta ómnibus de opinión pública.
Área de cobertura: grandes centros urbanos.
Universo: población mayor de 18 años.
Tamaño de la muestra: 600 casos.
Diseño muestral: encuesta telefónica sobre diseño muestral aleatorio sistemático de números telefónicos, con cuotas de sexo y edad en la selección final del entrevistado.
Margen de error: +/- 4.0 puntos porcentuales, para los datos totales en variables con distribución 50%/50%, para un intervalo de confianza del 95%.
Fecha del trabajo de campo: del 16 al 23 Mayo de 2006.


Entre las sandeces, falacias y distorsiones de la verdad (eufemismo por “mentiras”), Greenpeace dice en su comunicado:

“Según Greenpeace, los fondos invertidos en la construcción del segundo reactor excedie-ron los 3.000 millones de dólares y los funcionarios prevén que para concluir las obras de construcción el Estado debe invertir unos 700 millones de dólares más. "Es una historia sin fin, los fondos necesarios para culminar la obra siguen aumentando, mientras la sociedad exige que no se invierta en una fuente de energía peligrosa, contaminante y costosa", sostuvo Juan Casavelos, coordinador de la Campaña de Energía de Greenpeace.”

"Atucha II es un legado de la dictadura militar que no va a resolver la crisis energética inminente, la energía eólica es una solución mucho más dinámica y eficaz para responder a la crisis. La energía nuclear responde solo al poder de lobby de una pequeño grupo de funcionarios", agregó Casavelos.

Como de costumbre, Casavelos puso el cassette que contiene la vieja Letanía Verde Anti Nuclear, pero esta vez recurrió a un nuevo caballito de batalla: la herencia de la dictadura militar, como si ello tuviese algo que ver con los hechos comprobados, la física, la química, y la historia. Lo que se busca es recoger una fácil simpatía, a falta de argumentos sólidos. El único argumento que todavía parece que les está quedando es la peligrosidad de la radioactividad, y nos remiten siempre a Chernobyl y lo inhabitable que ha quedado la región de Prypiat en Ucrania.

Pero los pequeños detalles de la realidad tienen la mala costumbre de arruinar las más hermosas teorías. En la edición dedicada a Chernobyl de TN Ecología de abril pasado, Sergio Elguezábal y el dirigente italiano de Greenpeace, Bruno Rebele, se mostraron en cámara a unos 60 metros del reactor No 4, el que tiene el famoso “sarcófago” de cemento. No llevaban más protección que una delgada camisa de algodón a cuadritos celestes, que quizás bloquee el paso de la radiación alfa, pero ni pensarlo con la beta y menos todavía con la gama. Ni siquiera llevaban colocado el dosíme-tro que es obligatorio portar a la altura del pecho en zonas donde la radioactividad es elevada y se considera riesgosa para la salud. Ergo, la radioactividad al lado del reactor No 4 es inofensiva. Esa vieja costumbre de Greenpeace de pegarse tiros en el pie cuando intenta desenfundar se está haciendo crónica. En este link están las fotos y la historia de una radioactividad que estaba ausente sin aviso.

Desatinos, sin prisa pero sin pausa:

Un informe publicado por Greenpeace (1) muestra que cada peso gastado en Atucha II hubiera representado el doble en generación eléctrica si se lo hubiera invertido en energía eólica. Ese dinero alcanzaría para financiar un plan de des-pegue de la industria eólica local que tendría un enorme futuro, generaría inversiones y 18 puestos de trabajo por cada puesto que genera la energía nuclear.

También nos ocupamos en su momento de analizar y mostrar a la población la escalofriante tontería que era (y sigue siendo) el informe que Greenpeace menciona, publicado en abril de 2004. En este link, si tiene tiempo más tarde, lea la manera en que Greenpeace afirmaba que con los 480 millones de dólares que se destinarían a terminar Atucha 2, ellos podrían instalar en la Patagonia 13.000 MWe de generación eólica.

Un breve resumen de las conclusiones de nuestro análisis (aún no refutado por nadie) dice:

Hechos Concretos irrefutables

Las centrales nucleares Atucha I y Atucha II (de 350 y 692 MWh respectivamente), sin emisión de gases de invernadero y construida en un área de unas 20 hectáreas, producen unos 1000 MWh las 24 horas del día, día y noche, semana tras semana, todo el año (con interrupciones de 30 a 40 días para mantenimiento cada 18 meses).

Usando turbinas de energía eólica – que rinden sólo el 30% de su capacidad debido a la naturaleza fluctuante del viento – serían necesarias 3.555 turbinas de viento de 750 KWh de capacidad … para producir igual cantidad de electricidad que entregan Atucha I y II.

También, de manera resumida, se exponía el desastre ambiental que una cantidad semejante de turbinas de viento causaría en la Patagonia:

Ello significa que cada granja eólica arruinaría 2.826 kilómetros cuadrados de territo-rio nacional. Pero hay quienes, como Greenpeace, que consideran que las granjas eólicas son bonitas y atraen al turismo, (pero las chimeneas de las papeleras no). Multiplicando estos 2.826 km2 por 71 (si se usan turbinas de 750 KWh) el paisaje perdido para el país sería de 200.646 km2, superficie equivalente a más de 10 provincias de Tucumán, o casi la tercera parte de la República de Chile.

Pero esto es sólo el territorio necesario para producir la energía que proveen las dos Atuchas, que “arruinan” sólo 20 hectáreas. Entonces, ¿Qué cantidad de territorio será necesaria para instalar la cantidad de parques eólicos propuestos por Greenpeace? No lo va a creer, de manera que haga sus propios cálculos, basados en datos conocidos. La propuesta de Greenpeace, de acuerdo a su Informe de marzo de 2004, “Atucha II versus Energía Eólica”. Dice textualmente Greenpeace:

“La propuesta de Greenpeace es que los 480 millones de dólares que restan para la obra de Atucha II se destinen a impulsar un plan de corto plazo para el desarrollo de una industria eólica local. Dicho plan debe tener como meta de corto plazo alcanzar uno (sic) 300 MW para el 2007 y los 3.000 MW para el 2013. Tales objetivos y sus líneas directrices para un programa de esa natu-raleza hemos presentado en el informe "Energía Eólica: 3000 MW en el 2013" que incluye un análisis de corto plazo por la Cámara Argentina de Generadores Eólicos (CADGE).16 “

Ahorrando tiempo y espacio, la conclusión es que para producir 3.000 MWe será necesario arruinar el paisaje de una superficie tres veces más grande: 600.000 kilómetros cuadrados, casi el 90% del territorio de Chile.

Para conseguir producir esos 3.000 MWe efectivos para entregar a la red interconectada de Argentina, los cálculos de cualquier consultora o fábrica especializada en el tema, les dará un costo de $13.548 millones de dólares. Greenpeace dice que lo podría hacer con $3.050 millones. ¿Deliran o mienten? Si quiere saberlo, en esta página web están todos los cálculos.

Juan Casavelos ataca al gobierno dicendo (como si toda la culpa fuese de este gobierno y no de todos los que le precedieron, desde por lo menos 1983 hasta la fecha):

“Esto es una clara muestra de la ineficiencia del gobierno para responder al aumento de la demanda de energía y una clara muestra de la ignorancia del enorme potencial de Argenti-na en energía eólica con la cual se puede dar una respuesta rápida a tal crisis"

Luego, como era de esperarse, Casavelos arremete con su caballito de batalla –que de tantas batallas perdidas ya tiene destino de frigorífico:

Greenpeace señaló también que la energía nuclear está en retroceso en el mundo desarro-llado; en España, el gobierno socialista del presidente Rodríguez Zapatero puso en marcha un programa de cierre progresivo de las centrales nucleares que comenzó con la Central Nuclear Zorita. "Al igual que Zorita, Atucha II es vetusta y obsoleta, el cierre definitivo de la planta nuclear es la decisión más atinada", comentó Casavelos.

Energía Nuclear, ¿Se extingue o es el Ave Fénix?

Greenpeace y otras ONG dedicadas a frenar y obstaculizar el desarrollo y el progreso de Argen-tina y demás países en vías de desarrollo –ellos querrían que fuésemos países en vías de involu-ción- han venido sosteniendo desde hace años que la energía nuclear, además de ser peligrosa, contaminante (¿), poco económica, y otras barbaridades, con una soltura de cuerpo que impre-siona siguen afirmando que le energía nuclear está en retroceso en el mundo, y que construir más centrales es anacrónico y nada redituable.

El mito ha durado demasiado tiempo, y cualquiera podría descubrir la verdad con sólo hacer una corta navegación por Internet, por ejemplo, por las páginas de la IAEA, la Agencia Internacional de Energía Atómica, entre cuyas páginas web figura la que contiene los datos y estadísticas sobre todas las centrales nucleares del mundo, y el destino de cada una de ellas. Nos dice claramente:

Estado actual de la industria nuclear:

442 plantas nucleares en operación con una capacidad instalada de 369.588 GW(e)
6 plantas nucleares en cierre a largo plazo
27 plantas nucleares en construcción

Y nos informa de las únicas tres plantas que se han cerrado en el 2006: la de Zorita, España, dada como ejemplo por Greenpeace de que “ya no se construyen más centrales nucleares,” la de Obrigheim, en Alemania, y la de Barsebäck, Suecia. La información actualizada al 22 de agosto 2006, proporcionada por la IAEA está en: "Últimas Noticias Relativas al Estado de la Energía y los Reactores Nucleares."

Preguntamos: ¿Para qué continúa Greenpeace proporcionando información falsa? Para apoyar sus campañas de miedo. Con ello buscan, por un lado, detener el progreso de toda generación eléctrica y así entorpecer la industrialización de los países subdesarrollados, y por el otro lado recaudar el dinero que ingenuamente mucha gente sincera, que desconoce la verdad, les envía creyendo que realmente están “para salvar al planeta y proteger a la humanidad.”

Es hora de que las autoridades nacionales envíen un proyecto de ley a las cámaras solicitando una investigación sobre la veracidad y bases científicas que tienen las denuncias de Greenpeace, y también que se estudien los daños a la economía nacional que causan sus constantes falsas denun-cias –como las de la “contaminación de uranio” en el agua de Ezeiza, La Matanza y Esteban Eche-verría. Esa FALSA denuncia le ha costado al país una ingente cantidad de recursos que pudieron haber tenido un destino más valioso para la población que ayudar a la ONG del alarmismo inter-nacional a recaudar más dinero para sus gastos administrativos.

RESUMIENDO

1) 800 km2 serán necesarios para producir los 3.000 MWh prometidos por Greenpeace.

2) Esto costará $13.548 millones de dólares, a precios actuales de mercado.

3) Una central nuclear de 1000 MWh de última tecnología, … costaría no más de $1.100 millones de dólares, de manera que para producir los 3.000 MWh que quiere generar Greenpeace a un costo de $13.548 Millones, con esos $3.300 millones obtenemos la misma energía, a casi una cuarta parte de lo que Greenpeace propone gastar.

En cuanto a que la energía nuclear no es económica ni rentable, el argumento no se sostiene ni dos segundos: si no fuese económica y financieramente rentable, nadie construiría centrales nucleares en el mundo, y ya vimos que hay 27 que están en plena construcción, y que de acuerdo a todos los informes disponibles, la intención de Alemania es no erradicar sus restantes centrales nucleares, sino repensar el asunto y volver a construir más, lo mismo que está pensando Italia, que se ha dado cuenta de que cometió un error demasiado caro al renunciar –de manera tonta e irreflexiva- a la generación de energía por medio de centrales nucleares. Pero no se podía esperar otra cosa del país que es cuna del Club de Roma, fuente universal de políticas anti desarrollo, anti progreso, antihumanas.

El tema da para mucho más, pero ahora el espacio se hace corto. Será desarrollado con mayor amplitud, tema por tema, en futuros informes que se irán publicando de manera regular.

La moda de no querer construir centrales nucleares nació de un sentimiento de miedo impulsado por el movimiento antinuclear después del famoso e inocuo “accidente” de Three Mile Island que, una vez deformado y exagerado de manera conveniente, fue aprovechado por el ecologismo multinacional para infundir el miedo a la tecnología. También se aprovechó una próspera época de la economía donde el precio del barril de petróleo se iba abaratando semana a semana, a medida de que la inflación progresaba pero el precio del petróleo se mantenía.

El mundo se desarrolló gracias a un precio del petróleo que resultaba ridículamente bajo –pero el sueño se terminó. De $20 dólares el barril se pasó a $70, y la energía se convirtió en un lujo. Los maltusianos se felicitaron por ello, creyendo que el mundo detendría su desarrollo. Nunca toma-ron en cuenta que al ser humano no le gusta renunciar a lo que le gusta y le causa placer una vez que lo ha probado. La solución momentánea, mientras se desarrolla alguna otra tecnología que pueda realmente reemplazar al petróleo en la generación de energía –no la energía eólica, solar o el hidrógeno en su pobre desarrollo actual- será la energía nuclear de fisión. Cuando se desarrolle finalmente la fusión nuclear, es posible que los problemas energéticos del hombre se hayan terminado.

Pero que a nadie le quede ni sombra de duda: el futuro de la generación de energía reside en el átomo; o reactores de fisión o reactores de fusión. Las energías “alternativas” son demasiado difusas para ser de mucha utilidad.

Eduardo Ferreyra
Presidente de FAEC
Fundación Argentina de Ecología Científica


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