Sergio Elguezábal sigue su empedernida costumbre de no informarse antes de elaborar sus informes "ecológicos" en el programa de cable TN Ecología. Esta vez se tragó el cuento de Greenpeace sobre el Glaciar Upsala y el calentamiento global.
por Eduardo Ferreyra
21 de febrero, 2004
A principios de febrero del presente año 2004, Sergio Elguezábal nos envió un email "dolido" por nuestro artículo que comentaba la metida de pata de TN Ecología en agosto del 2003, cuando también puso en el aire una repetición de la Letanía Verde con respecto al "calentamiento global". (Clic aquí para leer el artículo que motivó la queja de Sergio). Nos decía que su único capital era la credibilidad ganada a lo largo de 20 años de actividad periodística, y que nosotros poníamos ahora en duda. El problema es que no es culpa nuestra si Sergio gana o pierde credibilidad sólo depende de la veracidad de sus informes y de la base científica con que los haya elaborado. "Por sus frutos conocerás al árbol", nos dice la Biblia. Nosotros sólo somos el niño que grita: "El Rey va desnudo", cada vez que el Rey se deja engañar por estafadores inescrupulosos.
Pero ahora, en la edición del 21 de febrero de 2004, de TN Ecología, nuestro amigo Sergio Elguezábal emitió el material fílmico que Greenpeace le había enviado, sin haber tomado la elemental precaución de comprobar primero si la base científica de la denuncia tenía alguna seriedad. Pero Sergio hace muchos años que ha adoptado la costumbre de creer a pie juntillas todo lo que sus amigos de Greenpeace le dicen. En nuestra respuesta a su email-queja, le habíamos sugerido que la yunta que hacía con Greenpeace no ayudaba para nada a su credibilidad, por lo menos entre la gente que conoce del tema. Pero Sergio tiene un trabajo que hacer, le pagan un sueldo por hacerlo, y despreciar el dinero que Greenpeace paga para el tiempo de aire en TN Ecología es algo tonto y suicida. Para eso trabajamos: para ganar dinero.
Pero la ganancia del dinero se relaciona con la manera en que lo hacemos, y la ética que acompaña al proceso. Para un periodista, el acto de informar al público está regido por la ética de la profesión o debería estarlo. Pero no queremos juzgar la ética de Sergio Elguezábal, ni nos corresponde hacerlo. Sólo nos interesa analizar la veracidad de sus informacionesy la base científica de sus aseveraciones.
Como buen periodista y divulgador de las denuncias de Greenpeace, Elguezábal demuestra carecer de los conocimientos necesarios de física, química, y otras disciplinas científicas como glaciología, climatología, astronomía, cosmología, geología, paleoclimatología, etc, que hacen al tema "cambio climático". Por ello es que "mete la pata" con tanta frecuencia, cada vez que toca este controvertido asunto. Esta vez no ha sido la excepción. En otra página de este sitio más extensa se analiza la patética denuncia de Greenpeace sobre el Glaciar Upsala, y la manera descarada en que se deforma la verdad, se retuercen los hechos científicos, cómo se los saca de contexto, se insinúan cosas que no existen y terminan convirtiendo la acusación en condena, haciendo exigencias absurdas, antes de siquiera haber escuchado a la defensa ¡y sin haber aportado ninguna evidencia!
Esta manera de actuar nos recuerda a Alicia en el País de las Maravillas, donde la afiebrada imaginación de Lewis Carroll y su grave adicción al opio le hacía imaginar mundos fantásticos e irreales.
"¡La sentencia primero, el veredicto, después!", dijo la Reina.
"Tonterías!", dijo Alicia en voz muy alta.
"¡Córtenle la cabeza!," gritó la Reina con todas sus fuerzas.
Mucho se habría sorprendido Lewis Carroll de haber vivido hasta nuestros días y comprobar cómo sus mundos irreales se han hecho tangibles&y peligrosos, gracias a Greenpeace y a la nefasta corporación ecologista internacional que les encanta cortar cabezas de manera figurada entre las poblaciones de los países colonizados.
Pero, tanto Greenpeace y TN Ecología han elegido un mal momento para hacer sus denuncias: no se han informado lo suficiente y se han olvidado de varias cosas que deberían haber recordado antes de embarcarse en el cuento del Glaciar Upsala:
La Argentina está pasando por el quinto verano MAS FRíO de su historia meteorológica.
Los Estados Unidos sufrieron (y aún sufren) el SEGUNDO INVIERNO MáS FRíO de su historia.
Las temperaturas de la región Patagónica no han variado significativamente desde 1900 hasta la fecha y en la ciudad de Punta Arenas, a poca distancia de la región de los glaciares, la temperatura muestra una tendencia al enfriamiento de -1º C desde 1890. (Ver el artículo Temperaturas Fantasmas donde se muestra la gran cantidad de estaciones meteorológicas en todo el mundo que muestran fuertes enfriamientos).
Los pasos Cordilleranos Cardenal Samoré (en el sur) y el de Las Cuevas (en Mendoza) tuvieron que permanecer cerrados a fines de octubre y principios de noviembre por fuertes ventiscas y grandes nevadas (nunca vistas antes en esas fechas), que dejaron aislados a cientos de camiones que estaban cruzando la frontera a Chile.
Los científicos que han estudiado al glaciar Upsala y su retracción, la atribuyen a las condiciones dinámicas del glaciar, al lago preglacial y a la respuesta del glaciar a estímulos ocurridos probablemente hace 1000 años! Explícitamente han determinado y declarado que la temperatura del siglo 20, por sí misma, no es la causa del retroceso del glaciar Upsala. Más ampliado, a lo podrá leer haciendo clic en este link.
No se les ocurrió preguntarse. "Si el calentamiento está derritiendo los glaciares, ¿por qué hace tanto frío en el Hemisferio Sur y en el Norte al mismo tiempo?
Por ello, les pregunto a Greenpeace y sus amigos: "El calentamiento - ¿dónde está?"
No quiero extenderme más sobre esta garrafal "metida de pata" de TN Ecología, sus productores, y su simpático conductor, Sergio Elguezábal, quien se preocupa mucho por su credibilidad, pero hace muy poco para sostenerla. Sólo me resta añadir que es necesario que la gente aprenda de los errores cometidos, y trate de no seguir cometiéndolos. Si alguna vez han creído en las historias y cuentos de Greenpeace, es hora de que aprendan la lección y recuerden que una adecuada dosis de escepticismo es la primera obligación de toda persona sensata.
O terminarán como Alicia, condenados por la Reina antes de haber sido ni siquiera acusados.
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