¿Cómo se puede creer en el “calentamiento global” cuando los registros de la temperatura que proveen la “evidencia” para ese calentamiento no son creíbles?
Es una enorme pregunta –y una que mucha gente, aun en el lado escéptico que son renuente a responder.
De manera que, antes de que vaya a los detalles técnicos de por qué los registros de la temperatura son sospechosos, permítanme hacerles una analogía que debería de dejar perfectamente claro a cualquier parte neutral y objetiva, por qué el problema que voy a describir debería de ser considerado en el ámbito del fraude científico.
Supongamos que durante los últimos 100 años mi familia estuvo manteniendo una estación meteorológi-ca en el fondo del jardín, registrando diligentemente las temperaturas un día tras otro, y que lo mostra-do por esos registros es que en 1930 fue verdaderamente caliente- más caliente que la década de los 80s; y que desde 1940 se estuvo enfriando.
¿Qué conclusiones sacaría usted de esa dura evidencia?
La más obvia, por supuesto, que el dramático calentamiento del Siglo 20 que la gente como Al Gore estuvo promoviendo, es pura basura. Por lo menos, de acuerdo con esta estación en particular.
Ahora, ¿cómo se sentiría usted si le lleva este y otros registros iguales a uno de los mayores expertos en calentamiento global –digamos, a Gavin Schmidt en la NASA o a Phil Jones en el CRU, o a Michael Mann en la Universidad de Pennsylvania– y ellos estudiasen su gráficos por un momento y le dijesen: “Esto no está correcto.” ¿Qué diría usted si ellos le tachan todas sus mediciones de temperatura, hicieran unos pocos cálculos en el dorso de un sobre, y sobre escribiesen sus registros con sus nuevos datos?
Cuando usted estudie esos ajustes y se diera cuenta de que, para su asombro, las nuevas mediciones sacadas de una galera son totalmente diferentes a las originales, las temperaturas reales, medidas directamente? Que sus registros mostraban un ligero, o un severo enfriamiento desde la década de 1940m y ahora muestran una fuerte tendencia al calentamiento?
Usted quedaría estupefacto, no es verdad?
Sin embargo, por más increíble que a usted le pudiese parecer, el escenario que le acabo de describir es más o menos exactamente análogo a lo que ha sucedido a las estaciones meteorológicas de todas partes del mundo.
Tome estas estaciones en Paraguay –una parte del mundo que contribuyó mucho a la reciente narrativa de NASA/GISS acerca de que 2014 ha sido el año más caliente jamás registrado.”
Si no fuese por la diligencia de investigadores aficionados como el retirado contador Paul Homewwod, probablemente a nadie le importaría, ni siquiera a los paraguayos, lo que estuvo ocurriendo con los registros de Paraguay. Pero Homewood hizo sus deberes y los ha revelado en su sitio Not a lot of people know that, es lo que él ha encontrado.
Homewwod comenzó examinando a las tres únicas estaciones genuinamente rurales de Paraguay. Es decir, las únicas que serían las menos probables que tuviesen sus lecturas afectadas por el desarrollo urbano cercano, o el “efecto de isla de calor urbano”.
Las tres estaciones –al menos en la versión usada por NASA/GISS para su afirmación del “año más caliente en el registro” – muestran una “clara y sostenida” tendencia caliente desde los años 50s, con 2014 como el año más caliente en uno de los sitios, Puerto Casado.
Juzgando por este gráfico todo está muy claro: Paraguay se está haciendo más caliente, lo mismo que cualquier otra parte del mundo.
http://data.giss.nasa.gov/cgi-bin/gistemp/show_station.cgi?id=308860860000&dt=1&ds=14
Pero un momento. ¿Cómo se veía la gráfica de temperatura de Puerto Casado antes de que la temperatura fuese ajustada por GISS? Bastante diferente, me parece.
http://data.giss.nasa.gov/cgi-bin/gistemp/show_station.cgi?id=308860860004&dt=1&ds=1¿Quizás Puerto Casado haya sido una anomalía?
No señor. Ajustes similares, en la misma dirección, fueron hechos en los otros dos sitios rurales:
Ah! Pero seguramente hubo alguna inocente explicación para esto, imaginó Homewwod. Quizás las estaciones rurales estaban salvajemente desfasadas con las estaciones urbanas y habían sido “homogeneizadas” en consecuencia.
Excepto que… ¿a que no adivina?
Comentario de Eduardo Ferreyra: Hace 10 años escribí un artículo en este sitio sobre la ten-dencia al enfriamiento que se observaba en la región central de la Argentina, representada por la estación Pilar. El artículo, con los gráficos de la temperatura, se puede leer haciendo clic en este link.
OK. Entonces, ¿por qué le estoy mostrando a todos estos gráficos? Porque ver es creer.
Sin esas gráficas sería muy fácil para que usted dijese: “Bueno, él no es un científico y probablemente no sabe de lo que está hablando,” o “está exagerando,” o “está tomando al palo del lado equivocado.”
Entonces juzgue por usted mismo. Estas son las gráficas de la temperaturas antes y después del ajuste, reproducidas del mismo sitio web de la NASA/GISS.
Ahora, lo próximo que pensarán los que dudan entre ustedes es: “Bueno, estas son instituciones científicas reconocidas. Ellos no harían esos ajustes sin una buena razón.”
Y yo estoy de acuerdo con usted. Eso es lo que uno podría razonablemente esperar que hiciesen.
Pero, increíblemente, no hubo ninguna explicación satisfactoria viniendo de ninguna de las instituciones que estuvieron haciendo estos ajustes. Nada de NASA/GISS. Tampoco de NOAA, que mantiene la base de datos conocida como Global Historical Climate Network (GHCN). Tampoc hubo explicaciones de la Unidad de Investigación Climática de la Universidad de East Anglia que, junto con la Met Office, man-tiene al tercero de los tres registros de la Tierra para las temperaturas de superficie, conocido como HadCRUT.
Lo más próximo que tenemos como un intento de justificación es este texto de Zeke Hausfather -Comprendiendo los Ajustes a los Datos de Temperatura- en el sitio web de Judith Curry.
La explicación que ofrece para el principio básico de los ajustes de temperatura son bastante plausi-bles. Incluyen cosas como el Efecto de Isla de Calor Urbano; estaciones que fueron relocalizadas; estaciones que parecen dar lecturas falsas que necesitan ajustarse en la línea con sus vecinas; cam-bios en los equipos de medición; cambios en el tiempo del día en que se hacen mediciones (antigua-mente en las tardes, ahora usualmente en las mañanas), y así por delante.
En otras palabras, es el caso de “circulen, nada para ver aquí”, o “confíen en los expertos, ellos saben más.”
El problema con las explicaciones de Hausfather es que, mientras que son buenas en teoría, no tienen mucha relación con la actualidad de los ajustes que se estuvieron haciendo en todas las estaciones del mundo.
Por ejemplo tome el Efecto de Isla de Calor urbano. Esto es donde, a lo largo del tiempo, las estaciones de medición se fueron rodeando de edificios u otras fuentes de calor y por ellos miden temperaturas más altas que antes. Uno esperaría, como consecuencia de esto, que las recientes lecturas de tempe-raturas “crudas” (fines del Siglo 20) de las áreas urbanas serían ajustadas hacia abajo para hacerlas más precisas. Muy raramente ocurre esto. Más usualmente, los ajustes parecen haber sido hechos en la otra dirección, de manera que las mediciones de fines del Siglo 20 son más calientes –mientras que las de principios de Siglo 20 fueron ajustadas hacia abajo para hacerlas parece más frías de lo que eran.
Y esto no sólo el asunto de las tres estaciones en Paraguay, ha sucedido en todas las otras estaciones del mundo!
Como Paul Homewood nos lo recuerda aquí, estuvo ocurriendo en todas partes, desde Islandia, Groenlandia y Rusia a Alice Springs en Australia, También ha sido reportado durante bastante tiempo, por lo menos en la blogosfera de los escépticos. Entre los primeros en descubrir el problema estaba Steve McIntyre quien en 2007 observó el hecho curioso que donde James Hansen había una vez reconocido que la década de 1930 había sido la más caliente en los Estados Unidos, más tarde la corrigió –con la ayuda de varios registros modificados de manera conveniente- a l década de 1990. Anthony Watts de WattsUpWithThat.com estuvo informando sobre esto durante años; como también lo hicieron blogueros incluidos Steven Goddard y periodistas como Christopher Booker.
Entonces, ¿por qué el escándalo nunca explotó en los medios masivos de información? ¿Por qué nunca hizo el mismo ruido que hizo el Climategate? Y el Climategate no tuvo tampoco demasiada publicidad en MSM tampoco!
Una razón es que el establishment alarmista es muy bueno para dejar resbalar las críticas sin respues-tas científicas plausibles. Lleva tiempo y esfuerzo salir al cruce de esas excusas, tiempo y esfuerzo que muy pocas personas tienen disponible.
Una excusa fue que aparentemente la razón para los ajustes fue que la estación de Puerto Casado había sido trasladada a otra ubicación. Pero el bloguero Shub Niggurath no se tragó el cuento y demolió la excusa demostrando que no hay evidencias de que la estación haya sido movida. Es sólo una excusa que estaba a mano, nada más. Y, de cualquier modo, no explica por qué se hicieron cambios similares a los registros de las otras estaciones: ¿Acaso fueron movidas? No, no lo fueron.
Pero la razón más importante es, por supuesto, esta: si usted presenta el caso de que todas (o por lo menos muchas) estaciones tuvieron sus registros salvajemente alterados hasta el punto que se han hecho efectivamente inútiles, usted estará acusando a algunos de las instituciones científicas más distinguidas (y regiamente recompensadas) de, como mínimo, de incompetencia culpable y, como peor, de cometer un fraude deliberado.
También, acusar a muchos cuidadores de las temperaturas de comprender tan mal a los detalles, usted está implicando que existe alguna clase de conspiración involucrada, aunque sea una conspiración de silencio para encubrir el tremendo fraude que ellos estuvieron haciendo con su trabajo durante muchos años.
Finalmente, usted está sugiriendo que todo lo que se nos ha dicho durante treinta años acerca de un dramático calentamiento global sin precedentes podría estar basado sobre una gigantesca mentira. Piense en ello. Los registros satelitales (que no muestran calentamiento durante los últimos 18 años) sólo van hasta 1978. De manera que para la tesis primaria del calentamiento global los científicos y políticos que estuvieron promoviendo a la narrativa alarmista, dependen en su mayor parte de los datos de la temperatura de superficie que, por supuesto, se remontan a mucho antes.
Pero si ya no se puede confiar en esta información, todas las apuestas se caen. No estoy diciendo que no hubo un calentamiento durante el Siglo 20, creo que posiblemente lo hubo, pero no es honestamen-te posible saberlo. La parte que es muy preocupante es que los científicos tampoco parecen saberlo!
A menos de que, por supuesto, ellos vengan con una buena excusa para explicarlo todo. Pero no creo que lo hagan.
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