¿Y si el CO2 no fuera tan malo? Un estudio rehabilita al pobre chivo expiatorio
Intereconomía.com
Mayo 14, 2012
La verdad es que tiene mala fama y parece que le han colgado el sambenito de ser el causante de casi todos los males del planeta: si llueve poco es culpa del CO2, si llueve demasiado, también, si hace calor es por el CO2 y si hace frío también. El CO2 y sus emisiones se han convertido en el chivo expiato-rio que explica todo lo que parece que va mal en términos climáticos y la reducción de las emi-siones de CO2 se nos vende como el único medio para salvar nuestro planeta.
Pero ahora llega Luigi Mariani, desde La Bussola Quotidiana, y nos explica que unos científicos de las Universidades de Barcelona, Lleida y Buenos Aires han publicado en el Journal of Archaeological Scien-ce un artículo titulado “Productivity in prehistoric agriculture: physiological models for the quantification of cereal yields as an alternative to traditional approaches” (productividad de la agricultura prehistórica: modelos fisiológicos para la cuantificación de las cosechas de cereales como alternativa respecto de los métodos tradicionales) que cambia la perspectiva con que contemplamos el CO2.
El estudio consiste en la reconstrucción con modelos matemáticos de la producción de cereales en la antigüedad: en el neolítico y luego en las civilizaciones egipcias y greco-romana. Entre los factores que han tenido que tomar en cuenta, además de, por ejemplo, la inexistencia de insecticidas que hoy sí utili-zamos, es interesante descubrir que han considerado el efecto del CO2 en el incremento de la produc-ción cerealística actual. Así, el paso de los niveles preindustriales de CO2 (275 ppmv de 1750) a los niveles de 1980 (350 ppmv) ha tenido como resultado un aumento del 40% de la producción de cereales.
El dato es importante: si consiguiéramos regresar a los niveles de CO2 de antes de la revolución indus-trial la producción agrícola bajaría un 40%, una magnitud enorme que provocaría una hambruna sin pre-cedentes y la muerte por hambre de numerosa población. El sueño de los ecologistas se transforma-ría así en una catástrofe alimentaria de proporciones inauditas.
A la luz de estos estudios, ¿de verdad tiene sentido seguir empeñándose en disminuir el CO2 en la atmósfera? ¿de verdad podemos seguir atribuyéndole todos los males que padecemos?
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