por Carlos A. Ortiz
Partiendo de la base que el sano ambientalismo, que racionalmente busca proteger el medio ambiente sin conver-tirse en agente –voluntario o involuntario- del estancamiento económico y del consecuente subdesarrollo socio económico crónico, merece el mayor de los respetos e incluso todo el apoyo; es importante "separar la paja del trigo" y poner al descubierto las inconsistencias técnicas y las incoherencias en muchos casos marcadamente irracionales, con las que matizan sus estentóreos reclamos los siempre vocingleros representantes del ultra ecolo-gismo cegado por el fanatismo, e incluso plagado de serias contradicciones ideológicas.
Resulta particularmente notable la extrema facilidad que estos sectores imbuidos de dogmatismos cerrados, crean constantemente nuevas falacias energéticas y notables contradicciones doctrinales, las que cuan magos que sacan conejos de pacotilla de la galera, difunden nuevos disparates y exageraciones a diestra y siniestra, buscando la confusión, y la instauración del miedo irracional en el común de la gente, practicando con diversas habilidades el "terrorismo ambiental"; una metodología muy usual y efectista empleada a menudo por las transnacionales de la ecolatría, principalmente por los dos grandes "operadores" que actúan en Argentina y Sudamérica, bajo la cobertura de ser "entidades de bien público", con la cual engañan a muchos incautos y ejercen presiones verdaderamente patoteriles sobre las autoridades y diversas instituciones que no se doblegan ante sus extorsivos métodos.
El acoso telefónico y electrónico (vía WEB) a legisladores y otros funcionarios; manifestaciones de notable violencia verbal y en algunos casos con costosos operativos y numerosos "actores de reparto" (como cuando colocaron varias decenas de inodoros en las escalinatas del Congreso Nacional, para atacar la venta de tecnología nuclear a Australia, respondiendo a los dictados e intereses del Primer Mundo); las fuertes campañas mediáticas puntuales (hay temas "no convenientes" que "no se tocan", como los derrames petroleros de los "socios y espónsores"); y otras "lindezas" semejantes son metodologías patoteriles usuales de estos terroristas ambientales.
Se explicó ya que WWF fue fundada en Gran Bretaña, y tuvo como gran impulsor y primer presidente al príncipe Felipe de Edimburgo (el cónyuge de la ya geronte reina Isabel II, y padre del controvertido príncipe Carlos. La filial "argentina" de World Wild Found es la Fundación Vida Silvestre; la misma que generó el "escandalete" de las supues-tas "filtraciones" de Yacyretá al Iberá, demostradamente falso a la postre…pero la verdad casi sin ninguna difusión, ¡así el común de la gente no se percata del engaño creado y mantenido por WWF, científicamente demostrado como una falsedad más generada por el "terrorismo ecológico"!
Ese mismo personaje, Felipe, fue quien con el auspicio y satisfacción de la siempre retrógrada Sociedad Rural Argen-tina, tuvo la osadía de "aconsejarnos" allá por los años '60, desmantelar nuestra naciente y vigorosa industria auto-motriz –la más dinámica que poseemos y hoy fuerte impulsora del crecimiento del PBI-, bajo la consabida falsedad ideológica del liberalismo de la supuesta "conveniencia" de la "especialización en la producción y la división interna-cional del trabajo", pretendiendo mantenernos como los dóciles proveedores de materias primas baratas para el ya por ese entonces decadente imperio y para todo el mundo desarrollado. ¡Ni más ni menos que condenarnos a una economía pastoril, totalmente dependiente y crónicamente subdesarrollada!
Varios autores hemos explicado, difundido y fundamentado los oscuros orígenes, viles objetivos y nefastos accio-nares de las transnacionales de la ecología; las que de última persiguen imponer la siniestra ideología del "creci-miento cero", o sea detener totalmente el crecimiento…comenzando por los países subdesarrollados…¡justamente los más pobres y que con mayor urgencia necesitamos desarrollarnos!
Esa genocida ideología neomalthusiana, "prendida con alfileres" de enrevesados pensamientos es la que afirma sin asidero científico alguno que "el mundo está al borde del colapso ambiental total,” el que (supuestamente pero sin ninguna prueba) se evitaría deteniendo totalmente el desarrollo.
Si ese disparate doctrinal ocasiona millones de muertes por hambre, por pandemias terribles, eso no los conmueve a los "conservacionistas"…que olvidan al ser más desprotegido…el "homo sapiens humilde".
Muchas de esas pandemias se controlarían con campañas sanitarias perfectamente factibles, y con el uso del DDT (que también irracionalmente "prohibieron" los ultra ecologistas, sin pruebas concretas de sus supuestos "terribles efectos ambientales", con lo cual al evitar su uso permitieron el desmesurado crecimiento de las poblaciones de mosquitos, los que sin otros frenos eficientes a su avance difundieron pandemias como la fiebre amarilla, el dengue y otros, potenciando los avances de esas grandes epidemias.
Por su parte, Greenpeace, tiene su central en los Países Bajos (Holanda), país antiguo aliado y subordinado de Gran Bretaña. Esa "ONG" ha sido desnudada en la opinión pública por su relación con la petrolera anglo - holandesa Shell, de la cual recibe jugosos subsidios y/o participaciones accionarias, según expresaron claramente varios analistas e investigadores serios, que evalúan los nada inocentes factores de poder geopolítico a escala planetaria, que se esconden bajo la fachada "ecologista".
Es interesante constatar que nunca las transnacionales de la ecología, ni sus "perejiles" del tercer mundo, atacan los intereses de las mega petroleras del primer mundo, y consecuentemente, jamás protestan por las sucesivas instala-ciones de usinas movidas a petróleo, gas o carbón, ni por los accidentes muchas veces trágicos y de grandes magni-tudes o los derrames que la logística de esos combustibles suele ocasionar. ¿Algún ecologista vinculado a WWF o GP protestó airadamente por los constantes derrames de petróleo en las costas argentinas? ¡NO! ¡Esas no son protestas "políticamente correctas"!
Además de eso, Greenpeace (que ni se molesta en castellanizar su nombre en estas latitudes) está sindicado como agente del MI6, el servicio de espionaje británico; tal como con valentía denunciaron varios estudiosos de esos temas tan urticantes.
¡No es casualidad que la Rusia de Putin, previo al proceso de reconstruir el potencial ruso amenazado claramente con maniobras de desintegración política y de grave involución socio económica, expulsó de su territorio a todas las "organizaciones ambientalistas" extranjeras, acusadas formalmente de realizar tareas de espionaje y de infiltración en el tejido social para fomentar el caos y la disgregación socio política!
El propio movimiento ecologista transnacional fue una creación del Club de Roma, una muy poco conocida institu-ción de muy bajo perfil, creadora e instigadora de la siniestra filosofía del "crecimiento cero", que además de uno u otro modo promueven a los canales televisivos seudo culturales, que tantas distorsiones técnicas y conceptuales difunden respecto a los temas ambientales.
Ahora con gran despliegue mediático el tema del discutido "calentamiento global" sirve de pantalla para hacer olvidar las miserias del subdesarrollo crónico y las terribles consecuencias de las políticas globalizantes y neolibe-rales, que tanta miseria, degradación y muerte ocasionaron.
Pero eso del "calentamiento global" tiene muchas connotaciones, por lo que requeriría su tratamiento separado.
En otro artículo se analizarán varias gruesas incoherencias y dañinas acciones del fundamentalismo ecolátrico insta-lado en Argentina; el cual adopta sin mayores análisis las pautas dictadas por las transnacionales de la ecolatría; transformada ya esta última en una poderosa neoreligión pagana henchida de violencia y fanatismo.
Estos y otros temas vinculados se explayan en mi nuevo libro Geopolítica de la Energía, en curso de edición.
C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Especialista en Gestión de Producción y Ambiente
Cursante de la Maestría en Gestión de la Energía
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