Vista la manera en que grandes personajes de la historia se han equivocado de manera garrafal en sus apreciaciones sobre el futuro de alguna cosa, sería muy prudente si revisáramos ese asunto de confiar en las “Sagradas Palabras” de científicos famosos y Academias de Ciencia con mandamases un tanto granujas. No olvidemos que aquellos que llegan a una posición, en cualquier terreno que sea, tienen una “quintita que cuidar”, de la que depende la comida que lleva a su casa, y tienen que regarla de continuo con declaraciones sobre cualquier cosa."No parece que el hombre pueda jamás dominar al poder del átomo"
Robert Milliken, Premio Nobel, 1923La energía producida por la ruptura del átomo es una cosa muy pobre.
Cualquiera que espere obtener energía de la retransformación
de estos átomos está hablando cosas sin sentido."
Rutheford, Premio Nobel 1908Se ha hablado mucho acerca del cohete de 3.000 millas. En mi opinión,
tal cosa es imposible . . . podemos dejarla fuera de nuestra imaginación.
Vannevar Bush, físico del MIT, Premio Nobel 1945No hay esperanza alguna para la fantasiosa idea de alcanzar la Luna,
a causa de la barrera insuperable de la gravedad terrestre.
Dr. F.R. Moulton, astrónomo, Universidad de Chicago, 1932Aunque teórica y técnicamente la televisión sea posible,
considero que es una imposibilidad comercial y financiera.
Es un desarrollo en el que no debemos perder tiempo soñando con él.
Lee de Forest, pionero de la radio de EEUU, 1926¿Qué me dice, señor? Hará usted navegar a un barco en contra del viento y la corriente poniendo una caldera con fuego bajo la cubierta? Le ruego que me excuse, pero no tengo tiempo para escuchar tales tonterías.
Napoleón Bonaparte, a Robert Fulton, inventor del barco a vapor
La Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos
Durante muchos años ha sido, sin lugar a dudas, una de las Academias más respetadas en el mundo, junto a la de Francia. Las demás no cuentan, aunque una de ellas, al de Suecia, se le ha confiado el privilegio de otorgar los Premios Nóbel – desvirtuando los postulados de Alfred Nobel para el otorgamiento de la distinción, “para quienes hayan contribuido durante el año anterior al progreso y desarrollo de la industria, y le hubiesen conferido los mayores beneficios a la humanidad” a través de la física, química, medicina y literatura… “y al mejor trabajo para la fraternidad entre las naciones”.
Y ¿qué hizo F. S. Rowland para ayudar a la humanidad? Además de privarla de una de las más grandes maravillas del siglo 20, junto al DDT, y a los antibióticos, Rowland había firmado en 1991 la Declaración Morelia, un manifiesto a favor de la igualdad de todas las especies. Rowland y la Morelia propulsaban la creación de una Corte Internacional del Ambiente para perseguir criminalmente a quienes estuviesen involucrados en “actividades ambientales criminales” en cualquier lugar del mundo. Comer un pollo sería considerado un crimen, ya que después de todos los movimientos de liberación que triunfaron en el siglo 20, era factible que “un día alcancemos una genuina igualdad entre todas las cosas vivientes.” También se lo grabó diciendo que el mundo tenía demasiada gente y que había que reducir la población por los medios que fuesen necesarios. La prohibición de los CFC obtenida por su fraude científico está impulsada por su filosofía, vistos los efectos mortales que causó la prohibición de los CFC en muchos países pobres que no podían costear una cadena de frío más cara de la que ya apenas podían mantener con los CFC.
Pero el tema de los Premios Nóbel son motivos de otra discusión apasionante.
Pero en los últimos diez años, o un poco más, la seriedad y autoridad de la Academia de Ciencia de USA está siendo cuestionada ‘soto voce’ por muchos miembros respetables de la comunidad científica, incluidos algunos ex miembros de esa Academia. Y todo el asunto de la degradación de la calidad científica de la Academia comienza cuando F. Sherwood Rowland, el autor de la teoría de la destrucción del ozono por los CFC, es nombrado presidente de la Academia de Ciencias, empujado políticamente por la notoriedad que había venido alcanzando por la masiva publicidad dada a su falsa hipótesis. Como presidente de la Academia de Ciencias también lo era de la AAAS, o American Asociation for the Advancement of the Sciences, la editora de la revista científica Science, que tanto prestigio había ganado – hasta entonces, y que tanto ayudó para promocionar la falsa teoría.
También fueron presidentes de la Academia Nacional de Ciencias Robert Watson, otro de los impulsores del fraude del ozono y más tarde del calentamiento global, quien alcanzó la posición de presidente del panel Intergubernamental del Cambio Climático, IPCC, como representante de los EEUU, hasta que fue destituido por su gobierno y reemplazado por otro adicto al calor: Rakendra Pachauri.
Poco a poco, las críticas a la falta de seriedad científica de la Academia comenzaron a hacerse escuchar, primero por un ex presidente de esa Academia, el Dr. Frederick Seitz, quien en su momento se opuso tenazmente al fraude del ozono, y quizás ello le valió perder el puesto. Luego, otros ex miembros de la Academia la han acusado de hacer más propaganda política que ciencia, y se recuerdan todavía las acusaciones de Richard Lindzen, quien también era uno de los autores contribuyentes a los informes del IPCC sobre el estado del clima global.
Y llegamos así a comprobar que en el sitio web de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, existe todavía publicado un largo trabajo, en varias páginas del sitio, sobre el tema de la capa de ozono y sus “salvadores”, Sherwood Rowland, Mario Molina, y Paul Crutzen. El trabajo data de 1996, es decir poco después de que Rowland ganase su Nóbel. Los créditos al pie de la página nos dice algo revelador:
CréditosSe sabe que el Agujero existía ya en 1957, cuando Dobson y los franceses lo descubrieron, y Dobson lo describió en su libro de 1966, Explorando la Atmósfera. Será posible que la Academia de ciencias de los EEUU mantenga publicada una falsedad científica (para no decir mentira fraudulenta), desinformando a los jóvenes que, cándidamente acceden a sus páginas para aprender algo de ciencia provista por una organización “seria” y “respetada” por su veracidad científica?
Este es un ejemplo de cómo se puede transmitir información falsa sin mentir! Se inscribe dentro de la categoría de “medias verdades = mentiras completas”, es decir, cuando se dice sólo la parte de un asunto que apoya la teoría y se oculta la otra que la contradice, se está desinformando, se está mintiendo. Las reducciones importantes que se han observado en todo el mundo se deben a las variaciones normales, anuales, estacionales, mensuales, semanales, diarias y hasta horarias, de la concentración de ozono en diversos niveles de la estratosfera. Este aspecto ha sido profundamente estudiado por el satélite conjunto de la NASA y de la Universidad de Wuppertal, Alemania, el llamado Proyecto Crista-SPAS, que demostraba ya en 1995 que el asunto de los CFC y el ozono era un fraude. Cuando tenga un tiempo libre, lea el artículo sobre Crista-SPAS en este mismo sitio. Verá que no le mentimos.
“Esta reducción del ozono en la atmósfera permite que una mayor cantidad de radiaciones ultravioletas lleguen a la Tierra, aumentando con ello los casos de cáncer de piel, las lesiones oculares y los daños en las cosechas. “Aparte de la falsedad que significa el recitado de parte de la Letanía Verde, la radiación ultravioleta que llegaba hasta la Tierra no disminuyó jamás ni un ápice más de los valores registrados en sus numerosas variaciones normales de la capa de ozono. El científico Joseph Scotto, del National Cancer Instititue publicó en Science un estudio llamado “Radiación Ultravioleta Biológicamente Efectiva: Mediciones de Superficie en los Estados Unidos, 1974-1985,” 2 Feb 12, 1988., donde mostraba los registros de todas las estaciones de medición de los EEUU y se llegaba a la conclusión de que en ese período entre 1974 y 1985, la radiación UV había disminuido 75 en todo el territorio americano.
El estudio hizo “roncha”, dado que a Scotto se le cortaron todos los fondos para seguir investigando, y se clausuraron todas las estaciones que medían la radiación UV, reem-plazándolas por “modelos computarizados” de medición. Modelos! La información sobre el asunto la hallará en el Capítulo 2 de Ecología: Mitos y Fraudes, en este mismo sitio, “El Fraude del Ozono.” Sigue diciendo la página de la Academia.
El problema
Cuando se miente, hay que mentir sin que a uno lo pesquen. De otra manera, se corre el riesgo de perder toda la credibilidad para el resto del discurso. Esta afirmación de Rowland es pura basura propagandística. El Sol aparece sobre la Antártida el 21 de septiembre de cada año, y lo hace como un pequeñísimo punto en el horizonte, que a medida que avanza la primavera, comienza a elevarse cada vez más sobre el horizonte hasta llegar en 23 de diciembre a ubicarse a 23,5º sobre el horizonte. Es el momento en que el Sol está vertical sobre el Trópico de Capricornio, de manera que recién a principios de diciembre es cuando algunos rayos solares podrían colarse por los bordes del “agujero de ozono”, que algunas veces llega hasta los 55ºS, pero que por lo general se mantiene dentro de los 66.5ºS del Círculo Polar antártico.
A menos que los rayos del Sol tengan la capacidad de curvarse por encima de los bordes del agujero (entre 16 y 30 km de altura sobre el Polo), es difícil imaginar que “se permite el paso a través de la atmósfera de las prejudiciales radiaciones ultravioletas.” Habría que preguntarle a los médicos que tratan a los pacientes de osteoporosis, o raquitismo, si los rayos Uv son prejudiciales, o beneficiosos. En este, como en cualquier otro tema de la peligrosidad de las exposiciones a radiaciones o a toxinas, la regla de oro sigue siendo,
“La Dosis es el Veneno”.
Mucha radiación, sea UV o ionizante, resulta perjudicial. La dosis precisa cura cánceres y contribuye a la salud humana, la formación de la vitamina D y E sobre la piel, la fijación del calcio en los huesos y, para que hablar de ello, a la fotosíntesis que nos mantiene vivos a todos los seres de este bendito planeta.
“Aunque el agujero sólo dura dos meses, la época en la que se produce no podía ser peor. Al mismo tiempo que la luz solar hace que se reinicie la actividad en plantas y animales hasta entonces aletargados, también es fuente de radiaciones ultravioletas perjudiciales para estos seres. Transcurridas ocho semanas, el agujero deja la Antártida para pasar a zonas más pobladas, entre las que se incluyen Nueva Zelanda y Australia. Esta radiación de alta energía y perjudicial para los seres vivos puede causar cáncer de piel y lesiones oculares, dañar el sistema inmunológico y alterar el delicado equilibrio de ecosistemas enteros.”
La capacidad de mentir sin que se les mueva un pelo, es realmente asombrosa. El comentario de que la “época en que se produce no podía ser peor,” no tiene sentido alguno. Es una idiotez fenomenal. ¿Cuál sería la época buena para que se abriese el Agujero? Si el agujero se abriese en verano, ¿sería mejor, señores de la Academia de Ciencias? Ustedes saben bien que la única época en que se puede producir el “agujero” es a principios y mediados de la primavera, entonces, ¿a qué viene el tonto comentario catastrofista y pesimista de la peor época?
El Agujero jamás llegó hasta Australia o Nueva Zelanda, de acuerdo a los mapas de la NASA, aunque sí llegó, en forma de mini-agujeros de ozono, a pasar por encima de Ushuaia y Tierra del Fuego. Entonces, sería interesante comprobar si las radiaciones que el agujero de ozono permite pasar son tan letales como lo afirma el desvergonzado de Rowland. Extracto y cito pasajes del capítulo 2 de mi libro, El Fraude del Ozono, para que se analicen datos científicos. El destaque de texto en rojo es mí responsabilidad:
Algunos Hechos Científicos
Los científicos Ernesto A. Martínez e Isidoro Orlansky, del Laboratorio de Geofísica (LAGE), de la Universidad de Buenos Aires, completaron un estudio sobre los niveles de radiación UV que llegan a la superficie del planeta, y los compararon con los niveles de reducción del ozono. Luego declararon a la prensa:
«Si los niveles de ozono disminuyesen un 50% algo que ocurre muy pocos días y en zonas muy reducidas de la Antártida y los demás parámetros se mantienen constantes, la radiación UV se incrementa un 15%, y la radiación global apenas aumenta un 1,5%. Los valores típicos de radiación global (de acuerdo a los promedios anuales) son de 300 watts/m2 en Buenos Aires; alrededor de 100 a 150 watts/m2 en Tierra del Fuego; y unos 100 watts/m2 en la Antártida. Los niveles de radiación UV directamente debajo del Agujero de Ozono no alcanzan a los niveles promedio que se encuentran en Buenos Aires».
Por su parte, la Licenciada Victoria Tafuri, del Observatorio Nacional de Villa Ortúzar en Buenos Aires, y que está a cargo de medir los niveles de ozono, fue a la Antártida en 1988 acompañando a la expedición NOZE de la NASA. A su regreso, declaró a la prensa en Diciembre de 1988 que: «El mal llamado agujero de ozono de la Antártida está circunscrito al continente antártico y no hay razones científicas para presumir que pueda llegar al territorio argentino.". ... «La historia del Agujero de Ozono sólo beneficia a intereses corporativos e industriales. La falta de ozono no produce cáncer de la piel como se ha repetido con persistencia aunque el problema puede derivarse de una excesiva exposición al Sol, sin la protección de aquellos productos que hemos estado usando durante los últimos 30 años»
Más tarde explicó que ella realiza diarias observaciones y mediciones de los niveles de ozono sobre Buenos Aires, y declaró: «No se ha observado ninguna variación en los niveles de la capa de ozono durante los últimos 25 años»
Como se puede apreciar en la foto de la NASA mostrada más arriba (la misma que aparece en el sitio de la Ac.Nac.C., el agujero, de color rosa, ni siquiera toca la punta norte de la Península Antártica, y está a cientos de kilómetros de Tierra del Fuego. Se puede distinguir Argentina en la parte superior de la foto. Australia está directamente abajo, en una región que en esos momentos tenía niveles de ozono de 350 DU, de acuerdo a la escala de colores de la NASA.
En dirección al Polo vemos a continuación zonas de crecientes niveles de ozono (los colores verdes y amarillos) que llegan hasta los 450 DU, es decir un 50% más de ozono de lo que existe en el Ecuador. Pero la propaganda y la neurosis en esas épocas en que se jugaba la prohibición de los CFC y la consolidación de la Madre de todos los fraudes científicos, se llegó a decir que en Australia había aumentado la incidencia de cánceres de piel – en los gatos! Animales de hábitos nocturnos, cubiertos de pelos (menos en el hocico), dónde había piel expuesta para causar cánceres de piel? El hocico, por parte, es de color negro debido a la cantidad de melanina, el gran protector de rayos ultravioletas.
Aunque la mayor reducción de los niveles de ozono se produce sobre el Polo Sur debido a la combinación de condiciones meteorológicas y CFC, estas sustancias no se liberan en esta región sino en zonas más al norte, principalmente en Europa, Rusia, Japón y Norteamérica, y juegan un papel fundamental en la disminución de las concentraciones de ozono en todo el planeta.
Una de las claves para resolver el fraude está en esa frase: “sobre el Polo Sur debido a la combinación de condiciones meteorológicas y CFC,” porque no se ha determinado aún la manera en que los CFC producidos en el hemisferio Norte han viajado hasta el hemisferio Sur, porque también deberían hacerlo – y con mucha mayor facilidad - los aerosoles de sulfatos y hollines industriales, cosa que no se ha comprobado.
Otra de las claves del fraude está en los estudios del satélite Crista-SAPA, que usa a los Freones CFC-11 como “marcadores” para determinar las concentraciones de los gases, y se comprueba que más que un agujero de ozono, lo que hay en el Polo Sur es un “agujero de Freones”! La cantidad de freones allí es insignificante, casi no se pueden medir –pero se los culpa de destruir al ozono a una velocidad pasmosa. Es curioso que la Academia de Ciencias haya ignorado la multitud de estudios que hablan de las más de 650 millones de toneladas de cloro anuales que produce madre naturaleza y las envía alegremente a la atmósfera. También parece ignorar los estudios (entre ellos los de Haroun Tazieff) sobre el volcán Erebus en la Antártida, que emite 1000 toneladas diarias de cloro directamente dentro del “agujero de ozono”.
Cuando se habla de lo que apoya la teoría y se ocultan los hechos que la destruyen, entonces lo que se hace es mentir –desvergonzadamente.
Un argumento de tremendo peso para esta afirmación es que la raza negra tiene muy poca incidencia de tumores de piel benignos (los causados por la radiación UV), debido a que están protegidos por abundante cantidad del pigmento de la piel llamado melanina, que es el más efectivo bloqueador de los rayos ultravioletas. Sin embargo, la raza negra tiene la misma incidencia de melanomas que la raza blanca, indicando que la relación UV y melanoma es inexistente.
La llegada de los CFC
A principios de la década de 1970, la industria utilizaba aproximadamente un millón de toneladas por año.
Pero no sabemos de corrientes que atraviesen de un Hemisferio a otro, por lo menos en las cantidades necesarias para transportar tanto CFC del Hemisferio Norte al Sur, y crear una destrucción de ozono en el Sur –que no producen en el Norte. Como se ve, la teoría está un tanto renga, y llena de agujeros, no precisamente de ozono.
La detección manual de CFC en muestras traídas en barcos puede haber estado plagada de errores de medición y de toma de muestras. Pero concedemos que había CFC en am-bos hemisferios. El asunto es ¿cuánto? ¿Era suficiente como para subir hasta la estratosfera, sabiendo que el aire tiene una densidad promedio de 29,01 y los freones una densidad media de 132? Sobre todo ahora que sabemos que en los años de las mediciones del satélite Crista-SPAS, en el Polo Sur la existencia de Freón-11 era casi nula!
Lovelock también afirmó que los CFC no eran perjudiciales para el medio ambiente, una conclusión que pronto se demostró que no era correcta.
¿Por qué una afirmación era correcta y la otra no? Una conforma a la teoría pero la otra la contradice. Las dos afirmaciones eran correctas.
La página de Rowland da como altura de destrucción de las moléculas de CFC por parte de la radiación ultravioleta la altura de 20 kilómetros, porque esa es la altura máxima a la que se han detectado cantidades infinitesimales de moléculas de ozono. Por fortuna hay estudios realizados en esa época sobre la abundancia de CF en la estratosfera y los datos han quedado registrados –de manera que nadie pueda mentir. Los científicos atmosféricos R. Fabian, S.A. Borders, y S. Penkett, publicaron un estudio en Nature titulado, “Halocarbonos en la Estratosfera,” el 24 de diciembre de 1981, de donde se extrae el siguiente gráfico:
Estúdiense las concentraciones de freones: las unidades al pie del gráfico son logarítmicas, y la cantidad de Freón -11 y Freón-12 en la estratosfera, a 32 km de altura eran de entre 4 y 9 partes por trillón en volumen. Aunque estas proporciones son insignificantes, lo interesante es que a esa altura, la radiación UV-C, de longitud de onda menor a 290 nm está ausente. Ha sido absorbida por el oxígeno que está por encima. Los últimos vestigios importantes de de UV-C se desvanecen entre los 35 y 40 km de altura. Por lo tanto resulta muy difícil que los CFC puedan ser disociados y privados de su átomo de cloro por la radiación UV-B, de más de 290 nm, que aunque muy abundante en esa región, no tiene la energía necesaria para disociar a las moléculas de CFC.
Al reaccionar el cloro con el ozono, se forma el radical libre óxido de cloro que, a su vez, pasa a formar parte de una reacción en cadena. Como resultado de dicha reacción en cadena, un solo átomo de cloro puede eliminar hasta 100.000 moléculas de ozono.
Esta es la llamada “Tonteoría del Cloro Paralítico”, que está bien expuesta en esta direc-ción: Ciclo CloroParalítico: la 'Tonteoría'. También vale la pena echarle una ojeada a Cálculos Sorprendentes, donde descubrirán de donde sale la famosa cifra de 100.000 moléculas de ozono por cada molécula de cloro. Hay cosas estúpidas en este mundo, pero esto bate muchos récords previamente establecidos. Lo peor: la tontería está “avalada” por dos Academias de Ciencias!
Sigue el artículo del sitio web del NAS (por US National Academy of Sciences) hablando de los óxidos de nitrógenos y su tiro por elevación contra la flota de automóviles mundial, los aviones de pasajeros, todas esas cosas útiles para la humanidad. De ello se había encargado Paul Crutzen, un admirador y ferviente colaborador del Club de Roma, Alexander King, Aurelio Peccei y su macabra comparsa maltusiana, con lo cual quedo excusado de seguir presentando sus credenciales “humanitarias”. El interés de estos “héroes” no ha sido “salvar a la humanidad de una catástrofe ambiental” (ya que sabían perfectamente todo esto que les estoy contando, y por lo tanto sabían que los CFC no tienen ningún efecto sobre la capa de ozono) sino por el contrario, acelerar en todo lo posible la desaparición de la mayor cantidad de población del planeta al que consideran excesivamente poblado. Lo grave (y triste) es que por lo menos dos Academias de Ciencias estuvieron de acuerdo y les apoyaron: la de EEUU y la de Suecia.
Aparece el agujero de ozono
El espesor “práctico” de la atmósfera es de unos 50 a 60 km. Y son suficiente esos 20 primeros kilómetros para filtrar a los rayos UV-C, los únicos que tienen la capacidad de disociar al oxígeno y provocar la formación del ozono. El gráfico muestra la fecha del 21 de setiembre de cada año, cuando los rayos solares pasan tangencialmente sobre el Círculo Polar Antártico. Es necesario que el Sol se eleve más sobre el horizonte para que el camino que recorren los rayos UV se acorte lo suficiente para que se comience a producir la destrucción del ozono y la creación del ozono.
Aquí es necesario usar el raciocinio y preguntarse, dado que el agujero se cierra puntualmente todos los años para la misma fecha (días más, días menos) lo lógico sería pensar que si el cloro ha sido el responsable de producir un enorme agujero (cuando ha batido récords de extensión), impediría o retardaría la regeneración del ozono porque lo seguiría destruyendo, gracias a esa bendita teoría de las 100.000 moléculas de ozono por cada una de las de cloro. Eso haría que en vez de cerrarse el agujero para mediados de noviembre, se cerrase a mediados de diciembre. Pero la naturaleza y la física atmosférica se niegan a colaborar con Rowland, Molina, Crutzen y las Academias de Ciencia, y el cierre del agujero se produce siempre en la misma fecha. Fíjense en las fechas de cierre del agujero: coinciden con el final de las líneas del gráfico (que tan gentilmente nos ha prestado la Academia Nacional de Ciencias, aunque la calidad sea pésima).
“Pérdida de ozono sobre el Polo Sur en 1995 (en verde) comparada con la pérdida de ozono registrada en 1993 (en rojo). La línea azul muestra los valores existentes antes de que comenzara la destrucción de la capa de ozono. Fuente: National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA).”
Aquí la mentira se hace tan evidente que no queda más remedio que decirlo bien claro: las mediciones realizadas por Dobson, Leroy y Rigaux, en 1957 no tienen nada que ver con las que pretende mostrar la línea azul. Las mediciones de Dobson se asemejan más a las líneas verde y roja, y las de los franceses están todavía más por debajo de los que muestra el gráfico. Con otro tipo de gráfico, Dobson mostraba la “anomalía del sur” en todo su esplendor. Los valores de Agosto y los de octubre, cuando aún no se había cerrado totalmente el agujero. Los valores de octubre son los de la izquierda.
Fuente: G.M.B. Dobson, “Exploring the Atmosphere,” Oxford University Press, 1968.
El resto de las páginas del sitio de la Academia Nacional de Ciencias es tan lamentable como lo poco expuesto hasta aquí. Nos informa que gracias a que la caballería Rowland y Molina y secuaces llegaron al rescate,
El resultado: se ha evitado una posible catástrofe
En 1995, la Real Academia Sueca de las Ciencias concedió el premio Nobel de química a Rowland, Molina y Crutzen por su trabajo acerca de "la sensibilidad de la capa de ozono a la influencia de emisiones antropogénicas de determinados compuestos". La Academia además declaró que, al explicar los mecanismos químicos que afectan al grosor de la capa de ozono, "estos tres investigadores han contribuido a nuestra salvación frente a un problema medioambiental global que podía haber tenido consecuencias catastróficas".
Créditos
Este artículo es una adaptación de Ron Cowen de un artículo elaborado por el Dr. F. Sherwood Rowland para Beyond Discovery® :The Path from Research to Human Benefit [Más allá del descubrimiento: El camino desde la investigación hasta el beneficio humano], un proyecto de la National Academy of Sciences (Academia Nacional de las Ciencias)
La Academia, con sede en Washington, D.C., es una sociedad de distinguidos eruditos comprometidos con la investigación científica; y de ingeniería, dedicada al uso de la ciencia y la tecnología para el bienestar común. Durante más de un siglo, la Academia ha proporcionado asesoramiento científico objetivo e independiente a la nación.
Desde hace diez años ha dejado de hacerlo.
RESUMEN
Las moléculas del CFC son muy pesadas (más de 4 veces más pesadas que el aire) y no se elevan en la atmósfera en cantidad suficiente para resultar perjudiciales. Hallar trazas de freones en la estratosfera no significa nada en sí mismo, cuando se toma en cuenta la extraordinaria sensibilidad de los modernos instrumentos de análisis y medición. (Las cosas están siendo prohibidas en base a presuntos contaminantes que ni siquiera eran detectables hace 20 años). La gente que trabaja con CFCs dice que cuando el freón escapa de los sistemas de refrigeración, el lugar para encontrarlo es justo debajo de la pérdida.
A 30 km de altura, los CFC declinan hasta el 2% del valor de superficie – que es muy poco para comenzar. Aproximadamente un 2% de los fotones penetran hasta la altura donde llegan los CFC, de manera que el encuentro entre fotones de UV-C y moléculas de freón es minúsculo, casi insignificante, por la misma razón que no hay mucho casamientos entre esquimales y aborígenes de Zanzíbar.
Ozono Total Medido |
La cifra de un exceso de 200.000 cánceres proclamada por la EPA a principios de los años 90 estaba basada en ignorar esta inversión del aumento del ozono y extrapolaron la tendencia 1975-1986 a 40 años. Prolijo, no? Por la misma lógica, la tendencia de la temperatura media de Buenos Aires desde julio hasta enero mostraría que la ciudad estaría en llamas para dentro de 40 años.
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