Parece que se ha abierto la veda. Lo que venimos denunciando algunos (pocos) locos desde hace un tiempo ahora empieza a divulgarse en los medios de desinformación masiva, al menos mínimamente.
Encontramos por ejemplo que “El Economista” ha des-cubierto ahora el timo termosolar y lo cifra en 2.000 millones anuales. Perdón por el autobombo, pero creo que fuimos los primeros en advertir lo que iba a ocu-rrir. Aquí anticipamos hace año y medio el asunto estimándolo en 1.800 MM. Con la honrosa excepción de Libertad Digital, únicos que nos ayudaron a di-fundir lo que se nos venía encima, a todo el mundo parecía encantarle esta maravillosa nueva tecnología (obviando la siempre fundamental pregunta “Y eso, ¿cuánto cuesta?” claro está) .
También en “El Economista”, nada menos que el presidente de la patronal eléctrica, UNESA, nos dice ahora lo que algunos proclamamos (en el desierto) desde hace años:
“…lo que es verdaderamente cuestionable es que el proceso de incorporación de algunas energías renovables, como es el caso de la fotovoltaica, se haya llevado a cabo sin reparar en gastos, y lo que es igual de reprochable es que se haya hecho sin transmitir a los consumidores la importancia real de ese gasto. Si el Ejecutivo no toma medidas, estamos a punto de repetir el mismo error con la energía termosolar.”
Hay incluso modernos San Pablos, como el señor Sánchez Galán, quien, según nos contaba hace unos días nuestro compañero Fernández Ordoñez (el bueno), ha caído del caballo y se ha dado cuenta de lo insostenible del timo solar. Lástima que lo haga ahora, cuando el déficit amenaza con estrangularnos, y no en el 2.007 cuando la publicación del RD 661 propició este timo/burbuja. Entonces el sr. Galán presumía de verde y hacía bonitos anuncios con pájaros y flores “vendiendo” Iberdrola Renovables.
Todo esto no quiere decir que los beneficiarios de estos privi-legios (literalmente) se den por vencidos. Eso sí, como la gen-te ya empieza a conocer lo que nos cuesta la broma a todos los contribuyentes y el rollito ecoloverde por si solo no basta para mantener el chiringuito, el discurso ha cambiado ligera-mente y ahora intentan convencernos de que estas industrias aportan más a la sociedad de lo que reciben.
Algunos argumentos son directamente absurdos, como cuando hablan de “disminución de la factura de importaciones de com-bustibles fósiles”. Las primas, las pagamos nosotros (los con-sumidores y los contribuyentes) y el ahorro lo obtienen en todo caso las compañías eléctricas, en gran medida beneficia-rias de las primas.
El Estado (o sea, los esquilmados contribuyentes) NO compra combustibles fósiles, pero SÍ paga primas. Creo que está bastante claro.
Otros son más engañosos, como cuando se embarcan en sesudos estudios acerca de “la contribución al PIB”, olvidando el coste de oportunidad. Es decir, qué se podría haber hecho con ese dinero si se hubiera quedado en manos de sus dueños en lugar de dedicarlo a primar energías ineficientes. Hace algún tiempo los del Instituto Juan de Mariana obtuvieron algunas conclusiones al respecto.
Y, llegando a lo anunciado en el titular, queremos darles algunos datos para que cuando les hablen de “creación de empleo”, sepan exactamente lo que cuestan tales empleos. Hablaremos de los empleos permanentes, claro está. Los empleos durante la construcción, por un lado, duran lo que dura tal construcción, y por otro, también se crearían construyendo centrales sin subvención.
Una central termosolar tipo, de 50 MW, como las que están “floreciendo” en los campos de la mitad sur de España emplea permanentemente unas 70 personas, siendo generosos y contando el personal de la propia central y empleos directos e indirectos de subcontratistas que trabajan para la central de forma prácticamente continua.
Las horas anuales equivalentes de funcionamiento de estas centrales pueden variar en un amplio rango en función de si disponen de almacenamiento térmico o no (y de si éste funciona o se rompen los tubos de los intercambiadores, pero eso es otra historia), pero tomaremos un valor medio de 3.000 horas (ver los enlaces puestos al comienzo del artículo). Esto supone una producción anual de unos 150.000 MWh, los cuales recibie-ron una prima media de 267 €/MWh según datos de la CNE. Es decir la prima total anual que reciben estas centrales es de unos 40 MM de euros anuales.
Mediante una sencilla división que sin duda ya habrán hecho mentalmente los lectores de DEE (pepiños abste-nerse), llegamos a la bonita conclusión de que cada empleo permanente en una central termosolar cuesta en primas pagadas por los primos (por nosotros) aproximadamente la bonita cifra de 571.000 € ¡cada año!
Así que ya saben ustedes el coste de estos empleos y, si nos lee, lo sabrá también el sr. Galán. Esto último es broma, el sr. Galán (y el sr. Sebastián también) conocen perfectamente estas cifras, no lo duden ni por un momento.
Nota respecto al estudio del IJM: No nos confundamos, aunque la cifra, por una mágica casualidad, coincida, el coste del que hablan ellos es el total para cada empleo “verde” (termosolares y otras). Aquí hablamos del coste anual por empleo, referido exclusivamente a las primas y centrado en las termosolares. Esto nos indica obvia-mente que las renovables en general salen caras, pero algunas, las solares, salen aun mucho más caras.
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