Hielo Marino
Temperatura Polo Norte
El cambio climático provocado por el hombre fue presentado como un hecho comprobado. El IPCC, liderado por Rajendra Pachauri hasta anunció un consenso global sobre el mismo. Resultó ser un vagón de mentiras. Nada más que un globo lleno de aire caliente.
El fraude del cambio climático antrópico que se está expo-niendo en todos los medios no comprometidos con el esta-blishment pseudocientífico, no tiene precedentes en la magnitud del engaño perpetrado. Para la elite promotora del fraude esto es un terremoto similar uno en la escala 9 de Richter.
Nunca antes tan pocos habían engañado a tantos durante tanto tiempo -jamás.
Se le exigió al mundo entero que cambiara su modo de vida en base a la fantástica invención de un grupo de políticos con ansias de “salvar” a la humanidad de una imaginaria catástrofe climática. Decían tener la Verdad en sus manos. Les aconsejo a mis amigos que confíen siempre en quienes están buscando la verdad, pero desconfíen siempre de aquellos que dicen haberla encontrado.
En la presentación e impulso dado durante décadas al supuesto calentamiento global causado por los humanos y sus emisiones de un gas de valor incalculable para la vida, la honestidad, la decencia política, la ética científica y la transparencia fueron sacrificadas en el altar de una religión antihumana: el maltusianismo y la reducción de la población del mundo.
La verdad del asunto es: el mundo no se está calentando de manera significativa ni, mucho menos, alarmante. Los glaciares del Himalaya no se derretirán en 2035 como juraba el IPCC; tampoco hay ninguna relación entre los desastres naturales como el huracán Katrina y el escaso calentamiento observado; tampoco es cierto que el Ártico no tendrá hielo durante los veranos; ni que Groenlandia yla Antártida harán subir el nivel del mar 21 metros; menos aún que las islas del Pacífico serán sepultadas por el mar o que los océanos hayan aumentado su contenido de calor en los últimos años.
No hay ninguna evidencia científica sólida, comprobable para esas afirmaciones. Se trató nada más que del más puro sinsentido, o si lo prefieren, de Cero Ciencia. Ausente, sin aviso ni justificación.
La mafia del cambio climático, liderada por su mascarón de proa, Rajendra Pachauri (aunque los Padrinos de la Familia se mantienen en un segundo plano, fuera de la vista del gran público), llevó adelante desde la última década del Siglo 20 hasta hoy un fraudulento proceso de supresión de información y ocultamiento de datos para convencer a la pobre gente de que estaba al borde de un Apocalipsis climático como jamás se había visto en la historia de la Tierra. Y que, o hacíamos lo que ellos proponían, o todos nos iríamos al Infierno.
Mientras tanto estaban recibiendo ingentes millones de dólares en subsidios para investigación de una amenaza imaginaria, pergeñada cuidadosamente en el viejo Informe de la Montaña de Hierro y los documentos del Club de Roma. Pero, como si los miles de millones no fuesen suficientes, el Comité del Nobel, activo cómplice del fraude, decidió que merecían el codiciado Premio. Un bochorno al que ese comité ya nos tiene acostumbrados con sus Premios Nobel a la Paz.
Esos miles de millones de dólares sirvieron para ir apilando mentiras convenientes, una encima de otra hasta formar una gigantesca Torre de Marfil a la que sólo tenían acceso los iniciados y los cómplices del fraude. Pero los últimos acontecimientos revelados a partir de la explosión del Climategate indican que esa torre ha recibido el impacto de cientos de aviones que, como las Torres Gemelas, la han incendiado por sus cuatro costados. Y, como sucedió con las Torres Gemelas, no pasará mucho tiempo antes de que el edificio acabe colapsando estrepitosamente.
Como en los barcos que su hunden, las ratas han comenzado a abandonarlo.
Desde el principio es mejor
El Sr. Pachauri no tiene ningún entrenamiento como climatólogo o en la ciencia atmosférica. Esto se supo siempre, y sin embargo lidera a la organización que pontifica sobre el Evangelio Sagrado del Cambio Climático y un mundo horriblemente más caliente. ¿Cómo es posible que este hombre que no es capaz de diferenciar entre sedimentos oceánicos y depósitos terrestres de corales, ni puede analizar registros de anillos de árboles, haya sido elegido por la ONU para liderar una organización supuestamente científica –pero activamente política en la realidad?
No se lo puede culpar por ello ya que su especialidad es ingeniería de ferrocarriles y algo de economía. Este hombre fue educado para construir trenes y líneas que fuesen del punto A al B –pero profetiza la catástrofe climática para 2035!
Hay demasiadas víctimas en esta increíble y triste historia de codicia y desmesura. La primera y gran víctima fatal ha sido el método científico. Esto fue descrito con gran detalle por John Costella, del Instituto de Ciencia y Políti-cas Públicas, en Virginia, EEUU. La ciencia se apoya en tres pilares fundamentales: el primero es la falibilidad. El hecho de uno puede estar equivocado, y si así fuese probado por la experimentación, cualquier hipótesis puede ser –y de hecho debe serlo- corregida.
Esto fue evitado de manera sistemática desde fines de la década de 1990 por el científico en jefe de la Unidad del Clima de la Universidad de East Anglia (CRU). Esta universidad estaba en el epicentro de la “investigación” del calentamiento global. Allí era donde ese profesor Phil Jones mantenía detalles inconvenientes que contradecían las declaraciones alarmistas de un calentamiento global catastrófico.
El segundo pilar de la ciencia es que, por su propia naturaleza, la ciencia es impersonal. No existe el “nosotros” ni tampoco el “ellos”. Sólo existe la búsqueda de la verdad expresada por los hechos duros, áridos y objetivos. Sin embargo, si alguien era escéptico de la hipótesis o de la manera en que se conducía la ciencia, era inmediatamente tildado como miembro de “ellos, los negacionistas”, comparándolo con quienes niegan al holocausto de los campos de concentración nazis, o lacayo al servicio de empresas petrolera o de las tabacaleras! En la cúspide el escándalo, antes de su humillante retractación, Pachauri había despreciado un informe de científicos indios sobre glaciares del Himalaya como “ciencia vudú” y “arrogante”.
El tercer pilar de la ciencia es la evaluación de investigaciones por grupos de científicos calificados, o el lamentado proceso de “peer review”, caído en acción hace muchos años. Este proceso permite la validación de las tesis por científicos de iguales o superiores conocimientos, y usualmente se hace en total confidencialidad. Sin embargo, todo el proceso fue arrojado a un lado por el IPCC mientras preparaba sus informes quinquenales. En verdad, el actual proceso de revisión por los pares en el campo de la climatología tiene valor científico cero.
El hecho de que existía un fuerte disenso en la comunidad científica del clima; que algunas personas objetaban las mismas bases de las ampulosas afirmaciones del calentamiento global, no salieron a la luz pública durante todo el proceso. No supo la gente que el científico Ben Santer –fuertemente implicado en la conspiración del Climategate- había borrado la declaración conjunta de los científicos contribuyentes al Segundo Informe (SAR) de 1995 que expresaba que no había evidencias que apuntaran al CO2 o a las actividades del hombre como causantes del calentamiento observado, reemplazándolo por su famosa frase de “se observa una discernible influencia huma-na sobre el calentamiento global.”
Los hechos eran conocidos por el grupo de científicos y periodistas escépticos, pero fueron mantenidos fuera de los informes de los grandes medios de prensa. Finalmente el público se enteró de ello cuan aparecieron los famosos emails intercambiados por los miembros del equipo conspirador. Es a partir de las conversaciones en esos mensajes que emerge un patrón de conspiración y engaño premeditado. Es una ojeada indiscreta al alarmismo del cambio climático: amplificar el escaso efecto del CO2 sobre el clima, aferrarse a las dramáticas fechas límites para evitar la destrucción de bosques y selvas, y nunca pedir referencias o presentar un punto contrario a la ortodoxia catastró-fica. O se era un creyente en un mundo más caliente o no se era bienvenido a esa comunidad “científica”.
Un Castillo de Naipes y el Color del Dinero
De manera que tenemos el hecho de que un inexperto conduce a los “expertos” del IPCC. Tenemos el hecho de que los glaciares no se derretirán en 2035; esta declaración alarmista se está defendiendo ahora como un error menor en un informe de 3000 páginas del IPCC (tiene alrededor de 1000, en realidad). Algunos han querido aclarar que se trata de un error tipográfico y que la fecha real era 2350!
La información original había sido emitida primero por Syed Hasnain, un experto indio en glaciares, en una entrevista para una revista. No tenía ninguna validez científica y, como el mismo Hasnain dijo, era algo especulativo. Resulta que lo había leído en un artículo del WWF de tiempo atrás. Y ese artículo del WWF aparece como sólida referencia científica con 'peer review' en el Informe 2007 del IPCC”!
En base a esa afirmación sin validez, el Instituto de Energía y Recursos (Teri) que lidera Pachauri en India, y donde Hasnain trabaja como glaciólogo, obtuvo dos masivos subsidios para investigar un fraude que ellos habían creado. En total obtuvieron 10 millones de Euros de la Unión Europea y $300.000 dólares de la Carnegie Corporation. De modo que alguien escribe un informe falso sobre glaciares que se funden para 2035 y obtiene millones para investi-gar algo que no pasará. Si esto no es claro delito, ¿qué cosa es un delito?
Lo mismo sucede con las agoreras predicciones sobre el Amazonas. El IPCC aseguró que habría una gran disminu-ción en las selvas del Amazonas por falta de lluvias. No es necesario decirlo, pero no hay ningún verdadero experto en las selvas del Amazonas que vaya a respaldar esa afirmación. El IPCC sacó los datos para su calamitosa predic-ción de un periodista 'free-lance' y activista verde y ahora el asunto les explotó en la cara.
Hay mucho más en esta historia sórdida. Una investigación realizada por el Dr. Benny Peiser, director de la global Policiy Foundation, reveló que sólo 13 de los 1.117 –o un miserable 1% de los estudios científicos chequeados por él– respaldan explícitamente el consenso definido por el IPCC. Así resulta ser que la misma base para la afirmación del IPCC sobre el consenso resulta ser falsa. Y tan profundamente enraizado está el lobby del calentamiento global en todos los medios que la revista Science se negó a publicar una carta del Dr. Peiser donde hacía notar la usencia de consenso. Dice el Dr. Peiser:
“El proceso del IPCC por el que arriba a sus conclusiones carecen de equilibrio, transparencia y adecua-da diligencia. Está controlado por un grupo estrechamente conformado de individuos que están absolu-tamente convencidos de que están en lo cierto. Como resultado, toda información o evidencia contra-dictoria, aún consigue ser publicada en revistas con 'peer review', es totalmente ignorada mientras que las afirmaciones exageradas, por más disputables que sean o sin revisión por los pares, son constante-mente destacadas en los informes del IPCC.
No resulta sorprendente entonces que el IPCC haya perdido gran parte de su credibilidad en los últimos años. Está, además, perdiendo aceleradamente la confianza de muchos gobiernos que ya no están si-guiendo sus recomendaciones ni consejos. Hasta que no acuerde pasar por un proceso radical de refor-mas, seguirá su hemorragia de credibilidad y confianza. Ha llegado el momento de una completa restau-ración de su estructura y funcionamiento.”
Otro fraude está claro en el gráfico usado por Pachauri en su discurso de la Cumbre de Copenhague. El gráfico es espurio, no sólo porque se basa en información fabricada en el CRU de la Universidad de East Anglia, sino porque tiene cuatro tendencias superpuestas, cada una con una fecha de inicio cuidadosamente elegida para dar la im-presión totalmente falsa de que la tasa de calentamiento de los últimos 150 años se estuvo acelerando, en es-pecial entre 1975 y 1998. Sin embargo la verdad –hábilmente oscurecida por un ingenioso método de cambiar las escalas del gráfico y la fraudulenta superposición de las cuatro líneas de tendencia en el mismo- es que la tasa de calentamiento entre 1960 1880, y luego entre 1910 y 1940, fue exactamente la misma que la tasa de calentamien-to entre 1975 y 1998. En otras palabras, el gráfico fue dibujado con la intención de probar la tesis del PICC y no la de mostrar la verdad.
Así es cómo la Tierra se calentó dos veces a una tasa dos veces más alta en los últimos 100 años sin que ninguna catástrofe haya ocurrido. Lo que es peor, es que la Tierra se ha enfriado significativamente después de ese calen-tamiento. ¿Por qué el IPCC no está deseoso de investigar este asunto tan sorprendente?
La mentira continúa sin ruborizarse
Otra mentira enorme es que las costas de Bangladesh están hundiéndose a causa de la subida del nivel del mar. El IPCC afirmó que una quinta parte de Bangladesh estaría bajo el agua en 2050. Pero resulta que esta es una afirma-ción demostrada como absurda y anticientífica. De acuerdo con los científicos en el Centro de Servicios de Infor-mación Ambiental y Geográfica (CEGIS) en Dhaka, su superficie parece estar creciendo en 20 km2 por año. CEGIS ha basado sus resultados en más de 30 años de imágenes satelitales. Pero el IPCC no ha retirado su afirmación. En cuanto a ellos se refiere, Bangladesh desaparecerá para 2050, sumergida para siempre en las aguas de la Bahía de Bengala.
El dolor en los bolsillos
La granizada producida por el Climategate se está desarrollando lenta pero firmemente precisamente donde más duele: en el campo de los grandes negocios. El negociado de los bonos de carbono está en la línea de fuego. En un sistema de “tapa y comercio” (cap and trade), una autoridad del gobierno primero fija un límite para las emisiones decidiendo cuánta emisión será permitida en total. Luego, se les emite créditos a las compañías, esencialmente permisos para emitir basados en el tamaño que tienen, y en que industrias operan. Si una compañía termina su año por debajo del límite establecido tendrá créditos extra que puede comerciar con otras compañías a escala global.
Después del Climategate, este comercio mundial, estimado en $30 mil millones de dólares en 2006, está encontrando muy pocos clientes. Está bajo ataque a consecuencia d la renovada incertidumbre acerca del rol cumplido por el CO2 generado por las actividades industriales. En los Estados Unidos que, para empezar, nunca adoptó ninguna de estas medidas, hay un serio movimiento para terminar con el sistema global de “cap and trade”. Es una pequeña revolución. Seis importantes Demócratas en el congreso americano han unido fuerzas con muchos Republicanos para exigirle a la administración Obama que se retire del régimen.
El colapso de los mercados internacionales de los créditos de carbono, como consecuencia del Climategate, está enviando escalofríos en muchas partes del mundo que estaban esperando hacer fuertes ganancias en el mercado del carbono. Eran grandes negocios, después de todo, y en algunos países en desarrollo como la India las empresas tenían la esperanza de comerciar más de $1000 millones tan sólo en 2010, y con un mercado que desaparece como una pompa de jabón se enfrentan con la posibilidad de perder bastante dinero.
Se Acerca La Próxima Tormenta
El mundo espera respuestas, basadas no en escritos de periodistas free lance y no expertos, tesis de estudiantes y revistas de alpinismo, sino en información verificable sobre si el mundo se está realmente calentando, o si se está enfriando como sostienen muchos científicos. Sólo así podrán calibrarse las opciones políticas necesarias. Como están las cosas, hay muy pocas dudas de el IPCC tiene que ser reconstituido con mandato limitado. Este enorme lío necesita una investigación urgente y hay preguntas que tienen que ser respondidas sobre por qué se aceptaron afirmaciones absurdas como si fuesen verdades del Evangelio.
El futuro de todo lo que conocemos como “normal” depende de esto. El verdadero peligro reside en que el público en general está descreído y desganado con el todo el asunto, un poco cansado del debate, y podría no preocu-parse por hallar la verdad de todo el asunto. A nadie le hace feliz comprobar que ha sido engañado como un niño durante toda su vida, aunque la idea de haber descubierto el engaño debería llenarlo de felicidad porque ha escapado a la debacle que se le pedía que aceptase resignadamente.
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