El hecho es que la situación aislada de sus instalaciones, la política de no recibir visitantes excepto una o dos veces al año y la inclusión en la desactualizada página oficial de HAARP de una rotunda negativa con respecto a las posibilidades de controlar el clima en su sección de preguntas frecuentes, no ha servido más que para alimentar las sospechas en sentido contrario.
Las teorías conspirativas que rodean al misterioso proyecto comenzaron a esparcirse en 1995 con la publicación del libro “Angels don't play this HAARP” de Nick Begich y Jeane Manning. Entre las propiedades atribuidas por los auto-res al proyecto HAARP, además de dedicarle un gran número de páginas a su supuesta capacidad de controlar el clima, mencionan su poder para interrumpir las telecomunicaciones en caso de conflicto bélico, su utilidad para comunicarse con submarinos, su conversión en el “rayo de la muerte” ideado por el físico Nikola Tesla y hasta su aplicación como herramienta de control mental de las masas.
En definitiva, ¿en qué consiste el proyecto HAARP y cuál es su función? La idea central consiste en la investigación y estudio de los procesos que tienen lugar en la ionosfera, mediante el uso de un sistema transmisor de ondas de alta frecuencia. Aunque la potencia total del transmisor es de unos 4 gigawatts, lo que a primera instancia parece un valor considerable, la intensidad de la señal al llegar a la ionosfera es decenas de miles de veces inferior a la radiación electromagnética que llega a la Tierra desde el Sol, y cientos de veces menor que las radiaciones ultra-violeta presentes en la ionosfera.
No sólo la potencia de transmisión de HAARP es insuficiente para fines bélicos (y mucho menos para controlar el clima de alguna manera); sucede que sus antenas no son orientables, sino que mantienen una posición fija e inamovible, con lo que resultaría imposible “apuntar” hacia la provincia de Santa Fe en Argentina o hacia Melilla en el norte de Africa, con el objeto de provocar alteraciones climáticas. El proyecto HAARP ni siquiera es único en su tipo: existen instalaciones con fines similares en Noruega y Rusia, que operan tranquilamente y sin provocar ningún revuelo.
Hasta el momento, el logro más resonante de HAARP se produjo a fines de 2004, cuando al excitar con sus emisiones los gases de la ionosfera consiguió producir en el cielo algunas chispas de intenso color verde durante pocos segundos, mediante el mismo principio físico por el cual alumbran las luces de neón. El efecto fue amplia-mente publicitado como la creación de una “aurora boreal artificial“, lo que sirvió para seguir alimentando la imagi-nación de los amantes de las teorías conspirativas.
Fuente: Nuestro Clima
Otros sitios sobre HAARP: Wikipedia
Sura, el proyecto HAARP de Rusia
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