Evaporación "en Sartén"
por John Daly, (19 Nov, 2002)
(de su sitio: http://www.john-daly.com Still Waiting for Greenhouse

En muchas estaciones de meteorología del mundo, las comunes mediciones de temperatura y lluvia son complementadas por mediciones de evaporación en sartén. Se usan simples recipientes abiertos llenos de agua, y la pérdida de agua por evaporación durante un específico lapso de tiempo suministra la medida de la tasa de evaporación.

La evaporación es importante para predecir los cambios climáticos porque si la atmósfera se calienta, como lo profetiza la teoría del calentamiento global, entonces la tasa de evaporación debería aumentar. El vapor de agua es, en sí mismo, un poderoso gas de invernadero, y por ello cualquier calentamiento producido por el CO2 sería entonces complementado por más calentamiento producido por el agua evaporada del sartén.

Se considera que este efecto de realimentación positiva calienta la atmósfera más de lo que lo hace el mismo CO2. De hecho, la actual teoría promovida por la industria del calentamiento sugiere que el CO2 sólo puede provocar 0,8°C de calentamiento si su concentración atmosférica se duplica en sus proporciones pre-industriales. A las recientes tasas de aumento del CO2, serían necesarios 130 años para alcanzar ese punto de duplicación.

Un calentamiento de 0,8°C para el año 2130 no parece ser algo como para excitarse, pero la teoría afirma que el agregado de vapor de agua a la atmósfera, más algunas otras realimentaciones menores hará explotar al calentamiento hasta muchos grados Celsius, tanto como 5°C o más.

Un nuevo estudio de Roderick y Farquar (Science, vol. 298, p. 1410, 15 nov. 2002), parece arrojar esa idea por la ventana. Ellos revelan que la información de 50 años de mediciones de evaporación de sartén, revelan una sostenida disminución de la tasa de evaporación en el hemisferio norte contrario a la afirmación de la industria sobre que el mundo se ha calentado durante el mismo período. Los autores no están muy seguros de las razones para esta declinación, y citan la nubosidad, la polución, y los aerosoles como probables contribuyentes, pero el fondo de la cuestión es la observada declinación en las tasas de evaporación, cualquiera sean sus causas.

Con la disminución de la evaporación no hay posibilidad de que la esperada realimentación positiva del vapor de agua agregue nada al teorizado calentamiento producido por el CO2. Ciertamente, lo contrario podría ser lo acertado: una caída del vapor de agua en la atmósfera podría realmente revertir cualquier pequeño calentamiento que haya provocado el CO2, una conclusión consistente con lo que podemos ver en los registros de temperatura obtenidos por los satélites meteorológicos.


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