En ausencia de sistemas de salud primarios eficientes, la medicina tradicional ocupa un lugar central en la provisión de cuidado para la salud, especialmente entre las comunidades rurales de los países en desarrollo. De acuerdo con la OMS el 80% de la población mundial está confiando en medicina de herboristería. Esto es atribuible a la accesibilidad, confiabilidad y disponibilidad. La cantidad de estu-dios científicos publicados relacionados con plantas está explotando.

Varias especies del género Artemisia son usadas para curar dolencias específicas. A. absinthium ha sido usada contra fiebres e inflamación; la A. abrotanum se usa como antihelmíntico y emenagogo; la A. herba alba como antiespasmódico y analgésico. En Sudáfrica A. affra se usa ampliamente contra la malaria y muchas otras dolencias.

La Artemisia annua se ha vuelto famosa en los años recientes. Su reputación se debe a la extrac-ción de una molécula que ha dado excelentes resultados in vitro: artemisinina. Pero el mecanismo de su acción i vivo nos ha sido elucidado todavía y en Asia, África y América Latina la resistencia se hace generalizada.

IFBV-BELHERB de Luxemburgo ha realizado ensayos clínicos con asociados que demostraron que las infusiones o cápsulas conteniendo las hojas pulverizadas en son más eficientes que las ACTs. Las propiedades profilácticas fueron extensamente demostradas en Uganda. La planta es también efi-ciente contra la diarrea, tifus, cólera, leishmaniosis, y el Tripanosoma cruci. En todos estos resulta-dos la artemisinina sólo juega un papel menor.

El género artemisia es muy rico en aceites esenciales, polisacáridos, saponinas, cumarinas, ácidos, minerales, flavonoides, fitoesteroles y polifenoles. IFVB está coordinando los esfuerzos de investiga-ción de una red mundial de universidades tratando de comprender la sinergia entre estas moléculas.

Pierre Lutgen