Hielo Marino
Temperatura Polo Norte
Diariamente estamos inundados de pesimismo sobre la manera en que estamos agobiando la capacidad e la Tierra para sostener nuestra creciente población. El aumento de la población está siendo aclamada otra vez como la catástrofe del siglo. Además, se dice que las inundaciones y sequías llevan a una extendida pérdida de cosechas.
Se sostienen que la erosión de la parte superior del suelo está reduciendo la producción. Se dice que estamos extrayendo demasiado y agotando nuestros recursos, y que más gente está sufriendo hambre. Paul Ehrilch y el fallecido Stephen Schneider nos aseguraban que nos hemos pasado por mucho del punto de equilibrio, que las hambrunas mundiales son inevitables.
¿Es cierto todo esto? ¿Son inevitables un aumento de las hambrunas en nuestro futuro? ¿Estamos en verdad yendo cuesta abajo? ¿Está el cambio climático (antrópico o natural) empeorando las cosas para los más pobres de los pobres? ¿Nos estamos quedando sin alimentos? ¿Es esto a lo que tenemos que enfrentarnos?
Afortunadamente poseemos la información real en relación a este asunto. La maravillosa fuente de información de la base de datos de la FAO (Organización Mundial de Alimentos y Agricultura) llamada FAOSTAT, tiene todos los datos sobre la cantidad de alimento que la población mundial tiene para comer.
El consumo per cápita (promedio por persona) de comida es una buena medida del bienestar de un grupo de personas porque es un indicador de base amplia. Algunas clases de mediciones pueden ser distorsionadas con facilidad por factores ajenos al tema central. La riqueza per cápita es un ejemplo. Ya que una persona puede ser millones de veces más rica que otras, la riqueza per cápita puede ser distorsionada por algunos pocos millonarios.
Pero nadie puede ingerir un millón de desayunos por día. Si el consumo de alimento per cápita aumenta, necesariamente representa un cambio amplio en la base del consumo de la mayoría de la población. Es una buena medida para nuestros propósitos.
La base de datos FAOSTAT proporciona valores para el consumo total en calorías por día, como también para consumo de proteínas y grasas en gramos por día. (Las grasas en exceso están demonizadas en la dieta occidental, pero son un componente vital de una dieta balanceada, y un importante indicador dietario.) Este es el cambio en los último 50 años:
Figura 2: Consumo de calorías, proteína, y grasas como un promedio global (líneas finas), y para los países LDCs) –“menos desarrollados”, (las líneas gruesas). Ver el apéndice 1 al final para una lista de los “países menos desarrollados.”
Para mí, ese gráfico representa un logro asombroso. Lo que lo hace asombroso es que desde 1960 hasta 2000, la población mundial se duplicó. Pasó de tres mil millones a seis mil millones. Para mantenernos estables, había que duplicar de todos los alimentos. Hicimos eso, duplicamos la producción mundial de alimentos, y más toda-vía. La población en los países menos desarrollados (LDC) creció aún más rápido, casi se triplicó desde 1961. Pero el consumo de alimentos se mantuvo parejo por lo menos hasta principios de los años 90. Y desde enton-ces el consumo de alimentos ha mejorado para todo el espectro de las naciones menos desarrolladas.
Estas son las malas noticias para los Profetas del Apocalipsis. En este preciso momento de la historia la humanidad está mejor alimentada que en cualquier otro tiempo en el pasado. Jamás estuvo mejor. Los ricos están mejor alimentados. Las clases medias están mejor alimentadas. Los pobres, aun los más pobres de los pobres, están mejor alimentados que nunca antes en la historia.
Así, es, hay todavía mucho camino que recorrer y trabajo para hacer. También permanece habiendo una gran cantidad de asuntos reales sin resolver. Pero mientras estamos dando la buena pelea, recordemos que estamos mejor alimentados de lo que jamás estuvimos, y reclamemos el crédito por esa maravillosa hazaña. Hemos du-plicado la población mundial y más aún, y sin embargo tenemos más comida que antes. Y en el proceso, hemos probado una vez más y para siempre, que Malthus, Ehrlich, y su ralea estaban equivocados. Una población más grande no significa necesariamente que habrá menos para comer.
Por supuesto, a pesar de haberse probado por la enésima vez su error, no será la última vez que escuchemos hablar del ineluctable Señor Malthus. Él es nuestro villano básico de las películas de horror, incapaz de ser ultimado con una estaca a través de su corazón, en una encrucijada de caminos a medianoche… o de la última vez que escuchemos de Paul Ehrlich, para el caso. Él nunca, jamás, estuvo acertado en nada, de manera que ¿Por qué debería cortar su cuerda jamás derrotada?
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