Hielo Marino
Temperatura Polo Norte
Las locas predicciones ecologistas
Por Walter E. Williams
15 de junio, 2008Ahora que otro Día de la Tierra vino y se fue, veamos algunas de las predicciones ecologistas que ellos preferirían olvidar. Durante la primera celebración del Día de la Tierra en 1969, el entonces ecologista Nigel Calder (hoy en las filas de los escépticos) advirtió, “La amenaza de una nueva edad de hielo debe estar hoy alineada junto a la guerra nuclear como una fuente de muerte total y miseria para la humanidad.”
Otras predicciones:
C.C. Wallen de la Organización Mundial de Meteorología, “El enfriamiento desde 1940 ha sido lo bastante grande y consistente y no será revertido.”
En 1968 el Profesor Paul Ehrlich, héroe y mentor del ex vicepresidente Al Gore, predijo que habría una enorme escasez de alimentos en los EEUU y que “en la década de los 70 … cientos de millones personas morirán de hambre.”
Ehrlich predijo que 65 millones de norteamericanos morirían de hambre entre 1980 y 198, y que para 1999 la población de los Estados Unidos habría decaído hasta los 22,6 millones de habitantes.
Las predicciones de Ehrlich para la Gran Bretaña eran aún más sombrías: “Si yo fuese un jugador, yo tomaría apuestas a la par de que Inglaterra no existirá en el año 2000.”
En 1972, un informe escrito para el Club de Roma advertía al mundo que se quedaría sin oro en 1981, sin mercurio y plata en 1985, sin estaño para 1987, y sin petróleo, cobre, plomo y gas natural para 1992.
Gordon Taylor, en su libro de 1970 “El Libro del Juicio Final,” dijo que los norteamericanos estaban usando el 50% de los recursos del mundo y “para el 2000, si se les permite, los estarán usando a todos.”
En 1975, el Environmental Fund pagó páginas completas de publicidad en los diarios advirtiendo que “El mundo como lo conocemos estará muy probablemente arruinado para el años 2000.”
El biólogo de la Universidad de Harvard, George Wald advirtió en 1970 que, “…la civilización terminará dentro de 15 a 30 años a menos que se tomen acciones inmediatas contra los problemas que enfrenta la humanidad.”
Fue el mismo año en que el senador Gaylord Nelson advirtió en la revista Look que para 1995 “…entre el 75 y el 85 por ciento de todas las especies de animales vivientes estarán extinguidas”.
No son sólo los profetas del Apocalipsis de los últimos años los que estuvieron errados; los agore-ros han estado siempre equivocados. En 1885, el US Geological Survey (el Servicio de Geología de los EEUU) anunció que “había pocas o ninguna probabilidad” de que se descubriera petróleo en California, y lo mismo dijo pocos años después para Kansas y Texas.
En 1939, el Departamento del Interior de EEUU dijo que las reservas de petróleo del país duraría sólo 13 años más.
En 1949, el Secretario del Interior dijo que el fina de las reservas petroleras de los EEUU estaba a la vista.
Sin haber aprendido nada de sus anteriores errores, el US Geological Survey predijo en 1974 que las reservas de gas natural de los EEUU tenían nada más que 10 años de vida. El hecho es que, de acuerdo con la Asociación Americana de Gas, hay una reserva de gas natural que varía entre 1000 y 2500 años.
Estas son mis preguntas: cuando en 1970 los ecologistas estaban haciendo predicciones del en-friamiento global causado por la actividad industrial del hombre y la amenaza de una edad de hielo que haría morir de hambre a millones de norteamericanos, ¿Qué clase de políticas se deberían haber implementado para prevenir dicha calamidad? Cuando Ehrlich predecía que Inglaterra no exis-tiría en el 2000, ¿Cuáles pasos debería haber dado el Parlamento Británico en 1970 para impedir un resultado tan calamitoso?
Cuando en 1939 el Departamento del Interior advirtió que se tenía nada más que 13 años de reservas. ¿Qué acciones se debieron haber tomado? Finalmente, ¿Qué nos hace pensar que el alarmismo ecologista es ahora más correcto que antes porque han cambiado su cantinela al calentamiento global causado por el hombre?
He aquí algunos hechos: más del 95% del efecto invernadero es el resultado de la existencia de vapor de agua en la atmósfera. Sin el efecto invernadero, la temperatura promedio de la Tierra sería de unos 23ºC bajo cero. La mayor parte de los cambios climáticos se debieron a las excentri-cidades de la órbita de la tierra y las variaciones en la actividad del Sol. Encima de ello, los hume-dales naturales producen anualmente una contribución de gases invernadero mayor que la de todas las fuentes humanas combinadas.
// El Dr. Williams sirve en la Universidad George Mason como el Profesor Distinguido John M. Olin de Economía y es el autor de “Más Libertad Significa Menos Gobierno: Nuestros Fundadores Sabían Esto Muy Bien.”
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