Un baquiano aseguró que se inventó la caza de un felino para engañar al control satelital. Socios de Greenpeace aportaron cien mil dólares al programa, que luego fue subsidiado por Pan American Energy.
El Proyecto Yaguareté, patrocinado y financiado por la Fundación Greenpeace dentro de una campaña en defensa de la selva de montaña, quedó envuelto en una inesperada controversia tras una denuncia de origen laboral realizada por un baquiano oranense, pero que podría derivar en la detección de un fraude acadé-mico y el engaño a 720 personas que aportaron dinero para la defensa del yaguareté.
Nadie sabe hoy cuántos yaguaretés -"tigres" americanos- sobreviven en Salta. El biólogo Pablo Perovic es un investigador especializado en felinos americanos que dedicó varios años al estudio del "tigre". El yaguareté fue el emblema de la campaña iniciada por Greenpeace para oponerse a la construcción del Gasoducto Nor-andino, en 1999.
El gasoducto se construyó, pero muchos simpatizantes de la organización se sumaron a la campaña, vistien-do con máscaras de yaguaretés en distintos puntos de la Capital Federal.
En el año 2000, Greenpeace reunió cien mil dólares aportados por sus contribuyentes a través de tarjetas de crédito, donaciones telefónicas o de otro tipo.
Con ese dinero adquirieron una camioneta, un teléfono satelital, cuatro jaulas-trampa y cuatro collares con sistema de detección satelital para colocarlos a otros tantos felinos, tarea que quedó a cargo de Perovic. Se contrató además a la empresa francesa Argos para que hiciera el seguimiento satelital de los collares que se colocarían en los felinos.
El 8 de diciembre de 2001, Greenpeace anunció oficialmente que, luego de casi dos años de fracasos, Perovic había atrapado a una hembra de yaguareté de 90 kilos en las cercanías de Orán. Invitaron luego a bautizar al felino a las 720 personas que habían colaborado con el proyecto.
Lo hicieron a través de Internet y la llamaron IXS. A partir de allí el biólogo Perovic - aseguraron- pasó a monitorear periódicamente su desplazamiento. Meses más tarde la petrolera Pan American Energy comenzaría a financiar la investigación.
En 2002 Discovery Channel, a través de un equipo canadiense que se trasladó a la selva de Orán, difundió un documental en el que aparecían el responsable de Greenpeace en la zona, Emilio Ezcurra y el biólogo Perovic, explicando distintos aspectos del llamado "Proyecto Yaguareté". Inclusive mostraban un yaguareté que, en realidad, fue filmado en la provincia de Misiones, aunque en el documental nadie lo aclara.
Pero hace un mes, el baquiano Corro denunció que Perovic y el representante de Greenpeace, Emiliano Ezcurra, le habían ofrecido pagarle mil pesos mensuales para que paseara el collar satelital a caballo, ya que nunca habían podido capturar a un tigre. Corro, en realidad, según dice, hace la denuncia porque nunca le pagaron los ocho mil pesos acumulados en esas cabalgatas.
El tigrero informó también que antes, durante unos siete meses, el collar había estado colocado en el cuello de un ternero criollo de propiedad de un vecino, de nombre Germán Arias. De ese modo, gracias al ternero primero y al caballo después, el satélite habría recibido durante un año y medio las señales atribuidas a un yaguareté y emitidas en realidad por otros dos animales.
Así las cosas el biólogo Pablo Perovic y los representantes de Greenpeace, Juan Carlos Villalonga, responsable nacional de campañas, y Emiliano Ezcurra, representante de la organización en el NOA, ofrecieron ayer una conferencia de prensa para dar su versión de los hechos.
COMENTARIO DE FAEC: Era de esperar algo así, ya que Greenpeace ha sido atrapado varias veces cometiendo fraudes científicos en sus denuncias y campañas. Los casos resonantes en la década de los 90 fueron denunciados y demostrados por periodistas de Dinamarca (Leif Blaedel), y de Islandia (Magnus Gudmunsson), cuyas denuncias terminaron provocando la renuncia de Bjorn Oekern, presidente de Greenpeace Noruega, y las posteriores denuncias de fraudes con cuentas secretas en Suiza de sus directivos, por parte de Frans Kotte ex-jefe de contadores de Greenpeace International. La historia se sigue repitiendo. Sin embargo, seguirá habiendo ingenuos que aporten sus dineros a las campañas de Greenpeace.
El doctor Pablo Perovic no proporcionó datos esenciales sobre las circunstancias de la supuesta captura del yaguareté: no dijo el día y la hora exactas en que fue atrapada la fiera luego bautizada IXS por los aportan-tes de Greenpeace; está ausente el dato GPS -lugar exacto del hecho, definido por coordenadas-; tampoco hay datos exactos de peso, dimensiones y rasgos físicos y falta la nómina de los colaboradores que partici-paron de la investigación entre 2000 y 2001.
Los únicos nombres que aparecen son los de Corro y Perovic, como protagonistas de la cacería, y el de Emiliano Ezcurra, representante de Greenpeace que estaba ausente cuando ésta se habría producido.
El catedrático y ex decano de Ciencia Naturales Lucio Yazlle señaló que "Las ciencias naturales requieren comprobaciones objetivas. Si no está esa comprobación, es difícil sostener un proceso de investiga-ción en marcha. Los registros de fecha, lugar y datos recogidos son esenciales a un proyecto de investigación."
Esos registros son presentados a los organismos -oficiales o privados- que los financian. A mí me llamó la atención de que Perovic haya elegido para la conferencia de prensa un ámbito de la UNSA. No es un hecho menor que sea el Museo de Ciencias Naturales el lugar elegido", opinó Yazlle al referirse a la reunión del miércoles en la que estuvieron presentes por Greenpeace Ezcurra y el Director Nacional de Campañas, Juan Carlos Villalonga.
"Creo que las respuestas del doctor Perovic no son científicas. La confianza de los colegas de un científico se basa en los procesos y en los resultados; no en corazonadas. El debería haber ofrecido a la prensa toda su documentación, si es que la tiene", agregó el ex decano.
El profesor de Manejo de Fauna y de Impacto ambiental, José Luis Garrido, también fue drástico. "Si el respaldo económico viene de una organización comercial que se dedica a explotar los conflictos, ya no se puede creer en la independencia de la investigación. Greenpeace hace terrorismo, para asustar a la gente, y ésa es su única metodología. Este tipo de farsas la hace este tipo de gente. Yo le creo al puestero y no a Greenpeace y a sus aliados. Y me alegro que se destape la olla", afirmó.
COMENTARIO DE FAEC: Cada vez que Greenpeace ha tenido que enfrentarse con científicos imparciales ha quedado demostrada la falta total de seriedad científica de sus aseve-raciones, alertas y campañas alarmistas. Son tantos los casos que bien se podrían recopilar y llenar varios tomos con ellos. Desde sus primeros tropiezos con la justicia, cuando su presidente de tantos años (todavía no lo era) y su dueño virtual luego, David McTaggart, escapó de la justicia norteamericana por fraudes inmobiliarios repetidos (ver su historia en el Capítulo 12: Greenpeace, del libro "Ecología Mitos y Fraudes"), y recaló con su botín en Nueva Zelanda donde compró un pequeño barco. Allí fue contratado por uno de los primitivos fundadores de la organización, E. Bennett Metcalfe, quien le giró 9.000 dólares para preparar el barco y ser usado en las demostraciones en contra de las pruebas nucleares Francesas en Mururoa. Metcalfe tuvo que viajar a Auckland y sacar a McTaggart del calabozo en donde estaba acusado por la policía Neozelandeza de contrabandear relojes suizos.
El historial delictivo de McTaggart es largo y frondoso - y esta persona fue la conductora y Alma Mater de Greenpeace por más de 20 años, motivando que los fundadores originales de la organi-zación la hayan abandonado con comentarios tales como:Paul Watson: "El secreto del éxito de David McTaggart, es el secreto del éxito de Greenpeace: no importa cuál sea la verdad, lo único que importa es aquello que la gente cree que es la verdad."
El presidente de Greenpeace Noruega, Björn Oekern, renunció a su cargo (y al de director de Greenpeace International) por estar en desacuerdo con las tácticas y métodos de la organización para recaudar fondos, acusándola de que "nada del dinero recaudado fue usado por Greenpeace para protección del ambiente", agregando que consideraba que Greenpeace era, en realidad, un grupo "eco-fascista".
Otro co fundador de Greenpeace, Robert Hunter (para muchos fue su líder espiritual) y hoy productor independiente de películas en Toronto, escribió una crónica en 1979 sobre Greenpeace, titulada Los Guerreros del Arco Iris (Warriors of the Rainbow), donde dice : "El maquiavelismo y el misticismo jugaron roles iguales en la formación de la conciencia que Greenpeace expresaba. Corporizaba, algunas veces, un fervor religioso, otras veces una crueldad que lindaba con el salvajismo. La corrupción y la grandeza jugaron cada una sus partes, y cada una recogió su cosecha..."
El mismo E. Bennet Metcalfe dice: "Por la forma en que comenzamos entonces y la forma en que es ahora, me veo a menudo como una especie de Dr. Frankenstein que creó un monstruo que ahora tiene vida propia."La documental filmada por el cineasta y periodista Islandés Magnus Gudmunsson sobre las actividades delictivas de Greenpeace (y sus conexiones con organizaciones ecoterroristas como Earth First"), muestra al ex jefe de contadores de Greenpeace, Frans Kotte, que describe la existencia de cuentas de banco privadas que contienen más de 20 millones de dólares "estrujadas" de las contribuciones públicas a las campañas de Greenpeace tales como Salven a las Selvas Lluviosas, a la Capa de Ozono, y a las Ballenas. De acuerdo a Kotte, esas cuentas eran de compañías "holding" secretas, accesibles solamente para los máximos dirigentes de Greenpeace, especialmente por David McTaggart, el nativo de Vancouver que ayudó a organizar a Greenpeace International en 1979.La evidencia del accionar delictivo de Greenpeace es abundante e irrefutable. Es una lástima (y además llamativo) que las autoridades Argentinas no hayan investigado más a fondo los libros de esta organización ultraecologista, para comprobar si los dineros recaudados van realmente a parar en su totalidad a la preservación y cuidado del ambente, como afirman sus directivos a la hora de recaudar dinero de la gente. ¿Será que Greenpeace no da cuenta de sus actos ni de sus manejos económicos a nadie - ni siquiera a sus propios socios - por ser una organización con el "status" de "sin fines de lucro"?
Tal "status" le ha sido revocado en Estados Unidos, Canadá y Noruega, por haberse comprobado que sus manejos financieros no eran tan limpìos como se pretendía. Esta experiencia en Salta demuestra que hay algo sucio detrás de todo. Dado que según las denuncias, el collar fue usado engañosamente para justificar el subsidio de la Pan American Energy, este subsidio es dinero mal habido. La justicia Salteña debería de actuar de oficio.
Vea aquí otras interesantes
estadísticas de la página
¿Desde qué países nos visitan?
¿Quiénes son los visitantes?
No se enoje!
Sólo díganos su opinión!