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Davos es una trampa y un culto, pero también
es una apuesta por la dominación global

Michael Shellenberger e Izabella Kaminska

Enero 18, 2'23

El Foro Económico Mundial ha demostrado ser muy reservado,
incluso cuando insta a las corporaciones a revelar más información.

El fundador del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab, pronuncia un discurso durante una sesión de la reunión anual del Foro Económico Mundial (FEM) en Davos el 17 de enero de 2023. (Foto de Fabrice COFFRINI / AFP)

El Foro Económico Mundial, que se reúne esta semana en Davos, Suiza, está luchando contra los teóricos de la conspiración que dicen que él y su fundador Klaus Schwab buscan la dominación global a través de un "gran reinicio" destinado a despojar a las masas de su propiedad privada, industrializando la economía y haciendo que todos coman bichos.

“'No poseas nada, sé feliz': es posible que hayas escuchado la frase”, escribió el director gerente del Foro Econó-mico Mundial (FEM), Adrian Monck, en agosto pasado en el Globe and Mail. “Comenzó como una captura de panta-lla, extraída de Internet por una cuenta antisemita anónima en el tablón de imágenes 4chan. 'No poseas nada, sé feliz: el orden mundial judío 2030', decía la publicación, que se volvió viral entre los extremistas".

Pero lo que decía Monck era inexacto y él mismo lo contradecía en el mismo artículo. La frase, "No tengas nada, sé feliz", no se originó en 4chan; se originó en el sitio web de WEF. “Bienvenido a 2030”, decía el titular de un artículo de un miembro del parlamento danés, “No tengo nada, no tengo privacidad y la vida nunca ha sido mejor”. En 2020, después de la reacción violenta al artículo, WEF eliminó la publicación.

Al mismo tiempo, difícilmente se puede decir que WEF sea una conspiración. Davos es uno de los eventos más publicitados del mundo. Cada conferencia, incluida la de este año, da como resultado cientos de artículos sobre los líderes mundiales, las celebridades y los multimillonarios que asisten a la conferencia. Los más de 700 asistentes de este año incluyen jefes de estado, incluido el canciller alemán Olaf Scholz, y directores ejecutivos, incluido Larry Fink de Blackrock.

Pero el WEF ha demostrado ser muy reservado, incluso cuando insta a las corporaciones a revelar más información. Cuando Public preguntó a WEF cómo la Fundación Klaus Schwab invierte sus activos, un portavoz de WEF señaló que la Fundación difiere de WEF y agregó: "La ley suiza no requiere informes financieros para las fundaciones".

WEF dice que su riqueza es administrada por un Comité de Inversiones interno que busca incorporar "criterios am-bientales, sociales y de gobernanza (ESG) en su estrategia de inversión para administrar las reservas estratégicas a largo plazo de la fundación".

Aún así, WEF no se involucra ni siquiera en la mínima transparencia a través de la divulgación pública que predica constantemente a las corporaciones y organizaciones filantrópicas.

El informe anual de WEF de 2022 también promociona una relación con un fondo de cobertura sin nombre y una cartera de activos que incluye acciones suizas, bonos suizos, acciones globales y metales preciosos que es admi-nistrado en parte por Generation Investment Management de Al Gore.

Mientras tanto, Schwab se ha convertido, sin duda, en uno de los hombres vivos más influyentes. No fue el direc-tor del Instituto Aspen ni siquiera el Secretario General de los Estados Unidos el que se codeó con los líderes mun-diales del G-20 en Indonesia el noviembre pasado. Era Schwab. Las fotos y los videos del evento muestran a Klaus Schwab jugando con los primeros ministros de Gran Bretaña, Canadá y Nueva Zelanda.

¿Porqué es eso? ¿Qué están tramando exactamente Schwab y WEF y por qué?

Un culto envuelto en una estafa envuelto en un enigma

Klaus Schwab en la reunión del G-20 en Indonesia el año pasado con la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern (izquierda) y con los primeros ministros de Canadá y Gran Bretaña, Justin Trudeau y Rishi Sunak (derecha).

Las corporaciones que buscan vender de todo, desde proteínas de insectos hasta bicicletas eléctricas y criptomo-nedas, pueden comprarse un lugar en Davos y en el sitio web de WEF. “Los socios potenciales tienen la opción de diferentes niveles de asociación”, dijo un portavoz de WEF. “Van de 120k a 850K francos suizos, o de $130,000 a $917,000".

El deshonrado fundador del intercambio de criptomonedas FTX, Sam Bankman-Fried, quien ahora está bajo acusa-ción penal, habló en Davos en mayo pasado. ¿Esa cantidad de inversión brinda una oportunidad para que su CEO esté en el escenario principal y el propio Schwab le haga preguntas? “No es una garantía estar en un panel”, nos dijo el vocero del WEF.

“FTX fue un socio del Foro Económico Mundial”, reconoció un portavoz del WEF en noviembre. “A la luz de los eventos de la semana pasada, se suspendió su asociación y se eliminaron de la sección Socios de nuestro sitio web”.

WEF promueve el "capitalismo de las partes interesadas", lo que, en teoría, significa que las corporaciones deberían incluir más a varios actores sociales. Pero la agenda del WEF está establecida por aquellos que dejan de lado a los actores sociales que rechazan el llamado movimiento de inversión ESG, que ha trasladado cientos de miles de millones de pensiones y otras inversiones de cosas como el gas natural a las energías renovables.

“El comité de inversiones decide los parámetros de inversión de los fondos, no en qué productos invierte el Foro”, insistió un vocero. “Esto es para evitar cualquier conflicto de intereses”.

Pero la junta de WEF es quién es quién en la inversión ESG e incluye a Larry Fink de Blackrock y Al Gore de Gene-ration Investment Management, así como a Patrice Matepe, fundador y presidente ejecutivo de African Rainbow Minerals. Todos son inversores en o en el negocio de las energías renovables. Según la Agencia Internacional de Energía, los vehículos eólicos, solares y eléctricos requieren al menos un orden de magnitud más de materiales, metales y, por lo tanto, minería que las fuentes de energía convencionales.

“El Foro ha invertido en metales preciosos de origen responsable desde 2017”, dice el informe anual de 2022 de WEF. “Una gran parte de la asignación de capital de los fondos de pensiones se invierte en Generation Investment Management (de Al Gore)…”

La propuesta del "Gran reinicio" del WEF puede haber sido recogida por los teóricos de la conspiración pero, como "No tengas nada, sé feliz", la idea es que la pandemia haría que las naciones movieran a sus ciudadanos hacia una vida de bajo consumo de energía a través de una combinación de energías renovables, energía eficiencia y vegetarianismo.

Tanto el concepto "No poseas nada, sé feliz" como el "Gran reinicio" son, por lo tanto, los últimos esfuerzos de marketing de una organización que promueve una vida con bajo consumo de energía y una agenda malthusiana a favor de la escasez, desde principios de la década de 1970.

Durante el simposio de Davos de 1973, el industrial italiano Aurelio Peccei pronunció un discurso ante los partici-pantes en el que describió su tesis "Los límites del crecimiento". Esto ayudó a inspirar la redacción del Manifiesto de Davos el mismo año y su código de ética.

El padre de Schwab, Eugen Schwab, “claramente no era un nazi de alto rango”, dice un historiador, pero varias investigaciones a lo largo de los años concluyen que la fábrica que el anciano Schwab dirigía en Ravensburg, Alemania “utilizaba trabajadores forzados y extranjeros de un campo nazi.”

Una fuente cercana a un equipo de filmación documental al que se le dio acceso ilimitado a Klaus en la reunión de WEF 2020, y que deseaba permanecer en el anonimato, le dijo a Public: "Schwab aprendió en Estados Unidos sobre ese enfoque socialista en el mundo corporativo, y quería traerlo a Europa”, dijo la fuente.

“Su padre era parte de la élite alemana que favorecía el enfoque socialista-capitalista y era amigo de Ludwig Erhardt, quien fue ministro de Economía en 1949 y Canciller en 1963”.

Esa tradición de control social significativo sobre las empresas capitalistas es consistente con la función del WEF como un lugar para que los inversores compartan información y hagan negocios.

“Es un esquema Ponzi. Es una especie de front-running”, dijo la fuente.

Pero la misma persona también llamó a WEF un "culto".

En Davos y otras conferencias, WEF opera una aplicación interna de redes sociales llamada "TopLink" y proporciona múltiples lugares para que los inversores compartan información de una manera altamente jerárquica, descubrió Public, completa con un "santuario interior" solo para los VIP de los VIP.

Hay un elaborado sistema de insignias para mantener a los participantes de Davos de nivel inferior alejados de los escalones superiores. Fuera del Davos oficial hay un área marginal donde los inversionistas y las corporaciones independientes del Foro Económico Mundial organizan eventos y atraen la atención por sí mismos.

El problema, dijo el contratista del WEF, es que “nadie tiene la osadía de cuestionarlo a él o lo que están haciendo. Todos lo están siguiendo. Como cierto tipo de líder a quien no puedes cuestionar. Schwab y su esposa crearon ese culto porque lo convirtieron en ese héroe y él lo aceptó. Los líderes de ese mundo acuden a él porque creen en él y están pensando en la sostenibilidad. Es totalmente consciente de las teorías de la conspiración y sabe que algunos creen que es comunista o fascista. Dijo que no le importa y que solo tiene que tener más guardaespal-das”.

¿Por qué, al final, Klaus Schwab se ha convertido en uno de los hombres más influyentes del mundo?

Porque, a través del uso estratégico del misterio y la exclusividad, Schwab está recompensando a la élite mundial con el sentimiento de propósito moral y virtud, al mismo tiempo que satisface su necesidad de invertir temprano en productos inferiores, desde proteínas de insectos hasta criptomonedas y fuentes de energía poco confiables, antes de bombear su valor para el público, para los políticos y para los titulares de pensiones.

WEF y Davos son, en otras palabras, un culto envuelto en una trampa envuelta en un enigma.

Reacción contra la antigua orden de Davos

El desacreditado pionero de las criptomonedas Sam Bankman-Fried con el presidente Bill Clinton y el primer ministro Tony Blair en Davos en mayo de 2022.

Después de tres años de estar a la defensiva, WEF ha pasado a la ofensiva contra la “desinformación”.

“Las consecuencias de la desinformación incesante son peligrosas”, dijo Monck del WEF el verano pasado, culpan-do al foro de mensajes de Internet 4chan, que señaló que fue “utilizado por los operadores de una campaña de propaganda rusa".

Aparentemente, la intención era difundir desinformación en un intento por provocar la indignación de la extrema derecha sobre el COVID-19 y perpetuar el extremismo interno” .

Hace dos años, WEF anunció una asociación con Reuters, "el proveedor de noticias multimedia más grande del mundo... para la distribución de contenido exclusivo en su galardonado mercado de contenido digital".

Y en la parte superior de su agenda, este año hay un panel titulado "El peligro claro y presente de la desinformación" con el expresentador de CNN Brian Stelter, Arthur Gregg Sulzberger, presidente del New York Times, y Vera Jourova, vicepresidenta de la Comisión Europea de Valores y Transparencia.

Pero los esfuerzos de las élites de los medios para volver a meter al genio de Internet en la botella están conde-nados al fracaso. Los esfuerzos por controlar Twitter, la plataforma de medios sociales más importante para las noticias, se derrumbaron con la adquisición por parte de Elon Musk a fines del año pasado. Y solo el 29 por ciento de los adultos estadounidenses dicen que tienen “bastante confianza” en los periodistas, mientras que casi la mitad (44 por ciento) tienen “poca o ninguna”.

Mientras tanto, el único mundo neoliberal globalizado que ha defendido el WEF se está desmoronando rápidamente. La brecha está creciendo entre Occidente y Oriente con la invasión de Ucrania por parte de Rusia y el nuevo énfasis del primer ministro chino, Xi Jinping, en el militarismo en oposición a Occidente.

Davos y WEF hoy se parecen más a un Versalles fallido, o a un esquema Ponzi fallido, que a titiriteros globales.

La reacción violenta a su agenda ha sorprendido al WEF. Habiendo sobrevendido las energías renovables, WEF y el movimiento ESG más amplio son en parte responsables de los suministros inadecuados de gas natural tanto en Europa como en los Estados Unidos, lo que llevó a un aumento del uno por ciento en el uso de carbón a nivel mundial en 2022.

En los EE.UU., la dependencia excesiva de las energías renovables ha provocado apagones y el aumento vertigi-noso de los precios del gas natural y la electricidad. Blockchain y las criptomonedas colapsaron espectacularmente con el arresto del pionero del intercambio de criptomonedas Sam Bankman-Fried.

Incluso los partidarios de la agenda WEF ven la escritura en la pared. “La era posterior a la Guerra Fría, dominada por la idea de que la democracia liberal occidental y el capitalismo de libre mercado tenían todas las respuestas, ha terminado”, escribió The New York Times la semana pasada. “Este era el espíritu mismo de Davos”.

Si bien Schwab sin duda brindará un buen espectáculo, este año es sorprendente la cantidad de líderes mundiales que han decidido mantenerse alejados. Nueve de las diez personas más ricas, incluidos Bill Gates y Elon Musk, no estarán allí. Tampoco lo hará Joe Biden, quien en cambio enviará a su zar climático, John Kerry, quien no ocupa un puesto a nivel de gabinete. China está enviando a un viceprimer ministro. Si bien el ucraniano Volodymyr Zelensky ha prometido hacer una aparición, podría ser a través de una videoconferencia.

El único jefe de estado importante programado para hablar es el canciller alemán Olaf Scholz, lo cual es en sí mismo revelador. Desde que Rusia invadió Ucrania, destrozando la capacidad de Alemania de depender de Putin para obtener gas natural barato, Scholz ha viajado desesperadamente por todo el mundo en busca de contratos de gas natural, lo que subraya dramáticamente la insuficiencia de las energías renovables y el estilo de vida y la economía desindustrializantes de bajo consumo energético que promueve el Foro Económico Mundial.

“Nadie quiere el orden mundial actual”, le dijo al Times Amitabh Kant, un ejecutivo de un grupo de expertos indio que ayudó a India a ganar la presidencia del Grupo de los 20 para 2023. “Todavía hay dos mil millones de personas en el mundo sin cuenta bancaria”.

Como tal, WEF parece estar más lejos de la meta de dominación global de Schwab que en cualquier otro momento de su historia de medio siglo. Pero eso no significa que no dejarán de intentarlo.

Michael Shellenberger es el autor más vendido de "Apocalipsis nunca" y "San Fransicko". Izabella Kaminska es la editora fundadora de The Blind Spot, un sitio web de noticias de finanzas y negocios, así como colaboradora de Unherd.

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