Greenpeace: Problemas con el Alcohol
De acuerdo a lo publicado por la revista Brasileña IstoÉ, el alcohol y noches eróticas serían los responsables de la desaparición de una militante de Greenpeace, tripulante del barco Arctic Sunrise, en campaña en el Amazonas.Antecedentes del caso: Primera parte
Conflicto
03, Diciembre, 2003Levante en la Selva
Abordo de un barco, ecologistas de Greenpeace protestan contra la explotación de una de las últimas reservas de madera noble de la Amazonia y prueban de se propio veneno al ser abordados y cercados por los madererospor Darlene Menconi – Pará
Vestido con un chaleco a prueba de balas y de espalda a la pared, a la moda de la mafia sciciliana, el ecologista carioca Paulo Adário aguardaba la llegada del ministro de Justicia, marcio Thomaz Bastos, en el aeropuerto de Altamira, al sud-oeste de Pará. El coordinador internacional de las campañas en defensa de la Amazonia en la organización Greenpeace, temía agrandar la lista de crímenes de violencia en un área de contiene a varias aldeas indígenas y uno de los últimos remanentes de sekvas cin madera de alto valor comercial, entre ellas "ipé" y caoba.
En una visita de tres días al Estado de Pará, a principios de noviembre, el ministro Bastos - acompañado del procurador general de la República Claudio Fontellas, de los directores de la Policía Federal, del Instotuto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (Incra), y del Ministerio del medio Ambiente - discutió las alternativaas para combatir los conflictos agrarios que convertían a la región en un escenario del FarWest en plena selva. "Mi vida vale pocos centavos por aquí," se justifi-caba el militante que hace 11 años integra las filas de la organización no-gubernamental con sede en Holanda. La seguridad alrededor de las autoridades federales era tanta, que Adário y su fiel escudero, el fotógrafo español Daniel Beltrá, decidieron quitarse el chaleco antibalas para evitar llamar la atención de los agentes de seguridad del ministro, todos con anteojos oscuros y trajes impecable, con apariencia de personajes de Matrix.
Amontonados durante horas en una misma sala con calor dantesco, durante una audiencia pública, estaban enemigos históricos: indios, madereros, abogados y parientes de víctimas asesinadas. Cada cual contó su versión del avance de la explotación mederera y agropecuaria en el Estado, que ya consumió 200 mil km2 de selva, más de un millón de estadios Maracaná juntos.
Frustrado por no haber sido llamado al micrófono, Adário se resignó a entregar al procurador Fonte-lles el Informe Pará: Estado del Conflicto, en donde denuncia crímenes de saqueo, muerte y esclavi-tud en el campo, resultado del cruce de datos oficiales con informes de las patrullas ecológicas de Greenpeace. Cerrada la misión del día, Adário, que ahora vive en manaus con la familia, iniciaba su regreso al bavío que circula por los afluentes del río amazonas, su abrigo hasta mediados de Diciem-bre. La primera etapa del viaje, de poco más de una hora, fue en un hidroavión Cessna de cuatro plazas. Parco en su hablar, el líder de la campaña saltó a la pista improvisada, en Almeirim, en donde lo esperaba un helicóptero rojo, sin puertas laterales, usado para la segunda parte del trayecto. Al comando del aparato, el piloto escocés Huchioe Balfor-Paul, con legítimos whiskeys de su tierra natal en el equipaje, volo a pocos metros por encima de los árboles hasta posarse en la cubierta del barco Arctic Sunrise, la central de operaciones de la cmapaña en defensa de la Amazonia, una de las siete selvas elegidas como prioridad por la ONG.
Político: Adário discute con ribereños la creación de una reserva en Porto de Moz Gringos – Dentro del navío donde duermen y trabajan cerca de 40 activistas, la mayoría extranjeros, y donde el idioma oficial es el inglés, Adário fue la fuente de noticias de tierra firme por algunas horas. Su primer descenso fue en el living, la sala de descanso repleta de sofás, estanterías con libros, CD, películas, dos guitarras y una heladera repleta de cerveza. Allí, Adário hizo su primer brindis con la cnadiense Anne Dingwall, una de las líderes del grupo y la mandamás del presupuesto. Con 27 años de Greenpeace y residen-cia fija en Manaus, la inveterada fumadaora se enorgullece de la actual campaña Amazónica, cuya bandera principal es el rompe-hielos donde las mujeres son más numerosas que los hombres. Anne administra el dinero provenientes de las donaciones de tres millones de colaboradores. Sólo al campaña del Amazonas tiene un presupuesto de 1,5 millones de Euros (u$s 1,9 millones), cuenta ella.
El dinero abunda en el cuartel general ecologista. Además del Arctic Sunrise, la escuadra incluye a un barco de apoyo para navegar en aguas poco profundas, conteniendo docenas de hamacas y dos motocicletas, tres botes inflables, y algunas reglas son tna rígidas como en el Ejército. Jasta los jefes de la campaña tienen sus días en que deben de limpiar el piso. Todos, sin excepción, están obligados a lavar, enjuagar y guardar cualquier pieza de vajilla usada para comer o beber. La sepa-ración de la basura reciclable y el secado de los envases es tan religioso que carece de entrena-miento. Aún cuando al caer la noche, y la bebida y el baile se desatan, el trabajo no para.
Se duerme poco en el barco, en donde la vigilancia es de 24 horas. De hora en hora, alguien está de ronda en la sala de máquinas sucia de grasa, donde la temperatura linda los 50º C. En compensa-ción, no hay cansancio que se resista a las multicoloridas puestas de Sol, al ballet sincronizado de los delfines color rosa, y del vuelo rasante de aves y mariposas gigantescas. En las noches de luna bañadas de alcohol, muchas veces terminan en clima romántico. Lo denuncia los dos armarios con elementos fundamentales para la superviviencia en le navío: allí están, lada a lado, montañas de comprimios para el mareo, repelentes de insectos y, claro, preservativos.
El salario también compensa. Casi nadie habla de valores, pero los activistas son unánimes al decir que reciben una paga superior a la media del mercado para sus actividades. Un piloto, por ejemplo, gana más de $1.200 dólares mensuales.
Planeada desde mayo, la campaña en defensa de la Amazonia despliega un arsenal que produce envidia. La canti-dad es tanta que sobrepasa a la operación del Instituto Braslieño del medio Ambiente y de Recursos Naturales Reno-vables (Ibama), que investiga los planes de corte de madera en la región con 65 agentes en tierra, agua y aire. Tanto que la ONG puso a dispocición del Ibama un crédito de 2000 litros de combustible para abastecer al helicóptero federal, de los cuales el Ibama ya usó 400 litros. La lista de donaciones también incluye radio comunicadores y teléfonos satelitales. "Vamos a devolver el combustible prestado y también las radios porque están rotas", explica Marcelo Marquesini, coordinador nacional de fiscalización del Ibama. "Lo que más nos proporcionaron fue información."
Contra el hechicero: Policías negocian con los manifestantes, que se ataron al navio de Greenpeace Invasión – Acostumbrados a arriesgar su propia vida para salvar ballenas y atarse a barcos con carga nuclear, los ecologistas probaron de su propio veneno el Domingo 23, El Arctic Sunrise navegaba cerca de la ciudad de Porto de Moz, cuando 127 barcos y dos balsas repletas de propietarios de tierras, políticos y muchos trabajadores rurales abordaron el barco a la manera de Greenpeace. Primero amenazaron con la invasión. Después, una comisión subió a bordo para negociar, mientras que el secretario de turismo se ataba al barco en movimiento, en señal de protesta. Los manifestantes acusaban a Greenpeace de actuar como un poder paralelo al Estado. Protestaban por su ingerencia en la fiscalización de los planes de corte de madera, un asunto de Estado. Y se quejaban de la interferencia de los activistas en reuniones con comunidades para auxiliar en la creación de una reserva extractiva en el bajo Xingú, que a principios de siglo pasado fue un polo de extracción de caucho. "Esos episodios son una prueba de la ausencia de la ley y del poder público, Nuestra función es servir de catalizador para que el gobierno se haga presente y actúe", se defiende Adário. El jueves 27, mientras circulaba por un afluente del río Xingú, el barco de Greenpeace estaba en alerta a causa de las amenazas de incendio y atentados.
Perjuicio: Acciones de fiscalización del Ibama detonaron la crisis en el Estado La protesta contra la presencia de los activistas desencadenó un verda-dero juego de dominó. comenzó hacen ya dos semanas, cuando 300 madereros cercaron al hotel donde se hospedaban los fiscales del Ibama y funcionarios de la Policía Rodoviaria Federal, en Medicilândia, a 530 km de la capital Belém. Los hechos se prolongaron a lo largo de la semana pasa-da cuando 200 camiones, tractores y tres mil personas sitiaron a la ciudad de Altamira y cerraron sus vías de acceso por la ruta Transamazónica. "Nadie entra, nadie sale, sólo los enfermos, los viejos y los alimentos perecederos," decía el cabecilla Luis Bossatto, vicepresidente del Sindicato de la Industria Maderera de la Transamazónica. Los madereros reivindicaban la suspensión de multas y la paralización de las acciones del Ibama, que en la semana pasada, sin embargo, continuaba en huelgam y se comprometieron a regularizar la extracción ilegal en el plazo de un año.
Poder paralelo – en la realidad, cualquier solución será paliativa. para dirimir los conflictos, el ministro de Justicia concertó con el gobernador de Pará, Simão Jatene (PSDB), un plan para mapear y planear la explotación de los recursos naturales de la región, lo que incluye selvas de madera noble y áreas ricas en minerales, particularmente en oro. Sólo que el proyecto es de mdiano plazo. Mientras no esté lista la radiografía del área, la destrucción corre suelta. Es difícil sobrevolar el Estado sin que los ojos sean entorpecidos por la humareda de varios focos de incendios. En deter-minadas áreas, no pasan más de 30 segundos sin que se avisten alguna entrada irregular para retirar troncas de madera.
Aventura: Logie cruza un arroyo en busca de madera ilegal "De los 12 planes de manejo que elaboramos, cinco serán suspendi-dos porque son irregulares, y los demás están bajo análisis técnico, contabiliza Marquesini, del Ibama. Dice él que buena parte de los conflictos agrarios está relacionada con irregularidades de títulos de propiedad. "Reconocemos que hay muchas cosas erradas, pero tenemos que retomar nuestro trabajo son que los gringos de Greenpeace se metan, y sin que el maderero sea visto como el gran villano del Amazonas", dice Bossatto. Bien o mal, explica él, la actividad maderera del Estado genera 26000 empleos directos e indirectos. La presencia de los ecologistas y de los fiscales en la región paralizó los trabajos y represntó un golpe para la economía paraense.
En las largas y tensas reuniones ocurridas la semana pasada, además de la reducción de las multas y las exigencias legales, los madereros clamaban por la ausencia de los activistas de Greenpeace en las campañas de fiscalización. Ellos alegaban que los activistas no respetan fronteras, invaden las tierras privadas y después exhiben imágenes de destrucción en todo el mundo.Con 32 años de camino y 10 años en Greenpeace, el escocés Dave Logie es un ejemplo de ese espíritu temerario y sin límites. Él ya ha elegido a la campaña de la Amazonia como una de las más emocionantes de su vida. En su currículum, otra acción electrizante fue en 1998, cuando acampó en las plataformas petroleras de la Shell, en el helado mar de Escocia, a pesar de los chorros de agua lanzados por la empresa. En una rara victoria, los activistas consiguieron impedir que la compañía derramara en el mar un residuo radioactivo que se acumula en los caños de petróleo.
Responsable por planear la logística de las acciones de la ONG en la Amazonia, Logie - quien vive en Manaus desde hace dos años - demostró sus dotes de aventurero al internarse en la selva en busca de claros que denuncian las actividades madereras. A bordo de una motocicleta, sorteó troncos y trampas puestas para alejar a los intrusos. Sólo desistió de la empresa después de que su moto se fundió al cruzar un arroyo que cubría lo que antes era un camino, en las márgenes del río Jarauçu. Aún así, durante el trayecto de regreso, Logie se esmeró en maniobras radicales y aceleró cuanto pudo.
El ex buzo profesional explica que abandonó su tierra natal y su antigua profesión por un motivo noble: salvar al mundo. De preferencia, con muchos placeres a lo largo del camino.
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