Hielo Marino
Temperatura Polo Norte
Siguen apareciendo, como hongos después de la lluvia, las acusaciones sobre la cantidad de dinero que están recibiendo las personas que somos escépticas del cambio climático. La idea es que los escépticos están financiadas por oscuras conspiraciones conectadas de una u otra manera al Gran Petróleo, Gran Carbón, Gran Tabaco y -horror de horrores!- a organizaciones de extrema derecha.
Al Gore las hace, James Hansen también, y el último “ilustre” en sumarse a la denuncia ha sido Jeffrey Sachs, el economista de la Universidad de Columbia que aconsejara en su momento a Bolivia cómo enderezar su eco-nomía. Un cráneo, vistos los resultados. Un ejemplo de esa retórica acusadora es lo que Jeffrey Sachs dice:
“El hecho es que los críticos –pocos en número pero agresivos en sus ataques- están desarrollan-do tácticas que estuvieron afilando por más de 25 años. Durante su larga campaña han exagerado enormemente los desacuerdos entre científicos para poder detener la acción en el cambio climáti-co, con intereses especiales como Exxon Mobil pagando la factura.
Los actuales campañistas contra la acción contra el cambio climático están en muchos casos res-paldados por los mismos lobbies, individuos y organizaciones que se alinearon con la industria del tabaco para desacreditar a la ciencia que relacionaba fumar con el cáncer de pulmón. Más tarde lucharon contra la evidencia de que los óxidos de azufre de las plantas de energía que quemaban carbón estaban causando las “lluvias ácidas”. Luego, cuando se descubrió que ciertos químicos llamados cloro fluoro carbonos (CFC) estaban destruyendo a la capa de ozono, los mismos grupos lanzaron una sucia campaña para desacreditar también a esa ciencia.”
Mirando hacia atrás, y con tanta agua que ha pasado bajo el puente, uno tiene que reconocer que esos malvados lobbies estaban realmente dedicados a informar al público sobre la manera en que se estaban promocionando fraudes científicos verdaderamente graves, y tratando de evitar que a la gente les lavasen el cerebro y les metiesen la mano en la billetera.
Claro que del otro lado, los lobbies que promocionaban los fraudes tenían un poder mucho más grande porque finalmente esos fraudes no sólo sobreviven hasta hoy sino que hasta merecieron Premios Nobeles en quí-mica y a la Paz.
Por ejemplo, hoy existen muchas más estaciones que generan energía que queman carbón –China fabrica una gigantesca todas las semanas, 52 todos los años- y ¿dónde están las evidencia de que la lluvia ácida está destruyendo bosques? Se pasó de moda, claro, ya nadie habla de la lluvia ácida –que es ácida naturalmente porque arrastra dióxido de carbono al caer formado ácido carbónico. La Coca Cola o el mate es mucho más ácida que la lluvia: pH2,8 contra pH5,5…
¿Y el agujero de la capa de ozono? Bien gracias, como siempre, desde hace millones de años. Un año más grande, otro año más chico. Pero en el resto del mundo los niveles siguen exactamente iguales a los anteriores a 1950. Y los Chinos, Indios y Brasileños siguen construyendo heladeras con Freones como siempre sin que la concentración de ozono varíe sobre esos países –o en cualquier otro lugar del mundo.
Lo que es asombroso es que, aunque esos ataques sobre la ciencia estuvieron equivocados duran-te 30 años, siguen sembrando dudas sobre los hechos establecidos. La verdad es que hay mucho dinero respaldando a los negadores del cambio climático, ya sea de compañías que no quieren pagar los costos extras de las regulaciones, o los ideólogos del mercado libre opuestos a cualquier control de los gobiernos.
No dice Sachs que lo que él llama “control del gobierno” es un eufemismo por “más impuestos” que van a alimentar las obesas burocracias gubernamentales y ahora de “científicos preocupados por el clima”. Vaya bandidos! Y es la gente común quien paga la fiesta...
Estas acusaciones son cansadoras. Son feas. Casi todas carecen totalmente de fundamentos. Más que nada, son una pérdida de tiempo. Equivalen a matar al mensajero más que querer leer el mensaje mismo. ¿Entonces por qué se repiten y repiten hasta la náusea? Creo que he identificado dos razones. Primera: la naturaleza fastuosamente financiada del movimiento ecologista mundial llegado el año 2010. Segunda: las modernas maravillas tecnológicas como las computadoras personales y la Internet.
Los Ecologistas de Antes No Usaban Gomina
Las organizaciones ecologistas de hoy tienen muy poca semejanza con las humildes operaciones de antaño. Como lo observa un libro publicado hace 14 años:
Mientras Greenpeace parecía ser un par de blue jeans “de botamanga ancha”, actualmente es más como un esmoquin con camisa de seda.
Es verdad. En 1971 Greenpeace era un “rastacuero grupo pacifista de Vancouver,” que realizaba reuniones en una Iglesia Unitaria. Después de alquilar un desvencijado barco de pesca de venerables 30 años de uso para protestar contra un ensayo nuclear norteamericano en Alaska, casi no les quedó dinero para llenarle el tanque de combustible.
En enero pasado, sin embargo, cuando el The Guardian informó que Greenpeace había ordenado un flamante mega-yate de $22 millones de dólares, observó que “el costo no debería ser un problema para el grupo que, con tres millones de miembros, es extremadamente rico.”
¿Cuán rico? Según las cifras públicamente disponibles compiladas por Climate-Resistance.org, en un período de 12 años Greenpeace ha recaudado $2.400 millones de dólares. Eso significan $200 millones por año en recursos.
Si piensa que esa es una cifra impresionante, tómese un momento para evaluar el hecho de que el World Wildlife Fund (WWF) ha recaudado $3.100 millones de dólares en apenas 6 años (2003-2008). Ello quiere decir que esa organización tiene cada año un acceso instantáneo a $500 millones de dólares.
Cuando se es tan grande –y se tiene la chequera tan gorda- repentinamente todo cuesta una pequeña fortu-na. ¿Quiere comenzar un blog nuevo? Eso requiere de varias reuniones. Necesita invitar expertos en diseños de sitios web, tipos expertos de la Internet, un contingente de personal de Relaciones Públicas, y una o dos per-sonas para tratar con las agencias de publicidad, una persona para estrategia corporativa, y probablemente algún gran estudio jurídico. Se reunirán en lujosas oficinas en alguna área chic de la ciudad, ordenará sándwi-ches orgánicos del caro pero “fashion” y sustentable café de la esquina.
Este es el barco que entre Exxon Mobil y Repsol/YPF han donado a FAEC para sus investigaciones sobre el enfria-miento de los océanos y desmentir al calentamiento global. Entre nosotros, parece que no había más presupuesto. No será el Exxon Valdés, pero peor es nada... Del cheque prometida hace 20 años -ni noticias.La Banda de escépticos pordioseros
ompare y saque conclusiones, sobre la manera en se comportan individuos de modestos recursos en todas partes del mundo. Se anotan en un servicio gratuito como Blogger.com (que es propiedad de Google), y en unas pocas horas cuando mucho, sin ningún costo adicional, se han lanzado a la tarea de “bloggear”. Otra opción es, con un costo equivalente a $10 dólares mensuales tienen un domino propio y su exclusivo sitio web.
Gratis, en consecuencia, los pordioseros escépticos del clima de principios del Siglo 21 estamos en posición de comunicarnos online, teóricamente, con la misma cantidad de gente que Greenpeace. Desde nuestros sótanos o altillos, a menudo en nada lujosas ubicaciones geográficas, no es en nuestra chequera en lo que nos apoya-mos: es en nuestra mucha o poca habilidad y talento para expresarnos.
Muchos bloggeros tienen conocimientos científicos, matemáticos y estadísticos –para no mencionar décadas de verdadera experiencia en el mundo real en su mochila. Otros han sido comunicadores profesionales. Algunos son lectores veloces, otros tienen una memoria fotográfica. Muchos, como quienes pusieron en la web los emails del Climategate, totalmente públicos y totalmente registrables en materia de pocas horas, tienen impre-sionantes habilidades en informática, computación e Internet.
Algunos son jubilados, con muchísimo tiempo en sus manos. Otros dedican tantas horas por semana para leer y escribir sobre asuntos del clima como el que emplearíamos para jugar al tenis o a tejer –si el problema no nos interesara profundamente.
Desde la perspectiva de los jefes de las organizaciones ecologistas, los empleados de agencias de investiga-ciones, y profesores universitarios full time, parece que los escépticos tenemos acceso a chequeras muy gordas. En el universo que habitan estas personas, hasta la tarea más simple puede terminar siendo un fárrago burocrático de elevado costo. Hay capas y capas de burocracia, trabajo de papelería, política de oficina, y regulaciones que es necesario considerar.
Sin embargo, nada de eso se aplica al pequeño y creciente ejército de bloggeros escépticos del clima. El equi-valente del desvencijado barco de pesca donado por Exxon a FAEC lo ilustra bonitamente. Esas ruinas se en-cuentran por todas partes ahora. Están siendo navegadas por personas reales y alimentadas con el combusti-ble de la preocupación de la gente de a pie, impulsados por el abuso, la afrenta y la pasión. Y no vamos a alejarnos nunca, no abandonaremos lo que hemos comenzado. No hay dinero, pero sobra el entusiasmo. Vinimos para quedarnos. Somos los Okupas del Calentamiento Global.
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