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La Reina del Reino del Revés

por Eduardo Ferreyra

Considerando la manera en que los demás países del mundo se manejan y llevan adelante sus programas de desarrollo, hemos llegado a la conclusión de que la Argentina es el reino del revés, y Evangelina Carrozzo la Reina nombrada por Greenpeace.

Siempre me ha maravillado –y preocupado- la manera en que nuestros gobernantes se las han arreglado para hacer las cosas exactamente al revés de lo que la lógica aconseja. Aunque nues-tros políticos y gobernantes jamás han practicado la filosofía de los estoicos, siempre han logrado que sea el pueblo quien deba practicarla y convencerse, además, de que debe agrade-cerles por la maravillosa miseria, desnutrición y contaminación ambiental que vemos cada vez que nos asomamos a la puerta de nuestras casas.

Claro que la desnutrición se reserva para quienes viven alejados de las grandes ciudades, como ser los habitantes de las empobrecidas provincias del norte argentino como Formosa, Chaco, Salta, Jujuy y Tucumán –y ya que estamos tiremos sobre la mesa a Catamarca y La Rioja, también.

El Reino del Revés en el que vivimos los argentinos se manifiesta, para dar un ejemplo risueño pero perfecto, en que el Torneo Apertura de fútbol se juega cuando el año se está acabando, y el Torneo Clausura se juega cuando año está comenzando. Nada extraño, por otra parte, en esta incoherencia casi absoluta y dogmática de los gobiernos argentinos, que cuando todos los países del mundo subsidian a sus productores para competir en el mercado de exportaciones del mundo, nuestro país, no sólo le impone elevadísimas retenciones a las exportaciones, sino que además a algunas de ellas –la carne vacuna, una de las principales fuentes de divisas del país- directamente la prohíbe.

¿Incoherencias dije? Cuando en los demás países del mundo a sus veteranos de guerra se los premia con medallas, honores, y se les da toda clase de oportunidades para iniciar o extender su educación técnica o universitaria; se les dan pensiones y posiciones bien merecidas y consi-deraciones que se han ganado con sangre, sudor, y lágrimas; en Argentina se permite con toda galanura e indiferencia que sus ex combatientes se suiciden. Quizás así esta gente molesta deje de protestar y reclamen lo que les corresponde. En una de esas el pueblo podría creer que, para los políticos, los veteranos de guerra son una muestra de que lo único que les interesa es la creación de “bases de poder” y asegurar jubilaciones de privilegio.

Incoherencias repito. Cuando se hace necesario crear mecanismos que proteja al trabajo en blanco, y se asegure de que los trabajadores reciban salarios dignos, pero de acuerdo a su capacidad y rendimiento, las leyes laborales que los políticos promulgan surten el efecto totalmente contrario. Se consigue que la pequeña empresa prefiera cortarse un brazo antes de contratar a un empleado –un seguro futuro juicio laboral. O que las empresas prefieran emplear a trabajadores solteros y sin hijos en lugar de aquellos que tienen una enorme familia que, por cargas sociales, casi duplican su salario –sin que por ello aumente su rendimiento laboral.

Incoherencia, sí: En países donde el orden Constitucional es respetado, la seguridad jurídica es inobjetable, y todos los ciudadanos tienen los mismos derechos (y las mismas obligaciones, antes que nada) en la Argentina tenemos una Constitución Higienol® de doble cara y 40 metros que es constantemente cortada en pedacitos, y reformada para conceder a los políticos de turno más y mejores privilegios en desmedro del ciudadano que termina pagando la factura de la fiesta gubernamental.

La Incoherencia Papelera

El actual y lamentable caso de las “papeleras” es un ejemplo lamentable de la manera en que las camarillas gobernantes interpretan la constitución y las leyes; una demostración, además, de la falta de memoria, de tino y prudencia, y un descomunal ejemplo de la torpeza con que no hay que actuar para llevar adelante una nación. Porque queremos ser una Nación, de una vez por todas, ¿No es cierto? ¿Para cuándo, entonces?

Reza textualmente el Artículo 22 de nuestra ignorada y pisoteada Constitución:

“El pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por esta Constitución. Toda fuerza armada o reunión de personas que se atribuya los dere-chos del pueblo y peticione a nombre de éste, comete delito de sedición.

¿Hay alguien en el elenco gubernamental que tenga alguna idea de lo que esto significa? ¿No tienen asesores constitucionalistas? La pomposamente autodenominada Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú es “una reunión de personas” que se “atribuye los derechos del pueblo” (de Gualeguaychú, y finalmente de los argentinos) y peticiona al gobierno provincial y nacional para que intervenga y detenga la instalación de las plantas de las empresas Botnia y Ence, finlandesa y española. La Asamblea de Gualeguaychú, desde el mismo día que decidió cortar las rutas y peticionar al gobierno, está cometiendo el delito de sedición. No hay ate-nuante posible. Sus nombres son de dominio público, y entre ellos han constituido una asocia-ción dedicada a cometer el delito de sedición -es una asociación ilícita con penas determi-nadas por el Código Penal Argentino. ¿Y la Justicia y sus representantes? Bien, en casa, gracias por preguntar.

Luego, de la manera más natural, demostrando que lo único que realmente importa es que “mis exigencias se cumplan y que, de los derechos de los demás, no nos hacemos cargo (ni nos importan)”, [como afirmó ante las cámaras una integrante de la Asamblea Ciudadana], corta el acceso al puente internacional y la ruta 136 violando el artículo 14 de la nunca acatada Consti-tución Nacional. El artículo 14 establece que “todos los habitantes de la Nación tienen derecho a entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino”, y el artículo 11 dice con bastante claridad que:

“Los artículos de producción o fabricación nacional o extranjera, así como los ganados de toda especie, que pasen por territorio de una provincia a otra, serán libres de los derechos llamados de tránsito, siéndolo también los carruajes buques o bestias en que se transporten; y ningún otro derecho podrá imponérseles en adelante, cualquiera que sea su denominación, por el hecho de transitar el territorio”.

¿Cuál es el derecho que se le impone a los camiones de Botnia Ence o a los turistas argentinos y Uruguayos para poder transitar libremente por las rutas y el puente? Que Botina y Ence no ins-talen sus plantas y que se vayan a otra parte. En verdad, un “derecho de paso” algo costoso.

Ya son tres los artículos de la Constitución Nacional que la Asamblea Ciudadana de Gualeguay-chú ha usado como reemplazo de los 40 metros de Higienol®. Pero no hay dos sin tres, y no hay tres sin cuatro: El artículo 20 de la Constitución comienza diciendo que “Los extranjeros gozan en el territorio de la Nación de todos los derechos civiles del ciudadano”. Cosa que se les negó de manera repetida y constante a los camioneros chilenos, uruguayos, brasileños, bolivianos, paraguayos, y a los automovilistas de cualquier nacionalidad que querían cruzar el puente por el simple hecho de conducir un vehículo.

Cuatro delitos claramente tipificados en la Constitución Nacional. Bravo! Me toca preguntar si hubo alguna autoridad en el país, juez, fiscal, intendente, gobernador, ministro del interior o presidente de la nación que se haya dado por enterado de la comisión de un delito, de la manera más publicitada posible, y protegido por orden de nivel presidencial por la mismísima Gendarmería Nacional. El Reino del Revés.

Asistimos a la incoherencia de los guardianes del orden, protegiendo a los sediciosos para que las víctimas del delito de sedición no hagan justicia por mano propia –como aconteció final-mente en uno de los puentes, cansadas las víctimas de tanto abuso y tanta desprotección por parte de las autoridades “elegidas” por el pueblo.

Más Reino del Revés

Después de que el presidente Kirchner pronunciara su famoso discurso en el Tontódromo de Gualeguaychú haciendo una ardiente defensa de las papeleras argentinas –esas que usan las obsoletas tecnologías de cloro elemental, hipoclorito de sodio y gas cloro puro para separar y blanquear la lignina de la madera, y lanzan sus efluentes gaseosos y líquidos sin control alguno al ambiente- la organización Greenpeace criticó duramente al presidente con toda razón y pasó a elaborar sus próximos pasos en la campaña antipapeleras (y autopromoción recaudatoria).

Pero esta vez, y siendo coherente por primera vez en su larga historia, Greenpeace se concen-tró en las papeleras argentinas- o por lo menos eso tenemos que creer, ya que hablaron de “BASTA DE PAPELERAS CONTAMINANTES”, y así lo hicieron saber en la presentación de la Reina del Carnaval de Gualeguaychú, la delgadita señorita que en Viena portó el cartel que protestaba contra “papeleras contaminantes”. Si la información con que contamos no está errada, en Uruguay no existen plantas de celulosa que contaminan, sino que las plantas que contaminan están TODAS del lado Argentino.

Por supuesto, la prensa del Reino del Revés tomo la protesta, y la tomó al revés como corres-ponde a toda prensa que se precie de ser complaciente (obsecuente) con el poder de turno, y la mostró como una muestra de la fortaleza y posibilidad de éxito de la posición argentina en La Haya. Qué torpeza mayúscula!

En un OP-Ed del diario La Nación del domingo 14 de mayo, Joaquín Morales Solá hace refe-rencia a una nueva muestra del Reino del Revés que domina en el gobierno del Sr. Kirchner. Su artículo tiene por título: Los retos de Kirchner a los líderes extranjeros, de donde extraigo un pedacito como muestra, con resaltado en rojo de mi responsabilidad. Morales Solá opina lo mismo que yo –o yo lo mismo que él, o ambos lo mismo que opina el periodismo europeo.

Néstor Kirchner aprovechó la tribuna de Europa para retar a los europeos. Hay que reconocerle que es fiel a sí mismo. En la cumbre americana de Mar del Plata también se entretuvo con la platea y así le fue. La reciente cumbre entre europeos y latinoamerica-nos no estuvo pensada para hablar de las rencillas por las papeleras. Era la oportunidad de abrir una nueva relación de América latina -y, sobre todo, del Mercosur- con Europa. El momento era bueno: el Mercosur se consume en su propio encierro, entre peleas inmortales y nacionalismos fuera de uso.

En Viena, como en Gualeguaychú, Kirchner se encendió con la causa medioambientalista y le reprochó a Europa su culpa por enviar empresas que contaminan la vida. Fue un tiro por elevación contra Uruguay, al que trató, sin nombrarlo, con un agresivo paternalismo.

Su problema es, sin embargo, que la calidad del medio ambiente en la Argentina es pésima y que no hay otros culpables más que los propios argentinos. ¿Qué hizo Kirchner, con políticas concretas, para mejorar el medio ambiente en su pobre país? ¿Por qué no intentó avanzar en el borrador de acuerdo con Uruguay, que ya ordenaba un avanzado estudio sobre las papeleras de Fray Bentos?


A falta de remedios sudamericanos, los europeos debieron escuchar una clase magistral sobre medio ambiente por parte del presidente de uno los países que más se conta-minan a sí mismos. Kirchner es un argentino de cabo a rabo.

¿Qué más podríamos añadir? ¿Quizás que el Sr. Kirchner vive dentro de un termo? ¿Qué el asesoramiento, o los consejos de sus socios no parecen haber sido nada acertados? Que no se ha dado cuenta de que el mundo cambia cada vez más rápido y que los gobernantes que se quedan mirando el pasado con nostalgia –un pasado que no habría que seguir mirando, dado que hay poco y nada que valga la pena de imitar y repetir- con toda probabilidad mantendrán a sus pueblos repitiendo los mismos errores, una y otra vez. Y con ello también sumida a la Nación en un atraso que, si bien los argentinos parecen merecer por su abulia o incapacidad para reaccionar ante los abusos de sus políticos, es algo que los argentinos que piensan y tienen capacidad de hacerse escuchar en los medios, tienen la obligación moral de alertar y hacer conocer a la gente.

Eso tratamos de hacer desde estas páginas. Quizás nuestro granito de arena sirva para que algún día cercano se junte con otros millones hasta formar una carga que les resulte insopor-table a los políticos corruptos y a aquellos otros que vuelan dentro de universos personales, desconectados del mundo real.

Eduardo Ferreyra
Presidente de FAEC


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