Hora de Córdoba
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Minería y Conflictos Sociales
Parte 1


Por Dr. Eduardo Peralta
Geólogo
Noviembre 20, 2008
[Fuente: Estrucplan.com]

¿Que está pasando?

A todos aquellos que tienen algún grado de conocimiento o relación con el tema, tiene sorprendidos la agresividad pública hacia la minería y los permanentes conflictos sociales que se plantean ante todo proyecto minero nuevo. No siendo la República Argentina un país con tradición minera, a diferencia de casi toda Latinoamérica, no se puede atribuir esa animosidad a malas experiencias históricas, mas bien lo contrario. Tampoco creo equivocarme si digo que, mas que hostilidad, en la mayoría de los casos ya se trata de ODIO. Esto deja pocas esperanzas para la racionalidad y debemos acostumbrarnos a la idea: TODO proyecto minero nuevo, así sea en el lugar mas remoto y despoblado del territorio argentino signi-ficará un nuevo CONFLICTO político-social, con repercusiones hasta en las provincias mas alejadas del proyecto y que en nada serían afectadas por el mismo.

Sorprende la uniformidad y procedencia múltiple de los ataques, en un bombardeo permanente a que es sometida la opinión pública y lamento tener que reconocer que nuestra batalla por la popularidad ya está perdida: actualmente el pueblo argentino argentino ODIA a la minería, pese a no conocerla y será muy difícil revertir esa tendencia.

Los ataques se basan en dos argumentos invariables:



a) Respecto al primero, desconcierta un poco. En efecto: ¿Qué pasó con los argentinos?.¿Se volvieron todos furiosamente “Ecologistas”?

¿De repente dejaron de usar detergente para lavar vajilla? ¿Reciclan el agua de los lavaderos de autos, para que no vaya a las cloacas o a regar las calles de tierra? ¿Clasifican la basura en “biodegradable-reciclable-descarte definitivo”? ¿Ya no tiran la basura del fin de semana en cualquier baldío si se demora el camión recolector? ¿Ya no arrojan papelitos o puchos en la calle? ¿Abandonaron la práctica del asadito familiar de los domingos para no fomentar los desmontes? ¿Prefieren caminar en vez de usar el auto, para ir a pregun-tar la hora en el almacén de la esquina? ¿Prefieren no usar calefacción o aire acondicionado para no aumen-tar el efecto invernadero? ¿Apagan las luces innecesarias? ¿Llevan bolsas de red al supermercado para evitar la proliferación de bolsas plásticas? ¿ Prefieren comprar gaseosas en botellas de vidrio en vez de las “burbujas “ plásticas? ¿Ya no se descargan en los ríos los efluentes cloacales sin tratamiento? ¿Cambian los cueritos de las canillas en cuanto empieza a haber algún goteo por desgaste? ¿Dejaron de usar teléfonos celulares por los terroríficos efectos de sus radiaciones? ¿Ya no cazan perdices ni palomas?. ¿Ya no usan matarratas ni cucarichicidas (animales de gran importancia ecológica en el reciclamientro de la basura y residuos cloacales)? ¿De repente se abandonó la siembra de granos transgénicos y el uso de agroquímicos porque que según se dice “hacen mal a la salud de la gente”, pese a que pueden ser un buen negocio para producir biocombustibles ?

No me da esa sensación.

Sin embargo, en todos los casos, la minería ha pasado a ser el enemigo público Nº 1 de la sociedad y se la considera al mismo nivel que un genocidio o el tráfico de drogas. Será muy difícil para los profesionales geólogos o ingenieros de mina, (algo así como “asesinos seriales”) desempeñar sus tareas, sin ser sometidos a permanente presión emocional-social, e incluso física.

Respecto al segundo argumento (“Se llevan lo nuestro”): es obvio para cualquier actividad productiva, que una vez abastecido el consumo nacional hay que exportar los excedentes pero, a diferencia de los cereales, la soja o el girasol, que siempre pueden volver a ser sembrados, con los minerales existe una especie de “complejo de amputación” por ser recursos no renovables (cada tonelada producida significa una tonela-da menos en el yacimiento). A este respecto, es interesante el discurso de la Presidenta de la Nación ante la FAO en Italia en el pasado mes de junio de 2008. Con notable percepción de lo que siente el hombre común, allí expresó la idea de “desapropiación”, que es un concepto poco usado y hasta poco conocido por los profesionales del derecho, pero que parece ser frecuente en el filo-marxismo y que vendría a ser el meollo (o gran parte de él), de este “complejo de amputación”.

Se parte de la idea de que un recurso natural no renovable es propiedad de un pueblo y que extraerlo y exportarlo, significa “desapropiar” ese recurso. Sólo se admite hacerlo si se le da el máximo valor agregado posible por industrialización. No es criticable la idea: al contrario. La cuestión de “países expor-tadores de materia prima” en desventaja con los países industriales que “exportan valor agregado” no es una cuestión menor.

En el caso de los granos, el INTA Balcarce ha calculado que más de 1.5 millón Toneladas/año de nutrientes se van contenidos en esas exportaciones. Esos nutrientes minerales “desapropiados”, representan una pér-dida de nuestros recursos, pero el público la acepta mejor porque desconoce que la agricultura intensiva puede afectar a los suelos y porque gran parte de esas exportaciones van con cierto valor agregado indus-trial. De estar en lo cierto, las exportaciones de concentrado de Cobre de Alumbrera (que no se funde en el país), producen un rechazo instintivo mucho mayor que las exportaciones de plomo y zinc de Aguilar que sí lo son, al menos en su mayor parte. Algo parecido, sólo que al revés, sucede con Aluar: la Argentina impor-ta la materia prima de Australia (y por lo tanto “desapropia” a Australia de sus menas de Aluminio), para darle un valor agregado y se así se “apropia” de la diferencia al reexportarla.

Obsérvese que las exportaciones de cemento o cal no generan el mismo rechazo popular que las exporta-ciones de mineral en bruto.

Tal vez aquí tengamos una pista para comenzar a hacer mas simpática la actividad minera entre nuestros compatriotas.

Sin embargo, por ser la minería una actividad desconocida en la Argentina y ante la duda (o el miedo fomentado) se prefiere que queden donde están, sin beneficiar a nadie, “con tal que no se lo lleven” los extranjeros : no por el supuesto “robo”, sino para inmovilizarlos hasta que se nos ocurra que hacer con ellos, si es que se nos ocurre.

¿De donde proceden los ataques?. Prácticamente de todo el espectro social.

¿Cómo se llegó a eso?. Por medio de la acción de ciertas ONGs (entre las cuales se destaca Greenpeace, aunque no es la única) que saben muy bien como influir sobre la opinión publica, preferiblemente por medios indirectos. Es evidente la notable (y envidiable) eficacia de la actividad de esas ONGs que trabajan en todos estos frentes y encuentran siempre un ambiente receptivo a su prédica. ¿Por qué tanta receptividad?

Esas ONGs trabajan como “Actores primarios” sobre estamentos “Receptores intermedios” pero de gran peso e influencia (Primera etapa) buscando que, una vez adoctrinados, se transformen a su vez en “Actores secundarios” (Segunda Etapa) para influir sobre el resto de la sociedad (en otras palabras: que terminen trabajando para la ONG) .

Logrado el estado de sugestión colectiva, la sociedad tiende a actuar generando conflictos aparentemente “espontáneos” por si misma (Tercera etapa), sin darse cuenta de que están siendo usados como “ingenuos útiles” (Lenín, un verdadero maestro de este arte, los llamaba de una manera mas contundente, claro que en la intimidad).



¿Cuáles son esos estamentos influyentes preferidos por las ONGs, para que en esa segunda etapa sometan al permanente bombardeo-adoctrinamiento a una sociedad desprevenida?

En este momento se visualizan al menos diez:



Cuando alguno de estos estos estamentos actúa o se expresa en contra de nuestra actividad, está refor-zando la misma convicción de los vecinos, hasta que el hombre común que no entiende nada, termina pensando “Si todos lo dicen, por algo será”.

Veamos algunos ejemplos:

1. Entes Estatales:

a) Parece evidente que gran parte del pueblo argentino tiene manifiesta vocación “estatista” (y a veces cierta envidia secreta hacia quien està en la Administración Pública, beneficiario de una envidiable garantía de estabilidad laboral aunque con sueldos modestos).

b) Es evidente que en muchos organismos del Estado, tiende a predominar cierta tirria o desconfianza ancestral (tal vez con alguna envidia por sus mejores sueldos) hacia la actividad privada, a la cual ven como competidor y no como complemento. Después de casi un siglo de estatismo postIrigoyenista no se puede esperar otra cosa.

Resultado: ante la duda o desconocimiento, el Pueblo Argentino tiende a preferir un manejo o ingerencia dominante del Estado (aún la ineficiente) sobre la mayoría de los rubros económicos, pero en especial cuando se trata de minería o petróleo: es muy común en esos casos, encontrar agentes estatales ejer-ciendo permanente presión y prédica contraria a la actividad privada (algo así como: “mejor malo conocido que bueno por conocer”). Eso solo, ya lo habilita para actuar como estamento intermediario de las ONGs que inician el proceso. Obsérvese la tendencia “reestatizante” (Correo, Ferrocarriles, Energía, Aerolíneas, AFJP) del gobierno actual: casi no tiene oposición popular y en general es bien recibida por la mayoría.

La opinión pública (“el receptor final”) tiene una muy humana y comprensible desconfianza hacia lo desconocido y una lógica resistencia a los cambios. Analice usted sus propias reacciones en caso de duda o en temas que no conoce: ¿No tiende a pensar lo peor?. ¿No tiende a pensar de que lo mejor es asignar esa tarea al Estado?. Ejemplo digno de análisis: preste atención a la propaganda de la CTA.

Por: Dr. Eduardo Peralta (Geólogo).

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