Ni las ballenas ni el planeta Tierra son lo bastante importantes para Greenpeace. En su frenesí “salvacionista” ahora quiere que los niños les ayuden a salvar a Santa Claus. Con "salvadores" como Greenpeace, Santa Claus está en graves apuros.
En realidad, el objetivo de Greenpeace es un deshonesto y siniestro lavado de cerebros de los niños, y así incorporarlos como futuros cómplices de su agenda política y futuros donantes para sus campañas. Esta gente no da puntada sin nudo.
La ONG del ecologismo multinacional está mostrando en la TV de los Estados Unidos un aviso de animación computarizada -probablemente con las computadoras generadoras de fantasías virtuales de James Hansen y su troupe de rabiosos calentadores. Es un aviso que ha causado un enorme disgusto entre millones de tele-videntes que se han quejado a las televisoras diciendo: “Con los niños, NO!”.
Como es probable que el aviso sea retirado del aire, se lo mostramos aquí para que gocen de una muestra de manipulación indecorosa de la niñéz.
Por su parte, el meteorólogo Anthony Watts, no ha sido piadoso con esta innoble acción. Dice lo siguiente en su blog Whats Up With That:
Primero quiero decirles que pido disculpas a mis lectores. Voy a editorializar un poco.
Aparentemente ya nada está fuera de los límites. Ahora podemos decir que Greenpeace ha abandonado toda preten-sión de usar a la ciencia. Todo se trata del mensaje en el que ellos creen. Este mensaje aparece como una doble falacia empaquetada en una pulida animación computada diseñada específicamente apuntando a los niños como blanco durante la estación Navideña.
En mi opinión, Greenpeace ahora ha tocado fondo en la escala de credibilidad La próxima vez que Greenpeace cite a la ciencia en un parte de prensa o en entradas en algún blog, asegúrense de poner el link a este video en sus comen-tarios.
Y su usted ve a este video emitido en su estación local de TV, o en una nacional, y lo encuentra preocupante como yo lo veo, le puedo recordar que usted puede ejercitar su derecho de ciudadano de quejarse a la FCC (el COMFER de EEUU). Mejor todavía, escríbale a Greenpeace y díganle lo que ustedes piensan de esto.
Ahora me quedo esperando por la corrupción de “Sí, Virginia, Santa Claus existe”.
Hemos visto a Santa Claus vomitando por la borda, en la popa del velero. Estoy seguro de que su descom-postura ha sido causada por tener que estar cerca de esos tipos. Y entre las curiosidades del video, el navío del Greenpeace es un velero, como diciendo, nosotros no quemamos combustibles fósiles; andamos en bicicletas, veleros, o a pie. La realidad es que los barcos de Greenpeace (varios, demasiados) son grandes gastadores de fuel oil y producen una buena cantidad de emisiones de CO2, además de óxidos sulfurosos y hollín. Sus botes de goma Zodiac usan poderosos motores de 110 HP que consumen generosas raciones de gasolina y aceite, y sus motocicletas Enduro (disfrazadas de yaguareté) queman buenas cantidades de mezcla gasolina/aceite en 40:1.
“Haz lo que yo digo, pero no te fijes en lo que yo hago –ni mucho menos cómo lo hago. Mira para otro lado, cállate, no se lo digas a nadie y envía tus $20 dólares mensuales. Estamos salvando al mundo.”
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