Hora de Córdoba |
Por Dr. Henry Miller
Octubre 15,2007
Publicado en TCS Daily
El neurólogo portugués Egas Moniz recibió en 1949 el Premio Nobel en medicina por "su descubrimiento del valor terapéutico [de la lobotomía prefrontal] en ciertas psicosis," incluyen-do depresión y esquizofrenia. La operación de lobotomía frefrontal, en donde se cortan las fibras nerviosas que conectan al lóbulo frontal con otras partes del cerebro, y que a menudo convierte a los pacientes en zombis, sería repudiada por la comunidad médica dentro de la década.
Al Gore, el último galardonado con el Nobel de la Paz, es una elección igualmente pobre, una que no aguatará la prueba del tiempo. Dejando a un lado la pedantería escolar, el sermón, la actitud superior que hace de él un imán para la parodia, Gore es un falsario. Considere que en 1988 él dio un apasio-nado discurso en la Convención del Partido Demócrata, prometiendo combatir a la industria tabacalera porque doce años antes su hermana había muerto por un cáncer de pulmón.
En 1988, sin embargo, mientras hacía campaña para la nominación a la presidencia, Al Gore les había estado diciendo a los granjeros del tabaco (en un acento sureño mucho más denso del que se le oyó nunca en Washington) que él era prácticamente uno de ellos, que él había sostenido tiernamente a las plantas jóvenes en sus propias manos, tenía sus intereses en el corazón, y así por delante. Y su película “Una Vredad Incómoda,” que ofrece una visión exagerada, unilateral y a menudo inexacta del calenta-miento global, es más propaganda que documental.
Quizás yo pueda dar una explicación médica para lo que le da cuerda a Gore. En base a sus acciones y escritos a lo largo de muchos años, mi pensamiento es que Gore sufre del Desorden de Personalidad Narcisista. El criterio para este diagnóstico, como lo describe la Biblia de la psiquiatría, el “Manual del Diagnóstico y Estadísticas de Desórdenes Mentales,” incluye “un patrón persistente de grandiosidad (en fantasía o comportamiento), necesidad de admiración, y falta de empatía, comenzando en la tem-prana adultez y presenta una variedad de contextos,” como las indican todas estas manifestaciones.
“…un grandioso sentido de su propia importancia (por ej.: exagera sus logros y talentos, espera ser reconocido como superior sin logros proporcionales.” Gore demuestra regular-mente su grandiosidad. ¿Quién puede olvidar su notoria afirmación de que él había sido una pieza clave en el desarrollo de la Internet? Pero mucho más serios y complejos son los delirios de Gore acerca de asuntos en tecnología y ecologismo. Tales como su repetido respaldo a los ataques anti-tecnologías, y críticas de los avances tecnológicos mientras era congresista, senador y vice-presidente. Sus escritos generalmente ponen a la ciencia y a la tecnología a contramarcha con el “mundo natural” y, por inferencia, con el bienestar y el progreso de la humanidad. Más sobre esto más abajo.
“…preocupado con fantasías de éxito ilimitado, poder, brillo, belleza, o amor ideal; cree que él o ella es 'especial' y única y puede ser sólo comprendido por, o debería estar asociado con, otras personas especiales o de elevado status (o instituciones),” Esta suerte de fanta-sías corren alocadamente en el libro de Gore, 'La Tierra en Balance', en donde él asume que él, solo, ha adivinado las soluciones a los problemas del mundo y las crudas y dramáticas medidas que esperan por la educación e iluminación del público. Cuando él fue vicepresidente, Gore y su equipo de verdaderos creyentes intentaron purgar al gobierno federal de todo disenso o visión contraria a sus políticas, en una manera que recuerda los peores excesos paranoicos de la administración de Nixon. Vejado por personas que no eran la suficientemente 'especial', Gore simplemente se libró de ellos.
“…le falta empatía: es incapaz de reconocer o identificarse con los sentimientos y necesi-dades de los demás … muestra arrogancia, actitudes o comportamiento o altaneros.” Mientras era senador, Gore era notorio por su rudeza e insolencia durante las audiencias. Un truco favorito era hace una pregunta y, cuando el testigo comenzaba a responder, Gore comenzaba una conversación en susurros con otro miembro del comité o de su equipo. Si el testigo hacía una pausa para que el senador no perdiese la respuesta, Gore le instruía para que continuase, y luego volvía su conversación privada, sin dejar ambigüedad. No sólo su testimonio no s importante, ni siquiera le prestaré atención fingiendo que le estoy escuchando. Gore acusó una vez a sus enemi-gos políticos de poseer “un cromosoma extra,” un comentario que enfureció a personas con familiares con el Síndrome de Down, que es causado por la presencia de un cromosoma extra.
El paternalista, apocalíptico y traído de los cabellos “La Tierra en Balance” provee numerosas muestras de este criterio de diagnóstico, y en consecuencia ofrece perturbadoras revelaciones sobre su autor. En el libro Gore basurea la naturaleza empírica de la ciencia desconectando al hombre de la naturaleza. “Pero a causa de la separación de la ciencia y la religión,” se lamenta, “podríamos no estar bombean-do tanto desperdicios químicos gaseosos en la atmósfera y amenazando con la destrucción del equilibrio de la Tierra.” Pero si no fuese por la separación de la ciencia y la religión, seguiríamos abru-mados por la noción de que el Sol y los planetas giran a nuestro alrededor.
Se pone peor. A lo largo de su libro, Gore emplea la metáfora de que quienes creen en los avances tecnológicos son tan siniestros, y los contaminadores tan malvados, como los que perpetraron el Holocausto de la Segunda Guerra Mundial. Acusa a los americanos de ser disfuncionales porque hemos desarrollado “una aparente obsesión con substitutos falsos para la experiencia directa con la vida.,” tal como “el Astroturf, aire acondicionados, y luces fluorescentes… Walkman y Watchman, capullos de entretenimiento, comidas congeladas y el horno de microondas,” y así por delante.
Un ejemplo del bizarro pensamiento de Gore es su enfrentamiento con la biotecnología. Después de hacer campaña de manera incansable durante años para sobre-regular a la técnica más precisa y predecible de la tecnología aplicada a la agricultura –ostensiblemente para asegurar la seguridad del ambiente- cambió de carril y vino con esta tontería: ”El impacto más duradero de la biotecnología sobre la provisión de alimentos podría venir, no de que algo salga mal sino de que todo salga bien. Mi mayor temor no es que por accidente liberemos alguna variedad “Andrómeda” genéticamente defectuosa. Dado nuestro pasado registro en manejos con la agricultura, es más probable que accidentalmente nos ahoguemos a nosotros mismos en un mar de granos.” Los precios de los alimentos están ahora bajo intensa presión a causa del desvío del maíz para la producción de etanol para combustibles.
Es duro de tener cerca de las personas que sufren del Desorden Narcisista de la Personalidad. Ellos son jefes terribles, insoportables parientes políticos y vecinos insufribles. Por eso que no quiero que Al Gore sea presidente –ni tenerlo viviendo a lado de mi casa.
El Dr. Millar es un médico y miembro de Institución Hoover de la Universidad de Stanford. Estuvo en NIH (Instituto Nacional de la Salud) y en la FDA (Administración de Alimentos y Drogas) del gobierno de los Estados Unidos.
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