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Carta del Gobernador de San Luis al Presidente de la Nacion

CARTA DEL GOBERNADOR DE SAN LUIS,
DR. ALBERTO RODRIGUEZ SAA,
AL PRESIDENTE DE LA NACION,
DR. NESTOR KIRCHNER

San Luis, 4 de mayo del 2006.
Señor Presidente de la República Argentina.
Dr. Néstor Kirchner.
S / D.

Hace unos días atrás el señor Ministro Jefe de Gabinete, Dr. Alberto Fernández, mediante una comunicación telefónica me invitó a participar del acto que se realizará hoy en la ciudad entrerriana de Gualeguaychú, en la cual Ud. ratificará el anuncio de que nuestro país acudirá a la Corte Internacional de La Haya, para que ésta dirima el conflicto existente con la hermana República de Uruguay. Esto con motivo de haber autorizado la construcción y funcionamiento de dos fábricas de celulosa en la localidad uruguaya de Fray Bentos, situada en la rivera oriental del Río Uruguay, río que es de soberanía compartida entre los dos países hermanos.

Agradezco la invitación que se me formula para tan importante acto, pero con el derecho que tengo a pensar distinto que Usted, deseo expresarle las razones por las cuales no voy a asistir a la Ciudad de Gualeguaychú.

Hay una verdad indiscutible y que abrazo con enorme firmeza. El pueblo de Gualeguay-chú y la Provincia de Entre Ríos, están ampliamente facultados para defender sus derechos sobre el Río Uruguay y evitar así que éste sea contaminado.

Tienen derecho a conocer los estudios ambientales para afianzarse en la certeza que si las plantas papeleras en definitiva se construyen, no van a poner en peligro el ecosiste-ma regional.

Y por sobre todas las consideraciones, tienen derecho a expresarse, y a luchar dentro de la Ley, por sus convicciones. En este punto, pienso, estamos todos de acuerdo.

Hay otra verdad que si bien es discutible u opinable, tiene tanta fuerza como la primera, y es que el Gobierno Nacional ha actuado, por lo menos en los tiempos iniciales de esta cuestión de las papeleras, con una ligereza muy cercana a la impericia o negligencia.

Muchas veces cuando he reflexionado sobre las aparentes complejidades o los verda-deros matices del hoy entablado conflicto. Me he preguntado si estamos frente a un verdadero papelón internacional.

Hoy, estoy convencido que la decisión del Gobierno Nacional de acudir a la Corte Internacional de la Haya, exterioriza el fracaso de la diplomacia de su gobierno por un problema que, voluntad mediante y un poco de humildad, se habría resuelto sin inconvenientes. El fracaso de la solución de la controversia por la vía racional me convence, Sr. Presidente, que estamos frente a un papelón internacional.

Las posiciones de ambos países hoy se encuentran lamentablemente endurecidas.

Uruguay a favor de la producción, es decir, la construcción y el funcionamiento de las plantas papeleras. Argentina a favor del medio ambiente, es decir, que no se contamine el Río Uruguay.

Aún hoy, en los extremos en que parecen estar ambas posiciones, me pregunto ¿Qué tienen de incompatibles estas posiciones o qué dificultades presenta la resolución de estas cuestiones?

El ámbito natural para discutir y consensuar este entredicho debió ser ( ¿o ya fue? ), la Comisión Administradora del Río Uruguay –CARU-, organismo binacional de Derecho Público Internacional, creado en 1975 y que tiene como objeto el control de la contami-nación y preservación del medio ambiente en el Río Uruguay. Lo que se acuerda en la CARU, tiene la fuerza de un tratado internacional entre las partes.

Ahora bien, Sr. Presidente, durante su gobierno, Argentina y Uruguay celebraron un acuerdo en el ámbito de la CARU, que se conoce como PLAN DE MONITOREO DE LA CALIDAD AMBIENTAL DEL RIO URIGUAY DE PLANTAS CELULOSICAS. En el mismo puede leerse al comienzo del acta: "Teniendo en cuenta la implantación futura de plantas celulosas…." Y más adelante establece una serie de controles especiales del Río, a la altura de Fray Bentos y Gualeguaychú.

Es fácil deducir, Sr. Presidente, que durante su gestión la CARU ya había acordado sobre la instalación de papeleras a la vera del Río y también acerca del monitoreo sobre la calidad ambiental a partir de la construcción y funcionamiento de las plantas.

Esta información, negada o silenciada por su gobierno, se encuentra disponible en el sitio de Internet de la propia CARU, de cuya impresión me permito remitirle una copia. Una vez leída recomiendo que, en caso de ser exacta al original, se la haga conocer a la ciudadanía argentina, en virtud del derecho que tiene nuestro pueblo de acceder a la información y a la verdad.

En su momento el Canciller Rafael Bielsa, en el Congreso argentino, expresó con orgullo que el problema de la instalación de plantas papeleras en las orillas del R.U. estaba resuelto, y que la Argentina había acordado el monitoreo de la construcción y funciona-miento de las mismas.

En igual sentido, y con el mismo orgullo de un ministro que siente cumplido el deseo presidencial, lo hizo ante la Asamblea Legislativa el Sr. Jefe de Gabinete, Dr. Alberto Fernández (por supuesto que no me refiero a la reunión de anteayer en Diputados en la cual el ministro se manifestó en forma distinta).

Claro, las cosas cambiaron.

El problema estaba resuelto para la frivolidad de Cancillería, pero no para los pueblos que viven en las márgenes argentinas del Río, los que ejercieron su derecho a ser informados y a vivir en un medio ambiente sano y cerca de un Río no contaminado.

Ni la imaginación de Cancillería, ni la imaginación del Sr. Chacho Álvarez, ni la imagina-ción de su gabinete, han podido encontrar una fórmula que concilie el derecho al progreso con el derecho ambiental. Por eso, Sr. Presidente, opino que no parece seria esta tardía manera de conducir un conflicto provocado por la propia torpeza de su gobierno.

Acudir el Estado argentino a la Corte Internacional de La Haya es correr el riesgo que se le opongan al mismo lo que en derecho se llama "actos propios", es decir, que se le diga: ¿Cómo pide que no se autorice algo que su propio gobierno autorizó?, ¿Cómo pide un monitoreo que su propio gobierno ya consensuó?.

¿Por qué se descarta una solución bilateral, en el propio ámbito de la CARU, en donde se pueden interpretar los convenios suscriptos conciliando los derechos ambientales con el derecho al progreso?

¿Por qué no acude al MERCOSUR, siendo que éste tiene un tribunal para dirimir los conflictos que se suscitan entre sus miembros?

Después de la actuación lamentable de Cancillería en la llamada Cumbre de las Améri-cas, nos ha quedado una pregunta, ¿Acaso en la misma no apostó la Argentina al MERCOSUR como el mega mercado o la región a la cual adscribía la Argentina para el futuro?

Reconozcamos Sr. Presidente que su gobierno nada avanzó en la región en lo que respecta a la libre circulación de personas, de capitales, de bienes o servicios, más bien todo lo contrario, el MERCOSUR con este conflicto generado por Cancillería está en su mayor crisis y en su máximo retroceso.

¿Porque entonces su gestión nos obliga a descartar, para solucionar la cuestión pape-leras, el Tribunal de Resolución de Controversias, que para estos casos ha creado el MERCOSUR?. Esto sin tener en cuenta que el reinventado Sr. Álvarez, desde la presi-dencia del Consejo de Representantes Permanentes del MERCOSUR dijo, en un alarde de inteligencia, que el tema para él, "…es muy difícil"

. Señor Presidente su gobierno ha descartado toda forma de resolución racional de un conflicto que, muchos sospechamos, es una creación de la torpeza oficial. Ha optado por una vía llena de dificultades auto originadas. Ha seleccionado como decisión acudir a los tribunales de La Haya, sin siquiera intentar, acotar los puntos del litigio mediante un acuerdo binacional previo que permita, mientras se dirime la cuestión en la Corte, la nor-malización de las relaciones entre dos repúblicas hermanas hoy seriamente deteriora-das.

Por eso hemos manifestado que, si la decisión es acudir a La Haya, sea el propio pueblo entrerriano quien ejerza, por subrogación, los derechos que indubitablemente tiene ante la Corte Internacional.

Ni le menciono, Sr. Presidente, que la lucha ambientalista le sienta bien a los pueblos que respetan los derechos de los demás, nunca a los gobiernos que generalmente no pueden exhibir logros en la defensa del ecosistema, como, lamentablemente, es su caso.

Lo saluda con el mayor respeto y consideración.

Dr. Alberto José Rodríguez Saá
Gobernador de San Luis


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