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Carta Abierta del Intendente de Fray Bentos
al Pueblo Uruguayo (y Argentino -¿por qué no?)

Queridos compatriotas:

Me resulta muy difícil resumir todo lo que ha pasado últimamente en el país y en mi departamento respecto al tema de las plantas de celulosa.

Desde hace tres años venimos recibiendo y estudiando informes sobre estas inversiones que, por su volumen y por su apuesta al futuro, colocan a Uruguay en un lugar destacado en el mundo. Nadie invierte cerca de 2.000 millones de dólares para desarrollar una verdadera cadena productiva (que debería terminar produciendo papel, generando aún más riqueza y trabajo para miles de uruguayos y uruguayas) si Uruguay no fuera un país que brinda suficientes garantías de estabilidad social, económica, política e institucional.

La mayoría de nuestras producciones agropecuarias salen del campo al puerto y de allí a los mercados del mundo, sin el suficiente valor agregado. Esto no le sucede a Argentina, que es uno de los más grandes productores de soja pero también de aceite, justamente por su escala de producción, por mencionar sólo un ejemplo.

Como intendente de Río Negro pero también como uruguayo, no quiero seguir viendo cómo se van los troncos (y en el mejor de los casos los chips) del campo al exterior mientras nuestros hombres y mujeres se quedan con las manos vacías y sin aprovechar al máximo el potencial en generar puestos de trabajo. Pero este solo motivo, con ser importante, no sería suficiente para defender las inversiones en la producción de celulosa.

Siempre dijimos que no estamos únicamente ante una ecuación económica, una inversión que provoca desarrollo económico y social , y por otro lado aporta tecnología de última generación en la que los uruguayos y uruguayas podremos también destacarnos.

Digámoslo una vez más: la información de la que se dispone en Uruguay y en el mundo sobre la tecnología que se va a usar en la producción de pasta de celulosa nos da las más absolutas garantías de un manejo ambiental serio y responsable.

Llevamos tres años analizando información, estudios, relevamientos y los datos más exhaustivos de los efectos ambientales de este tipo de plantas. A modo de resumen entre cientos de estudios, contamos con los realizados por las propias empresas, los de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (la DINAMA) y los permisos que ésta otorgó para cada una de las etapas de construcción, el informe de la Ombusman de la CAO, el informe preliminar de la CFI, el informe de la Comisión Binacional, el informe último del experto canadiense Wayne Dwemychuck que evaluó el informe de impacto acumulado de la CFI, además de varios documentos de científicos universitarios argentinos de reconocida trayectoria y prestigio internacional.

En cuanto al argumento de la violación del Tratado del Río Uruguay, vale destacar que el trabajo conjunto de los cancilleres de ambos países, Bielsa y Operti, dio por terminado el diferendo por las plantas de celulosa en Uruguay. El texto de las páginas 106-107 y 126 de la Memoria Anual de la Nación Argentina del año 2004 resulta totalmente esclarecedor.

Por otro lado, las dos delegaciones de Argentina y Uruguay integrantes de la CARU acuerdan un protocolo con el nombre de Plan de Monitoreo de la Calidad Ambiental del Río Uruguay en áreas de Plantas Celulósicas, cuya referencia figura también en la Memoria Anual.

Cuando comienza la protesta argentina se hace en base a que éstas plantas producen dioxinas y que éstas van a producir enfermedades de piel, cáncer, malformaciones y caída del cabello. Nada de eso es cierto. Hace ya muchos años que ha habido un cambio en la tecnología de producción pasta de celulosa. Tanto es así que ya no se incluye esta industria en las fuentes de emisión de dioxinas con potencial de afectación al medio ambiente y a la salud.

Los estudios en el caudal del Río Uruguay están hechos con todos los niveles posibles. Sin embargo, es importante destacar que el diseño de tratamiento de efluentes líquidos está hecho para adecuarse al Digesto del Río Uruguay, que exige una mezcla total antes de los 1000 m a partir del punto de descarga, en el mínimo caudal de 500 metros por segundo, que sería la peor situación posible. Es bueno saber que el caudal promedio del Rio Uruguay es de 6000 m/seg.

Los estudios sobre los olores que puedan emanar del proceso dicen que éstos se pueden producir en el arranque de la planta, hasta que entra en régimen de producción pleno y se estabiliza el sistema, durante un tiempo reducido y hasta una distancia de entre 8 y 10 kilómetros, y luego durante interrupciones que pueden darse y esto será pocos días y pocas horas en esos días. Lo más curioso es que por el régimen de vientos estudiados la concentración de olores que superen el umbral de percepción olfativa será cerca de la planta de Ence y no en las ciudades.

Cuando se habla de los sistemas de producción TCF (totalmente libre de cloro) y ECF (libre de cloro elemental), significa que antes se usaba cloro como elemento blanqueador de la pulpa y en el ECF se usa dióxido de cloro que prácticamente no genera dioxinas, a diferencia del sistema anterior y las que genera no son bioacumulables, son iguales a las de origen natural, y además en concentraciones prácticamente imperceptibles.

Si bien el sistema TCF no usa cloro sino peróxido de hidrógeno (agua oxigenada) prácticamente no tiene diferencias en los efluentes con el ECF. Además, son muy pocas las plantas que usan este sistema en el mundo porque produce una celulosa que genera un papel con menos brillo y calidad, por lo que los mercados no lo demandan. Y desde otro punto de vista requieren más madera que el proceso ECF. Vale la pena destacar que el 90% de las plantas en el mundo utilizan tecnología ECF.

Mucho se ha hablado de los problemas que ocasionan las plantas de producción de pasta de celulosa. Pero observamos que reiteradamente se refieren a la planta de Pontevedra en España o a la de Valdivia en Chile, sin mencionar las miles de plantas que existen en el mundo que rondan las 10.000. En la de Pontevedra es cierto que hubo un problema en la década de los noventa, en ese momento se cambia de tecnología. Sin embargo está autorizada a funcionar hasta el año 2017. Este plazo no es por causas ambientales, sino por que se vence la concesión de uso del suelo.

Respecto a lo que pasó en la planta de Valdivia, me remito a la sentencia de la Primera Sala de la Corte Suprema de Justicia de Chile, que, con dictamen unánime de cinco votos contra cero, sentenció: "no hay prueba alguna que el río Cruces y, en lo que interesa, el Santuario de la Naturaleza Carlos Andwandter haya sido contaminado por Celulosa Arauco S.A. al operar su planta de San José de la Mariquina o que exista una amenaza de contaminación".

Es falso que las plantas que se van a construir en Fray Bentos sean las plantas más grandes del mundo. En Brasil hay una planta en funcionamiento que por sí sola produce 2,5 millones de toneladas de celulosa al año. Brasil produce entre 10 y 12 millones de tt/año. Por citar otro ejemplo, en Finlandia existe un río binacional, con un caudal 10 veces menor al Río Uruguay, que en una extensión de 13 km se producen 4 millones de toneladas al año. Aguas debajo de ese río, la ciudad de San Petersburgo, en Rusia, toma el agua para distribuir a la población.

El presidente Argentino, Néstor Kirchner, justifica las plantas de su país diciendo que producen la mitad de las nuestras pero el problema no es el volumen de la producción sino la contaminación que genera la tecnología que se usa.

Algunas de esas plantas argentinas usan cloro elemental para blanquear la pulpa, produciendo toneladas de dioxinas, por lo que resultan altamente contaminantes, a diferencia de las que se van a instalar en Fray Bentos. El gobierno argentino ha solicitado también que se paralicen las obras para realizar estudios. Nótese que ambas cosas se pueden realizar al mismo tiempo. Si el gobierno argentino necesita analizar más los estudios realizados, si se necesita más información somos los primeros en apoyar su realización, como hemos ofrecido en innumerables y reiteradas oportunidades, pero para eso no se necesita detener las obras. Desde que se inició el pedido desde la Argentina, han pasado ya muchas veces noventa días.

Y lo decimos con la seguridad y la tranquilidad espiritual, moral y técnica que nos aportan todos los informes anteriores que sostienen que de los parámetros que se deben estudiar, todos absolutamente todos, están muy por debajo de lo exigido por las normas más estrictas del mundo.

Todas estas plantas deben contar con certificaciones de gestión ambiental muy exigentes para colocar su producción. Los países europeos exigen además que cuando una industria de su país se instala fuera de su territorio, debe cumplir por lo menos las mismas exigencias que en su país de origen.

Además debemos tener en cuenta que estas industrias necesariamente funcionan bajo la certificación de normas ambientales reconocidas a nivel mundial. Estas normas implican que los proveedores y la materia prima utilizada (plantaciones), también deben incorporar en sus empresas un sistema de gestión ambiental. En éste momento Uruguay tiene 400.000 há certificadas y como consecuencia todo esto conduce a una mejora general en el cuidado del medio ambiente con un efecto multiplicador.

Siempre hemos propiciado el diálogo sobre la base de la racionalidad y del objetivo de enfocarnos en intereses comunes tales como la protección del medio ambiente, la generación de puestos de trabajo en consonancia con un desarrollo sustentable y el desarrollo social de nuestras regiones. Muchas veces hemos dicho que los gobernantes somos responsables de hasta donde llevamos la opinión publica, porque justamente somos formadores de opinión.

Pero por sobre todas las cosas está el hecho que los gobernantes no somos dueños de las poblaciones sino que somos meros representantes de Instituciones, y por eso, antes que nada, debemos respetarlas. Los gobernantes ni siquiera son dueños de sí mismos sino que debemos ajustarnos permanente en pos del bien común, de la comunidad que representamos, en el marco de las instituciones legales que representamos, dejando de lado nuestros propios sentimientos, subjetividad y hasta el tiempo que le dedicamos a nuestras familias. Ese es el principio primordial que nos mueve y nos motiva día a día a seguir en el camino que consideramos correcto.

Todo lo hecho hasta ahora, y lo que seguiremos haciendo en el futuro, ha sido siempre con el norte puesto en que somos un País que defendemos el medio ambiente, que estamos bien rankeados en el mundo en su protección y en desarrollo sustentable y que lejos está de nosotros el pensar en provocarle daño a nuestras familias y a nuestros vecinos.

Vale la pena decir aquí que la distancia de la planta de Botnia a Ñandubaysal (balneario privado en Gualeguaychu) es de 14 Km y a la ciudad de Gualeguaychú es de 30, mientras que a Fray Bentos es de 7 Km. Que sepan todos que por más trabajo y riqueza que nos traigan estas inversiones, si a cambio provocamos un daño ambiental no habríamos apoyado estas inversiones bajo ningún concepto.

Todo lo dicho reafirma que nuestra defensa no ha sido a la ligera, ha sido como actuamos los uruguayos, con conocimiento, con respeto, con dignidad y con firmeza. La inmensa mayoría del País está respaldando el trabajo en defensa de esta causa. He dejado para el final el tremendo daño provocado por un bloqueo del transito fronterizo, ejecutado por la asamblea de Gualeguaychú, pero contemplado, tolerado y apoyado por el gobierno Argentino que era quien tenía la obligación de haberlo evitado.

Esperando que ésta nota aclare algunos puntos, y que sirva para allanar caminos de entendimiento, los saluda muy atte.

Dr. Omar Lafluf Hebeich
Intendente Municipal de Rio Negro



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