Por Eduardo Ferreyra
Los burreros dirían: Era un fija! Los elefantes en el bazar terminaron derribando todas las estanterías y además hicieron un hueco en la pared. Ingresaron a los mercados de carnes, lácteos, granos, empresas privatizadas, energía, etc, con la misma elegancia que lo hicieron con las papeleras. Y en los de inversión extranjera causaron un estampida. ¿Aprenderán algún día?
Argentina se ha transformado en un avispero alborotado. No es nada nuevo, el asunto viene de antes, allá muy lejos y hace tiempo. Pero en una escalofriante seguidilla de gobiernos que con la mejor de las intenciones prometieron el Paraíso –y terminaron demostrando que el camino al Infierno está pavimentado de “buenas intenciones”; lo que en una época parecía ser una Nación con un futuro brillante terminó como en el tango, “Cuesta abajo en la rodada…”
Pero el avispero a que hago referencia hoy es el del mundillo de las “papeleras”. Se sabía que al avispero los puntapiés de todos lados no consiguen hacer que suelte la miel, sino que sólo consigue enfurecer a las “lechiguanas”. ¿Quién le dio la primera patada al avispero? Eso ya es historia, pero el mérito de quienes lo descolgaron del árbol y lo comenzaron a usar de pelota de fútbol, se debería repartir entre "Goberna-tor" Jorge Busti y la benemérita Greenpeace. Luego ya se convirtió en un verdadero partido de potrero y entre todos se peleaban para darle de patadas. No resulta nada raro que las avispas se hayan enfure-cido. A nadie le gusta que lo pateen.
El primer aguijonazo lo recibió la gente con el informe de los expertos canadienses Wayne Dwernychuk y Neil McCubbin, cuando dijeron que prácticamente y a todo efecto, la denuncia era algo así como la irracionalidad con patas, como también lo es la preocupación de la gente de Entre Ríos. Luego vino el 14 a 1, goleada histórica si las hay, aunque de entre los escombros la cancillería y la asamblea lograron (na-die sabe cómo) rescatar algo positivo –hasta dijeron que el fallo es favorable a la posición Argentina.
También dijeron lo mismo cuando el Tribunal del MERCOSUR le dijo a la Argentina que “no había esta-do diligente” en asegurar el libre tránsito de mercadería por su territorio, tal como expresamente lo establece el Tratado de Asunción. Los asambleístas, la cancillería, y la prensa argentina tomaron como un claro triunfo de la postura argentina el que no hayamos sido condenados a pagar –una indemniza-ción que no se había reclamado! Cosas veredes, Sancho, que no habrás de creerlas…
El equipo se resiente y se nos manca un caballo
El gobierno nacional, en una medida un tanto suicida, hizo suyo el reclamo irracional por la instalación de las papeleras –no así el del cuidado del ambiente, que había venido dejando de lado desde mucho tiempo atrás, y que ahora no tiene idea de cómo lo va a solucionar ni cuánto nos va a costar- y en verdad le da una patada tan fuerte al avispero que lo envía allende los mares a la escena internacional. En pocos días, sufrimos el papelón de Viena, el ingreso de la reina del carnaval a la farándula –o al decir de Portales, “la forrándula”- y una seguidilla de eventos como la Cumbre del MERCOSUR, las visitas de Chávez y Fidel a Córdoba, guapos del 900 y bravucones de barrio que mejor es perderlos que encontrarlos; las giras de ministras de economía a Malasia, las del presidente a Europa y a la Asamblea de las Naciones Unidas, después de todas las cuales quedó muy claro que Argentina está -a nivel internacional- considerada como el matón de la cuadra, un personaje muy poco confiable. ¿Esperaban otra cosa? ¿Se puede ser tan ingenuo?
El escenario “eco-político” nacional es un verdadero cambalache, donde a la Biblia la enviaron al rincón en penitencia, a los ganaderos se les sigue pisando la cabeza contra el suelo -a la altura del costillar- a los lecheros lo mismo, pero a la altura de las ubres; a los agricultores sojeros, trigueros, maiceros, etc, nada diferente, pero pisándoles la chaucha, la espiga y el marlo, en fin, un verdadero dislate. A los inversores extranjeros radicados en el país los espantaron a los bolsazos como a los murciélagos –decían que eran vampiros- a los que se quedaron les aumentaron las retenciones, les congelaron las tarifas; a los comer-ciantes les propinaron unos acuerdos de precios ad eternum -al viejo estilo Chicago y la conveniente “protección” de Corleone; y algunas otras cosas de esas que hace la gente cuando no tiene ni la más remota idea de cómo salir del pantano.
Entonces, después de los fracasos en el plano internacional, ya sea buscando inversores en conferencias de prensa en Malasia (2 asistentes, y 5 periodistas), o en Wall Street, donde a pesar de golpear la cam-panita (qué símbolo para alguien de la izquierda! Darse cuenta de que los extremos se tocan…) nadie demostró creer que la Argentina es un país confiable para invertir. ¿Y qué esperaban lograr? Qué des-pués de escamotearles el 70% de la inversión a los bonistas europeos, correr a Suez casi con la policía, y demás actitudes antagonistas contra la casi totalidad de las corporaciones nacionales, ejército, clero, industriales, ganaderos, agricultores, tamberos, supermercadistas, y todas las instituciones del sistema democrático, nadie podía esperar que los inversores extranjeros hiciesen largas colas para invertir sus capitales en esta tierra de saqueos y saqueadores. Aducen que la “seguridad jurídica” en Argentina es una especie que se ha extinguido hace años, y que es menos confiable que Nigeria, Cuba, Venezuela, irán o el paraguay de Stroessner. Hasta la Boliva de Evo Morales resulta hoy más confiable.
De Puñaladas y Traiciones
Entonces, como en las películas de Hollywood, las cosas comenzaron a precipitarse, y se dieron una gran cantidad de cambios en el elenco y en el escenario, que tomó a todos algo mal parados. Greenpeace hizo la punta cuando se puso en contra de Kirchner después del pretendido discurso “ecologista” en el Corsó-dromo. La primera deserción importante fue la de la actual secretaria del Ambiente, la Dra. Picolotti que, de amiga de Greenpeace y asesora y defensora de los asambleístas, se oficializó de la noche a la mañana, dándoles a sus antiguos aliados algo así como una “puñalada trapera”.
Vea doña, si se lo cuento no me lo querrá creer. También dejó en la estacada a algunos comprovincianos en Córdoba, a quien su organización, el CEDHA, venía asesorando para extraerle jugosos dineros al SENASA o a quien tuviese “dinero público” disponible y en abundancia por una supuesta “contamina-ción con DDT” en el Barrio Alta Córdoba. El abogado patrocinante, miembro del CEDHA, ni siquiera les avisó que no los representaría más, y aceptó el puesto de Subsecretario del Ambiente de la Ciudad de Córdoba, en un nombramiento relámpago. Parece que los miembros del CEDHA han realizado una verdadera Invasión a Normandía en los puestos públicos relacionados con el “miedoambiente”. ¿Jubilaciones de privilegio, de esas que nunca se derogan?
Los dejados en la “estacada” están furiosos y buscando cambiar de caballo en medio del río, para seguir con su demanda contra el SENASA porque dicen que el CEDHA “pasó a ser una delegación de la Secre-taría de Ambiente de la Nación,” haciéndole amargos reproches por la falta de diligencia para resolver-les el problema de obtener esos dineros fáciles que les habían prometido. Total, el Estado paga –es decir todos nosotros.
Como si esto fuese poco, desde una Córdoba en llamas también le iniciaron a la secretaria Picolotti una denuncia penal por “mal desempeño de la función pública,” esta vez por el presidente de la ONG archi-ecologista FUNAM, el biólogo Raúl Montenegro, quien podría hacerse cargo de asesorar a los de Alta Córdoba. (Si no entiende, yo tampoco). Está acusada de no haber acudido a apagar el fuego en las sierras con la premura necesaria. En realidad, para hacer honor a la verdad, Picolotti había ofrecido la ayuda de la Nación, pero el gobernador de Córdoba no la quiso aceptar hasta que las papas se pusieron demasiado calientes. Entones, en este culebrón ecológico, los vecinos de Alta Córdoba han entrado en contacto con el biólogo Montenegro para que les asesores en su demanda contra el SENASA. Montenegro es miembro del mismo Coro Verde pero es rival de Picolotti en el negocio de la denuncia ambiental, porque él tam-bién tiene un equipo de asesores legales, especialista de Derechos Humanos incluida (está de moda, parece), que demandan a cualquiera que se atreva a contravenir los preceptos de la Letanía Verde.
Los nervios andan crispados en el eco-escenario, es evidente, y en el caso del biólogo Montenegro pare-cería que el anuncio gubernamental del Plan Nuclear Argentino en agosto, y la rehabilitación del DDT por parte de la OMS en septiembre, le han dejado en estado de shock, y de allí la pérdida de la ecuani-midad que la gente debería mantener en los momentos de adversidad. Quizás los informes de la OMS sobre la escasa o casi nula toxicidad del DDT podrían conspirar contra las demandas indemnizatorias contra el gobierno Cordobés o el SENASA. En especial porque los informes que los jueces federales tienen sus manos, merced a los cuales dictaron “no innovar”, parecen indicar que es así: el DDT es más inofensivo que el Quáker.
Falta Karadagián
El escenario eco-político se está pareciendo cada vez más a Titanes en el Ring, en esas épicas peleas de todos contra todos, en donde hasta el referí Willy Boo peleaba contra los luchadores y el público. Pero los asambleístas –que son muchos, y están que braman de bronca- son una variable demasiado inesta-ble en este juego de posiciones, intereses y conveniencias y podrían explotar en cualquier momento.
"Gualeguaychú no está quieto; Gualguaychú es un polvorín que en cualquier momento puede estallar", aseveraron este mediodía algunos representantes.
"Las tres rutas están en Entre Ríos y las vamos a seguir usando las veces que lo creamos necesario. Esta noche la asamblea decidirá qué quiere y su resolución va a ser acatada", aseveraron los vecinos, rodeados por afiches que, en el marco de la campaña "No veranee en Uruguay", sugerían "no financie las papeleras".
El asunto, como la chancha, se está poniendo que no es de andar, porque las últimas noticias hablan de que todas las gestiones y presiones del gobierno argentino para cancelar la concesión de los préstamos fueron enviadas a la “papelera de reciclaje.”
En lo que va del año, desde Taiana hasta la ministra de Economía, Felisa Miceli, pidieron reuniones con autoridades del Banco Mundial para plantear los reparos ecologistas de la Argentina respecto de las pasteras. Hasta hubo una misión a Washington encabezada por el diputado oficialista Jorge Argüello con el único objetivo de ahuyentar a los prestamistas.
De acuerdo con La Nación del 9 de octubre, 2006, el informe del banco Mundial, “colgado por acciden-te” (¿accidente? Vamos!) en la web, decía algunas cosas que les pusieron los pelos de punta a la gente de Gualeguaychú:
Los técnicos contratados por el Banco Mundial (BM) para expedirse sobre los riesgos de conta-minación de las plantas de celulosa sobre la margen uruguaya del río Uruguay descartaron que las papeleras puedan afectar la calidad de las aguas y el aire de la zona, tanto en Fray Bentos como en la provincia de Entre Ríos.
Eso es lo que figura en el documento que la Corporación Financiera Internacional (CFI), una agencia dependiente del BM, se apresta a divulgar formalmente en los próximos días. El trabajo fue realizado por la consultora Ecometrix Incorporated, en asociación con Processys y Senes Consultants Limited, para complementar estudios previos.
En abril, los expertos canadienses Wayne Dwernychuk y Neil McCubbin habían emitido un informe especial sobre el impacto acumulado de Botnia y ENCE, y, aunque concluyeron que "la preocupación de que las plantas causen daños ambientales catastróficos carecen de sustento, son irrazonables e ignoran la experiencia de muchas otras modernas plantas", entendieron que al estudio le faltaban respuestas a algunas dudas pendientes.
Ante el temor de que la Asamblea Ambiental decida esta noche un nuevo corte, el Gobierno intenta desalentar esa metodología. Fuentes de la Secretaría de Medio Ambiente, a cargo de Romina Picolotti, ratificaron a LANACION.com una única posición: el corte de rutas perjudica la estrategia nacional.
Los asambleístas están que trinan; el gobernador Busti, el gobierno nacional, y la secretaria Picolotti su-plican que no se lancen otra vez a cortar las rutas y los puentes porque “perjudicaría la estrategia” en La Haya. Recordemos que la Dra. Picolotti fue pieza clave en la elaboración de la estrategia argentina (pero no la culpable total) de manera que los asambleístas no tienen ya mucha confianza en ella. Mi consejo: la única estrategia sensata es enviar legiones de psicólogos a Gualeguaychú para que hagan un tratamiento masivo para curar la espantosa neurosis que Greenpeace, Busti y demás le han causado a sus habitan-tes. Vivían tan tranquilos y les metieron la paranoia en la cabeza. Los miedoambientalistas son terri-blemente dañinos para la salud.
Esto se ha convertido en un bodrio total. Lo único que resta esperar es que la campaña “veranee en Argentina, no veranee en Uruguay” –recomendada como la última alternativa para causar el mayor daño posible al pueblo hermano de Uruguay, tenga el mismo éxito que “no evada el pago de impuestos, porque cumple una función social”. Así es, los Reyes Magos traen peces de colores todos los 5 de enero a la noche. No se olviden de dejarle el pastito para los camellos.
Eduardo FerreyraVea desde donde nos leen
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