Algunas veces odio tener la razón.

Hacen casi dos años que escribí sobre el avance hacia el oeste del virus de Nilo Ocidental en este país, después de su aparición en New York en 1999 y sobre la manera en que nuestro gobierno inclinado hacia el verde se rehúsa a emplear a la más simple, segura, barata y más efectiva arma contra el mosquito (y para el caso, contra todas las enfermedades transmitidas por mosquitos): el DDT.

Desde entonces, los casos del virus del Nilo Occidental han surgido en todos menos 3 de los 48 estados contiguos de los Estados Unidos, y no se ve el final del túnel. ¿Cuán grande es el problema al día de hoy? MUCHO MAYOR de lo que los Centros de Control y Prevención de Enfermedades estiman habitualmente. ¿Y cómo lo sabemos?

Porque el sorprendente número de donantes de sangre que ha dado positivo para este virus letal. Según un reciente artículo de Reuters en la web, los más de 1.000 donantes de sangre que han dado positivo en su test del virus, hacen que este virus sea una de las enfermedades con mayor posibilidad de ser trasmitido a través de las transfusiones de sangre una tasa de prevalencia que no de los expertos del CDC caracterizó en el artículo como chocante.

Si, resulta chocante. Pero para aquellos de nosotros que tenemos medio cerebro y la habilidad de extrapolar de manera lógica (nuestros funcionarios elegidos obviamente no entran en esta categoría), no nos resulta SORPRENDENTE. ¿Por qué? Porque no hemos hecho lo suficiente para detener el avance de este asesino. Mientras que hemos estado perdiendo tiempo y dinero intentando desarrollar mosquitos genéticamente modificados que supuestamente no pueden portar a la enfermedad, el perfectamente seguro, ecológicamente sano, económico DDT permanece en el banco de suplentes.

¿Y para qué? Política rutinaria. Los que hoy están en el gobierno están más que deseosos de lamentar la expansión del virus del Nilo cuando ello significa más dinero para limpieza, investigación, y tratamientos inyectado en sus distritos pero ¿Quién entre ellos se pondrá de pie por encima de los desconocimientos y prejuicios públicos y gritar lo obvio: Que necesitamos desplegar agresivamente al DDT y a otros insecticidas para erradicar la mayor cantidad posible de mosquitos AHORA! (quizás después de que el mosquito llegue a su propio distrito&)

Pero eso significaría SOLUCIONAR para siempre una crisis de salud pública y posiblemente terminando con el sabroso tren de dólares que nuestros políticos están más que felices de intercambiar por algunas de nuestras vidas.

Mientras tanto, el verano llega, el tiempo se calienta y los mosquitos siembran huevos&

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