DE LA PLATA A HELSINKI¿El Imperialismo Fines?
por Prof. Dr. Mario Féliz
Hasta hace algo más de 12.000 mil años la península escandinava estuvo cubierta, durante alrededor de mil siglos, por una capa de hielo de 3 Km de espesor, tan gruesa como la que hoy cubre Groenlandia. Cuando los hielos se retiraron quedó el suelo rocoso, de origen pre-Cámbrico, sin vida aparente, salpicado de miles lagos y lagunas y dibujado por infinidad de arroyos y ríos. Sin embargo, mientras el avión que nos transportaba se aproximaba al aero-puerto de Helsinki, podíamos apreciar la belleza de los bosques que hoy cubren, casi por completo, la tierra de los Suomis.
Del total de la superficie de ese país, que en la actualidad se extiende desde el mar Báltico hasta casi el polo norte, sólo el 5% está ocupada por ciudades y rutas, un 9% es destinada a la agricultura, el 10 % está cubierta de agua y el resto por el bosque donde predominan pinos, abedules, abetos y álamos que crecen sobre aquel antiguo suelo rocoso.
Aunque la madera formara parte de la vida cotidiana, desde siempre, es sólo a mediados del siglo XIX que florece la industria maderera y comienza a desarrollarse la del papel.
Por aquel entonces, el territorio conocido por Rusia como antigua Finlandia, era un Gran Ducado Autónomo bajo la égida del Zar de todas las Rusias, en su carácter de Gran Duque. No siempre había sido así. En realidad, desde el siglo XI y hasta la primera década del 1800 Finlandia formó parte del Reino de Suecia.
Para la misma época, en el Río de la Plata, se desarrollaban los acontecimientos que abrieron el camino de nuestra independencia del dominio español. Mientras nosotros vivíamos los acontecimientos de Mayo, Finlandia pasaba del dominio Sueco al Ruso. Aunque lograba man-tener sus leyes y obtenía por primera vez su propia Dieta. Particularmente importante fue que mantuviera su “modo de producción” no feudal (En Finlandia nunca existió el sistema feudal de servidumbre que si imperó en Rusia hasta 1917). Recordamos que en nuestras tierras existieron esclavos hasta 1853. (Todos aquellos sobrevivientes nacidos antes de la Asamblea del año XIII).
Para 1906, aún como Gran Ducado, Finlandia obtiene, elegido por sufragio Universal, su pro-pio parlamento. En ese momento se convierte en el primer país donde las mujeres pueden votar y ser elegidas.
En 1917, un mes después de la Revolución Rusa de octubre, Finlandia se declara indepen-diente. Para esa época la Argentina festejaba el centenario de su independencia y, un año antes, Lenin escribía su teoría del Imperialismo en un trabajo donde nuestro país es mencionado varias veces como “dependiente”, pero donde Finlandia no figura siquiera.
Para 1880 el PBI per cápita de Argentina era ligeramente superior al de Noruega y un poco inferior al de Suecia. En ese tiempo Finlandia era un país esencialmente campesino, con una economía prácticamente de subsistencia. De tal forma que, en años de cosecha pobre, la población sufría hambre. Mencionamos, a modo de ejemplo, que entre 1867 y 1868 el 8% de la población murió por esa causa.
Durante el Imperio del stalinismo, la Unión Soviética atacó a Finlandia, quién perdió parte de su territorio que, más tarde, durante la segunda Guerra, intentó recuperar. El resultado final fue la perdida de una parte de Karelia a mano de los rusos. El medio millón de fineses que habitaban esa región la abandonaron, para no vivir bajo el dominio soviético. Desde entonces es tierra casi deshabitada.
En ese tiempo una Argentina “neutral” no sufrió los perjuicios de la guerra, por el contrario obtuvo interesantes beneficios de la post-guerra. Después vino la guerra fría, la caída del muro de Berlín, luego el ingreso de Finlandia a la UE, unos diez años después de la creación del MERCOSUR.
Hoy Finlandia tiene un PBI per cápita de casi 31.000 dólares, esto es, once veces más grande que el de Argentina.
Nada huele mal en Finlandia
Como es sabido, Finlandia produce alrededor de 13 millones de toneladas de pulpa de celulo-sa en 19 plantas. Posee, además 28 plantas productoras de papel. Las firmas propietarias de tales industrias son varias, entre ellas Botnia, nuestro anfitrión. Por lo cual, durante nuestra estadía, en aquel país, visitamos dos plantas productoras de celulosa de la compañía.
Äänekoski es un pueblo pequeño, habitado por 14.000 almas, en el cuál muchas de sus casas están construidas en medio del bosque. El pueblo crece a orillas del lago Päijänne cuyas aguas finalmente proveen, a la ciudad de Helsinki, de agua potable. Sobre una de sus márge-nes, rodeado de abedules, se encuentra el Club de Campo de la empresa. En él nos alojamos.
Unos cientos de metros más allá se encuentran el integrado de Äänekoski, formado por la fábrica de celulosa de Botnia, la de producción de papel y tableros de M-real, la de produc-ción de carboxi-metil-cellulosa de CPKelco, la de carbonato de calcio de Specialty Minerals Nordic y la planta de bioenergía de Äänevoima Oy.
Todos los efluentes son vertidos al lago Päijänne. Un lago calmo, de aguas poco profundas, inodoras, claras o ligeramente turbias y sin espuma. La información provista por el Instituto del Ambiente de Finlandia (SYKE) las califica como excelentes (en la zona de Äänekoski), con las características organolépticas mencionadas y sin bacterias, es decir, adecuada para toda forma de uso. En virtud de ello acompañé al director de la planta de celulosa en el rito de be-ber una copa de agua recogida del lago. ¿Alguién se animaría a hacer lo mismo en la desem-bocadura del rio Gualeguachú? ¿Y en el Riachuelo?
Al día siguiente visitamos la planta. Al descender del ómnibus, en la playa de estacionamien-to del establecimiento, no percibimos olor alguno. Hasta ese momento nunca fuimos alcan-zados por olores provenientes de la fábrica. Al acercarnos al edificio, que se eleva sobre la zona donde se encuentra el digestor, apreciamos un olor a verduras cocidas, no muy intenso. Estuvimos allí durante una o dos horas y el olor nunca fue agresivo. Cuando nos alejábamos 10 o 15 metros del digestor el olor se hacía imperceptible.
Debo confesar que me impactó la limpieza del interior de la fábrica, parecía un laboratorio, limpio.
Esta es una planta que produce 500.000 toneladas anuales de pulpa Kraft, blanqueada por el método ECF. Las instalaciones lucen como nuevas, aunque fueron inauguradas hace 20 años. Al mediodía partimos hacia Rauma.
Después de viajar unas 2,5 horas llegamos a una escuela forestal en las inmediaciones de Tampere. Aprendimos allí como se prepara el personal para la cosecha de árboles en forma mecanizada. Seguimos viaje por otras dos horas y media hasta llegar al antiguo Hotel Kala-tori.
Rauma, quién creció alrededor de un monasterio Franciscano, recibe el estatus de ciudad en 1442, siendo una de las tres más viejas de Finlandia. El corazón de la ciudad, Vanha Rauma ( la vieja Rauma), está totalmente construido en madera y es el ejemplo sobreviviente más grande de una ciudad medieval escandinava. Desde 1991, ha sido nominada por la UNESCO como patrimonio de la humanidad. La ciudad y las playas vecinas reciben multitud de turis-tas.
El “cluster” que incluye la planta de celulosa se encuentra a escasos 2 Km del centro de Rauma. Vale la pena recordar que el balneario Ñandubaysal se ubica a más de 12,5 Km, y la ciudad de Gualeguachú a más de 30 Km, de la planta que Botnia construye en Fray Bentos.
El olor producido por la fábrica tiene las mismas características que en el caso de Äänekoski y sólo se percibe en las inmediaciones del digestor de la planta. En ningún otro lugar fue posible percibir olor alguno.
Este establecimiento, puesto en marcha en 1996, produce 580.000 toneladas de celulosa por año, blanqueada por el método TCF. Aunque, se están haciendo modificaciones para imple-mentar el método ECF. En el futuro cercano estará habilitada para usar ambos procedimien-tos.
Desde la terraza del edificio puede verse en forma completa el enorme conglomerado de fá-bricas (pastera, papelera, quimicos, energía, etc), el puerto, las playas, la ciudad, etc. Ade-más, estando allí arriba tenemos la chimenea, idéntica a la de Fray Bentos, muy cerca de nuestras narices sin que percibamos olores de ninguna naturaleza.
La Madre Agua
La runas del Kalevala relatan el mito de la creación. Luonnotar (doncella de la naturaleza) se encuentra totalmente sola en un inmenso océano vacío, donde es fertilizada por los vientos y las olas y se convierte en la Madre Agua. Permanece flotando por siglos hasta que un 'teal' (pato fines) anida en su falda.
Luonnotar destruye el nido y de las cáscaras rotas de los huevos, puestos por el ave, surgen la tierra y el cielo. Las yemas forman el sol y las claras la luna. Las partes dispersadas se convierten en estrellas. Por la tarde, Luonnatar crea los continentes y los mares, luego hace nacer a Väinämöinen, héroe de la epopeya finesa.
En nuestra recorrida por la tierra Suomi visitamos el Departamento de Tecnología de Pro-ductos Forestales de la Universidad Tecnológica de Helsinki. Allí su director nos interiorizó del método de blanqueado de pulpa en etapas, denominado “EFC Light”, el cual reduce la cantidad de óxido de cloro usado en el proceso. Este procedimiento, que habrá de aplicarse en la planta de Fray Bentos, reduce la cantidad de AOX a valores muy por debajo de los permitidos por las normas europeas, que se aplican en Finlandia.
Nuestro visita incluyó otras empresas ligadas a la industria de la forestación donde tuvimos reuniones muy interesantes sobre aspectos técnicos y económicos. Sin embargo, fue en el Instituto del Ambiente de Finlandia [SYKE (www.ymparisto.fi/syke)] el que atrajo mi atención. No es simple resumir las actividades que cumple esta institución, y que van desde la investigación científica hasta la elaboración de normas, control del ambiente y centro de referencia y validación.
Como hemos visto, Finlandia es conocida por sus numerosos lagos de aguas claras. Su poca profundidad (promedio 7 metros) y la escasa capacidad de descarga de los ríos, junto al largo período durante el cual el hielo todo lo cubre, hace que las aguas interiores sean muy sensi-bles a la polución. El mar Báltico, tampoco, es muy hondo y su profundidad media es de alre-dedor de 55 metros. Si a esta característica se le agrega que la cuenca báltica es bastante cerrada, resulta que sus frías aguas costeras, poco saladas y de baja profundidad son, tam-bién, altamente vulnerables a la contaminación.
Las posibles sustancias dañinas se degradan lentamente en frío, además el hielo que cubre el mar durante el invierno impide que el oxígeno del aire (necesario para la degradación de las sustancias mencionadas) pase al agua. Estas condiciones son totalmente opuestas a las exis-tentes en la zona de Fray Bentos, donde la velocidad de degradación de las sustancias poten-cialmente dañinas es mucho mayor y por lo tanto la sensibilidad de la cuenca ante la conta-minación será sustancialmente menor.
La calidad del agua es monitoreada frecuentemente en Finlandia, de acuerdo con programas nacionales y regionales. Ello ha permitido clasificar la calidad de las aguas de los ríos, lagos y marino costeras. Hoy se cuenta con un mapa de calidad de aguas de todo el país. Allí puede verse, inmediatamente, que el 80 % de las aguas interiores y el 73% de las marinas, califican como excelentes o buenas.
En general, en algunos ríos el agua es solamente pasable a causa de la actividad agrícola y de los poblados que se concentran a lo largo de sus riberas. El bajo caudal es el que hace tan susceptibles a los ríos fineses. Uno de los más caudalosos, el Vuoski, no supera los 600 m3 por segundo, es decir, diez veces más pequeño que el del río Uruguay.
Es bueno recordar que el Vuoski desagota el lago Saimaa en el cual, en las proximidades del nacimiento del río, vierten sus efluentes tres plantas de celulosa que, juntas, producen más de 2 millones de toneladas de pulpa al año.
Finalmente, les cuento, que si hiciéramos el ejercicio de incluir en el mapa, de calidad de aguas de Finlandia, sus 19 plantas de celulosa, podríamos observar que, donde ellas están ubicadas, ¡la calidad del agua es la mejor!
Vuelta a casa
Pocos días después de nuestro regreso, el tribunal internacional de la Haya negó por unani-midad el reclamo del gobierno argentino. ¿Era posible esperar otra cosa?
Nadie, en su sano juicio, podía esperar un fallo favorable. Sin embargo, un “dirigente” de la Asamblea (Oscar Vargas) vivió la resolución “con un sabor amargo” ya que “han primado los principios economicistas antes que las razones ambientales”.
Ahora el gobierno responde al reclamo presentado por Uruguay ante el MERCOSUR, “legali-zando” la supresión de la libertad de circulación entre ambos países y alegando que los cortes no produjeron daños a la economía uruguaya. ¡Notable argumentación!
Parecen no recordar las afirmaciones de otro “dirigente” a una radio de Gualeguaychú: Con- seguimos el objetivo que buscamos, le arruinamos la temporada de verano a Uruguay y ahora terminamos de arruinar la Semana Santa” (Juan Veronesi).
Dante, acompañado por Virgilio, recorre la sexta fosa del octavo círculo del Infierno viendo como, quienes en ella se encuentran, andan inclinados bajo el peso de unas capas de plomo, exteriormente doradas. En cierto momento, uno de ellos le dice: “¡Oh, toscano , que has venido a la mansión de los tristes hipócritas!” ¿Habrá, allí, suficiente lugar para nuestros “dirigentes” y gobernantes?
Seguramente, el gobierno tendrá fallo adverso en el tribunal del MERCOSUR, a juzgar por lo que se lee en la prensa. Y, en mi opinión, hoy avalada por las declaraciones de la Dra. Argi-bay, cabe esperar similar resultado en el Juicio Final del tribunal de la Haya. ¿Y entonces?
De este viaje a Finlandia participamos argentinos y uruguayos. Uno de ellos, dirigente social de Fray Bentos, me hacía saber de sus sentimientos ante la actitud de sus vecinos de Guale-guaychú con quienes, por años, había compartido y trabajado en muchos proyectos de inte-rés común, regional.
Mientras lo escuchaba, venía a mi mente el recuerdo de una historia contada por Hanna Arendt (Tiempos presentes) que, en ese momento, mencione brevemente. Hoy, con el libro en mis manos creo que vale la pena transcribir un párrafo casi textualmente: “Los judíos austriacos fueron una gentecita encantadora a la que todos los observadores imparciales admiraron. Realmente era admirable lo convencidos que estaban de que no les podría pasar nada. Pero cuando los alemanes entraron en el país y los vecinos no judíos comen-zaron a asaltar las casas judías, los judíos austriacos empezaron a suicidarse”.
Finalmente vuelvo a la inevitable cantinela. Si este asunto hubiese sido dejado en manos de los técnicos y se le hubieran brindado los elementos para ayudar al pueblo a conocer la verdad, otro gallo cantaría. Sin embargo, nuestro gobierno ha ignorado deliberadamente a sus científicos, lo cuál me hace recordar una breve historia.
Antoine Laurent Lavoisier, fundador de la química moderna, fue empujado a la cárcel por la insidiosa acción de Jean Paul Marat, director del periódico L' Ami du Peuple. Durante el sumario juicio Lavoisier pidió unos días, para escribir los resultados de sus experimentos químicos. El Juez le replicó: “La República no necesita genios”. Lavoisier fue decapitado por la guillotina el 8 de mayo de 1794, en la Plaza de la Revolución.
Lamentando la muerte de su amigo, el fisico-matématico Lagrange dijo en aquel momento: “Ha tomado sólo un instante decapitarlo, pero Francia no producirá otro como él en los próximos 100 años”.
Para la próxima visita
Como todo el mundo sabe, en medio de la Laponia Finesa, bastante más allá del círculo polar ártico, hay una misteriosa montaña llamada Korvatunturi a cuyo pie, oculto de los ojos hu-manos, vive Joulupukki Kammari (Santa Claus). No es posible llegar hasta allí. Sin embargo, justo sobre el círculo polar está la pequeña ciudad de Rovaniemi, donde Joulupukki tiene una oficina postal.
La próxima vez llegaré hasta allí y dejaré una carta pidiendo que nos envíe algunos de esos patos fineses, que ponen huevos de los cuales puede crearse un nuevo mundo, para sustituir algunos de nuestros patos criollos.
Sinceramente,
Dr.Mario R.Féliz
La Plata, 2 de agosto de 2006
Profesor Titular UNLP
http://personales.ciudad.com.ar/mfeliz/
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