(Gualeguaychú, Argentina).- Después de 70 días del comienzo de las operaciones de la planta de Botnia, en Fray Bentos, el primer monitoreo independiente que se conoce realizado en la margen argentina del río Uruguay concluye que el aire de Gualeguaychú no sufrió ningún impacto de gases contaminantes por la producción de celulosa.
“Los niveles en el aire de dióxido de azufre, del que se derivan los posibles gases peligrosos que podría emanar la planta, no sufrieron ninguna variación entre antes y después de que Botnia iniciara sus operaciones”, adelantó Marisa Arienza, presidenta de la sede local de la organización ambiental Green Cross, fundada y dirigida por el ex premier ruso Mikhail Gorbachev.
El aparato de medición de Green Cross se instaló en el balneario de Ñandubaysal, ubicado a 12 kilómetros en línea recta frente a la pastera. Midió la concentración de dióxido de azufre en el aire de Gualeguaychú cada hora desde el 11 de octubre hasta el 20 de diciembre pasados.
Para la realización del informe de 29 páginas, firmado por Nicolás Mazzeo, investigador del Departamento de Cien-cias de la Atmósfera de la Facultad de Ciencias Exactas (UBA) y del Conicet, se tomaron en cuenta las mediciones hasta el 30 de noviembre: los primeros 20 días con Botnia en marcha. No obstante, según Arienza, hasta la fecha monitoreada (20 días más) “no se detectó ningún tipo de contaminación”.
El trabajo de Green Cross destaca que antes de que la pastera comenzara a producir la concentración de dióxido de azufre en el aire fue, en promedio, de 0,445141 ppb (partes por billón). Al comenzar la producción y hasta el 30 de noviembre fue de 0,453425 ppb.
“Los niveles que encontramos están muy por debajo de los parámetros que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), pueden hacer un daño a los seres humanos", sentenció Guillermo Jorge, director ejecutivo de la ONG.
La OMS fija el estándar más riguroso del mundo: 8 ppb por 24 horas de exposición. Eso significa que la cantidad de dióxido de azufre hallado por el monitoreo de Green Cross en Gualeguaychú es apenas un 8,26 por ciento de ese límite permitido. La ciudad de Buenos Aires y los Estados Unidos permiten una concentración de hasta 140 ppb en el aire. “Con este mismo equipo, midiendo en los peajes de las autopistas, daría entre 14 y 15 ppb, y en el centro porteño puede dar 7 u 8 ppb", ejemplificó Jorge.
La posible contaminación del aire y del agua es uno de los argumentos que más se oyen entre las voces críticas a la instalación de Botnia en Fray Bentos, encarnada en los asambleístas entrerrianos que cortan las rutas a Uruguay desde hace más de dos años.
Si bien acerca del agua aún no se conocen datos oficiales, el propio municipio admite que la presencia de Botnia en la región no causó hasta ahora impacto en el agua. “Nadie imagina un impacto en el corto plazo", dijo el intendente Juan José Bahillo la semana pasada.
Por eso, el aire es lo que más preocupación genera entre los entrerrianos que observan el humo saliendo de la chi-menea de Botnia. Es más, 28 de las 30 llamadas que recibió el número de emergencias instalado por el municipio para denunciar los posibles casos de contaminación fueron por supuestos efectos de gases en el ambiente; el ya conocido “olor a coliflor hervido”. Se denunciaron casos de bronquitis, asma y otros problemas respiratorios.
“Nos consta que en Fray Bentos ha habido olores. Pero los días de eventos en la planta, nosotros no detectamos olor en Ñandubaysal", afirmó Arienza. Ambos directivos de Green Cross aclararon que la detección del olor depende en gran medida de que la dirección del viento coincida con el lugar donde está emplazado el aparato de medición. O sea, puede haber habido episodios de olor que no hayan podido ser medidos.
Los primeros días con Botnia funcionando, durante la puesta en marcha de la maquinaria, eran los que más preocu-paban a los ambientalistas, ya que consideraban que era en la etapa de calibración cuando podían ocurrir los inci-dentes más peligrosos.
Según voceros de Botnia, en sus primeros 21 días (que son los que evaluó el informe de Green Cross) la planta llegó a trabajar a un 61 por ciento y produjo 30.890 toneladas de pasta celulosa.
La medición conocida hasta el momento se concentra en el dióxido de azufre (SO2), un gas que se produce por la combustión de compuestos sulfurados, como los gases TRS, que pueden ser tóxicos para el ser humano. Estos gases reaccionan con el vapor de agua y el oxígeno de la atmósfera, formando ácido sulfúrico y generando el fenómeno de la lluvia ácida.
“Algunos llegaron a pensar que el día que se prendiera la chimenea iba a ser como que un avión con napalm sobre-volara Gualeguaychú. Eso va en contra de los intereses ambientales. Porque si se espera eso y no ocurre nada, se puede llegar a la falsa conclusión de que no ocurrirá nada. Y no significa que no va a pasar algo", opinó Arienza.
A pesar del creciente cúmulo de evidencias que se van conociendo, los ambientalistas de Guau-chú continúan con su original campaña de desinformación iniciada hace varios años, pero el espectáculo de los cortes ya se está haciendo penoso. En Colón el corte por dos horas lo realizaron apenas 15 activistas, mientras que en Concordia el escaso nú-mero de piqueteros no permitió hacer el corte. Sin embargo, la impunidad juega del lado de los piqueteros alentado su soberbia.
La piqutera de Concordia, Silvia Echevarría dice que no les importa la orden dada a Genarmería Nacional para que se impidan los cortes de ruta. Es natural: nunca se les hizo cumplir con la ley ni con los artículos de Constitución Nacio-nal que determinan que los piquetes son "sediciosos" (Art. 22).
Dicen los distintos medios como La Nación, Clarín e InfoBae:
"La campaña de Botnia para limpiar su imagen [crece] cada vez con más intensidad. Todo para blanquear su imagen, pero todo es parte de una mentira: Botnia no está funcionando como lo dice. Ya lo hemos investigado", dijo al canal de noticias TN Jorge Fritzler asambleísta de esa localidad entrerriana. Si bien aún no se conocen los resultados de los monitoreos que se realizan en la Argen-tina , Fritzler sostuvo que "hay estudios realizados por la municipalidad de Gualeguaychú que han detectado que se han superado los niveles permitidos. Pero la fabrica tiene un permiso del Uruguay que le permite varias veces en el año pueda superar los niveles".
El diario La Nación publica una foto de la planta de Botnia como si hubiese sido tomada desde el balneario de Ñan-dubaysal. No se trata de una foto trucada ni tomada con teleobjetivo, como ha sido la costumbre. Esta vez directa-mente rebautizó a la Playa Ubici de Fray Bentos como Ñandubaysal:
Pero visto el asunto desde el aire, gracias a Google Earth, se ve la distancia que existe entre la planta de Botnia, la playa Ubici, y la de Ñandubaysal. Entre esta playa y la planta hay una lengua de tierra donde se podría instalar un gigantesco cartel de 50 metros de altura por 150 metros de largo (total, los asambleístas tienen plata de sobra) que diga: ¡FUERA BOTNIA! - ¡Sí a la Vida, No a las papeleras! para ocultar totalmente a la fea planta de la vista de los turistas:
En el sitio de ECO Mercosur, Antonio Giossa dice:
Es para un manual de psicología social el efecto que producen en algunos asambleístas la publicación de datos o informes que dan por tierra con las catastróficas advertencias que vienen realizando desde hace ya más de tres años.
Luego de meses y meses de anunciar que el Apocalipsis caía sobre Gualeguaychú, los asambleístas se desorientan con los monitoreos que muestran que Botnia no está afectando el medio ambiente (menos aún en territorio argentino).
Y así, en su desorientación, salen como siempre a atacar al que piensa distinto. Y, como siempre, la acusación es que el “otro” está vendido o asociado a Botnia.
Por ejemplo, Jorge Fritzler dijo que el informe de la ONG GreenCros es “es parte de una campaña de Botnia para limpiar su imagen”.
Además, para rechazar los datos del informe, dijo que “…hay estudios encargados por la municipalidad de Gualeguaychú en los que se ha detectado, en ciertos días, que la emisión de sustancias contami-nantes superaba los niveles [admitidos por la Organización Mundial de la Salud]”.
El propio intendente de Gualeguaychú, Juan José Bahillo, negó días atrás que el municipio hubiera encargado monitoreos del aire, sino que los estudios en la zona los realiza la Secretaría de Medio Ambiente de la Nación.
Una pista del resultado de los estudios? No se publica, sus resultados no se conocen y las cifras no se muestran…