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Argentina: Vagón de cola
de las energías renovables


Por Eduardo Ferreyra
Presidente de FAEC
Diciembre 7, 2010

Con gran entusiasmo se han publicado diversas iniciativas para la instalación de granjas de viento en el país. Los lobbys del viento están encantados por la perspectiva de los generosos subsidios que recibirán. Pero los generosos –con el dinero ajeno- funcionarios argentinos deberían echar un vistazo a lo que sucede en el resto del mundo antes de engancharnos como el "vagón de cola" de un tren calamitoso.

La provincia de Ontario, Canadá, se enorgullece de su profundo color verde en lo relacionado con la energía. Ha prohibido el uso del carbón para la generación de electricidad. Sólo ellos lo han hecho en el mundo. También se vanagloria de tener la planta solar más grande del mundo. Además se jacta de tener los subsidios más altos del mundo para la industria de las renovables –o como las define el periodista español, Luis C. Campos, “las reno-bobo-vables”. Y ahora clama tener la industria de renovables con crecimiento más rápido en el mundo.

Visto de lejos, eso parece un inmenso logro del espíritu Kioto de reducir las emisiones de gases de invernadero. Pero cuando se escudriña el campo de las energías renovables un poco más de cerca, se descubre que este nuevo ranking de Ontario como “lo más” en energías renovables no es el resultado de su sostenido avance en el aumento de sus subsidios a la energía solar, sino el sostenido retroceso del resto de las energías renovables en el resto del mundo que lo hicieron como una medida para evitar la ruina económica y política que le causaría seguir caminando la ruta de las renovables.

De modo que se han tragado su orgullo, recortaron los subsidios y les dieron una puñalada por la espalda a sus amigos en la industria de los molinos de viento y paneles solares. Es muy duro el muro de la realidad. Y Ontario no tardará en seguir su ejemplo, lo mismo que pasará en Argentina en caso de no hacer bien los deberes y mantenerse alejados a prudente distancia de los molinos y los paneles.

El ejemplo Español

De acuerdo con la información de Bloomberg, la semana pasada España le dio un hachazo del 35% a los subsidios para los proyectos eólicos registrados en el Decreto Real 661, hasta el 2013, y negó el apoyo a los proyectos de energía termosolar en su primer año de operación. También se impuso un tope a la cantidad de megawatts/hora que pueden favorecerse con tasas subsidiadas. Ya se había anunciado la reducción de un 45% en los subsidios para las granjas solares e industrias de paneles fotovoltaicos. Ya en junio pasado el gobierno español había amenazado con echar marcha atrás en los contratos que había formado con las industrias renovables, lanzándolas a una quiebra segura.

El Presidente Rodríguez Zapatero está tratando de ponerle un freno a los precios de la electricidad para impul-sar la competitividad de las industrias españolas. Michas de la cuales se vieron obligadas a emigrar a países con costos inferiores. El costo de proveer de electricidad a los hogares españoles excedió los ingresos de los consumidores desde 2005, con un déficit acumulado pronosticado en 16,6 mil millones de euros para fin de este año.

Y se comprobó fehacientemente, emdiante el famoso estudio de la Fundación Juan de Mariana -solicitado por, y presentando ante el Senado de los EEUU- que la creación de cada puesto de trabajo en el campo de la energía, le causó a España la pérdida de 2,4 puestos de trabajo en el área de la actividad tradicional. Y que cada puesto en el área de la energía solar le provocó la pérdida de 5.2 puestos en otras áreas de la actividad industrial. Y encima la emigración de varias poderosas industrias de aceros especiales, y el cierre de varias importantes industrias cerámicas. Era más negocio y con menos riesgos financieros cerrar la fábrica, despedir 500 obreros y cobrar los bonos de carbono. Para luego con ese dinero montar una fábrica nueva en China, o en Francia.

Francia, por su lado, anunció el congelamiento durante cuatro meses para los proyectos solares y un tope en la cantidad que puede construirse, para cortar de cuajo la “verdadera burbuja especulativa” iniciada por la industria de las renovables. Estas medidas son una continuación del retroceso en el pago a la industria renovable, recortados ya dos veces este año 2010. La perspectiva parece que seguirá así vista la creciente oposición a los aumentos de impuestos a la electricidad destinados a subsidiar a las energía renovables.

Alemania y Australia también

El gobierno alemán anunció a principios de la semana pasada que en 2012 descontinuaría las elevadas tarifas y subsidios de las granjas solares. Ya se había producido una reducción en 2009, y anunciado otra para 2011. La ola de recortes a los subsidios se aproxima a ser “una tormenta perfecta”. Resultado de estas medidas ha sido el encontronazo con el muro de la realidad. En Octubre la Agencia de Energía Alemana recomendó que el programa alemán de energía solar debía ser “recortado rápida y drásticamente” poniendo un tope de apenas 1 Gw al año en lugar de los estimados 8 a 10 Gw instalados este año. Los recortes ya hechos no alcanzarían para evitar la “catástrofe” de demasiados paneles solares.

Nueva Gales del Sur, el más populoso estado de Australia, en Octubre recortó en 2/3 los ingresos que los dueños de casa que habían instalado paneles solares y vendían a la red pública, desde 60 centavos el kw/hora a 20 centavos. Los fabricantes de paneles solares afirman que esto los llevará a la ruina, y los de otros estados están temblando que sus propios estados se contagien del buen sentido común de Nueva Gales del Sur, dando fin al boom de la energía solar en Australia.

Europa sigue la misma ruta de escape

También en Octubre el gobierno de Gran Bretaña anunció fuertes recortes en los proyectos de renovables, muchos de los cuales ya habían comenzado a marchitar el entusiasmo de la industria, y no sólo a causa de las medidas de austeridad del gobierno o la resistencia del consumidor a la suba de los precios de la energía provocada por las políticas “anti cambio climático”. Como consecuencia de la feroz oposición de las bases de más de 230 organizaciones locales anti-eólicas, los gobiernos locales han cajoneado o rechazado dos de cada tres aplicaciones para proyectos de granjas eólicas que se presentaron. Esa relación tiene una tendencia a aumentar en el futuro a medida de que la realidad se vaya haciendo cada vez más patente.

En Dinamarca, comprobando la reducción en el mercado del viento, la compañía Vestas, la más grande del mundo, anunció hace poco que está clausurando cinco de sus instalaciones de producción en Dinamarca y Suecia y despidiendo 3000 empleados, una séptima parte de su fuerza laboral global. Otras compañías eólicas se están asimismo preparando para una reducción del mercado.

El próximo colapso de la industria de las energías renovables –en gran medida una criatura nacida de lobbys que consiguieron favores de los gobiernos para las multinacionales- es también bien visible en los Estados Unidos. Los reguladores estaduales en Florida, Kentucky. Idaho, Rhode Island y Virginia han cancelado o demorado proyectos de energía renovable que hubiesen elevado el precio de la electricidad a los consumidores.

El creciente sentimiento en contra de las renovables, la nueva instalación de granjas eólicas en los Estados Unidos se redujo más del 70% en los primeros tres trimestres de 2010, cuando se lo compara con 2009. Los rechazos de los proyectos fueron justificados por los altos costos de producción y el notable aumento del precio de la electricidad para los consumidores.

El Vagón de cola: nosotros

Argentina sufre desde hace varias décadas una crisis de energía que se agrava con el correr del tiempo. La necesidad de contar con energía eléctrica competitiva para la industria, y así ponerla en condiciones de competir en los mercados mundiales es una obviedad enorme, pero se comprueba que hay una fuerte campaña en contra de la instalación de nuevas fuentes de energía con capacidad de proveer de ese tipo de energía barato y eficiente. Se pretende prohibir la construcción de nuevas represas hidroeléctricas, como Garabí, en Misiones, o cancelar la terminación de Atucha II y arrojar a la basura la idea de una cuarta, quinta o sexta central en otras regiones del país que crearían núcleos de producción importantes y llevarían el desarrollo y el progreso a esas regiones relegadas al atraso.

Las palabras mágicas –malditas para las organizaciones ecologistas- son “desarrollo y progreso.” Se oponen usando argumentos muy infantiles, excusándose en la “defensa del ambiente,” “sí a la vida”, o “salvar al planeta,” relegando así a los pobladores de Argentina a un triste papel de proveedores de materia prima y recursos naturales en crudo, sin valor agregado de la mano de obra nacional, para beneficios de los países de la Unión Europea que financian generosamente a esas organizaciones. Su misión es, infelizmente, oponerse al encarecimiento de esos recursos y materias primas que volverían menos competitivas a las industrias europe-as, en su mayor parte radicadas en países asiáticos con costos laborales y de energía muchos más bajos que en la Unión Europea.

La desoladora ineficiencia de las energías “alternativas” o renovables es patética. Toca las fibras más íntimas de cualquiera elcandor y el entusiasmo con muchas personas bien intencionadas defienden a la energía eólica y la solar. Es necesario dejar claro que esas tecnologías tienen aplicaciones muy puntuales, en situaciones de poca demanda de potencia o consumo esporádico, sobre todo en regiones donde el tendido de redes de co-nexión eléctrica resulta inviable u oneroso, o la instalación de generadores con motores diesel está fuera de las posibilidades económicas de los grupos que necesitan de energía eléctrica por el alto costo de mantener la provisión de combustibles traídos desde largas distancias, por terrenos abruptos, congelados o pantanosos.

Otro aspecto del problema es que esas tecnologías han tenido ya el tiempo necesario para perfeccionarse, y en verdad se han realizado grandes avances en la reducción de costos de producción, por supuesto gracias a los abundantes y generosos subsidios que han gozado desde el comienzo de la histeria por el calentamiento global. Toda tecnología que pretenda triunfar, o cuando menos sobrevivir compitiendo con otras de gran eficiencia, debe aprender a sostenerse por sus propios méritos. Pero no se pueden contrariar las Leyes de la Termodinámica. No se han podido hallar aún los materiales o las técnicas que puedan obtener, de manera sostenida y a costo competitivo, más de 220 watts por cada metro cuadrado de panel solar. Se necesitaron más de 40 años para conseguir pasar de los 170 watts/m2 primitivos a los 220 actuales. Sin embargo, el mayor de los problemas no rfeside en la tecnología sino en la gente que la promueve, y la inveterada corrupción que plagan casi todas las actividades relacionadas con la generación y provisión de energías -y no sólo en las alternativas.

Los ejemplos de la corrupción que cunden en ese campo son innegables, y deberían servir de advertencia a los funcionarios encargados del plan energético nacional para no cometer los mismos costosos errores que se han cometido en otras partes –si es que hay honestidad, inteligencia y patriotismo en ellos. Pero no será posible evitar la instalación de granjas eólicas y solares cuando de por medio está el fantasma de la corrupción de funcionarios de diversas áreas, que verían con agrado un “retorno” a sus bolsillos de las inversiones que haría el estado en subsidios a las energías renovables, como se viene comprobando con el reciente caso de Ricardo Jaime y su red de “concesionarios de favores” estatales.

Los escasos recursos que le van quedando al ANSES deben invertirse en energías tradicionales, eficientes, y capaces de suministrar las potencias y la cantidad exigida por un desarrollo dinámico de la industria y el agro. Nuestro consejo, si a alguien le sirve: NO a las energías “RenoBoboVables.”

Eduardo Ferreyra
Presidente de FAEC





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