El gobierno norteamericano anunció el año pasado un premio de $10 millones de dólares a cualquier fabricante que pudiese crear una lámpara “verde” pero asequible para la gente.
El secretario de energía de EEUU dijo que el premio espolearía a la industria para ofrecer las costosas lámparas, conocidas como LED, a precios al alcance de las familias americanas. También había un componente de “compre USA” en el premio. Parte de las lámparas tenían que fabricarse en EEUU. Ahora, la lámpara verde al alcance de todo el mundo finalmente está en el mercado.
Pero los comerciantes dijeron que el precio es escalofriante ya que hay similares lámparas LED a la mitad de ese precio. La llaman el Cadillac de las lamparitas. Realmente es muy curioso que un premio de $10 millones, destinado a producir una lámpara económica la haya recibido una que vale casi 50 veces más que la tradicional lamparita eléctrica de 75 watts que vale $0,75. Son uno de los tantos misterios que se ocultan en la maraña de leyes impulsadas por el ecologismo anticientífico a ultranza.
Pero como las bondadosas leyes norteamericanas prohíben las lamparitas baratas, los ciudadanos norteamericanos tienen ahora la opción de comprar lámparas mucho más caras, o no comprar nada y dejar sus casas a oscuras. Porque el argumento es que no obligan a la gente a comprar las lámparas caras, simplemente le prohíben comprar las baratas, o alumbrarse con velas o lámparas a kerosene. Parece un chiste malo, pero es la cruda realidad: los americanos han sufrido un nuevo recorte a su derecho a la libre elección de lo que desean comprar.
Como se ve en la foto las lámparas son direccionales, tipo reflector, no del tipo usado hasta hoy que irradian luz en todos sentidos. Será más caro y complicado hacer estas lámparas puedan usarse irradiando luz como las tradicionales. Se pude solucionar con una esfera de plástico o vidrio blanco que refleje y distribuya la luz. Un costo más que elevará el precio de las nuevas y maravillosamente verdes lamparas.
Sin embargo, los argentinos no debemos sentir envidia por los logros del gobierno norteamericano. Las leyes argentinas también han prohibido la fabricación y venta de lámparas incandescentes de modo que en vez de pagar us$0,50 por lamparita, los argentinos tenemos ahora la generosa opción de comprar las lámparas de bajo consumo a un precio de entre 4 a 20 veces más caras –o comprar velas. Hay velas muy decorativas en el mercado, y así tendremos la fortuna de sentir que vivimos en las épocas en que Argentina salía de las guerras civiles y nos comenzamos a orga-nizar como Nación. Lo que no podemos explicar es cómo hicimos para cerrar el círculo y comenzar desde cero otra vez, pero con 200 años de atraso.
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