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NOTA DE FAEC: El título original en inglés es “Going bananas on radiation”. “Going bananas” es una expresión coloquial muy común en inglés que equivale a “volverse chiflado”. No se conoce el origen de la expresión, pero podría estar relacionado con el éxito que tuvo en la década del 40 la cantante brasileña Carmen Miranda, cuyos tocados contenían frutas, entre las que la bananas eran lo más notable, y los norteamericanos parecieron volverse chiflados por ella -y las bananas. La cantante Madonna grabó una canción llamada “I'm going bananas” que tiene la curiosidad de ser la más corta de su repertorio.
Mientras investigaba sobre el torio, me encontré con este pequeño hecho con el que no estaba familiarizado, de manera que pensé que debía pasarlo a la gente. Mucha gente le teme a la radiación; algunas veces ese miedo es irracional, basado en conceptos erróneos de que vivimos en una “forma de vida sin radiación”. Nunca olvidaré la vez que a mi vecina le mostré mi contador Geiger y quedó “shockeada” cuando el aparato comenzó a hacer ruido. Quedó horrorizada cuando se enteró de que los rayos cósmicos estaban atravesando su cuerpo en ese mismo momento. No tuve el corazón necesario para contarle acerca de los neutrinos…
Pero, en la misma línea, este pequeño factoide podría volver chiflado a algunas personas cuando lo lean. Pero ilustran un hecho de la vida: la radiación o radioactividad está en todas partes.Dosis equivalente a un plátano
La dosis equivalente a un plátano o banana equivalent dose (BED), es la dosis de radiación recibida al ingerir un único plátano. Es un concepto usado ocasionalmente por los defensores de la energía nuclear para dar una idea de los riesgos de la radiación mediante la comparación de la exposición a la radiación generada por un plátano común.
Hay muchos alimentos que son radiactivos por naturaleza, y los plátanos en particular, debido a que son ricos en potasio. El potasio contiene un 0,0117 por ciento de potasio-40 (isótopo 40K), que es radiactivo. Las fugas de radiación de las plantas nucleares suelen medirse en unidades extraordinariamente pequeñas (es típico hacerlo en picocurios, una billonésima parte de un curio). Comparando la exposición por estas causas a la dosis equivalente de un plátano se puede obtener una evaluación más realista de los riesgos reales.
En un plátano común hay unos 450 mg de potasio [396 mg por cada 100 g.], que contiene 0,0528 mg de potasio radiactivo - que equivale a 14 becquerelios o 370 picocurios (pCi).
En un plátano común de unos 150 gr hay unos 600 mg de potasio [396 mg por cada 100 g], que contiene unos 0,070 mg de potasio radiactivo - que equivale a 18,5 becquerelios o 520 picocurios (µCi). El perfil radiológico medio del plátano común es por tanto de 3250 picocurios por kilo. La dosis equivalente de 365 plátanos (uno al día durante un año) es de 3.6 milirems.
Los plátanos son uno de los considerados "materiales radiactivos legítimos" ya que, junto con otras mercancías como la cerámica o la arena para gatos, son los suficientemente radiactivos como para hacer saltar falsas alarmas en los sensores de radiación usados en puertos y aduanas en Estados Unidos, que se usan para detectar el posible contrabando ilegal de material nuclear.
COMENTARIO DE EDUARDO FERREYRA: Otra manera de considerar el concepto es comparando el riesgo de cáncer inducido por la radiación con el riesgo de cáncer por otras fuentes. Por ejemplo, una exposición a una radiación de 10 mrem (10.000.000.000 picorems) aumenta el riesgo de muerte en 1 en un millón –el mismo riesgo que se obtiene de ingerir 40 cucharaditas de manteca de maní, o fumar 1 cigarrillo y ¼.
Después del incidente nuclear Three Mile Island, la Comisión Reguladora Nuclear detectó iodo radioactivo en la leche local a niveles de 20 picocuries/litro. Una dosis mucho menor a la que se recibiría de comer una sola banana. De tal forma, un vaso de leche de 354 cc de la leche ligeramente radioactiva tendría alrededor de 1/75ava parte de 1 BED (Dosis equivalente a una banana, por sus siglas en inglés).
Casi todos los alimentos son ligeramente radioactivos. La combinación de todas las fuentes de alimentos que las que está expuesta es de unos 40 milirems (mrem) por año, en promedio, o más del 10% de todas las fuentes de radiación, naturales o producidas por el hombre.
Algunas otros alimentos tienen niveles superiores al promedio como las patatas, las chauchas, las nueces, y las semillas de girasol [1]. Entre los alimentos naturalmente más radioactivos están las “castañas de cajú”, o “nueces de Brasil”, cuay actividad puede exceder los 12.000 picocuries/kg.[2, 3]
Se ha sugerido que dado que el organismo regula homeostáticamente la cantidad de potasio que contiene, las bananas no causan una dosis mayor. Sin embargo, el organismo toma más tiempo para remover el exceso de potasio, tiempo durante el que la dosis de potasio se acumula. De hecho, la vida media biológica del potasio es más larga que la del tritio [4] un material radioactivo que algunas veces es venteado accidental o voluntaria-mente en pequeñas cantidades por las centrales nucleares.
Las bananas también causan exposición a la radiación aunque no sean ingeridas; por ejemplo, permanecer cerca a un cacho o a una caja de bananas causa un aumento considerable de la dosis. También se considera que los cargamentos de bananas pueden ser una buena manera de engañar a los detectores que hay en las aduanas portuarias para descubrir contrabando de material radioactivo –como podría ser un artefacto nuclear. Las bananas activan a los detectores y cuando los inspectores abren el camión o contenedores consideran que se trata de una alarma espuria y dejan pasar el cargamento sin revisar si debajo de la carga hay una caja con el material radioactivo prohibido.
Esto ha sido la base de un episodio de hace dos días de la serie “NCIS: Los Angeles”, donde los “malos” roban un arma nuclear y el equipo del NCIS estuvo especulando sobre que podrían estar usando un camión cargado con bananas para transportar el arma, haciendo que la detección fuese más difícil. El argumento era que el camión que sería detenido por activar un sensor de radiación dispuesto en la zona para buscar a la bomba, sería permitido seguir su marcha cuando las autoridades vieran que el cargamento consistía en bananas, sin imaginar que la bomba podría estar oculta debajo de la carga.
Por último, es necesario recordar que todas estas pequeñas dosis de radioactividad que recibimos de los ali-mentos o de materiales en el ambiente, como las rocas, la arena, el cemento, y el mismo gas radón, cumplen la misma misión que las vacunas: potencian al sistema inmunológico y nos hacen más resistentes a las infeccio-nes, potencian la fertilidad y alargan la vida. Por lo menos esa fue la conclusión del UNSCEAR, el Comité Cientí-fico de las Naciones Unidas sobre Efectos de las Radiaciones Atómicas en abril de 2004. El efecto que produce ese aumento de las defensas se conoce como Hormesis, el efecto benéfico para la salud de pequeñas dosis de sustancias tóxicas –que serían letales a dosis sustancialmente mayores.
Como decía Theophrastus Bombastus von Hohenheim, más conocido como Paracelso, el Padre de la Toxicolo-gía,”Todo es veneno, nada es veneno: Sólo la Dosis es el Veneno.”
Eduardo Ferreyra
Presidente de FAAEC
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