ENERGÍA SOLAR: LAS INSALVABLES
LIMITACIONES TÉCNICAS ENCUBIERTAS
En un precedente artículo titulado “La mayor central solar del mundo” hice una rápida reseña de las más significativas limitaciones técnicas, económicas y ambientales que adolece esta tecnología de generación eléctrica. A título de brevísimo resumen de lo ya escrito, cabe señalar lo ya fundamentado.
Limitaciones técnicasEl funcionamiento de las centrales solares es tan aleatorio, que siempre necesitan es-tar respaldadas por otro tipo de centrales o por la interconexión (excepto en escuelas, puestos de salud rurales apartados o similares unidades de consumo, donde sí es lógico acoplarle un sistema de baterías, pues en esos casos no se miden los costos del mismo modo, pues la alternativa de interconexión muchas veces no existe o resultaría de un costo exorbitante).
Limitaciones económicasSus costos ambientales “ex ante” (los de fabricación e instalación) son desproporcionados en función de los muy pobres rendimientos energéticos de las centrales solares.
Los costos ambientales “ex post” (al término de su vida útil) también son importantes. Si se desmontan y desguazan los paneles, por el alto consumo de energía eléctrica que esos procesos insumen, en relación a la baja productividad efectiva de los paneles solares durante su vida útil. Si no se desmontan, por el daño paisajístico y por la degradación de sus componentes, que incluyen sustancias tóxicas que terminan contaminando la tierra y las aguas.
Otras limitaciones importantesExisten otras muy importantes limitaciones técnicas que restringen de manera muy significativa la utilización efectiva de la generación solar, tornándola en los hechos una alternativa meramente teórica, y absolutamente incapaz para dar soluciones en las enormes magnitudes requeridas; y mostrándose absolutamente incapaz de reemplazar a las grandes centrales eléctricas convencionales (hidroeléctricas, nucleares e hidroeléc-tricas).
El machacar de los sectores ecológicos de corte fundamentalista respecto a las supuestas “grandes bondades” y “enormes posibilidades” de la energía solar, no pasa de ser una burda pero hasta ahora eficaz maniobra de distracción, que engaña a la opinión pública y hace perder valioso tiempo que deberíamos estar invirtiendo en construir (sí: ¡ya!) un ambicioso plan de nuevas centrales hidroeléctricas y nucleares, tal como lo están haciendo los países coherentes, aquellos en los que las grandes decisiones las toman los grandes estadistas que los conducen, o –al menos- los gobernantes que se respaldan en equipos técnicos de primer nivel, y no en “modas” o en “conveniencias políticas” de “ejercer posiciones simpáticas” con las ONGs y otros grupos de presión no siempre “inocentes” ni muchos menos.
En el artículo precedente, las comparaciones de la potencia instalada resultan de por si demoledoras desnudando las serias limitaciones de las centrales solares; solo aptas para atender –con muchas limitaciones- bajos consumos.
Pero lo que en realidad importa es el “producto final”, o sea la energía eléctrica producida, la cual se mide en KWh (kilovatios hora). Y en muchas partes del mundo, el promedio de horas diurnas es porcentualmente mucho menor que doce horas, además de lo cual en altas latitudes el sol es de muy tenues efectos.
Si a esa pobreza de disponibilidad real de generación se le restan los muchos días densa-mente nublados, lluviosos o tormentosos, se podrá constatar que además de ser centrales de funcionamiento bastante aleatorio, sus rendimientos son paupérrimos.
Y con todo ello, el costo real por KWh producido (sin subvenciones generosas, como las del hoy “verde” Estado Alemán), es sin duda variable según donde se instale cada central, pero evidentemente dicho costo por KWh es desmesuradamente alto. Esto sobre todo en los casos de centrales interconectadas.
En los sitios aislados el caso es distinto, pero en estos casos los requerimientos de energía son por regla general muy reducidos, y allí si es viable la alternativa solar.
Por ejemplo: algunas repetidoras de TV de Misiones, ubicadas en lo alto de cerros de difícil acceso, fueron abastecidas con centrales solares, dado que el suministro de combustible y mantenimiento de pequeños grupos electrógenos convencionales resultaba muy caro y complejo. Lo mismo en destacamentos de seguridad, escuelas o centros de salud ubicados en parajes remotos. ¡Ahí sí la alternativa solar puede ser lógica, para bajos consumos!
El machacar de los grupos ecológicos fundamentalistas defendiendo sin ninguna coherencia técnica las supuestas “bondades” de la energía solar (igual que la eólica, aunque este caso tiene sus particularidades que las analizaremos por separado) es solo una maniobra de distracción, que impide o demora las soluciones reales para abastecer el creciente consumo.
Lo que sucede es que detrás de esos grupos ecológicos fundamentalistas está la perversa filosofía del “crecimiento cero” (frenar como sea el crecimiento económico) pergeñada por el Club de Roma allá por 1968; para ser aplicado precisamente en los países que más necesitan un acelerado crecimiento económico, como lo son nuestras naciones inmersas en las miserias del subdesarrollo socio económico.
Solo los gobernantes cegados por la corrupción extrema o la incapacidad casi absoluta, han podido prestar oídos a tan perversos “cantos de sirena” que nos conducen al subdesarrollo crónico y a la más espantosa de las miserias, de la cual solo se sale con fuertes convicciones patrióticas y con un decidido accionar en pro del desarrollo socio económico autosostenido; proceso que sólo es posible incrementando sustancialmente la producción de energía eléc-trica, como requisito imprescindible pero no suficiente por si solo.
C.P.N. Carlos Andrés Ortiz
Docente – Investigador
Facultad de Ciencias Económicas
Universidad Nacional de Misiones
COMENTARIO DE FAEC: El Contador Ortiz no ha mencionado que los paneles solares son cubiertos regularmente por una fina capa de polvillo u hollín, dependiendo de su localización. Esto provoca una pérdida de su rendimiento ya de por sí bastante bajo. Para mantener a los paneles solares los más cerca posible de su rendimiento óptimo (entre el 12% y el 19%, dependiendo modelos y tecnologías) y ello implica una limpieza frecuente y un pago de mano de obra que debe añadirse a los costos de generación.
Dependiendo del tamaño y la ubicación de los paneles solares, la tarea de mantenimiento puede ser de cierto riesgo, tanto así que los accidentes de particulares que limpian los paneles solares instalados en los techos de sus hogares tienen una incidencia significativa en las estadísticas de las aseguradoras, y un costo adicional para la sociedad en cuidados médicos intensivos y tratamientos quinesiológicos de recuperación.
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