Recientemente el matutino de mayor circulación en Argentina publicó un artículo que se refiere a la mayor usina solar del mundo, a construirse en Pocking, Bavaria, en el sur de Alemania.
Según dicho artículo, la central tendrá un largo de 16 –dieciséis- kilómetros (no especifica el ancho), y estará compuesta por 62.500 módulos de aluminio, que por su extensión de hecho consistirá en 6 centrales acopladas de 1.667 KW cada una; sumando una potencia de 10.000 KW
Siempre según el artículo, podrá abastecer a 3.300 hogares, será construida por Shell Solar a un costo de 40 millones de euros, o sea aproximadamente 52 millones de dólares.
Para poner en su justo contexto: 10.000 KW son 10 MW. Eso es tan sólo el 8,62 % de la po-tencia instalada de Urugua-Í, o el 0,33 % de la potencia instalada que tendrá Corpus Chris-ti, o el 1,56 % de la potencia instalada que tendrá Atucha 2. ¡Totalmente irrelevante!
Pero sometidos dichos datos a un análisis comparativo y evaluativo elemental, se obtienen varias interesantes conclusiones. En primer lugar, la absoluta veracidad de los datos debe ser cuestionada, pues los sueltos periodísticos no necesariamente son precisos o veraces, y en muchos casos como suelen “mechar” datos técnicos con comentarios no necesariamente exactos.
De este artículo pongo en duda que sea la mayor del mundo, pues tanto en California, como en España, ya existen centrales solares de magnitudes similares; las que dicho sea de paso son experimentales, de muy discutibles resultados económicos y de muy bajos rendimien-tos técnicos. Téngase presente la mega crisis eléctrica de California, muy pegada a una de-clamatoria adhesión a las “nuevas fuentes de energía” y basada de hecho en una desregu-ación extrema que resultó catastróficamente cara al erario estatal californiano.
El costo de construcción por KW instalado es aproximadamente seis (6) veces más caro que el de una mega central hidroeléctrica promedio, y resulta aproximadamente veinte (20) veces más caro que el de una central termoeléctrica de gran potencia.
Dichos descomunales costos de instalación, sólo son posibles de solventar en base a las ge-nerosas subvenciones del presupuesto germano, en base a las presiones del Partido Verde, que integra la coalición que sustenta al Premier Schroeder.
Pero además, los costos económicos y ambientales de esta “gran” centralita solar, se paten-tizan con solo evaluar la situación con detenimiento. Se debe cubrir una enorme extensión de tierra (16 kilómetros de largo) que queda inutilizada para todo otro fin social o económi-co durante los 20 años estimados de vida útil de una central de este tipo. Y todo ello sólo para proveer las necesidades eléctricas mínimas de solamente 3.300 casas.
Adicionalmente debe considerarse que la energía solar se produce sólo de día (obviedad no siempre tenida en cuenta por nuestros enjundiosos y no siempre técnicamente fundamen-tados ecologistas vernáculos). Pero el pico del consumo residencial se da a partir de la pues-ta del sol hasta las 22 o 23 horas aproximadamente. Cómo almacenar la electricidad es un proceso muy ineficiente y sumamente costoso (lo que tornaría sideral el costo por KWh de este proyecto), lo más probable (y que omite el breve artículo periodístico) es que la poca energía que produzca realmente esta central sea inyectada al respectivo sistema interco-nectado, para ser “canjeada” a la noche por energía generada por centrales convencionales y mucho más confiables, seguras y económicas (léase termoeléctricas, hidroeléctricas y nucleares).
Pero como si esto fuera poco (tal como se escucha en la tele), todavía hay más para evaluar.
Es bien conocido que el rendimiento de los paneles solares es muy bajo, no alcanzando a aprovechar el 10 % de la energía que el Sol hace llegar a la tierra; energía que además es bastante menor en las altas latitudes (como las de Alemania), respecto a los mejores rendi-mientos obtenidos en las zonas tropicales cercanas a la línea del Ecuador.
Por otra parte, los días de baja insolación (nublados, lluviosos o tormentosos), hacen decre-cer o anular el funcionamiento de las centrales solares, disminuyendo aún más sus ya muy pobres rendimientos.
Y para obtener esos rendimientos energéticos bastante pobres y desmesuradamente caros (si se mide en términos económicos), el costo ambiental a incurrirse también es muy alto.
¡Si!, leyó bien amigo lector; las supuestamente “limpias” centrales solares son indirecta pero realmente muy contaminantes! Y esa contaminación en los análisis muy superficiales de los grupos ambientalistas de corte fundamentalista siempre es omitida sistemáticamen-te, porque ese dato técnicamente bien fundamentado comete el “sacrilegio” de poner al descubierto la insanable falsedad de uno de los “dogmas sagrados” del neopaganismo ultra ambiental: la supuesta “limpia” generación en base a paneles solares.
En efecto, los costos ambientales principales de las centrales de paneles solares se vinculan al propio proceso de generación eléctrica, pero se incurren antes y después de la vida útil efectiva de la central.
Los costos ambientales “ex ante” tienen que ver con el muy alto costo energético que se debe soportar para la construcción de cada panel. No debe soslayarse que tanto el aluminio, como otros compuestos minerales y sintéticos que conforman cada panel solar, son de cons-trucción electrointensiva. O sea que demandan comparativamente mucha electricidad; la cual es desproporcionada si se considera el bajo rendimiento real de los paneles solares.
Los costos ambientales “ex post” provienen de la sumatoria de costos del proceso de des-montaje de la central y del desguace posterior de los paneles. Si todo esto no se efectúa cuidadosamente (lo cual es caro en términos energéticos y económicos), los componentes tóxicos que forman parte de los paneles solares terminan degradándose por oxidación, y pasan a contaminar la tierra, las aguas superficiales y por percolación (escurrimiento), las aguas subterráneas.
Como puede advertirse, la ecuación económica es muy mala, sólo soportable en base a las fuertes subvenciones del económicamente poderoso Estado Germano.
Y la ecuación ambiental dista de ser “pura y limpia” como la “venden” los fundamentalistas de la ecología, enrolados en el nefasto proyecto de “crecimiento cero” orquestado por el Club de Roma desde 1968. En realidad la ecuación ambiental es bastante poco eficiente, si se la calcula correctamente.
Finalmente cabe destacar que la empresa que construye esta “centralita” solar es el mismo consorcio petrolero anglo holandés que financia el accionar de Greenpeace, y que como tal tiene interés en “mostrarse” como de tendencia “verde”, “vendiendo” la imagen de cuida-doso ambientalmente, aunque el grueso de sus negocios tengan que ver con el negro y muy contaminante petróleo.
Al respecto, es conocido que camaleónicamente Greenpeace actúa de hecho al servicio de los grandes intereses hidrocarburíferos transnacionales (petróleo, gas, carbón); poniendo trabas a las grandes centrales hidroeléctricas y nucleares, que son la única alternativa técnica y económicamente viable para reemplazar a las usinas termoeléctricas; que preci-samente queman hidrocarburos y son causantes principales del efecto invernadero.
C.P.N. Carlos Andrés OrtizNota de FAEC: No explica el Ctdor. Ortiz en su excelente artículo que Royal Dutch/SHELL se llama "Royal" porque pertenece a la familia real Británica y a la familia real Holandesa (de allí "Dutch"). Como casi todos los lectores de este sitio saben, el marido de la Reina Isabel II de Inglaterra, es Felipe de Edimburgo, fundador y dueño de la organización ultraecologista WWF (Fundación Vida Silvestre en Argentina), que trabaja codo a codo en su accionar anthihumano y anti-desarrollo con Greenpeace.
Ésta a su vez, financia a organizaciones ecoterroristas como Earth First!, Lynx, y ALF (Animal Liberation Front). Como sabemos, entre bueyes no hay cornadas, aunque Greenpeace haya comprado acciones acciones de Shell para oponerse al proyecto de hundimiento de la platafor-ma petrolera que Shell tenía en el Mar del Norte. Finalmente terminó demostrándose que Green-peace estaba exagerando -o que directamente estaba mintiendo. El escándalo no perjudicaba a la Shell y le servía a Greenpeace para recaudar más fondos.
Recordemos que el presidente de Greenpeace Gran Bretaña es Lord Melchett, cabeza de la ICI, (Imperial Chemical Industries) propiedad de la Corona y contra la cual ni el WWF ni Greenpeace han protestado jamás por las consecuencias que sus productos químicos tienen en el ambiente. Sintomático.
ACTUALIZACIÓN: 30 JUNIO, 2005: Nos escribe Carlos Grant, técnico de la CNEA para notar que si la potencia "instalada" del complejo solar es de 10 MW, la potencia efectivamente "entregada" se calcula multiplicando por el coeficiente 0,15 para compensar por el efecto "día/noche" - es decir, el gigantesco mamotreto entregrará apenas 1,5 MWh de los 10 MHh teóricos que pregonan.
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