Con el objetivo de reclamar el reemplazo total de las lámparas comunes por las de bajo consumo en las ciudades de Buenos Aires, Córdoba y Rosario durante el primer semestre de 2008, Greenpeace lanzó "Maldita Bombita", nombre que le dio a la medida.
Esta vez Greenpeace ha acertado con el nombre de su campaña: “Maldita Bombita”. Porque las que acaba de instalar en la Casa de la Cultura del gobierno de Buenos Aires presentan el peligro potencial de liberar mercurio y fósforo al ambiente de diversas maneras, como también elevar los costos del reciclado de las lámparas que van a parar a la basura.
Dicen las noticias y presentan fotos de la invasión:Hoy por la mañana, algunos activistas ingresaron al edificio de la Casa de la Cultura del gobierno porteño, situado en Avenida de Mayo y Perú, para cambiar las 70 bombitas por lámparas bajo consumo de las arañas instaladas en el hall de entrada del edificio, ante la mirada de sorpresa de los empleados.
Con el objetivo de reclamar el reemplazo total de las lámparas comunes por las de bajo con-sumo en las ciudades de Buenos Aires, Córdoba y Rosario durante el primer semestre de 2008, Greenpeace lanzó "Maldita Bombita", nombre que le dio a la medida.
¿Por qué los activistas de Greenpeace se ponen cascos para cambiar una bombita de luz? Es parte del show, por supuesto, como sus mamelucos anaranjados que sirven para salvar ballenas, encadenarse a los camiones que trans-portan material a Botina, treparse a cualquier lado para poner banderas y carteles con el logo de la ONG, o tomar la sopa a mediodía, después de sacarse el disfraz de ballena de vinilo. Siempre hay una cámara de TV atenta, y uno que otro fotógrafo contratado para documentar tantos eventos trascendentales en la historia de la estupidez humana.
En realidad, las lámparas de “bajo consumo” no han venido a descubrir el agujero del mate, porque básicamente son iguales a los viejos y espantosos tubos fluorescentes que se usan desde hace más de medio siglo. Ambos dispositivos de iluminación emplean un recubrimiento de óxido de mercurio en su pared interior, más un añadido de fósforo que se excita con la elevada corriente que corre entre sus electrodos y produce la luz. Los viejos balastos de los tubos funcionan a 50 o 60 Hz (o ciclos por segundo), por lo que la frecuencia de encendido y decaimiento del fósforo es de 50 Hz y eso produce algunos inconvenientes en talleres que usan tornos y otras máquinas rotativas y algunas veces han sido causa de accidentes menores o graves en los operarios. Se debe a que 50 Hz está muy cerca del tiempo de persistencia de la sensación en la retina (1/16 de segundo) y el tiempo de demora del fósforo para disminuir o au-mentar su luminancia agrava el problema.
Las nuevas lámparas de bajo consumo son fluorescentes que tienen una forma más compacta, tienen el balasto incluido dentro de su aún voluminoso zócalo, y las más baratas siguen con su frecuencia de 50-60 Hz de encendido apagado. Las más caras y modernas –que no vienen de China, por supuesto- tienen balastos que trabajan en la frecuencia de los 2000 Hz, por lo que el problema de visión “titilante” es totalmente eliminado.
Pero poco se ha analizado el problema del mercurio y el fósforo, tanto en los viejos tubos como en las modernas “malditas bombitas” de bajo consumo. El polvillo blanco que recubre su interior es óxido de mercurio y fósforo. Resulta sorprendente y paradójico que Greenpeace haya participado muy activamente en el pasado en campañas para la eliminación y reciclado de las pilas eléctricas, y todavía lo sigue haciendo (aunque las pilas de óxido de mercurio se dejaron de fabricar desde más o menos 1987 –trate de comprar una pila de mercurio y cuénteme si la encuentra), pero no se haya percatado ni alertado acerca del peligro o los riesgos para la salud que surgen de los tubos fluorescentes que se rompen a diario en la Argentina y las lámparas de bajo consumo que patrocina en esta su nueva sospechosa campaña.
En Estados Unidos se usan las lámparas de bajo consumo desde hace años, aunque se están promocionando actual-mente la tecnología LED, que no contiene mercurio o fósforo, tienen menor consumo que las fluorescentes, mejor rendimiento, menor costo y mayor duración. Pero parece que ni el gobierno ni Greenpeace se han actualizado lo suficiente como para recomendar el uso de esta nueva e innovadora tecnología en lugar de una que tiene ya más de medio siglo de antigüedad. Pero es claro que no se le pueden pedir peras al olmo.
¿Cómo son los LEDs?Hay dos maneras de fabrica una lámpara LED (Light emitting diode, o diodos emisores de luz). Uno de ellos mezcla múltiples longitudes de onda de diferentes LEDs para producir luz blanca, permitiendo al fabricante ajustar la luz blanca a una temperatura específica de color, en el caso de las hogareñas, a una temperatura de entre 3800 y 5000º Kelvin, mientras más alta la temperatura K, más azulada será la luz, y mientras más baja sea dará luz más cálida o rojiza).
El segundo método usa LEDs con un compuesto de Indio-Galio-Nitride (InGaN) con una capa de fósforo para crear luz blanca. Este es el método más usad para fabricar los “LED blancos”.
Hay fábricas de LEDs, como la Philips holandesa, que fabrican lámparas que cubren un amplio espectro, entre los 2700 K y los 10.000 K, es decir, entre una luz bastante rojo-amarillenta y una sumamente azulada. Recordemos que la luz solar de mediodía tiene una temperatura de entre 5.600 a 6000 K.
Los LEDs son artefactos electrónicos de estado sólido, y son ampliamente usados en todos los aparatos electrónicos, radios, grabadores, computadoras, y en multitud de objetos de uso diario, donde se ven esos puntitos luminosos indicando que un aparato está encendido.
Los LEDs convierten la energía eléctrica directamente a una luz de un solo color. Así hay LEDs rojos, verdes, azules, amarillos, etc. Porque emplean una tecnología de generación de “luz fría”, los LEDs no gastan energía en forma de calor que no produce luz. En comparación, una bombita incandescente emite en la banda del infrarrojo (no visible) una gran porción de la energía que produce. Como resultado, tanto las incandescentes como las fluorescentes pro-ducen una gran cantidad de calor que es un desperdicio de energía. Además de producir luz fría, los LEDs:
¿Estudiaron el asunto antes de la campaña?
Visto lo anterior, queda claro que no. Lo que se pretende es ahorrar energía, no es verdad? Entonces hubiesen propuestos los LEDs y no las fluorescentes que ponen en peligro la salud de los acuíferos. Si el mercurio de una pila que no se fabrica más contamina 60.000 litros de agua, ¿cuánta agua contaminan los 5 mg de mercurio que tiene cada lámpara de bajo consumo? Dicen los diarios:
"Es necesario hacer conocer a la población que las lámparas de bajo consumo contienen una carga de 5 miligramos de mercurio y también fósforo y que ambos agentes son contaminan-tes y con efectos nocivos para la salud", expresó la ingeniera Graciela Gerola, de la Agencia de Protección Ambiental de Buenos Aires.
En el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) descartaron que estos focos encierren algún peligro para la salud. En cambio, advirtieron, luego de analizar el funcionamiento de 544 lámparas de bajo consumo en el laboratorio de luminotécnia del Centro de Física y Me-trología que la mayoría "gastan casi lo mismo que las incandescentes, iluminan poco y duran menos", sostiene el informe.¿Que hay de cierto en estos peligros? En Estados Unidos hay una directiva que exige que cuando una lámpara de bajo consumo se rompe en una casa, se debe avisar a la oficina de emergencias del municipio que enviará a una compañía de expertos en remoción y limpieza de los residuos. Mientras esa limpieza se realiza la casa debe ser evacuada. Luego, los expertos pasarán una factura por el científico y riesgoso trabajo de eliminar el mercurio del ambiente –que no baja de los $1000 dólares.
Cada vez que ello sucede el ahorro logrado por el uso de las “bajo consumo” se evapora y deja un agujero en la eco-nomía del hogar. ¿Alguien llama a la oficina de emergencias? Desde que la gente se “avivó”, nadie. Por otro lado, nadie se han muerto por la rotura e una “maldita bombita”, y los acuíferos siguen proveyendo de agua potable sin problemas. De modo que podemos dejar de lado, hasta nueva evidencia, el peligro del mercurio en las “malditas bombitas”.
El asunto del ahorro de energíaPara alcanzar el cambio gradual el Estado le compró cinco millones de lamparitas a Cuba. El objetivo es reemplazar en el largo plazo 20 millones de unidades. Pero aún queda mucho por hacer.
"La eficiencia energética es la respuesta mas rápida a la demanda de energía en el actual contexto de escasez en el suministro y es el camino más eficaz para reducir las emisiones de CO2 (dióxido de carbono) a la atmósfera, y así mitigar las graves consecuencias del cambio climático. Las lámparas de bajo consumo ofrecen la misma iluminación consumiendo un 75 por ciento menos de energía", dijo Rosario Espina, coordinadora de la Campaña contra el Cambio Climático de Greenpeace.
Ya vimos que las lámparas incandescentes producen mucho calor sin producir luz, y ello es un gasto inútil de ener-gía, si lo que queremos es producir nada más que luz. Ya sea han hecho estudios sobre la comparación entre las incandescentes y las fluorescentes de bajo consumo, y los resultados son contradictorios, aunque hay una ligera ventaja en lo económico para las fluorescentes. Veamos lo que dicen los expertos:
Pero, aunque parece, a primera vista que hay un “ahorrito” de energía, ¿cuánta es la energía que se ahorraría? Según los datos de la Cámara Argentina de Industrias Electrónicas, Electromecánicas y Luminotécnicas (Cadieel), el consu-mo de energía en los hogares argentinos representa el 36% del total. Un 12% de esa cifra, según indicaron, corres-ponde a iluminación.
Buen dato. El 12% de del 36% usado en el país es igual al 4,32% de la energía usada para producir iluminación. El aho-rro pretendido de las fluorescentes dicen que será de un 75%, en caso de que el 100% de las lamparitas sean cambia-das, el ahorro total de energía será del 3,24%. Otros hablan de un ahorro bastante menor:
"El cambio de lamparita no es la solución, porque si el ahorro de la primera etapa es del 1,2% (con las 5 millones de lámparas de bajo consumo que impulsa el Gobierno) y la economía crece al 8% anual, la mejora será absorbida en menos de 60 días", consideró Hugo Allegue, de la Asociación Argentina de Luminotecnia (AADL).
Vamos todavía, muchachos del Greenpeace y de la pingüinera! Todo este show mediático y un probable negociado con las lamparitas chino-cubanas para que el próximo año el ahorro sea borrado del mapa en 60 días! El negocio del “Verde que te Quiero Verde” y la politiquería barata sigue dando pingües beneficios a los montadores del Show del Overol Naranja y lo ampulosos planes de gobierno sin pies ni cabeza.
Eduardo FerreyraVea desde donde nos leen
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