por Eduardo Ferrreyra
3 de enero, 2008
Consideremos la física de la democracia. La Primera ley de la democracia es que "cada chirrido obtiene algo de grasa." Cuando el gozne de una puerta chilla, está pidiendo a gritos un poco de aceite y así se evitarán más ruidos molestos. La Segunda ley es que cuando una demanda de acción se enfrenta con una respuesta de igual intensidad pero diferente sentido entones no se toma ninguna acción. El sistema permanece en un eterno status quo burocrático. Esto conduce a un comportamiento del sistema que es descrito por La Ley del Aire Caliente.
La Ley del Aire Caliente es enuncia así:TR se mide en la escala Tremendista, que varía desde (1) “lindo -pero no necesariamente,” hasta (10) “catástrofe inminente”.
En el asunto del cambio climático “n” ha sido bastante constante pero TR se ha trepado a un cohete espacial rumbo a Júpiter. Tanto P como V aumentaron como resultado de ello, pero a causa de la Segunda Ley no se ha tomado ninguna acción verdadera al respecto. Sólo algunos negocios colaterales como el mercado de los bonos de carbono. Bien se sabe que cuando hay río revuelto siempre hay pescadores que salen ganando.
De hecho, la relación acción/TR permanece siendo casi igual a cero porque en la ciencia del clima no se ha llegado a ningún consenso. No hay tal cosa como "ciencia establecida.” Por el contrario, la relación Retóri-ca/acción se está acercando a infinito. La última Cumbre del IPCC en Bali lo demostró de manera cabal.
Como resultado se ha producido un espectacular aumento del Síndrome del Labio Verde o SLV. Este síndrome se caracteriza por los repetidos gestos de los políticos en dirección a una acción sobre el clima mientras que nadie hace nada. Una de las formas más comunes del SLV involucra establecer ambiciosas metas a fechas distantes –mientras se ejerce el poder político en tiempo real. En Argentina a esto se lo conoce como la Acostumbrada Política Oficial de “Patear la Pelota para Adelante” o PPA, y dejar que los próximos gobiernos arreglen los desaguisados de los anteriores. Mientras tanto, se mira para otro lado al tiempo de seguir “metiendo la mano en la lata”: “¿YO? Argentino!”
En el caso de la ciencia climática, la física de la democracia está gobernada por la física de la realidad. La Gran Ola Verde está avanzando sobre el inextinguible fuego de la civilización. Los gritos verdes son ensordecedores –pero la Ciencia hace mucho que se ha quedado sorda.
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