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El Ministro del Ambiente de Irlanda
Provoca Rabiosa Reacción de los Verdes


Por Eduardo Ferreyra
Presidente de FAEC
10 de septiembre, 2008

Por primera vez el ministro Sammy Wilson muestra su abierto escepticismo sobre el cambio climático supuestamente provocado por el hombre, en un exclusivo artículo para el News Letter

Esto ha causado una airada, casi rabiosa reacción de los verdes de Irlanda y Gran Bretaña, pero ha sido tenazmente defendido por Patrick Moore, uno de los fundadores de Greenpeace, diciendo que que Wilson “está ciertamente en lo cierto” de que el cambio climático ha estado ocurriendo durante millones de años.

Los verdes han atacado a Wilson afirmando que “El Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), un cuerpo cuyo trabajo rigurosamente controlado por el proceso de “revisión de los pares” –una especie de “Norma Dorada” de la ciencia del clima- se apoya en la contribución de unos 2000 científicos de todo el mundo."

En este sitio ya hemos demostrado que los “famosos 2000” son apenas 50 –y todos ellos burócratas políticos cuya principal misión es la de rechazar y borrar toda la evidencia científica que muchos de los 2000 científicos que contribuyen con su trabajo a los informes del IPPC pueda contradecir la tesis en boga del calentamiento global provocado por las actividades humanas. Así se han registrado muchas deserciones escandalosas de las filas del IPCC, por estar esos científicos en total desacuerdo con el corrupto procesos de “revisión de los pares” que usa el IPCC, que ha llevado a la ciencia climática a los más bajos niveles de moralidad.

Un ejemplo es el famoso experto mundial en enfermedades tropicales, el Dr. Paul Reiter, del Instituto Pasteur de París; o el Dr. Christopher Landsea, considerado una de las máximas autoridades a escala mundial sobre huracanes; o las declaraciones de gran cantidad de científicos que han tomado parte del proceso de formación de los Informes de Evaluación, como el fallecido ex-presidente de la Academia de Ciencias de los EEUU, Frederick Seitz, quien YA en 1995 afirmó públicamente que jamás había presen-ciado "un proceso tan corrupto como el conducido durante la redacción del informe del IPCC de 1995.

También hubo la clásica acusación de que las investigaciones que apoyan las declaraciones de Mr. Wilson "han sido pagadas por la industria del petróleo," y como afirma el miembro del Partido Verde Irlandés, Peter Doran, “el ministro está fuera de contacto con el debate económico del cambio climá-tico”. No se puede ser tan necio, ya que el debate que tiene importancia fundamental es el debate científico que los partidarios del calentamiento global antrópico se niegan a encarar, porque han comprobado lo vienen perdiendo a causa de la creciente cantidad de evidencias que provee el mundo real contradiciendo a la irracional teoría.

Wilson dijo que no tenía dudas de que su comentario provocaría "...una reacción poco amable, pero una de las razones para hacerlo fue provocar esta clase de debate. Creo que estamos divagando en este tema, derrochando inmensas cantidades de dinero para implementar políticas que están golpean-do a la gente en sus bolsillos y que no están en condiciones de soportarlo. Y todo esto sin la clase de debate que debería existir para una política que tendrá un impacto de tan enorme magnitud sobre el pueblo”.

Entonces, leamos lo que el Sr. Sammy Wilson, Ministro del Ambiente de Irlanda dijo para causar la ira y la rabia de los ecologistas irlandeses. Su artículo en el News Letter de Irlanda.

El Debate Debe Reemplazar al Miedo
de los Alarmistas del Clima


Por Sammy Wilson
Ministro del Ambiente de Irlanda



Mr. Sammy Wilson
Ministro Irlandés
del Ambiente

Durante el máximo de las recientes inundaciones, cuando aquellos cuyos hogares habían sido destruidos estaban intentando limpiar el desastre, los concejos estaban tratando de procesar pagos de emer-gencia y los departamentos evaluaban qué lecciones se podrían aprender de estos eventos, todo lo que el Partido Verde pudo hacer fue parlotear sobre el cambio climático.

Parece que hay una rama del movimiento ambiental que se regocija con cada desastre ambiental, sea local o internacional. Mientras más grande el desastre, mejor, porque ayuda a reforzar sus demandas para mayores regulaciones del gobierno, restricciones sobre las libertades económicas individuales, y un refuerzo a su agenda anti-negocios.

Su furia ha sido dirigida particularmente contra mí porque yo me rehúso a aceptar la nueva pseudo-religión de que debemos cambiar dramáticamente nuestra economía para detener al cambio climático. La táctica empleada por la “pandilla verde” es etiquetar a cualquiera que ose disentir con su visión del cambio climático como una especie de loco que niega los hechos científicos.

Primero que nada, quiero dejar en claro que yo acepto que estamos experimentando un cambio de clima. Por cierto, el cambio de clima ha sido una característica de la historia de nuestro planeta. La historia más moderna de la Tierra muestra que estos cambios ocurren en ciclos regulares. Desde 200 antes de Cristo al año 600 DC tuvimos lo que se conoce como el Calentamiento Romano, cuando las uvas crecían al aire libre tan al norte como Escocia. La Edad Oscura entre el 600 DC al 900 DC fue un período frío.

Luego vino el Período Cálido Medieval entre el 900 y el 1300, seguido de la Pequeña Edad de Hielo ente 1300 y 1850, cuando el Río Támesis se congelaba regularmente y se realizaban Ferias del Hielo en su superficie. De 1850 a 1940 tuvimos otro período de calentamiento seguido de otro enfriamiento entre 1940 y 1975. Cuando yo iba al colegio los científicos estaban prediciendo con total confianza que está-bamos ingresando en otra edad de hielo. Desde 1976 hemos experimentado otra vez un nuevo calenta-miento gradual. De manera significativa los períodos de la historia que fueron más prósperos y progre-sistas ocurrieron durante los períodos de calentamiento global.

Nunca hemos comprendido claramente las causas de estos cambios y, a despecho de lo que algunos ecologistas dicen, no hay ningún consenso científico sobre las causas. Algunos afirman que el reciente cambio climático se debe a la producción de CO2 de la industrialización, nuestro uso de la energía, nuestro asunto amoroso con los autos y las vacaciones en el extranjero viajando en avión. La dificultad con esta explicación es que el cambio de clima ocurrió cuando todavía no teníamos el aumento de las emisiones de CO2 en los últimos 200 años. Otro problema es que el aumento del CO2 ocurre después del aumento de la temperatura.

Otros científicos han realizado investigaciones basadas en el análisis de las muestras de hielo de los polos, y el estudio de los cambios en la actividad del sol que, según afirman, prueban que los cambios en el clima de la Tierra están causados de manera principal por la actividad solar. Los lectores podrían preguntar qué relevancia tiene para ellos tal debate científico, y dada la naturaleza esotérica del asun-to podrían desecharlo como no teniendo nada que ver con ellos. Nada podría estar más lejos de la ver-dad. De hecho, la razón por la que los ecologistas tienen un ataque de apoplejía cada vez que les dicen que el jurado todavía está afuera en la causa del cambio climático es que hay masivas implicancias para la política dependiendo de cuál visión se tome.

A la fecha, los gobiernos de todo el mundo parecen haber cedido a las demandas de los bien ubicados lobbys de grupos ecologistas y la histeria política que han generado, han introducido una amplia gama de medidas para reducir las emisiones de CO2 en un intento de detener al cambio climático. Estas me-didas ya están impactando en nuestros bolsillos todos los días a través de la imposición de los llamados “impuestos verdes”, alza de los precios y regulaciones. Pagamos más por el combustible porque los Verdes han persuadido al gobierno para que lo haga más caro de manera que compremos menos. El impuesto al camino en los autos con más de siete años de antigüedad está destinado a subir hasta las £450 anuales y mi departamento estima que en Irlanda del Norte serán afectados más de 100.000 con-ductores. La razón para este impuesto es que producen demasiado CO2. Por la misma razón estamos pagando más por la electricidad. Ya es un hecho comprobado que los impuestos por el cambio climático y la demanda de mayor energía generada por los molinos de viento han enviado a nuestras cuentas de electricidad a las nubes.

Ya estamos perdiendo puestos de trabajo a causa de China y la India, causados por la persecución del gobierno a las industrias que producen CO2 forzando su emigración hacia esos países para cumplir con las metas de Kioto en la reducción de CO2. La ironía es que el CO2 es producido simplemente en otras partes del mundo donde los gobiernos han decidido no firmar el acuerdo internacional sobre emisiones. De modo que nuestra adhesión a la corrección política perjudica nuestra economía mientras hace nada para resolver el problema percibido.

Estas son las consecuencias de una política que adhiere a la equivocada visión de que el cambio del clima está causado por el hombre. Si el cambio climático está en realidad causado por las variaciones de la actividad solar, entonces claramente miles de millones de libras que actualmente se gastan en reducir al CO2 están siendo desperdiciados porque no tendrán ningún impacto en lo que sucede con el clima del planeta. Los cambios están fuera de nuestro control y los recursos deberían usarse para adaptarnos a las consecuencias del cambio de clima en lugar de tratar de detenerlo, al más puro estilo del Rey Canute.

Nota de FAEC: El Rey Canute fue Rey de Inglaterra entre 1016 y 1035. Fue un rey sabio y exitoso a pesar de la banda de aduladores que le rodeaba y que le habían hartado con su constantes comentarios de que él era lo más grande y poderoso del mundo, capaz de hacer cualquier cosa y hacer que cualquiera cosa obedeciera sus órdenes, aún la naturaleza. Para poner a sus adulones en ridículo, Canute hizo llevar su trono al borde del mar y senta-do allí ordenó a la marea que dejara de subir y a las olas que no tocaran sus pies. Cuando la marea ya empapaba sus rodillas, el Rey Canute se levantó y dijo: “Sepan todos los hom-bres cuán vacío y sin valor es el poder de los reyes, porque no hay nadie que merezca ese nombre, sólo Él que el cielo, la tierra y el mar obedecen por ley eterna.” Dice la his-toria que entonces colgó su corona de oro de un crucifijo y jamás volvió a usarla.

Se habla de hacer algo “al estilo del Rey Canute”, cuando se quieren hacer cosas que son irracionales y carentes de todo sentido común –como querer frenar un cambio climático dejando de usar combustibles fósiles, o imponiendo impuestos y restricciones al uso de la energía.

Esto requeriría usar los recursos para mejorar las defensas contra inundaciones, desarrollar cultivos GM que permitan la producción de alimentos en condiciones cambiantes del clima y por supuesto, invertir dinero en investigaciones tecnológicas para ayudarnos con las cambiantes condiciones del clima. Esto tendría mucho más sentido que las masivas cargas financieras que estamos imponiendo sobre nuestra economía y sobre los individuos en la vana esperanza de que estas cargas podrían tener un efecto de aquí a 50 o 100 años, cuando de manera muy conveniente quienes están imponiendo estas cargas no estarán más presentes para rendir cuentas si se comprueba que las medidas han sido innecesarias, o fracasan en conseguir su propósito. El debate sobre el cambio de clima es relevante para todos noso-tros. Es algo que los políticos deberían estar enfrentando y discutiendo sobre ello.

El debate racional debe reemplazar a la histeria de los alarmistas del clima.



Conclusiones

El Ministro del Ambiente de Irlanda es otro más de los políticos que, al igual que el Presidente de la Re-pública Checa, Vaclav Klaus, se han atrevido a enfrentar abiertamente a la irracional postura de los “políticamente correctos” –los veletas que giran según desde donde sopla el viento- y lo hacen ba-sando sus argumentos en las evidencias científicas más irrefutables. Nuevamente mostramos las ten-dencias de temperatura desde 1979 hasta Agosto 2008, para demostrar que el calentamiento global predicho por los modelos computados favoritos del IPCC se ha terminado, y ha sido reemplazado por un enfriamiento que debe ser tomado muy seriamente o las consecuencias que ello tendrá para la huma-nidad serán mucho más serias que el benigno calentamiento de 2,5º C que, por desgracia, no pudo llegar a ser.

Eduardo Ferreyra
Presidente de FAEC

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