Kyoto se llama el perrito del leader del Partido Liberal canadiense, Stéphane Dion, que ayer se dio un batacazo en las eleccio-nes generales de Canadá. Lo leí en Nature, esa revista científica que se suele poner muy tierna con los que van por el camino correc-to y fiera con los que dudan, aunque sea un poco. En un artículo del 18 de Septiembre se congratulaban de que en las elecciones ca-nadienses de ayer el asunto del cambio cli-mático fuese muy importante y , por supues-to, dejaban a entender que su candidato era el Partido Liberal, por su firme decisión de descarbonizar Canadá y volver a Kyoto . O los Verdes, que ayer no obtuvieron ningún parlamentario. Vaya acierto.
Como el del lehendakari, que hoy en Bilbao va a presentar a Al Gore en una conferencia en el Guggen-heim exclusiva para empresarios... Qué visita más oportuna ... Qué coñazo, con perdón...
Un país vecino del canadiense, la isla de Islandia, era hasta hace un mes presentada en los medios como la isla ideal, la más simpática, la más inteligente, la más moral ... porque toda su electricidad proviene de fuentes renovables: el 85% hidroeléctrica y el 15 % geotérmica. El súmmum de la natura-lidad. Hoy, después de la quiebra de sus bancos, la isla está tan barata que no sé si la van a comprar unos chinos o unos rusos, mientras que muchos islandeses piensan en lo mismo que hizo hace mil años Erik el Rojo: largarse.
Ya en el continente europeo, para escándalo de El País, rebelión contra Kyoto y postkyoto, liderada por los países del este, con Polonia a la cabeza. En Polonia prácticamente toda la electricidad proviene de centrales térmicas de carbón. De un carbón que además sigue siendo nacional.
Y va el clima, y encima no cambia.Sólo hay 313.000 personas viviendo en Islandia Pilsen por dos pero hay mucha gente de Islandia con quienes me he encontrado , incluyendo Gunnar Pálsson, un físico y nuestro encargado del hospedaje en Rutgers University; la novia de un amigo mío, y otros (Larus Thorlacius, que representará a los teoriza-dores de cuerdas aquí en Checoslovaquia).
Porque los problemas financieros de Islandia comenzaron a influenciar nuestras vidas, me puse a averi-guar qué estaba pasando. Es bastante inusual.
De acuerdo con las Naciones Unidas, Islandia era el país más desarrollado del mundo en 2007, según su “índice de desarrollo humano”, con us$66.000 dólares per cápita está al borde la bancarrota nacional.
La deuda bancaria nacional era bastante elevada por lo tanto el gobierno la nacionalizó totalmente. Los pagos fueron congelados y los ingleses se molestaron mucho por sus ahorros.
Estoy asombrado de la manera en que todos en el mundo están dejando que el país más desarrollado del mundo se hunda hasta igualar a Zimbabwe. Su moneda se deprecio totalmente, cayendo al 20% del valor que tenía el año pasado. El mercado de valores reabrió hoy y se desplomó un 77%.
¿Dónde están todas las personas que estaban tan deseosas de ayudar? La única oferta seria de ayuda provino de Rusia. Antes de la guerra, el camarada Stalin ofreció su mano a Checoslovaquia contra el camarada Hitler cuando los aliados Occidentales no movieron un dedo de manera que no encuentro esto muy chocante.
No hace falta decirlo, las motivaciones de Rusia no son probablemente del todo idealistas. Como lo dice la revista Times, el arenque rojo de Islandia tan popular en Rusia no es la razón principal.
Lo que es más importante es el acceso al Ártico y sus minerales y combustibles fósiles que pronto se harán muy relevantes. Una Islandia amigable probablemente mejoraría la posición rusa un poco más. Y Rusia se preocupa por este pedazo del planeta. Islandia está exactamente en la frontera entre las placas tectónicas de Norteamérica y Eurasia, un concepto usado para definir los derechos del acceso al Ártico.
Como los 313.000 Islandeses están amenazados por la hambruna, su presidente piensa que lo más importante es combatir al cambio climático. Obviamente, ciertos imbéciles burócratas en oficinas lo bastante convenientes están sólo amenazados por 0,6ºC de calentamiento por siglo. Con estas prioridades tan “sensibles” su carne muy pronto será rematada como basura para cerdos para repagar una parte de la deuda de su país.
De cualquier modo, cero que sería una locura se convirtiese en un país del Tercer Mundo. Qué lástima que otros no haya ayudado a Islandia bajo condiciones más aceptables, pero yo votaría por un res-cate. Si las otras naciones permiten que Islandia colapse a causa de una crisis creada en otra parte, otros podrían seguir su camino: Nueva Zelanda, otros 12, o Suiza, Noruega…
Después de sufrir una grave crisis financiera en 2001, Argentina lentamente ha vuelto a hacer foco en las exportaciones e inversiones extranjeras. Pero hay signos que indican que la economía del país Sudamericano se está sobrecalentando: los analistas reconocen que la inflación podría ser una 28%; el sobrante del presupuesto del gobierno como porcentaje del PBI ha caído del 5 al 3% desde 2004: y el gasto del estado crecerá el año que viene después de que la recién elegida presidente Cristina Fernández de Kirchner propuso un extenso paquete de gastos sociales. Extensas reservas de divisas y una gran economía nacional podría compensar por los crecientes dolores financieros de Argentina, aunque el récord de default de sus deudas externas no hablan bien.
Bueno, más precisamente, el segundo país a seguir a Islandia es probablemente Hungría.. Ellos también tienen una notoria deuda externa. Las responsables naciones de ahorradores pagarán por el comporta-miento irresponsable de otros, pero sigo creyendo que es una opción mejor que nuevos países del Ter-cer Mundo distribuidos al azar por Europa.
Como porcentaje del PBI, el déficit del presupuesto Checo es sólo la mitad del de Hungría, que es la razón por la que el gobierno Checo puede permitirse algunos comentarios rudos acerca de la necesidad de seguir las reglas fiscales de la Unión Europea. Pero en esta situación particular, no estoy muy segu-ro si es el gasto del gobierno o las regulaciones Europeas del presupuesto lo que son las reglas más contraproducente para reducir la libertad y la prosperidad.
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