El “calentamiento global” tuvo su predecesor en la captura de corazones y mentes del mundo. En su novela “Estado de miedo”, Michael Chrichton expone con lucidez el paralelismo entre el actual abrazo político al “calentamiento global” y el abrazo popular a la “ciencia” de la eugenesia, hace ya más de un siglo. Durante casi 50 años, desde fines de los 1800 hasta la primera mitad del siglo 20, creció una común aceptación política por parte de los pensadores del mundo, líderes políticos, y la elite de los medios, de que la “ciencia” de la eugenesia era ciencia establecida. Había algunas voces solitarias tratando de hacerse oír en el desierto, oponiéndose a esta seudociencia, pero fueron ridiculizados e ignorados.
Los creyentes en la eugenesia argumentaban que podía mejorar a la raza humana controlando a la reproducción. Los más respetados científicos de Harvard, Yale, Princeton, y otros bastiones de rigor intelectual se retiraron a un complejo en Long Island, llamado Cold Spring Harbor. Su apoyo financiero vino de las Fundaciones Ford, y la Rockefeller, y de la fortuna Harriman, trabajando con el Departa-mento de Agricultura, de Estado y otras agencias.
La “ciencia” no carecía de importantes sostenedores públicos. Theodore Roosevelt, Winston Churchill y Woodrow Wilson eran creyentes entusiastas. La teoría ganó la aprobación de los jueces de la Corte Suprema de Justicia, líderes en altos niveles de la educación y ganadores del Premio Nóbel. La funda-dora de “Planned Parenthood” (Paternidad Planeada), Margaret Santer, fue una de las adherentes más vocales. Ella estableció la primera clínica para “control de la natalidad” en 1916.
Ellos creían que los “mejores” seres humanos no estaban teniendo tantos hijos como los seres inferio-res; los extranjeros, inmigrantes, judíos, negros, degenerados, los incapacitados y los “débiles menta-les”. Sanger dijo, “mantener a los buenos-para-nada a expensas de los buenos es una crueldad extre-ma.” Ella hablaba de la carga de cuidar a “este peso muerto de los desechos humanos.” H.G. Wells habló en contra de “mal entrenadas bandadas de ciudadanos inferiores.” Roosevelt dijo, “la sociedad no puede permitir que los degenerados reproduzcan su clase.” George Bernard Shaw dijo que única-mente la eugenesia podía salvar a la humanidad.
Veintinueve estados implementaron leyes que permitían la esterilización. Finalmente, unos 60.000 ame-ricanos fueron esterilizados –algunos de ellos legalmente. Los alemanes fueron los más progresistas. Ellos tenían ayuda. La fundación Rockefeller financió al Instituto Káiser Guillermo y el trabajo de sus científicos racistas, uno de los cuales era Josef Mengele.
Los “mentalmente defectuosos” de Alemania eran llevados a edificios recién construidos donde los entrevistaban. Luego eran conducidos a la habitación del fondo para ser 'gaseados' -con Zyklon-B. Eventualmente, el programa Alemán se expandió hasta una vasta red de campos de concentración que eliminó a 10 millones de indeseables, como gitanos, judíos, negros, homosexuales, débiles mentales, retrasados mentales… Después de la 2ª Guerra Mundial muchos de los adherentes públicos de la pseudociencia de la eugenesia se llamaron a silencio. Las universidades retiraron los libros de texto y dejaron de enseñarla.
Pero no todos se fueron. Tan recientemente como Julio 24, 2003, Tony Platt testificó ante el Comité Judicial sobre S.R. 20 del Senado de California en relación a la eugenesia. Platt estuvo de acuerdo en que el estado debería pedir perdón por sus acciones.
Uno debe preguntar, “¿Cómo es posible que investigadores universitarios llegaran a conclusiones que defendían esta espantosa afrenta a la sociedad?” Una mirada hacia atrás en las investigaciones de la época reveló que los investigadores ajustaban sus resultados para apoyar la teoría de quienes pagaban por la investigación. Esto no es nada inusual. Es muy fácil creer que la 'ciencia establecida' del cambio climático es tan sospechosa como la eugenesia, y por cierto puede ser otro ejemplo de pseudociencia capturando la imaginación de los políticos, actores, y la elite de los medios que tienen una desesperada necesidad de abrazar alguna 'ciencia' que podría forzarnos a cambiar la manera en que vivimos nuestras vidas. H.L. Mencken escribió al respecto, “La necesidad de salvar a la humanidad es casi siempre la falsa fachada para el deseo de gobernarla.” Vemos fotografías de grandes trozos de hielo cayen-do al mar en la Península Antártica, que comprende apenas el 2% del continente. El hecho que el 98% restante de la Antártida está creciendo a razón de 26,8 Giga toneladas por año es totalmente igno-rado por la prensa.
Se nos dice hoy que la actividad humana está causando un aumento dramático en los niveles de dió-xido de carbono, que es responsable del “calentamiento global.” Mientras una delegación del congreso estaba visitando a la expedición Antártica en Enero 2003, se nos mostró los resultados de las muestras de hielo extraídas de las perforaciones en Vostok, donde se midieron los niveles de CO2 y de tempera-turas hasta unos 400.000 años atrás. En ese momento, los niveles de CO2 eran de 280 partes por millón (ppm) en la atmósfera, más o menos lo mismo que eran hace unos 20 años atrás. Los niveles de CO2 y la temperatura subían y bajaban en consonancia durante esos 400.000 años. “¿Quién," pregunté yo, “estaba quemando combustibles fósiles hace 400.000 años?” Se me trató como si yo fuese un insolente grosero.
Se ha sabido por años que la mayor parte del CO2 se disuelve en el océano. Esto se conoce como los “sumideros de carbono”. Los océanos contienen unas 60 veces más CO2 que la atmósfera. Es también conocido que las aguas más frías disuelven más CO2 que las cálidas. ¿Cuál cree usted que es causa y cuál el efecto? Actualmente tenemos niveles de CO2 de unas 384 ppm. Un estudio reciente completado en la Universidad de California, en Davis, concluyó que la concentración de CO2 en la atmósfera hace 300 millones de años estaba en el orden de las 2000 ppm. Y luego este desatino: “el mismo aumento que los expertos esperan para el final de este siglo a medida de que se quemen las reservas de combustibles fósiles.” Si es algo aceptado que la quema de combustibles de los humanos es lo que causará el aumento de CO2 en la atmósfera hasta las 2000 ppm en los próximos 92 años, ¿no nos están debiendo una explicación sobre quiénes quemaron combustibles fósiles hace 300 millo-nes de años para que las temperaturas y los climas variaran? De hecho, se nos está presentando un verdadero fraude científico.
El gas invernadero más abundante y más eficiente no es el CO2; es el vapor de agua, que toma cuenta de más del 60% de los gases que atrapan calor, mientras que el CO2 toma cuenta de un 26%. Enton-ces, ¿por qué se nos está sirviendo una dieta diaria de que estamos destruyendo al ambiente con nuestro comportamiento en relación al CO2? Porque nuestro comportamiento tiene poco o nada que ver con el vapor de agua, de modo que no es un motivo que atraiga la atención y cause el miedo necesario para aceptar las leyes de aquellos que quieren gobernar nuestras vidas.
Voy a hacer foco sobre usted y en lo usted está haciendo para aumentar al CO2 en la atmósfera que como todos lo saben ya, destruirá al mundo no discutimos las actividades de las termitas. Unos 15 años atrás se estimaba que la digestión de las termitas producían anualmente unas 50.000 millones de toneladas de CO2 y metano. Eso era más de lo que produce la quema de combustibles fósiles de toda la humanidad. Adicionalmente, el ganado, caballos y otros rumiantes son grandes productores de CO2 y metano pero, siendo incapaces de responder a nuestras demandas en este asunto, ignoramos su actividad.
Cuando llegamos al metano, otro gas de invernadero, las termitas son responsables del 11 por ciento de la producción mundial de fuentes naturales. El 77% proviene de los humedales y pantanos, que proveen un hábitat ideal para bacterias que producen 145 millones de toneladas de metano cada año, durante la descomposición de materia orgánica. Es curioso que hasta los más alarmistas del cambio climático son furiosos alarmistas activos para salvar y aumentar los humedales generadores de gases de invernadero.
A partir de la literatura –para no menciona las películas documentales- producidas por los alarmistas, resulta claro que si no modificamos nuestra forma de vida el planeta está condenado a muerte. Este no es el primer cambio en contra del comportamiento humano. Muchos de ustedes se acordarán de los estudios “científicos” de hace 30 años sobre la destrucción de la capa de ozono, particularmente en los polos, que reduciría la capacidad de la atmósfera para filtrar a los rayos ultravioleta del sol. Que íbamos a ver un aumento de los cánceres de piel extendiéndose como una epidemia por el mundo, y un aumen-to de la temperatura. Se había teorizado que esto era causado por el aumento en la producción de ga-ses de refrigeración llamados cloro-fluoro-carbonos (CFC), o “freones” que eran usado en las hela-deras y equipos de refrigeración de todo tipo, además de otros usos para salvar vidas como los Halones usados para extinguir incendios en ambientes peligrosos.
Cuando se inventó el Freón se consideraba un gas milagroso. Reemplazaba en las heladeras y equipos de refrigeración a una combinación de gases tóxicos que, si eran liberados, en verdad mataban gente. Pero la ciencia “establecida” llegó a la conclusión de que la actividad humana era una amenaza para el planeta. Pusimos fuera de la ley a la producción de CFC y miles de personas en el mundo murieron a causa de comer alimentos rancios debido a la falta de refrigeración en el transporte, almacenamiento o en el hogar, o por medicamentos vencidos por haberse roto su cadena de frío.
La producción de CFC llegó a un pico de 1,1 millones de toneladas anuales. Si el 100% de esa produc-ción fuese liberada al ambiente y conseguido que se liberase el átomo de cloro, se habrían añadido 750.000 toneladas anules de cloro al ambiente. Eso es insignificante comparado con las 300 millones de toneladas de cloro que libran los océanos todos los años por la evaporación del agua mar. Pero como eso no se puede controlar, entones los alarmistas fueron por nosotros.
Realmente, la erupción del Monte Pinatubo en junio 1991 produjo uno de los niveles más altos de cloro y bromo en la historia y llevó a unos de los niveles más bajos de ozono que se recuerden. Usted no lo sabría hoy. La tierra –y nosotros- sobrevivimos.
Hoy, si existe una ciencia establecida, está practicada por climatólogos que han estado observando y estudiando al mundo durante décadas. La mayoría están retirados y no andan buscando subsidios ni becas del gobierno para investigar, y por ello no están inclinados a llegar a conclusiones que son políti-camente populares. La mayoría también han pasado por más de un ciclo de alarmismo catastrófico, Las predicciones de los científicos en la revista Time “¿Otra Edad de Hielo?” en 1974 y “El Mundo Enfriándo-se” de Newsweek en 1975 nos viene la mente. El artículo del Newsweek afirmaba que los científicos “son casi unánimes en la visión de que la tendencia reducirá la productividad agrícola para el resto del siglo. Si el cambio de clima es tan profundo como algunos de los pesimistas temen, las hambrunas resultantes serían catastróficas.”
Pero viejas cabeza sabias creen que estamos pasando por ciclos normales de calentamiento y enfria-miento que hemos visto ya durante cientos de millones de años cuando la tierra se calienta y enfría a medida de que la actividad del Sol varía. la tierra es calentada por el Sol. El Sol está impactado por fuerzas magnéticas que crean erupciones en su superficie llamadas “manchas de sol”, que aumentan el calor de sus impactos. Durante el período más frío de la Pequeña Edad de hielo, que terminó cerca del final del Siglo 19, las manchas de sol prácticamente desaparecieron de su superficie durante 70 años la Tierra se enfrió. La actividad de las manchas de sol estuvo declinando durante varios años ya –en octubre próximo se cumplirán tres años en los que casi no hubo manchas de sol- y los astrónomos esperan que la actividad solar decline un 40% en la próxima década.
El mundo está a punto de ingresar a un período de prolongado enfriamiento. Esté preparado para cam-biar su estilo de vida.
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