Vamos a dejar de lado la evidencia científica abrumadora, y sin refutación hasta la fecha, de que:
CO2 es un gas invernadero que no sólo no calienta a la Tierra sino que ayuda, en su poca capacidad, a enfriarla.
Que su aumento en la atmósfera contribuirá cada vez más a enfriarla, de acuerdo con el estudio de G.V. Chilingar, L.F. Khilyuk, y O.G. Sorokhtin (2008) (descargue el .pdf desde aquí)
Que de las investigaciones sobre las muestras de hielo de la Antártida y Groenlandia se comprobó que en toda la historia geológica de la Tierra la temperatura ascendió primero y que ello causó que el CO2 aumentase con un retraso promedio de 800 años (Monnin et al, 2000 (lea el abstracto y los gráficos aquí)
Que a pesar del sostenido y casi lineal aumento de los niveles de CO2 en el aire, las temperaturas del planeta han subido y bajado varias veces durante el siglo 20, sin correlación alguna con la tendencia al aumento del CO2.
Que desde 1997 hasta Enero de 2007 la tendencia de las temperaturas se ha mantenido plana, pero desde Enero 2007 hasta la fecha la disminución ha sido notable, poco más de –0,7º C, casi lo mismo que había aumentado desde 1850; es decir, estamos a foja cero con el calentamiento.
Que las observaciones de la actividad del sol, incluyendo la de la NASA, gran impulsora del mito del calentamiento causado por el hombre, indican que casi no se observan manchas en el Sol desde hace ya 3 años, el ciclo solar 24 será de muy baja intensidad, y la aparición hacia el 2031 del Doble Mínimo Gleissberg (o Landscheidt) hará descender la temperatura media global de la Tierra en hasta 2ºC, lo que nos llevará de regreso a otra Pequeña Edad de Hielo como la ocurrida entre 1500 y 1850.
El siguiente gráfico representa el número Wolf de la actividad magnética del sol, y las manchas solares, a lo largo de la historia que comenzara con las observaciones de Galielo con su telescopio hasta la fe-cha. Las líneas de la gráfica se han dividido en dos para una visualización sorprendente: la línea inferior de color verde indica la progresión de las tendencias del número Wolf desde 1641 hasta 1820, (hasta el final del Mínimo Dalton, 1795-1829), y la arriba, de color celeste, la tendencia desde 1820 hasta nues-tros días. En rojo está la tendencia proyectada de acuerdo con los cálculos astrofísicos hasta el 2041.
La repetición del patrón de aumentos y disminuciones del número Wolf, y su correlación con las tempe-raturas medias globales es impactante. No hay nada que impida decir que la tendencia desde 1795 (antes del Mínimo Dalton) no se vaya a repetir y para el 2031 tengamos el fuerte enfriamiento que se vio durante la Pequeña Edad de Hielo.
Más novedadesEl meteorólogo Anthony Watts publicó ayer en su blog el siguiente comentario sobre la actividad solar, que viene reforzar las predicciones de un sol inusualmente quieto y débil para el futuro, de acuerdo a los valores del Índice Geomagnético Planetario Promedio (Ap):
En mi post de ayer destaqué un párrafo de un parte de prensa de la NASA que tocaba uno de los descubrimientos finales de la misión de la sonda Ulises enviada para estudiar al Sol:
”Ulises termina su carrera después de revelar que el campo magnético que emana de los polos del Sol es mucho más débil que lo previamente observado. Esto puede significar que el próximo período del máximo solar será menos intenso que en la historia reciente.”
Pocos meses atrás, yo hice un ploteo del Índice Geomagnético Planetario Promedio (Ap) que es una medida de la fuerza del campo magnético solar pero también un índice diario determinado de promedios corridos de ocho valores del Índice Ap. Llámenlo una vara de medida común (o metro patrón) para la actividad solar:
Los resultados de la misión Ulysses parecen ser una confirmación más de la fuerte disminución de la actividad del sol, calculada hace ya varios años, y que la repetición de la tendencia solar de 1795 -1821 tiene –como diría el IPCC- un 95% de probabilidades de repetirse.
Pero, como dije más arriba, dejemos de lado toda esta evidencia científica y vayamos a lo que proponía en el título de este artículo: “Pongamos las Cartas Sobre la Mesa.”Mi propuesta es que los ecologistas de Greenpeace, como los que han sido absueltos de culpa y cargo en Inglaterra por causar daños a una generadora de electricidad que quema carbón, sean coherentes con su filosofía y con sus propuestas de no usar energía.
Propongo que se realice un censo de personas e instituciones que impulsan la reducción del consumo de combustibles fósiles y de electricidad, y de quienes se reconozcan como partidarios de esas medidas, sean obligados a practicar sus propuestas y a tomar de la medicina que nos recomiendan a los demás: Sus hogares y las oficinas de sus instituciones "sin fines de lucro" (o lucro sinfín?) deberán ser desconectadas de la red eléctrica y no estarán autorizadas a usar generadores eléctricos en su reemplazo. Podrán usar solamente lo que está especificado en el siguiente listado:
Lo Permitido:La energía eléctrica producida por sus turbinas de viento y sus paneles solares –si consiguen demostrar que durante todo el proceso de fabricación, desde la minería hasta el transporte e instalación, no han producido más CO2 que el que ahorrarían durante toda su vida útil.
La energía eléctrica producida por las centrales mareomotrices, pero no la energía producida por centrales nucleares ni represas hidroeléctricas por estar ellos en total y violento desacuerdo con ellas.
Materiales que no hayan sido causa de muerte de animales, insectos, y otros bichitos amorosos,
Está autorizado el uso de bicicletas, automóviles eléctricos y a hidrógeno (no híbridos que tam-bién queman gasolina!) cuyas baterías hayan sido recargadas mediante la energía solar o eólica (siempre que se demuestre la condición expresada ut supra para esas energías alternativas “no contaminantes”. Las baterías no podrán ser fabricadas con materiales tóxicos que hayan causado tumores en ratas de laboratorio, sin importar la dosis usada.
Carros, carretas, diligencias, sopandas, sulkys, y rickshaws, pero no con tracción animal sino de otros ecologistas voluntarios.
No habrá restricciones para la navegación a vela, para caminar, remar o nadar hasta el fin del mundo, si así lo desean.
Si posteriormente se comprueba que la fabricación de una bicicleta o un automóvil eléctri-co han producido más CO2 que el que se ahorrará durante su vida útil, estos productos deberán ser entregados a las autoridades para su destrucción y reciclado, y sus usuarios deberán pagar una multa de $30 dólares por cada tonelada de CO2 producida.
Lo Prohibido:
Será prohibido para todo ecologista proponente de abandonar el uso de los combustibles fósiles, las tecnologías avanzadas en electrónica, modificación genética de variedades de vegetales, energía nuclear, hidroeléctrica, productos de la petroquímica y forestales, el uso de todo aquello producido mediante las tecnologías que tanto reprueban, lo que desde ya incluye:
En caso de accidentes, nada de ambulancias y, (Dios no lo permita!) de helicópteros para la evacuación,
Todo tipo de aplicación de la medicina nuclear: diagnóstico por imágenes, resonancia nuclear, tomografía computada, radiografías, ecografías, o tratamientos de radioterapia.
Todo tipo de medicamento que contenga cloro en su fórmula, por ejemplo todos los clorhidratos (el 80% de la farmacopea actual incluidos los antibióticos). Podrán emplearse, sin embargo, los servicios de chamanes, homeópatas, sanadores, o la "imposición de manos", para resolver los problemas de salud.
Conclusión
Esta lista es meramente enunciativa y a título experimental, factible de ser extendida con el agregado de muchas cosas que en este momento se nos escapan. Son de algunas pocas cosas a las que los ecologistas deberían renunciar si fuesen verdaderamente coherentes, honestos con ellos mismos y con los demás, y fieles a su visión del problema y a su filosofía existencial. Deberían dar el ejemplo con su manera de vivir, y no hacer como Al Gore y su desmesurado y escandaloso consumo (o derroche?) de energía en su mansión de Nashville, EEUU, mientras pontifica como el Mesías que tenemos que dejar atrás y abandonar nuestro desmesurado consumo de cualquier cosa y retiranos a vivir en las cavernas o a la toldería.
Si no comienzan ellos primero a enfrentar las consecuencias que sus propuestas tienen, a mostrarnos el camino a seguir hacia la salvación del planeta, se pondrían al nivel de los políticos que se llenan la boca de palabras altisonantes, promesas del Paraíso sobre la Tierra y mientras tanto se enriquecen de modo obsceno, casi pornográfico, en el poder.
No nos digan cómo tenemos que vivir. Demuéstrennos que están verdadera y totalmente convenci-dos de que así salvarán al planeta. Háganlo ustedes primero y luego nosotros seguiremos su ejemplo.
Eduardo Ferreyra
Presidente de FAEC
Pruebe la velocidad de su conexión a Internet!
¿Desde qué países nos visitan?
¿Quiénes son los visitantes?
Ranking entre sitios de la web