Por Zbigniew Jaworowski, M.D., Ph.D., D.Sc.
Capítulos anteriores:
Introducción
Los autores y cómplices del fraude
Las Cuatro Mentiras Básicas del IPCC
La Verdad sobre las Muestras de Hielo
Las Curvas Palo de Hockey
Mediciones Directas del CO2 en la Atmósfera
El segundo mensaje más importante del IPCC y su "Resumen para Políticos" de 2007 es que "La mayor parte del aumento observado en la temperatura media global desde mediados del Siglo 20 es muy probablemente debida al observado incremento en las concentraciones de gases de invernadero antrópicos." Sin embargo, ni el Resumen para Políticos ni ninguno de los tres informes anteriores del IPCC apoyan esta declaración con ninguna evidencia convincente.
La infame curva del Palo de Hockey, el símbolo líder del informe del IPCC en 2001, fue creado para mostrar que la temperatura media global en los años 90 era inusual y la más alta en los últimos 1000 años. El Período Cálido Medieval (los años entre 950 y 1300), bien documentado en los anteriores informes del IPCC habían desaparecido en esta curva del palo de hockey, como también lo hizo el Período Cálido Romano (200 AC al 600 DC), el Período Cálido Holoceno (8000 a 5000 años antes que hoy), y el profundo enfriamiento de la Pequeña Edad de Hielo (los años entre 1350 y 1850).
La línea de puntos representa las temperaturas cercanas al comienzo del Siglo 20. En sus informes 2001 y 2007, el IPCC ha ignorado las partes más tempranas de esta curva, pre-sentando solamente el calentamiento moderno.
Fuente: IPCC 1990.
La fraudulencia de esta curva del palo de hockey fue documentada por Legates 2000, Legates 2003, McIntyre y McKitrick 2003, Soon 2003, Soon y Baliunas 2003, y Soon et al. 2003. Pero las críticas del Palo de Hockey del IPCC pareció ser un campo minado: los seis editores del journal Climate Research que osaron publicar el paper de Soon y Baliunas 2003 fueron despedidos por el dueño de la revista. En el "Resumen para Políticos" del IPCC 2007, el IPCC truncó su palo de hockey original de 1000 años de extensión por un factor de 10, comenzándola en 1850, exactamente al momento en que el clima de la Tierra había comenzado a recuperarse de las fuerzas naturales de la Pequeña Edad de Hielo, cuando las emisiones del CO2 habían sido 135 más bajas de lo que lo son ahora (Marland et al. 2006).
Esta recuperación de la Pequeña Edad de Hielo es interpretada por el IPCC como una calamidad provo-cada por el hombre; el IPCC considera a los últimos 50 años como los más calientes en los últimos 1300 años a causa de la quema de combustibles fósiles. Esta línea de pensamiento monotemático no tome en cuenta la evidencia astronómica que estos últimos 50 años tuvieron la actividad solar más alta en los últimos varios miles de años. N ha existido una actividad solar igualmente activa desde por lo menos 8000 años atrás (Figura 7) y el Sol ha sido la causa dominante del fuerte calentamiento durante las últimas tres décadas (Solanki et al. 2004).
Cosmoclimatología: Rayos Cósmicos y el Sol Gobiernan al ClimaEn los últimos 15 años hemos tenido un rápido avance en un nuevo campo científico: la cosmoclima-tología. Comenzó con un estudio seminal de Friis-Christensen y Lasen en 1991, donde documentaron una estrecha relación entre la actividad solar y la temperatura de superficie de la Tierra. (Este desarro-llo fue revisado por Svensmark en 2007). Estudios posteriores han demostrado que el principal mecanis-mo por los que los factores cósmicos regulan nuestro tiempo son la penetración de los rayos cósmicos en la atmósfera terrestre. Su flujo está determinado por las fluctuaciones de los campos magnéticos del Sol y por la migración del Sistema Solar a través de los variables ambientes de la Vía Láctea, con diferentes concentraciones de polvo cósmico y novas.
Las variaciones del flujo de rayos cósmicos son de un orden de magnitud más grande que las causadas por el Sol. Los rayos cósmicos gobiernan al clima produciendo ionización de las moléculas de aire al ritmo requerido para tener un mensurable impacto sobre el clima. La ionización ayuda a crear núcleos de condensación en la troposfera, necesarios para la formación de las nubes. Durante la baja actividad solar (o en algunas partes de la Vía Láctea), mayor cantidad de rayos cósmicos ingresan a la atmósfera y se forman más nubes. Que actúan como sombrillas para proteger a la Tierra contra la radiación caló-rica del Sol. Luego, el aumento de la nubosidad da lugar a un aumento de las lluvias que tienen un efecto enfriador de la superficie y de la atmósfera.
Recientemente se ha suministrado evidencia experimental para un mecanismo por el cual los rayos cós-micos pueden afectar la cobertura nubosa (Svensmark 2007). Esta cobertura ejerce un fuerte efecto enfriador, que ofrece un mecanismo para el cambio climático gobernado por el Sol que es mucho más poderoso que la pequeña variación del 0,1% en la irradiación solar.
De acuerdo con Khilyuk y Chilingar (2006), la emisión antrópica de CO2 a través de la historia humana constituye menos del 0,00022% del total de CO2 de-gaseado naturalmente del manto de la Tierra durante la historia geológica del planeta. La emisión del CO2 antrópico es despreciable en cualquiera de los procesos de transformación materia-energía que cambian al clima de la tierra.
Las fuerzas de la naturaleza que están gobernando al clima (irradiación solar, fluctuando junto a la actividad solar y a las desviaciones orbitales, de-gaseado de CO2 de los océanos, y actividades micro-bianas) son de 4 a 5 órdenes de magnitud más grandes que los correspondientes impactos humanos sobre el clima de la Tierra (como calefacción y emisión de gases de invernadero), aún sin tener en cuenta las influencias de los rayos cósmicos.
Los seres humanos pueden ser responsables de menos de 0,01ºC de calentamiento durante el siglo pa-sado; la hipótesis de que el actual observado "Calentamiento Moderno" es el resultado del CO2 humano, y de otros gases de invernadero es un enorme mito.
Los factores cosmoclimáticos toman cuenta de las fluctuaciones climáticas en escalas de tiempo deca-dales, centenales y milenarias. Durante la Pequeña Edad de Hielo (1350-1850) el excepcionalmente débil campo magnético del Sol, reflejado por una cantidad de manchas de sol extremadamente baja durante el Mínimo Maunder (1645 a 1715), coincidió con esta fase sumamente fría de la historia. Otro mínimo de manchas de sol, el Mínimo Dalton de fines del siglo 18 y comienzos del 19, está asociado con otra fase fría de la historia.
Figura 7: ACTIVIDAD SOLAR REPRESENTADA POR EL NÚMERO
DE MANCHAS DE SOL EN LOS PASADOS 10.000 AÑOS
La actividad solar representada por las manchas de sol reconstruidas de los datos de carbono-14 para los 11.000 años antes del presente, y de las obser-vaciones por telescopio desde 1610. Este nivel de actividad solar durante los pasados 70 años es excepcionalmente alto. La previa alta actividad ocurrió hace más de 8000 años.
Las fluctuaciones de la actividad solar están seguidas de flujo de rayos cósmicos, cuya fracción de energía mas baja es actualmente 40% más baja que en 1990. Hay una similitud general entre el número de manchas de sol y la fluctuación de las temperaturas: Ambas muestran una lenta tendencia declinan-te justo antes de 1900, seguido de una agudo aumento que no tiene precedentes en el último milenio. Ver, por ejemplo, Usoskin et al. 2003.
Por otra parte, los períodos Cálido Medieval y Cálido Moderno mostraron excelentes coincidencias con las bajas intensidades de rayos cósmicos, gobernados por los ciclos solares. Durante los últimos 10.000 a 6.000 años, los eventos de temperatura se correspondieron bien con las perturbaciones solares, sugi-riendo que la fuerza gobernante de las fluctuaciones de temperaturas del Holoceno fueron causadas por la actividad solar, y en relación con esto, por el flujo de rayos cósmicos (Bashkirtsev y Macich 2003, Dergachev y Rasporov 2000; Friis-Christensen y Lassen 1991, Marsh y Svensmark 2000, Svens-mark y Friis-Christensen 1997, Xu et al. 2005, Xu et al. 2006, Bago y Butler 2000, y Soon et al. 2000) más que por cambios en los niveles de CO2, que vienen retrasados en relación a los cambios de temperatura y parecen ser un efecto, no la causa de las variaciones de temperatura.
La temperatura promedio del Hemisferio Norte (línea gris) sigue casi exactamente a la actividad solar reflejada por el largo del ciclo solar de manchas de sol (línea negra).
Durante los últimos 750.000 años, la tasa de cambio del volumen global de hielo estuvo fluctuando en exacta concordancia con la insolación veraniega en las latas latitudes boreales, de acuerdo con la teo-ría de Milankovitch (Roe 2006). En este estudio también se haló que las variaciones en el derretimiento preceden a las variaciones en el CO2 atmosférico, sugiriendo que las variaciones del CO2 tienen un rol bastante débil en el control de los cambios en el volumen del helo, comparado con la influencia del Sol.
A lo largo de intervalos más largos, el cambiante ambiente galáctico del Sistema Solar tuvo dramáticas consecuencias en el pasado, incluyendo episodios de "Tierra Bola de Nieve" (2300 millones y 7000 millo-nes de años atrás), cuando toda la tierra estuvo congelada. El clima fluctuó regularmente a lo largo de los pasados 3000 millones de años de la historia de la Tierra, evolucionando gradualmente en dirección al enfriamiento y el incremento de la frecuencia, duración y escala de las glaciaciones (Chumakov 2004). Los cambios climáticos periódicos, reconocibles por métodos geológicos, pueden dividirse en 5 categorías de fluctuaciones:
Durante la era Fanerozoica (los pasados 545 millones de años) la Tierra pasó a través de cuatro ciclos super largos, probablemente relacionados con los cambios en el flujo de los rayos cósmicos causados por el pasaje del Sistema Solar a través de varios ambientes de los brazos en espiral de la Vía Láctea (Shaviv y Veizer 2003).
Las fluctuaciones de la temperatura durante el Fanerozoico variaron de acuerdo con el flujo de rayos cósmicos, pero no revelaron relación alguna con el CO2 de la atmósfera. Ocurrieron dos largas y exten-sas glaciaciones en este período, en tiempos de mínimos niveles de CO2, alrededor de unos 300 millones de años atrás, y fueron interpretados como una indicación que el efecto invernadero del CO2 era el principal control del clima a lo largo del tiempo geológico (Berner 1998).
Sin embargo, también existieron dos veces largas y extensas glaciaciones entre 353 y 444 millones de años atrás, cuando el nivel de CO2 en la atmósfera era de entre 7 y 17 veces más elevados que hoy (Chumakov 2004). Los estudios paleográficos proveyeron datos proxy sobre los gradientes climáticos globales en el Fanerozoico (Berner 1997), que no muestran relación con las concentraciones de CO2 en la atmósfera estimadas por Boucot et al. en 2004
Asignando un control principal de largo plazo del clima a las concentraciones trazas de un único agen-te, el gas CO2 (que actualmente contribuye con alrededor del 2 - 3,5% al efecto invernadero total (Lindzen 1991), y despreciando a la contribución del 96,5 - 98% del vapor de agua, y la contribución de otros factores listados más abajo) está en conflicto con la información cosmológica. Las fluctua-ciones de la temperatura en cinco regiones de la Antártida, reconstruidas a partir de los registros de isótopos estables en las muestras de hielo entre 1800 y 1999, son similares a las fluctuaciones de CO2 medidas directamente en la atmósfera desde 1812.
La línea superior representa la temperatura media de superficie en cinco ubica-ciones de la Antártida entre 1800 y 1999, reconstruidas mediante mediciones de isótopos estables en el hielo. La línea inferior representa a las mediciones directas del CO2 en la atmósfera en el Hemisferio Norte. La línea de rayas es la información de Mauna Loa, Hawai.
De acuerdo al IPCC, el aumento más grande de la temperatura causado por la emisión de gases inver-nadero antrópicos, debería ocurrir en la Antártida y en el Ártico. Estas predicciones no se ajustan a la información de la Figura 9 que, según Schneider et al. 2006, son también representativas de todo el Hemisferio Sur. En la Antártida, la temperatura en los años 90 fue más baja que durante muchas déca-das en las dos últimas centurias, y mucho más baja que la media para 1961-1990, representada por la linea de cero.
En la parte norte de la Tierra, las mediciones directas de la temperatura en los sitios de perforación en Summit y Dye, Groenlandia, (Figura 10) demostraron que durante los últimos 8000 años las temperatura en el Ártico fluctuó de manera similar a las temperaturas globales reconstruidas por proxys que abarcan casi 2500 años en la Península Taimar, en Rusia (en dirección al Polo 70ºN) revelaron también a los ca-lentamientos del Holoceno, Medieval, y Moderno, con los dos primeros más cálidos que el del Siglo 20, donde el pico de la temperatura apareció alrededor de 1940 (Naurzabayev 2002).
Las mediciones con instrumentos de la temperatura del aire de superficie en el Ártico comenzaron en 1874 en Groenlandia, seguido de estaciones en Spitsbergen, Canadá y Rusia. Desde entonces hasta alrededor de 2000, la temperatura más alta registrada en 37 estaciones árticas y 6 estaciones sub-árticas se observó en la década de 1930, y fue de entre 2 y 5ºC más alta que las registradas antes de los años 20. Aún en la década de 1950 las temperaturas árticas fueron más altas que durante los años 90. En Groenlandia, el nivel de la temperatura en los años 80 y 90 era similar a la observada el Siglo 19 (Przybylak 2000).
Otros registros instrumentales que cubren los últimos 100 años demuestran fluctuaciones de la tempe-ratura en el Ártico. Según Chylek et al. (2004), las mediciones instrumentales de temperatura en Gro-enlandia muestran que las temperaturas más altas ocurrieron durante la década de 1920, cuando en menos de 10 años aumentó entre 2 y 4º C y en algunas estaciones hasta 6º C. En ese tiempo, las emisiones humanas de CO2 eran nueve veces más bajas que ahora (Marland 2006).
Desde 1940, sin embargo, la información costera de Groenlandia ha ido predominantemente enfriándose. En la parte más alta de la capa de hielo de Groenlandia la temperatura media de verano a disminuido a un ritmo de 2,2º C por década, desde el comienzo de las mediciones en 1987. Resultados similares son informados de las mediciones de temperatura del Ártico realizadas entre 1875 y 2000 (Polyakov et al. 2003). Estas evidencias comprobadas van en contra de todas las predicciones de los modelos del clima.
La disparidad entre las tendencias de temperaturas troposféricas y de superficie medidas por los globos sonda y los satélites, y las predicciones de los modelos del invernadero, fue discutida recientemente por S. Fred Singer en una carta rechazada por la revista Nature, y publicada el 13 de feberero de 2007 en http://blogs.nature.com/news/blog/2007/02/climate report.html. Como lo declara Singer, "Los mode-los del invernadero indican que los trópicos proveen la ubicación más sensible para su validación: las tendencias allí deberían aumentar fuertemente con la altura, haciendo pico en alrededor de los 10 kiló-metros. Las observaciones reales, sin embargo, muestran lo opuesto: planas, o hasta una tendencia troposférica en disminución." Esta comparación de los modelos con los globos sonda y los satélites contradice a la conclusión más importante del IPCC que el actual calentamiento "muy probablemente" es el resultado de las actividades humanas.
El Espectro de las InundacionesEl efecto más adverso de las predicciones del calentamiento climático es el derretimiento de las capas de hielo que, según se declama, causará catastróficas inundaciones en vastas áreas. Entre una canti-dad de recientes 'papers' presentando evidencia en contra de estas lúgubres profecías, sólo referiré el 'paper' de mi amigo H. Jay Zwally, del Centro de Vuelo Espacila Goddard de la NASA, que durante dos décadas ha usado las técnicas de los satélites para medir la masa de las capas de hielo polares. En su 'paper' (Zwally et al. 2005), él presenta el estudio de los cambios en la masa de hielo derivados de datos satelitales realizados durante 10.5 años en Groenlandia y 9 años en la Antártida, usando infor-mación de altimetría por radar.
Figura 10: TEMPERATURAS DIRECTAS EN LAS PERFORACIONES DE GROENLANDIA DURANTE LOS ÚLTIMOS 10.000 AÑOS
Fuente: Dahl-Jensen et al. 1998
Estas son mediciones de temperaturas directas medidas en una perforación en la capa de hielo de Groenlandia, durante los últimos 8000 años. El hielo es muy mal conductor del calor, y su temperatura original es retenida durante miles de años. Son visibles el calentamiento del Holoceno (3.500-7.000 años atrás), y en nuestra época el calentamiento Medieval (900-1100), y la Pequeña Edad de Hielo (1350-1850). La temperatura de hace 1000 atrás era por lo menos 1ºC más alta que la actual.
Zwally et al. muestran que la capa de hielo de Groenlandia se está adelgazando en sus bordes (-42 Gt por año) y está creciendo tierra adentro (+53 Gt por años).
Esto corresponde a una disminución del nivel del mar de -0.03 mm anuales. En la Antártida Occidental, la capa de hielo está perdiendo masa (-47 Gt/año) y la Antártida Oriental está ganando masa a razón de +16 Gt/año). El cambio neto combinado de -31 Gt/año corres-ponde a +0,08 mm de aumento del nivel del mar. Por ello, informan ellos, "la contribución de las tres capas de hielo al nivel del mar es de 0,05 mm/año" –en palabras claras: 5 cen-tésimas de milímetro por año. El espesor de un cabello.
Durante el período estudiado, la Barrera de Hielo Occidental de la Antártida cambió su masa en -95 Gt por año, y la Oriental cambió en +142 Gt/año (en conjunto su masa se incremen-tó en 47 Gt por año.) La contribución de 0,05 mm anuales del hielo polar a los niveles de los océanos es pequeña, en comparación con el real aumento observado por la altimetría de los satélites de 2,8 mm anuales. La contribución de las capas de hielo tomaría 1000 años para elevar el nivel global de los mares en apenas 5 centímetros, y llevaría unos 20.000 años para elevar al nivel hasta 1 metro.
La gente está frustrada por la perspectiva de inundar las islas del Pacífico y del Índico con nuestra pecaminosa actividad. Un buen ejemplo de la futilidad de tales temores es el boni-to archipiélago de las Maldivas en el Océano Índico central, que consiste de unas 1200 islas individuales, agrupadas en unos 20 atolones mayores. Ellas se elevan desde una pro-fundidad de unos 2500 metros, y consisten de arrecifes coralinos, restos de arrecifes, y arena de coral. Su elevación es apenas de 1 a 2 metros sobre el nivel del mar. Por ello, han sido condenadas a la desaparición en el mar en el futuro próximo (IPCC 2001).
Múltiples investigaciones geomorfológicas y sedimentológicas, y mediciones de altimetría satelital hechas por Mörner et al. (2004) contradicen a esta alocada teoría. Las islas existieron antes del máximo de la última glaciación, y han estado habitadas por lo menos durante 1500 años antes del presente. Durante este período, hace unos 1000 a 800 años antes de hoy, es decir durante el Calentamiento Medieval, los habitantes sobrevivieron al nivel del mar que era de 50 a 60 centímetros más alto que ahora.
Fuente: Nils-Axel Mörner et al. 2004
Figura 11: CAMBIO DEL NIVEL DEL MAR EN MALDIVAS
Se muestran los cambios en el nivel del mar en las Islas Maldivas durante los últimos 5000 años. Hace unos 3900 años el nivel del mar estaba por encima del actual (cerca de 1 metro más), 2700 años atrás unos 10 a 20 centímetros, hace 1000 años era 50 cms más alto, y más recientemente ente los años 1900 y 1970, unos 20 30 cms. Durante los últimos 30 años el nivel del mar disminuyó en la región unos 30 centímetros.
Durante las últimas décadas, tanto la altimetría satelital como los registros de niveles de mareas no muestran ningún significante ascenso del nivel del mar en las Maldivas. Hace unos 100 a 300 años el nivel del mar en el área era de 20 a 30 cm más alto que hoy. Existe firme evidencia de que el nivel del mar descendió allí entre 20 a 30 cms en los últimos 30 años, contrariando las expectativas del IPCC:
El futuro CercanoDurante el millón de años pasado hubo unas 10 glaciaciones, cada una con una duración de unos 10.000 años, entremezcladas con cálidos interglaciales de una duración de alrededor de 10.000 cada uno. La última Edad de Hielo llegó a su fin hace unos 10.500 años por lo cual nuestro presente interglacial parece ser un poco más largo que el promedio. La nueva Edad de Hielo está esperando, y que venga en décadas, siglos o aún un milenio, es materia de especulación. Parece ser que este advenimiento inevitable será inducido por factores cósmicos naturales más que por factores terrestres. La hipótesis en boga en los años 70 sobre que las emisiones de hollín industrial y aerosoles inducirían una nueva Edad de Hielo parece ahora ser una arrogante exageración antropocéntrica, llevando al descrédito a la ciencia de aquel tiempo. El mismo destino le espera a la actual tontería del CO2.
Usando un novedoso método de análisis multiescala de tiempos para diagnosticar la varia-ción de la temperatura media global, del Hemisferio Norte y la información de temperatura de China desde 1881 hasta 2002, Zhen-Shan y Xian (2007) hallaron cuatro diferentes osci-laciones cuasi-periódicas, entre las cuales la oscilación de temperatura de 60 años es la más prominente. A pesar del aumento de concentración del CO2 atmosférico, el patrón de oscilación de 60 años está en descenso. Los autores concluyen en que la concentración de CO2 en la atmósfera no es el determinante clave de las variaciones de la temperatura glo-bal; que el efecto invernadero del CO2 ha sido excesivamente exagerado, y que es el mo-mento justo para reconsiderar la tendencia de los cambios climáticos globales. Su análisis sugiere que el clima global se enfriará durante los próximos 20 años.
Esta conclusión está en total acuerdo con las proyecciones de los astrónomos rusos del Instituto de Física Terrestre-Solar en Irkutsk, quienes, partiendo de una análisis de los ciclos de las manchas de sol para el período 1882-2000 dedujeron que el mínimo del ciclo solar de actividad secular ocurrirá en el próximo ciclo 24, en 2021-2026, que dará por resultado una mínima temperatura global de superficie (Bashkirtsev y Mashnich 2003). Ellos también encontraron que la respuesta de la temperatura del aire viene retrasada en rela-ción al ciclo de manchas solares en unos tres años in Irkustsk, y en dos años para todo el resto del globo terráqueo.
Una proyección similar basada en las observaciones de la actividad cíclica del Sol, fue anunciada desde el Observatorio Pulkovo, cerca de San Petersburgo, Rusia. El jefe del Laboratorio de Investigación del Espacio, Prof. Habibullo I. Abdussamatov, declaró que en lugar del profetizado calentamiento global, la Tierra enfrentará una lenta disminución de la temperatura alrededor de 2050 a 2060. Este período de refrigeración mundial durará unos 50 años y será comparable al enfriamiento que tuvo lugar durante la Pequeña Edad de Hielo entre 1645-1715, cuando la temperatura descendió en 1 a 2º C (Abdussamatov 2004, Abdussamatov 2005, y Abdussamatov 2006).
Un similar enfriamiento inminente, con dos nuevas Pequeñas Edad de Hielo alrededor de 2100 y 2200 fue predicha por el recordado Profesor Theodor Landscheidt, fundador del Instituto Schroeter para Investigación de Ciclos de la Actividad Solar, en Alemania (Land-scheidt 1995 y Landscheidt 2003).
Nota de FAEC: Varios trabajos del Dr. Theodore Landscheidt relativos a la actividad solar, su relación con el clima, las sequías en los EEUU, su influencia en los Niños y Niñas, fueron traducidos al español por Eduardo Ferreyra –con quien Landscheidt mantuvo una cálida amistad inter-web entre 2000 y mayo de 2004, fecha de su fallecimiento- agrupados en el directorio: Estudios de Theodore Landscheidt
Durante los últimos 3000 años se puede observar un claro enfriamiento en la tendencia del clima de la Tierra (Keigwin et al. 1994, y Khilyuk y Chilingar 2006). Durante este período, las desviaciones de la temperatura fueron de 3º C con una tendencia a la disminución de la temperatura global de unos 2º C. Como lo declaran Khilyuk y Chilingar: "Esta tendencia al enfriamiento probablemente perdurará en el futuro."
Vivimos en un período geológico de enfriamiento y el calentamiento global observado duran-te aproximadamente 150 años es apenas un muy corto período geológico de la historia. Esto se ve reflejado en la figura 12.
Fuente: Jaworowski 2008
Figura 12: CAMBIO DE TEMPERATURA ATMOSFÉRICA
EN LOS ÚLTIMOS 1.000 AÑOS
Este es un gráfico simplificado de los cambios de la temperatura media global durante los últimos, usando datos de Khilyuk y Chi-lingar, 2006. La proyección de la temperatura hasta 2100, la línea de puntos, está basada en datos del autor de este estudio.
No es el hombre quien gobierna el clima sino la Naturaleza. El Protocolo de Kioto y los infor-mes del IPCC, cantando la música de las ideas Maltusianas, seguramente harán mucho rui-do y causarán enorme daño a la economía global y al bienestar de miles de millones de personas. Pero no pueden hacer nada por el clima. Esto lo aprenderemos en el futuro muy cercano.
Zbigniew Jaworowski es un científico multidisciplinario, ahora asesor senior en el Labora-torio Central de Protección Radiológica en Varsovia, Polonia. En el invierno 1957-1958 midió la concentración de CO2 en el aire de la atmósfera de Spitsbergen. Desde 1972 a 1991 investigó la historia de la polución de la atmósfera global, midiendo polvo preservado en 17 glaciares: en las montañas Tatra de Polonia, en el Ártico, la atártida, Alaska, Noruega, los Alpes, los Himalayas, las montañas Ruwensori de Uganda, y los Andes Peruanos.
Ha publicado numerosos 'papers' sobre el clima, la mayor parte concerniente a las medicio-nes de CO2 en las muestras de hielo. Dos de sus 'papers' sobre el clima aparecen en el sitio web de la revista 21st Century Science &Technology. Esta es una versión expandida de su artículo publicado primero en EIR, Executive Intelligence Review, en marzo 16, 2007.En FAEC, Zbigniew Jaworowski tiene sus estudios agrupados en Estudios de Jaworowski.
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21st CENTURY Science & Technology Spring/Summer 2007 27Grabe este artículo como PDF
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