Hora de Córdoba |
Por Vaclav Klaus
Presidente de la República Checa
14 de junio, 2007
Estamos viviendo en tiempos extraños. Un invierno excepcionalmente cálido es suficiente –sin importar que en el curso del siglo 20 la temperatura global aumentó nada más que 0,6 grados centígrados- para que los ecologistas y sus seguidores sugieran medidas radicales para hacer algo con respecto al tiempo, y hacerlo ahora, ya!
El año pasado, se mostró el así llamado “documental” de Al Gore en los cines de todo el mundo, el Informe inglés Stern –más o menos de Tony Blair-, el cuarto informe del IPCC de las Naciones Unidas fue publicado, y la cumbre del G8 anunció su ambiciones de hacer algo acerca del tiempo. La gente racional y amante de la libertad tiene que responder. Los dictados de la “corrección política” son estrictos y sólo se permite una verdad, y no primera en la historia, se nos está imponiendo a todos nosotros. Cualquier otra cosa es denunciada.
El autor Michael Crichton lo declaró muy claramente: “el gran desafío que enfrenta hoy la humanidad es distinguir la realidad de la fantasía, la verdad de la propaganda.” Yo pienso del mismo modo por-que la histeria sobre el calentamiento global se ha convertido en un ejemplo de primera de un proble-ma de "verdad" contra "propaganda". Se requiere coraje para oponerse a la “verdad establecida”, aunque mucha gente –incluyendo a científicos de primera línea. Ven al asunto del cambio climático de una manera totalmente diferente. Ellos protestan contra la arrogancia de quienes abogan por la hipó-tesis del calentamiento global y la relacionan con las actividades humanas.
Como alguien que ha vivido la mayor parte su vida bajo el comunismo, me siento obligado a decir que yo veo que el mayor peligro para la libertad, la democracia, la economía de mercado y la prosperidad está en las ambiciones ecologistas, y no en el comunismo. Esta ideología pretende reemplazar la evo-lución libre y espontánea de la humanidad con un tipo de planeamiento central, ahora global.
Los ecologistas exigen acciones políticas inmediatas porque ellos no creen en el impacto positivo a largo plazo del crecimiento económico e ignoran tanto al progreso tecnológico que gozarán las generaciones futuras, como el hecho comprobado que mientras mayor es la riqueza de la sociedad mayor es la cali-dad del ambiente. Ellos son pesimistas Maltusianos.
Los científicos deberían ayudarnos y tomar en consideración los efectos políticos de sus opiniones científicas. Ellos tienen la obligación de declarar sus suposiciones políticas asumidas, y evaluar cuánto han afectado su selección e interpretación de la evidencia científica.
¿Tiene algún sentido hablar del calentamiento de la Tierra cuando lo vemos en el contexto de la evolu-ción de nuestro planeta durante cientos de millones de años? A todos los niños se les enseña en la escuela acerca de las variaciones de la temperatura, acerca de las edades de hielo, acerca de lo más caliente que fue la Edad Media. Todos nos hemos dado cuenta de que aún durante nuestro tiempo de vida han ocurrido cambios de la temperatura, tanto en una como en otra dirección.
Debido a los avances en las tecnologías, aumento de la riqueza descartable, la racionalidad de las instituciones y la capacidad de los países de organizarse ellos mismos, la adaptabilidad de la sociedad humana aumentó radicalmente. Seguirá aumentando y resolverá cualquier consecuencia potencial de los suaves cambios de clima.
Estoy de acuerdo con el Profesor Richard Lindzen del Instituto de Tecnología (MIT), quien dijo: “las generaciones futuras se maravillarán divertidas de que a principios del siglo 21 el mundo desarro-llado sufrió un pánico histérico por un aumento de la temperatura media de apenas unas décimas de grado y, en base a groseras exageraciones de proyecciones computarizadas altamente inciertas se combinaron en una improbable cadena de inferencias, procedió a contemplar la posibilidad de una eliminación de la edad industrial.”
El asunto del calentamiento global se trata más de ciencias sociales que de naturales, y más acerca del hombre y su libertad que acerca de cambios de décimos de grados Celsius en la temperatura media global.
Como testigo del actual debate mundial sobre el cambio de clima, yo sugiero lo siguiente:Vea desde donde nos leen
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