Por Eduardo Ferreyra
Presidente de FAEC
Fundación Argentina de Ecologia Científica
Estudios sobre cosas que ya se conocían son presentados como novedosos. La intención es seguir elevando el nivel de alarma y miedo en la población para obliga a los políticos a imponer las absurdas recomendaciones del Tratado de Kioto.
La manipulación que se hace de mediciones y observaciones de los satélites y estaciones en tierra se ve en la manera en que se redactan los partes de prensa dando cuanta de algún nuevo estudio sobre el clima. Se ha desarrollado una técnica de redacción que implica una gran cantidad de cosas que no se corresponden con la realidad y llevan al público a falsas conclusiones. Es lo que se conoce como “desinformación”. Un ejemplo de esto es el parte de prensa emitido por la NASA acerca de las mediciones del satélite QuickScan sobre “derretimiento” de la Antártida Occidental durante Enero de 2005.
AntecedentesPara comprender cabalmente la intención de esta manera tan peculiar de “hacer ciencia” que se ha puesto de moda desde hace algunos años, es necesario saber que la cantidad de científicos atmosféricos que trabajan en el campo de la investigación del clima ha aumentado lo mismo que los hongos después de una lluvia. La investigación del clima es una actividad terriblemente costosa, porque cualquier estudio que implique observaciones satelitales, viajes a la Antártida y a Groen-landia, el uso de grandes equipos electrónicos y mecánicos, perforaciones en el hielo a 2000 metros de profundidad, mantenimiento del personal en el campo, y posterior uso de tiempo de las super-computadoras Cray para el análisis ulterior de las observaciones, no baja de los tres a cinco millones de dólares.
El dinero lo proveen normalmente los gobiernos, especialmente el de los Estados Unidos, que invierten más de 4 mil millones de dólares anuales en la investigación de los fenómenos climáticos. Los funcionarios que otorgan las partidas de dinero para investigación lo hacen cuando hay un motivo lo bastante poderoso para gastar esas astronómicas sumas de dinero, y el motivo más candente parece ser probar que la humanidad se dirige a velocidad de tren expreso hacia una catástrofe climática provocada… por un pequeño aumento de 0,6º C en 150 años de la temperatura que se ha dado en llamar “global”.
Los investigadores del clima han descubierto que, para lograr la extensión de sus subsidios y becas de investigación (y el mantenimiento de sus muy bien remunerados puestos de trabajo) cuando se llenan los formularios de solicitud de fondos, el uso de dos palabras mágicas consiguen el milagro de la adjudicación de los fondos. Esas palabras mágicas son: “Calentamiento Global”, o en su defecto, “Cambio Climático”. Quienes no investiguen el clima para demostrar que el pequeño calentamiento será catastrófico, no consiguen los fondos y deberán dedicarse a limpiar parabrisas de autos en las esquinas con semáforos o cajeros en supermercados.
Una manera muy común de enviar un mensaje alarmista sobre el calentamiento es la de jugar con los colores de los gráficos. Los siguientes dos gráficos dan un ejemplo de ello: el primero es la manera en la NASA presenta una imagen roja y caliente de sus predicciones. El color rojo envía un mensaje emocional tremendo:
Corrigiendo la paleta de colores con un simple programa de gráfica, y desplazando los colores hacia el azul, de manera proporcional, el efecto es totalmente diferente. Pero nadie se alarmará...
El último alerta de catástrofe es el estudio que ha descubierto que hay nieve que se derrite en la Antártida y luego se convierte en hielo. Así lo anuncia el parte de prensa de la NASA que vamos a analizar y comentar parte por parte. Es importante observar la redacción y las conclusiones de los “científicos”. Por supuesto, no hay ningún estudio que no termine diciendo: “Es necesario continuar investigando este fenómeno para comprender las causas y sus posibles consecuencias.” En otras palabras, aunque no las expresan de una manera tan sincera, “necesitamos más dinero para saber un poquito más –porque no hemos descubierto nada nuevo.”
El parte de prensa fue publicado por el sitio web de la NASA, y reproducido por numerosos diarios y sitios de la Internet. En Argentina el diario La Nación el Jueves 17 de Mayo de 2007 lo expone, aunque hemos preferido nuestra traducción del sitio original. Analicemos el parte de prensa:Un equipo de la NASA y científicos de universitarios han hallado clara evidencia de que extensas áreas de nieve en la Antártida Occidental se ha derretido en Enero de 2005 en respuesta a las temperaturas cálidas. Este ha sido le primer extenso derretimiento jamás detectado por el satélite QuickScat de la NASA, y el derretimiento más extenso detectado usando satélites en las tres últimas décadas. Combinadas, las regiones afectadas comprenden un área del tamaño de California. Son Nghiem, del Laboratorio Jet Propulsion de Pasadera, California, y Honrad Steffen, director del Instituto Cooperativo para Investigación en Ciencias del Ambiente de la Universidad de Colorado, Boulder, dirigieron al equipo. Usando información del QuickScat midieron la acumulación y derretimiento en la Antártida y Groenlandia desde Julio 1999 hasta Julio 2005.
El QuickScat es un satélite que mide la velocidad del viento cerca de la superficie del mar, y se usa para seguir huracanes, y en estudios sobre los vientos alisios relacionados con El Niño. Ha dado buenos resultados en esas investigaciones. Las mediciones se realizan mediante un instrumento llamado “scatterometer” o “medidor de dispersión” o difusión de ondas. No mide alturas como otros satélites del tipo de “gravimetría” que se usan para medir la altura de la capa de hielo de Groenlan-dia o la Antártida [1], y que han mostrado un crecimiento en la parte central de los hielos en ambos continentes, y una ligera disminución en las costas de Groenlandia.
El sitio web Allmetsat lo define así, y deberán perdonar al traductor que escribió la página porque sabe muy poco de Español:
Un scatterometer es un radar de alta frecuencia de la microonda (de 13.4 gigahertz) diseñado específicamente para medir la velocidad y la dirección del viento próximas a la superficie del océano. Mientras que el viento sopla concluído [sic] el océano, la superficie es puesta áspera por la generación de las ondas capilares de la escala del centímetro. Éstos modifican las características de la señal reflejadas por la superficie del océano.
…
Las medidas no son paradas por las nubes. Sin embargo, la medida es disturbada por todo el fenómeno que destruya las ondas capilares: la lluvia, los vientos muy débiles o los vientos fuertes (más arriba de 20 m/s). Entre 3 m/s y 20 m/s, la exactitud en la intensidad del viento es 2 m/s y la exactitud en la dirección es 20 grados.
…
Fecha de lanzamiento: 19 de junio de 1999
Es decir, de acuerdo con la NASA, el instrumento no tiene mucha precisión cuando los vientos soplan por encima de 20 metros/segundo, es decir, un viento de 72 kph es suficiente para hacer dudosas sus mediciones. No hay muchos días de viento en calma en la Antártida, donde son comunes los vientos de más de 250 kph, pero quizás las veces en que el satélite pasó sobre la región el viento no estaba totalmente en calma o por encima de los 72 kmph. Por supuesto, las mediciones que detectaron el derretimiento tuvieron que hacerse en pleno verano porque en invierno la temperatura media en la región está por debajo de los -40º C bajo cero, por más vientos cálidos que vengan desde el oeste. El estudio quizás lo aclare, pero el parte de prensa no lo hace. Veamos:
El derretimiento observado ocurrió en múltiples regiones bien diferenciadas, incluyendo bien tierra adentro, a altas latitudes y grandes elevaciones, donde el derretimiento era considerado improbable. La evidencia de derretimiento se halló hasta a 900 kilómetros tierra adentro desde el océano, más allá de los 85ºS (unos 500 km del Polo Sur) y a más de 2000 metros de altura sobre el nivel del mar. La máxima temperatura al momento del derretimiento era desusadamente alta, alcanzando los 5º C en una de las áreas afectadas. Permanecieron por encima del punto de congelamiento durante una semana.
Es necesario hacer una breve acotación al respecto: de acuerdo a las normas meteorológicas, las temperaturas se miden a 2 metros de altura sobre la superficie, ya sea de la tierra firme o en boyas del océano, para disminuir el efecto de la radiación calórica del suelo. En tierra firme generalmente el calor mayor cerca del suelo, y depende del material que refleja los rayos del sol o la radiación incidente si no hay sol (como de noche, por ejemplo). Es muy conocido que si en una carretera asfaltada la temperatura del aire es de 30º C, a pocos centímetros de la superficie es mucho mayor, alcanzando a veces a más de 50 o 60º C. Sobre césped el aumento es notoriamente menor.
Pero, si a 2 metros hay 5º C, en la superficie de un campo nevado la temperatura está a cero grado o menos, especialmente en la Antártida. ¿Por qué había 5º C en algunas partes de la región? El artículo dice que había “hasta” 5º C en “algunas partes”. Quienes no están alertas a la redacción, posiblemente crean que había 5º C desde la superficie hasta varios metros de altura.
Pero el hecho es que desde hace varios años, los patrones de vientos de la Antártida y alrededores han variado, y vientos que antes soplaban desde el Este, ahora lo hacen desde el Oeste. Estos cambios obedecen a varios fenómenos meteorológicos normales, entre ellos la conocida corriente de vientos estratosféricos llamada la Oscilación Cuasi Bianual (porque cambia de dirección cada dos años, más o menos), y a la que muchos meteorólogos atribuyen la variación en el tamaño del famoso Agujero de Ozono durante la primavera antártica y efectos sobre lluvias en África, América del Sur y Australia.
El cambio en los patrones de vientos –que también ocurren en el Ártico y son los responsables de la disminución de los hielos del polo norte- son los culpables de que la Península Antártica se haya incrementado su temperatura unos 2ºC en los últimos cinco años. Se atribuye a este cambio de los vientos el colapso en el 2002 de la barrera de hielos conocida como Larsen-B, por un aceleramiento del aporte de hielo desde el oeste hacia la barrera, que finalmente colapsó por un exceso de peso. La barrera de hielo no se “derritió” sino que demasiado peso terminó por quebrar los anclajes con tierra que tenía la gigantesca plataforma de hielo. Era como un balcón de hielo, medio flotante en el mar, pero sostenida por sus extremos anclados en tierra.
Estos vientos más cálidos que soplan desde el oeste, donde no hay una gran banquisa de hielo como sucede en el lado oriental de la Antártida (tal como lo muestran los mapas más abajo, donde se comparan la extensión de los hielos en verano y en invierno) calentaron la Península y ahora lo hicieron en 2005 con las costas de la parte occidental.
La banquisa AntárticaNada más que un fenómeno natural, donde el calentamiento global nada tiene que ver. El caso es que la nieve de las partes más altas de la costa occidental de la Antártida fue castigada por estos fuertes vientos de “hasta 5º C” haciendo que la nieve se derritiese –momentáneamente. Veamos lo que dicen los científicos del estudio:
“La Antártida ha mostrado poco o ningún calentamiento en el pasado reciente con excepción de la Península Antártica, pero ahora grandes regiones están mostrando las primeras señales del impacto del calen-tamiento interpretado por este análisis del satélite,” dijo Steffen.
“Aumentos en el derretimiento de la nieve, como este de 2005, definiti-vamente podría tener un impacto sobre le derretimiento a gran escala de la capa de hielo de la Antártida si se mantienen a lo largo del tiempo.”
En efecto, la Antártida no sólo no se ha calentado, sino que estuvo enfriándose desde hace unos 35 años, tal como lo muestran los registros de las estaciones en las bases Amundsen, Halley, Suwa, o Scott:
Las afirmaciones de Mr. Steffen corren por su cuenta, pero no hay razones para que se asocie al derretimiento de la nieve al calentamiento global. Ninguna. Son los vientos más cálidos provenientes del océano Pacífico los que incidieron sobre la región. Pero a partir de esa afirmación sin base en la realidad, aventura Mr. Steffer su opinión de que si este fenómeno se mantiene durante un largo tiempo en el futuro, la capa de hielo de la Antártida se derretirá. Pero, ¿se mantiene en el tiempo este calor? Los mismos “científicos” dicen que no.
El “scatterometer” (o instrumento medidor de dispersión) envía pulsos de radar a la superficie de la capa de hielo que rebotan de regreso. Cuando la nieve se derrite y se vuelve a congelar, se transforma en hielo, lo mismo que un helado de crema se cristaliza cuando se deja al aire muco tiempo y luego es vuelto a congelar. El QuickScat puede diferenciar esta huella digi-tal del hielo en la cobertura de nieve y puede mapear a escala continental la extensión del fuerte derretimiento y la subsiguiente formación posterior de hielo. Las mediciones disponibles de las estaciones en tierra validan los resultados del satélite.
El calor no debe haber sido tan grande, ni se ha mantenido tanto tiempo, ya que el agua derretida de la nieve se volvió a congelar! El resultado ha sido que el nivel en la región descendió porque un metro de nieve que se transforma en hielo se convierte en 2 o 3 centímetros de hielo compacto. Y este derretimiento, ¿causará un aumento del nivel de los mares de 7 metros, como profetiza Al Gore en su película ganadora de un Oscar a la “fantasía cientifica”?
El derretimiento del 2005 fue lo bastante intenso como para crear una extensa capa de hielo cuando el agua se volvió a congelar después del derretimiento. Sin embargo, el derretimiento no fue lo bastante prolongado como para que el agua derretida fluyese hasta el mar.
Bueno, bueno. Nos sacan un peso de encima. El agua no llegará al mar. La sangre no llegará al río. Entonces, ¿para que alarman a la gente con predicciones insensatas, sin reflejo alguno en la realidad? Nos lo explican, o tratan de poner las cosas de manera que la alarma y el miedo no se disipen:
“El agua de la nieve derretida puede penetrar en las capas de hielo a través de fisuras y estrechas chimeneas tubulares llamadas “moulins”, dijo Steffen. “Si hay disponible bastante agua derretida, podría llegar hasta el fondo de la capa de hielo. Esta agua podría lubricar la parte inferior de la capa de hielo en el lecho de roca, haciendo que la masa de hielo se mueva más rápido hacia el océanos, aumentando el nivel del mar.”
Evidentemente, la cantidad de agua no ha sido (ni podrá serlo) suficiente para penetrar por los “moulins” y hacer deslizar a la capa de hielo hasta el mar. Porque el agua derretida de la nieve, apenas toca la superficie del hielo vuelve a congelarse. Los ríos de agua que se precipitan en grietas, que hemos podido ver en fotos y videos, incluso en la película de Gore, ocurren en otras regiones más cálidas de la Antártida durante el mes de enero, cuando el Sol calienta y termina por congelarse a medida de que desciende por las grietas de varios miles de metros de profundidad de la capa de hielo antártico.
“Los cambios en la masa de hielo de la Antártida, el reservorio de agua dulce más grande de la tierra, son importantes para comprender el aumento global del nivel del mar. Grandes cantidades de agua dulce fluyendo de la Antártida en el océano podrían afectar la salinidad del océano, las corrientes y el clima global.”
Esta es otra afirmación que no se correlaciona con la realidad. La posibilidad de que la capa de hielo antártico se derrita es una eventualidad que nunca se ha dado en la historia del planeta. La activi-dad solar debería aumentar de una manera tal que achicharraría a la gente y toda otra forma de vida en la Tierra. Simplemente, cuando eso ocurra, y es una posibilidad cierta, llevaría algunos varios millones de años en suceder –a menos de que el Sol explote como una supernova. Entonces no hay nada que la humanidad pueda hacer, aparte de rezar y encomendarse a todos los Santos del Cielo.
Nghiem dijo que no se ha detectado más derretimientos hasta Marzo del 2007, y que es necesario más monitoreo. “La scaterometría es como los rayos-X que ven a través del hielo y encuentran capas de hielo más abajo tan pronto como es posible,” dijo. “Es vital que sigamos monitoreando esta región para determinar si se está desarrollando una tendencia a largo plazo.”
Otra novedad que nos saca más peso de encima. Si la teoría del calentamiento global afirma que el constante aumento del CO2 causará un aumento constante del calor, vemos que en este caso la profecía no se ha cumplido. La región no se siguió calentando y las cosas siguen como entonces, cada vez más frías.
La información del QuickScat está ayudando a los científicos a comprender mejor la manera en que las capas de hielo de la Antártida y Groenlandia ganan o pierden masa. “Necesitamos saber qué está entrando y saliendo de las capas de hielo,” dijo Nghiem. “La información del QuickScat, combi-nada con los datos del IceSat de la NASA y los satélites del Experimento Climático de Recuperación de Gravedad (Gravity Recovery and Climate Experiment), junto a las mediciones de aviones y de tierra contribuyen todas a una estimación más precisa de la manera en que las capas de hielo están cambiando.”
Lo que está entrando, y de manera creciente, es nieve que sigue engrosando el espesor del hielo de la Antártida y de Groenlandia. ¿Por qué? Porque el observado calentamiento de 0,6º C provoca una mayor evaporación en los mares, que luego es depositada en la Antártida como copiosas nevadas que aumentan el espesor del hielo y ayudan a disminuir el nivel de los mares. El volumen de agua que sale del mar se acumula en tierra firme y permanecerá congelado por miles de años más.
El calentamiento, bien natural por cierto, es consecuencia de la salida del clima de la tierra de la llamada Pequeña Edad de Hielo, iniciada alrededor del siglo 15, cuando la actividad magnética del Sol se redujo prácticamente a cero, y durante 70 años no se observaron manchas en la superficie del astro rey. Ocurrió durante el período climático conocido como el doble Mínimo Solar Maunder, entre 1640 y 1711, que al igual que los otros dobles mínimos solares (Dalton, Spoerer, Gleissberg, etc) enfriaron al clima de la tierra en varios grados, causando verdaderos desastres en las socieda-des de la época.
Pero, como siempre, la recomendación de los científicos es la misma: “Hay que seguir investi-gando este fenómeno (aunque no tiene ninguna importancia) pero para ello es necesario que nos den más dinero.” La vieja historia se repite, y se repite, y la gente parece no aprender de los errores cometidos.
El asunto es bien claro. Si algún científico dice que no hay un problema, ¿para qué le vamos a dar plata para que siga investigando un problema que no existe?
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