Hora de Córdoba |
Por Eduardo Ferreyra
Según la teoría del calentamiento global los huracanes serán más intensos y frecuentes. La realidad muestra otra cosa. El planeta debería ser denunciado por "negacionista" y juzgado en un Tribunal de Nuremberg climático.
Después de que el huracán Katrina, en agosto de 2005, causara la rotura de los diques de la ciudad de Nueva Orleáns, provocando una de las catástrofes naturales más costosas de la historia de los Estados Unidos, los partidarios del cambio climático catastrófico salieron triunfantes en todos los medios anunciando el próximo Apocalipsis. El calentamiento global, afirmaban, haría que los huracanes del futuro fuesen más frecuentes y cada vez más destructores.
A la cabeza de los alarmistas iba Al Gore, quien puso manos a la obra para estrenar en marzo de 2006 su famoso panfleto anticientífico “Una Verdad Inconveniente,” mal traducida como Una Verdad Incómoda. En realidad, la muy incómoda verdad –y también muy inconveniente para los “calentado-res”- es que el mundo real se negó de plano a colaborar con sus profecías.
Haciendo un resumen de las temporadas de huracanes 2005, 2006 y lo que va del 2007, se puede comprobar que sucedió exactamente lo opuesto: los huracanes disminuyeron su intensidad de manera notable. Explicaciones hay varias, y no se han puesto los científicos de acuerdo en las causas. Unos dicen que el calentamiento observado en el Ártico ha disminuido el gradiente o diferencia de temperatura entre la atmósfera polar y las aguas del Atlántico; otros sostienen que el cambio se debe a una alteración en los patrones de la corriente estratosférica sobre el Polo Norte conocida como la Corriente de Chorro, o Jet Stream; algunos astrofísicos creen que la disminución de la actividad solar al final del Ciclo Solar 23 tiene mucho que ver. La mayoría de los expertos en huracanes dicen que se trata de una alternancia cíclica normal en el clima.
Como sucede en el campo de la climatología, no hay un consenso entre los científicos, por más que Al Gore y sus amigos se desgañitan afirmando que “el consenso es absoluto,” que “la ciencia está ya establecida,” y que “el debate está terminado.” El debate, el Gran Debate, recién comienza y parece haber alcanzado una temperatura que no puede achacarse al calentamiento global. La industria del calentamiento se ha lanzado a un frenesí histérico de publicaciones de estudios seudo científicos sobre cualquier cosa, con la desesperada intención de convencer a la gente y los políticos de que el fin del mundo está apenas a 10 años de distancia –y que para evitarlo es necesario implementar el Tratado de Kioto pero multiplicado por diez, o cien.
El asunto parece ser que si no dejamos de quemar combustibles –mal llamados fósiles- en 5 años alcanzaremos el “punto de no retorno,” o “tipping point,” en donde el equilibrio entre las fuerzas que gobiernan al sistema atmosférico y climático se agudizará y se producirá un calentamiento desbocado. Las catástrofes asolarán al mundo y nadie se salvará. Los niveles del mar crecerán y el agua cubrirá al Teatro Colón. Lo cierto es que el calentamiento se ha detenido, hizo una meseta entre el 200 y el 2005 y ahora se ha iniciado un descenso de temperatura que ha quedado bastante demostrado con las temperaturas gélidas registradas en el hemisferio sur desde Enero del 2007, y que culminaran con la histórica nevada de Buenos Aires el 9 de Julio pasado, y el crudísimo invierno que hemos debido soportar en el cono sur.
Pero volvamos a los huracanes que fueron profetizados tan irresponsablemente por Al Gore, y que para su desgracia faltaron a la cita.
De acuerdo con los datos del Centro Nacional de Huracanes de los estados Unidos, las temporadas de huracanes de 2005, 2006 y la actual 2007, se pueden resumir en tres tablas muy claras. Los puntos azules indican “tormentas tropicales,” los puntos rojos “huracanes,” es decir, entre las categorías 1 al 5 en la escala Saffir-Simpson:
El primer evento del año fue bautizado "Andrea", violando todas las normas meteorológicas que exigen que sólo llevarán nombre las tormentas con vientos por encima de ciertos valores. Andrea fue apenas una "depresión tropical," pero por las dudas, cuando comenzó a formarse en el Atlántico, los expertos se apresuraron a darle un nombre -porque la temporada venía demasiado atrasada y los huracanes debía haberse formado mucho antes. Pero Andrea ni siquiera tocó tierra y se desvió al norte, lejos de las costas de los Estados Unidos. Pero el error ya estaba cometido: ya se le había dado nombre a una depresión tropical lo que aumenta artificialmente la cantidad de tormentas de 2007. Por ello es que Andrea no tiene en el gráfico ni siquiera el puntito azul. Otra "metida de pata" de los "expertos" pronosticadores...
Los profetas del calentamiento han desaparecido, no se los encuentra por ningún lado, aunque el Centro de Predicción de Huracanes sigue apostando a que este año 2007 será una temporada con una cantidad de huracanes superior a lo normal. Pero el huracán Dean, el primero de la temporada ocurrió a mediados de Agosto, cuando en el 2005 para el 24 de agosto ya se habían producido 17 tormentas, entre ellas 5 huracanes, Katrina incluido.
Domingo 2 de Septiembre, 2007, el huracán Felix acaba de formarse en el Caribe, pasado por las islas de Grenada, y Aruba, inundando calles con sus lluvias y volando algunos techos, y sigue su rumbo hacia Jamaica y las Islas Cayman.
Se espera que ingrese a la Península de Yucatán para el martes 4 al mediodía. También se espera que llegue hasta Belice y Honduras. Esperamos que cause los menores daños posibles, por supuesto, pero como se trata de un huracán categoría 5 no creemos que la gente en su ruta la pase nada bien.
No han estado muy afortunados los pronosticadores de huracanes en las últimas dos temporadas, quizás porque sus modelos del clima no son lo perfecto que afirman los científicos del NOAA, GISS y del IPCC.
¿Qué pensarán ahora quienes le han pagado a Al Gore $150.000 dólares por cada una de sus presen-taciones donde afirmaba, tan suelto de cuerpo, que los huracanes se harían mucho más frecuentes por culpa del calentamiento global y, por supuesto, por gracias a nuestro dispendioso estilo de vida. Llega-dos a este punto debemos recordar que Al Gore nos dice en su documental que debemos reducir nuestros gastos, nuestro consumo de electricidad, nuestros viajes en avión y automó-viles, apagar las luces, los implementos domésticos, y reducir nuestro nivel de vida.Vea desde donde nos leen
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