Hora de Córdoba
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La opinión de un adoquín con pelos

Parece increíble, pero hay adoquines que consiguen poner en funcionamiento tres neuronas y el resultado es previsible. Para peor, se trata de un catedrático de Física de la Universidad de Alcalá de Henares, España, gran admirador de Al Gore. Pobre universidad!

Por Eduardo Ferreyra

Estoy entre muy contento e indignado. Muy contento porque si aumenta la cantidad de este tipo de propagandista del calentamiento global Goreano, los escépticos podemos irnos a dormir sin frazada y tomarnos esas vacaciones en el Caribe con que tanto soñamos. Sobre todo viendo que los huracanes en esa región son cada vez menos y de menor intensidad.

Pero indignado porque la prensa se presta para darle cabida a las declaraciones de alguien que debería comenzar por mirarse al espejo con mayor frecuencia. Pero sabido es que los periodistas saben de climatología como el catedrático de marras. El diario El Mundo de la “madre patria” publica las decla-raciones del Sr. Antonio Ruiz de Elvira, sobre los dichos del presidente del PP, Partido Popular español, Mariano Rajoy, quien dijo que “no tenemos que hacer del calentamiento el gran problema mundial.” Esa herejía es imperdonable para los fóbicos del calentamiento global catastrófico –porque sabrán ustedes que hay un calentamiento global que sería altamente beneficioso para la humanidad, si no fuese que desgraciadamente está llegando a su fin.

Dice nuestro adoquín con pelos en El Mundo y parece un mal chiste de gallegos.

Certezas e incertidumbres del Calentamiento Global

Por Antonio Ruiz de Elvira

El Señor Rajoy opina que “el cambio climático no puede convertirse en el gran problema mundial”. Al hablar así muestra su total desconocimiento del tema, de manera que lo que mejor podría haber hecho era callarse, porque uno no debe de hablar de lo que desconoce.

Como dije, y podrán los lectores comprobarlo, la caridad bien entendida comienza por casa, y el Sr. Ruiz de Elvira podría haber seguido su consejo y evitarse el papelón del siglo al mantener su bocaza cerrada. Se despacha Ruiz de Elvira:

Podemos vivir en nuestro planeta porque su atmósfera hay una cierta cantidad de CO2, entre 180 y 280 partes por millón. Estas moléculas impiden que parte del calor que emi-te el suelo y la superficie del mar escape hacia el espacio, y así mantiene una tempera-tura que permite la vida.

¿En qué época de la historia humana vive Ruiz de Elvira? Parece que alrededor del año 1650, más o menos, época en la que dicen que esa era la concentración de CO2 en la atmósfera. Según nos mues-tran las mediciones del observatorio del Monte Mauna Loa, en las islas de Hawai, los niveles de CO2 actuales andan por los 380 ppm. Es seguro que le echarán la culpa al redactor que transcribió las declaraciones de don Antonio, y hasta puede llegar a perder su puesto. No se puede hacer quedar tan mal a un catedrático que, seguramente, sabe de lo que está hablando. Pero, ¿realmente lo sabe?

Si aumenta el número de moléculas de CO2 en la atmósfera aumenta la retención de calor y sube la temperatura media del planeta. Para sabe esto no se necesitan grandes cálculos, y cualquier persona puede entenderlo fácilmente. El ser humano, al utilizar los combustibles fósiles de forma masiva desde hace 200 años, está aumentando el núme-ro de moléculas de CO2 en la atmósfera y está así provocando un aumento de su tempe-ratura: el cambio climático.



Nuestros lectores, si han prestado la debida atención a los estudios que se publican en este sitio web, saben ya bastante sobre este asunto, y recordarán que el CO2 tiene una capacidad logarítmica de retener la radiación infrarroja, y ello significa que a medida de que las concentraciones de ese gas aumentan, esa capacidad de “retención de calor” va disminuyendo de manera logarítmica hasta que, a partir de un cierto valor, cualquier aumento del gas no causa más “calentamiento”. Parece ignorar el Sr. Ruiz de Elvira que la banda del infrarrojo entre 14 y 16 micrones está ya casi totalmente saturada y las próximas duplicaciones de las concentraciones de CO2 causarán aumentos de temperatura cada vez menores hasta resultar despreciables. El gráfico se lo explica:


Figura 1: Efecto logarítmico de elevación de temperatura del CO2

En un volumen dado, las primeras 20 ppm de CO2 elevan la temperatura en 1,55ºC. Una duplicación de nivel de CO2 a 40 ppm provoca un aumento ulterior de 0,32ºC, para un aumento total de 1,87ºC. La siguiente duplicación hasta las 80 ppm produce esta vez un aumento de 0,12ºC para llevar la elevación de la temperatura a 1,99ºC. Cuando se duplica nuevamente la concentración de CO2 a las 160 ppm, la temperatura se eleva esta vez apenas a 0,12ºC y el total llega entonces a 2,11ºC. Por último, una última duplicación hasta las 320 ppm (un poco menos de los niveles actuales) llevará el aumento a 0,06ºC más para el total de 2,17ºC. Es bueno saber que una duplicación más hasta las 640 ppm haría que la temperatura llegase en ese volumen de aire a 2,172ºC, un aumento ulterior de 0,001ºC.

En este punto, muchos se preguntarán: Pero, ¿no es que si no existiese una atmósfera con gases de invernadero, la temperatura de la Tierra no sería de 18ºC bajo cero? Así parece ser. El “efecto inver-nadero” de la atmósfera causa un aumento de la temperatura hasta los actuales 15ºC promedio, au-mento que es de unos 33ºC. Y dado que los niveles de CO2 de 640 ppm han causado un aumento de la temperatura de 2,17ºC, ¿quién es el responsable de los restantes 33 – 2,17 = 31,83ºC? Ustedes ya lo han imaginado; el vapor de agua, y una “ayuda de los amigos argón, metano, óxidos de nitrógeno, azufre, etc.).

Pero el Sr. Ruiz de Elvira se atreve a afirmar lo siguiente:

Hay un total consenso científico sobre este punto, que relaciona directamente emisio-nes de CO2 (y otros gases) y aumento de temperatura. El calentamiento solar no deri-va de la acción solar. En primer lugar sería una coincidencia totalmente sospechosa, y altísimamente improbable el alentamiento, coincidente con un crecimiento brutal del CO2 en la atmósfera, se debiese exclusivamente a un aumento de la actividad solar que, aunque existe, es demasiado pequeño para explicar la subida desmedida de tem-peratura en la tierra.

¿Total consenso científico? ¿No sabe el catedrático español que en ciencia jamás hubo consenso científico alguno sobre temas que los científicos conocen muy poco? Por cierto que sí lo sabe! Por eso resulta sumamente revelador que el “catedrático”, (ya entre comillas), hable de la existencia de con-senso científico en el calentamiento global en sus declaraciones al diario El Mundo, y diga exacta-mente lo opuesto en su blog en la dirección: http://weblogs.madrimasd.org/medioambiente/ como cualquiera puede comprobarlo:

El consenso científico en la era de Kepler era que el Sol daba vueltas entorno a la Tierra. El consenso científico en la era de Einstein era que existía el éter. Los consensos no tienen más valor que el que he mencionado antes: Como herramienta para limitar la violencia, pero no son válidos en la ciencia. En la ciencia sólo sirven los datos medidos y las teorías comprobadas en los laboratorios.

Y el tema de la responsabilidad del CO2 en el calentamiento está arduamente debatido por los cientí-ficos. Un axioma de oro de la humanidad es que el consenso sobre algún asunto está confinado al terreno de las ciencias sociales, o la política. Si hay consenso, no hay ciencia porque en la cien-cia nunca hubo consenso. Y así lo reconoce Ruiz de Elvira. Pero no consigue ponerse de acuerdo consigo mismo sobre “si ser honesto o ser efectivo” –como recomendaba Stephen Schenider en 1968.

Nos queda muy claro que el mentado y revoleado “consenso” sólo existe entre los propagandistas polí-ticos del calentamiento Goreano. Pero el asunto se pone peor:

Estas son las certezas. ¿Qué incertidumbres nos quedan? La primera y más importante es social: ¿Cuál va a ser el ritmo de emisiones de gases de efecto invernadero a la at-mósfera? Si aceptamos que vamos a seguir emitiendo como hasta ahora, las siguientes incertidumbres se refieren a la velocidad y aceleración, del aumento de temperatura, y los efectos regionales y locales de ese aumento.

Habla Ruiz de Elvira de certezas. Dice tener certezas. Pero tiene pésima memoria o es un mentiroso igual de su patrón, el Sr. Al Gore. Ruiz de Elvira dice en su blog, refiriéndose a una entrevista al Sr. Manuel Toharia, experto entre expertos y autor del libro “El Clima,” obra básica en la literatura climá-tica en español (las negritas son mías):

Empieza el artículo indicando que Toharía habla sólo de las “certezas” que conoce. Tenemos aquí un grave problema, pues nada en este mundo, ni siquiera los dogmas religiosos, y mucho menos la ciencia, hablan de “certezas”. Nuestro conocimiento es exclusivamente probabilístico, y sólo podemos hablar de eventos más o menos proba-bles, pero jamás de “certezas”.

Entonces, ¿por qué Ruiz de Elvira dice en El Mundo que “estas son certezas. ¿Qué incertidumbre nos quedan?” ¿Incertidumbres? La hay casi infinitas. ¿Certezas? No hay ninguna, como dice en su blog personal, pero borra con el codo lo escrito con la mano. Lo llamo deshonestidad intelectual.

Las únicas certezas que existen son que se sabe tan poco de los factores que manejan al clima que quienes dicen que pueden predecir el futuro del clima mediante sus modelos computarizados acoplados de la circulación general de la atmósfera y los océanos, sólo están expresando un deseo ferviente. Y Ruiz de Elvira se interna profundamente en el terreno de la tontería cuando afirma:

Los modelos matemáticos no son lo suficientemente buenos para determinar esa velo-cidad con una precisión mayor del 90%. Sin embargo, los últimos modelos, y sobre to-do, los resultados conjuntos de éstos indican que hay una aceleración. La tercera incer-tidumbre deriva de la falta de precisión espacial de los modelos, y por tanto tampoco sabemos con más del 90% de exactitud dónde va a llover más o menos en los próximos 100 años.

¿90 por ciento de precisión? El delirio es total. Hay veces que el alcohol o la marihuana hacen hablar tonterías, pero una persona en estado de sobriedad y que debería saber sobre este tema para poder opinar, no puede hacer el ridículo de esta manera. El 90 por ciento que maneja Ruiz de Elvira proviene del Resumen para Políticos del IPCC de febrero pasado, donde se habla de una seguridad del 95% sobre los resultados que los burócratas del IPCC han conseguido separar de la ciencia verda-dera y las evidencias científicas comprobadas.

No haré una apelación a la autoridad de nadie porque a lo largo de la historia se ha comprobado que muchas “autoridades” estuvieron tan equivocadas que la humanidad se avergüenza de recordarlo. Pero la opinión de científicos, con largas carreras y toda una vida dedicada a este asunto y que han demostrado estar acertados en casi totalmente todo lo que dijeron, vale la pena de tener en cuenta. Por ejemplo, Manuel Toharia, a quien de Elvira critica acerbamente (será porque Toharia sabe mu-chísimo más que él?), nos recuerda que el famoso “efecto mariposa”, el de las realimentaciones posi-tivas, hace que si una de las variables que se suponen funcionan en el clima (y son parte fundamental de las ecuaciones usadas por los modelos climáticos computarizados) está equivocada, aunque sea en un valor ínfimo, ese error se multiplicará a lo largo de las iteraciones de los programas y dará por resultado un error gigantesco que invalida por completo el resultado y los “escenarios” que se presentan para el futuro.

La “ciencia” y las “certezas” de que habla de Elvira son resultados de video juegos muy caros y no de evidencias científicas demostradas. Pero ¿qué les importan a los personajes como Ruiz de Elvira las evidencias demostradas? Ellos tienen el salvavidas perfecto para escapar al naufragio catastrófico de sus teorías por el devastador torpedo de las evidencias científicas: el Principio de Precaución. No importa lo que digan las evidencia, sólo importa el “por las dudas”.

Pero, usted cree que algo que todos conocemos arredra a Ruiz de Elvira? Juzgue usted.

Pero sabemos con seguridad mayor de ese 90% que en España lloverá de forma mucho más irregular de lo que lo hace hoy, y que en el Sahel las lluvias disminuirán en un plazo de 20 años hasta hacer inhabitable aquella zona para más de 200 millones de personas. No tenemos ninguna duda. La única forma de evitar esto, y males mayores, es dejar de emitir, y para ello, sustituir las energías fósiles por energías solares en todas sus for-mas. Hacer esto salvará la civilización y al mismo tiempo, en vez de empobrecernos, como dicen los agoreros, nos hará cada vez más ricos.

Y dale con la burra al trigo! Sigue de Elvira con su certeza infalible –a pesar de que ya nos había dicho que no hay certezas en la ciencia sino “fiabilidades”. "NO TENEMOS NINGUNA DUDA".Sabe” de Elvira con toda certeza que en España lloverá de manera mucho más irregular, como si el cambio en los patrones de lluvias de España no hubiese sido la norma a lo largo de la historia. El cambio de los patrones de lluvia varían según ciclos bastante bien determinados, como la famosa sequía de los años 30 del "Tazón de Polvo” de EEUU, y luego las lluvias torrenciales y otra vez las sequías, y de nuevo las lluvias. En eso tiene razón de Elvira al decir de “forma irregular,” porque la irregularidad ha sido la norma histórica. Lo que no sabe, ni puede saberlo (a menos que haya viajado al futuro) es si lloverá más o menos que hoy.

El último dislate del Sr. Antonio Ruiz de Elvira, catedrático de física de la universidad de Alcalá de He-nares (¿qué pecados habrán cometido los pobres estudiantes para merecer ese purgatorio?) es que la salvación de la humanidad reside en usar fuentes de energías alternativas que significa la elevación de los impuestos para subsidiarlas, elevar el precio de la electricidad, reducir la producción industrial para no quemar tanto petróleo. Afirma que eso nos hará más ricos en vez de pobres. ¿Alguna vez en la his-toria algún pueblo se hizo rico porque le subieron los impuestos, le redujeron las áreas de cultivos, le redujeron el rendimiento de sus cosechas, y le provocaron el desempleo masivo? Si alguien tiene algu-na noticia o referencia al respecto, le ruego que me la envíe.

El Sr. Ruiz de Elvira podrá saber de física tanto como la Enciclopedia Británica, pero como “por los frutos conoceremos al árbol,” nos damos cuenta que cuando el árbol mira al clima y a los factores que lo gobiernan, los libros se le han quemado y su referencia se limitan a partes de presa y gacetillas de Greenpeace –de la cual Ruiz de Elvira es asesor “científico”. Acabáramos! Dime con quien andas…

Eduardo Ferreyra Presidente de FAEC


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