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Michael Crichton: "El protocolo de Kioto
no sirve para nada"

Diversos medios de comunicación españoles difunden hoy polémicas e interesantes declaraciones del exitoso escritor norteamericano Michael Crichton. En una entrevista de María Eugenia Ibañez, en El Periódico, se señala que el autor critica a los grupos de defensa medioambiental en su última novela, 'Estado de miedo'.

LUGAR DE NACIMIENTO: CHICAGO (EEUU)
EDAD: 63 AÑOS
PROFESIÓN: ESCRITOR
NOVELAS MÁS DESTACADAS: 'LA AMENAZA DE ANDRÓMEDA (1969)', 'CONGO' (1980), 'ESFERA' (1987), 'PARQUE JURÁSICO' (1990), 'ACOSO' (1994), 'PRESA' (2002)

"Estudió medicina, pero Michael Crichton pronto descubrió que su futuro profesional estaba más cerca de los best-sellers que de la práctica sanitaria. Con todo, no desaprovechó la experiencia y en 1995 produjo la serie Urgencias que fijó ante el televisor a espectadores de medio mundo. Ha dirigido cine y ha escrito guiones y novelas con un cierto peso científico traducidas a 36 idiomas, de las que ha vendido 150 millones de ejemplares y 12 de las cuales tienen versión cinematográfica. Por tercera vez en 20 años ha visitado Barcelona, en esta ocasión para presentar Estado de miedo (Plaza Janés / Edicions 62), novela que convierte a los movimientos ecologistas en terroristas dispuestos a evitar el calentamiento del planeta por las buenas o por las malas. Más bien por las malas."

-- ¿Es usted ecologista?

--Toda la vida lo he sido. He hecho aportaciones a organismos medioambientales, tengo paneles solares en el tejado de mi casa e incluso mi hija usaba pañales de tela en la época de los tejidos sintéticos.

-- ¿Cómo nació Estado de miedo?

-- Analicé en internet los registros de temperatura y me sorprendió que los cambios fue-ran tan modestos; a partir de ahí empecé a interesarme por los miedos falsos, exagera-dos, que nos están forzando a creer.

--En la novela aparecen ecologistas que provocan tsunamis y manipulan tempori-zadores y misiles. ¿Demoniza usted a ese movimiento?

-- Lo que hago en la novela es criticar a los grupos que forman parte del establishment. En todas partes hay personas que fueron jóvenes idealistas pero que acaban sus vidas haciendo el mal. Una de las vías para llegar a ese final es repetir siempre lo mismo, como si el mundo no cambiara.

-- ¿Es eso lo que, según usted, le ocurre al ecologismo actual?

-- La ciencia cambia y la evidencia nos demuestra que lo que pensábamos y hacíamos en los años 70 hoy es erróneo. El parque de Yellowstone, por ejemplo, está protegido desde hace 150 años, pero hoy el alcantarillado sale de sus entrañas. La ecología ha cambiado y hay gente que no se ha dado cuenta aún.

-- ¿Existe el ecoterrorismo real?

-- Sí, en Estados Unidos son muy conocidos. Rechazan la política medioambiental y queman estaciones de esquí y coches y, además, resulta casi imposible identificarlos.

-- ¿Utiliza elementos de ciencia en sus novelas para diferenciarlas de los best-sellers clásicos?

-- Escribo sobre lo que me interesa, no de aquello que pueda darme más dinero. Este libro ha sido importante para mí porque la documentación que utilicé me obligó a modificar mis puntos de vista; pasé de ser una persona con ideas convencionales a criticar a esos gru-pos. Invito al lector a seguir mi viaje; nadie tiene por qué creerme, pero sí a la bibliografía que aporto.

-- Pero el libro sólo incluye datos, gráficos y citas científicas que niegan el calen-tamiento del planeta.

-- Todo el mundo ha escuchado los argumentos a favor del incremento de la temperatura y sus causas, así que intento decirle al lector que hay otras posibilidades de las que no ha oído nada, por la sencilla razón de que los medios de comunicación no informan sobre ellas.

-- Cuesta creer que, hoy en día, alguien se niegue a aceptar que la temperatura del planeta aumenta.

-- Es cierto que, desde 1880, la temperatura global ha aumentado ligeramente. El bióxido de carbono causa el efecto invernadero, las ciudades son puntos calientes y se defores-tan grandes superficies. De acuerdo, pero ¿qué parte de ese calentamiento ha sido cau-sado por la mano humana? Nadie lo sabe; se lanzan teorías que no se pueden demostrar. A la gente se le inculca el miedo y se les empuja a operaciones de gran coste y de valor muy cuestionable.

-- EEUU no ha firmado el protocolo de Kioto. ¿Cree que debe hacerlo?

-- No me importa que lo haga, pero no servirá para nada. En 1998 ya todo el mundo sabía que no ayudaría a mejorar la salud del planeta.

-- La revista Forbes le señaló como el escritor que más dinero gana.

-- Sí, pero les pedí que, en aras del rigor de la publicación, me hicieran llegar la diferencia entre la cifra que citaban y la realidad. No lo hicieron.

-- ¿En que trabaja ahora?

-- Escribo una novela más breve que Estado de miedo y menos polémica."

Por otro lado , en una nota que publica ABC, de Sergi Doria, se consigna que "Michael Crichton cuestiona el discurso del ecologismo en «Estado de miedo». Enmarcada en el techno-triller, la acción novelesca está sostenida por una exhaustiva documentación".

Fue en el Museo de la Ciencia de Barcelona donde Michael Crichton -2,06 de estatura y 150 millones de libros vendidos en todo el mundo- lanzó la frase herética: «El pensamiento eco-logista se basa en datos científicamente incorrectos y especulaciones». En «Estado de miedo» (Plaza & Janés), sugiere que cuestiones como el calentamiento global sólo sirven para cimentar el miedo del que viven los mass media. En su novela, los malos no son las multinacio-nales, sino una organización ecoterrorista que manipula la naturaleza para reforzar su retórica apocalíptica con catástrofes climáticas. En resumen, que el creador de la serie «Urgencias» no tiene ninguna urgencia en actuar contra la supuesta amenaza climática y confía más en la ciencia que en la fe de las ideologías.

- ¿Con la que está cayendo... y usted niega el cambio climático?

- Los ecologistas no están muy contentos conmigo, porque no están acostumbrados a la crítica. Durante años nadie les ha atacado y creo que el debate sobre el clima siempre es el mismo; es decir, no ha habido nunca un libro que sea popular y rebata visiones políticamente correctas. Las tormentas extremas que padecemos son un buen ejemplo: tenemos estudios meteorológicos teóricos, modelos informáticos sobre el calentamiento mundial y estadísticas acumuladas a lo largo de décadas: todos coinciden en que el número de catástrofes no ha aumentado; se predice, incluso, una reducción en la intensidad de tormentas tropicales. Eso desmiente unas afirmaciones que son de índole política. Otra cosa es que usted crea en los políticos. Allá usted...

-«Estado de miedo»... ¿El miedo paraliza la libertad? ¿Sirve por igual a Bush y al ecologismo radical?

- El miedo sirve al poder. El miedo es subjetivo, nos hace dóciles.

- Vivimos en la sociedad del conocimiento pero... ¿No tenemos el mismo miedo que en la Edad Media, aunque con otros motivos?

- Es una paradoja: gozamos de más seguridad, mayor esperanza de vida y menor mortalidad, pero cada vez tenemos más miedo. No sé. Tal vez cuando la gente moría con 25 años era feliz...

- Nos encontramos con un techno-thriller marca de la casa, pero trufado de opiniones personales y una exhaustiva bibliografía. ¿No tiene algo de novela de tesis?

- Normalmente, en una novela los personajes dicen lo que dicen y dejas que el lector decida si le convence o no. Cuando escribía «Estado de miedo» mantuve suficientes debates para enten-der que casi todo el mundo adopta una cierta actitud hacia el medio ambiente, pero sin conoci-mientos sólidos. Se oponen al calentamiento global, pero nadie lo define; simplemente, se de-claran contrarios. Existe una gran desinformación y los lectores no pueden saber qué personaje dice la verdad, por eso añado notas y gráficos.

-Sus críticos le tachan de escribir al dictado de los «neocon»...

- Me enviaron correos electrónicos sobre cómo planeaban atacarme: diciéndo eso, que soy «neocon» [neoconservador]. Al leerlos pensaba: ¡Son más imbéciles de lo que había imaginado! Es absurdo: en Hollywood me han pedido libros y nunca lo he hecho. Si no escribo el libro que desea Steven Spielberg... ¡Para qué voy a escribirlo para los «neocon»!

- Recojo una frase de su novela: «Si hay algo peor que un liberal en limusina, es un ecologista en un Gulfstream». ¿El ecologismo es «establishment», un poder fáctico más?

- En efecto, pero muy contaminante porque no van a dejar de viajar en avión privado. Se reúnen en Aspen, Colorado, para hablar de la pobreza mundial. A lo mejor podrían hacer una donación con el coste de su combustible. ¡Es pura hipocresía!

- Usted posee una formación científica. ¿Cómo ha reaccionado el mundo de la ciencia ante su novela?

- He perdido algunos amigos. Ya me ocurrió con «Sol naciente»; siempre provoca sorpresa que un reino privado sea invadido por una novela que suscita debate público a gran escala. Porque muchas personas van a leer este libro... Tenemos un largo historial de novelas que abordan aspectos sociales: Zola, Upton Sinclair...

- Usted confía más en la ciencia que en la fe...

- En lo referido al clima, lo que está claro es que en cien años la temperatura ha aumentado medio grado. ¡No veo ninguna razón para estar preocupados! La preocupación se refiere al futuro. Y los modelos informáticos no pueden ser verificados. Si te crees esas predicciones estás realizando un acto de fe. Y eso no es Ciencia, sino Religión..."

Fuentes: El Periódico, ABC

Reproducido de: Los Principios OnLine.


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