por Pierre Lutgen
En los últimos meses no han dejado de bombardearnos con informes alarmantes sobre la fuente de los hielos del Ártico. Está bien, pero se han olvidado de decirnos que durante los años 30 las temperaturas en esas regiones fueron más altas que las actuales, y que durante la década del 70 eran excepcionalmente frías. Se han olvidad también de decirnos que al interior de Groenlandia la capa de hielo aumentó fuertemente durante el curso del decenio pasado.
Entre todos esos informes que no comunican sobresalen especialmente las informaciones alar-mantes sorbe la salud de los osos polares. De acuerdo con Ian Stirling, del Servicio de Vida Silvestre de Canadá, el peso medio de los osos adultos habría pasado desde 1980 de 301 kg a 261 kg. Según Greenpeace los osos sufrirían de estrés térmico y no encontrarían los bastes bloques de hielo para reposar después de haber devorado a una foca bebé. Su población en la bahía Hudosn habría caído desde 1200 a 950 individuos. Según Tim Flannery, del WWF, los osos polares se habrían transformado en una especie en peligro de extinción. En lugar de dar a luz trillizos sólo darían a luz gemelos.
De acuerdo con el Dr. Mitchell Taylor, del Departamento del Ambiente del Gobierno de Nunavut, en Canadá, de las 13 poblaciones de osos polares que él sigue desde hace 11 años, 11 colonias aumentaron su número, una de ellas, en el Estrecho Davies de manera explosiva. Una catástrofe para los habitantes de esta región. La población de osos aumentó un 20% durante en el curso de la última década. De acuerdo con los Inuit que viven en Nunavut, durante una partida de caza ellos encuentran ahora con facilidad una treintena de osos mientras que hace 20 años ellos eran felices cuando uno solo de ellos se ponía al alcance de sus fusiles. La razón de este aumento, según ellos, es que los osos se alimentan esencialmente de focas y que ahora muchos más focas bebés.
El oso polar a reemplazado al panda y la foca bebé como el animal fetiche de Greenpeace y el WWF. La razón para ello es que el Ártico cumple mejor con la misión zona donde se podría mostrar el recalentamiento global de 5º C que se nos había predicho para el años 2000 –y que no ha llegado todavía- que los bosques de bambú de la China. Los ositos polares de peluche se han convertido en los embajadores lejanos que permiten vender más paneles solares y molinos de viento.
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