Tres estudios aparecidos en la semana pasada en Science habían dado esperanzas que el debate sobre el calentamiento global había quedado resuelto – a favor de la catástrofe. Sin embargo, la esperanza, como el Titanic, se fue a pique al chocar contra el témpano de la ciencia.
FAEC sigue de cerca (por haber Eduardo Ferreyra sido invitado a participar) la discusión científica que tiene lugar en un foro donde opinan climatólogos famosos, de reconocida trayectoria, cuya lista completa es la siguiente:
Roy W. Spencer | John Christy | Tom M. L. Wigley | James E. Hansen |
Kevin E. Trenberth | Philip D. Jones | Rajendra K. Pachauri | Roger A. Pielke Sr. |
Thomas R Kart | Celeste M. Johanson | Dian J. Seidel | Steven C. Sherwood |
Ahilleas N. Maurellis | Andrew J. Weaver | Benjamin S. Giese | Bruce A. Wielicki |
Chris K. Folland | Christian-D. Schwiese | David R. Easterling | David R. Legates |
Dennos T. Avery | Drew T. Shindell | Eugenia Kalnay | Fortunat Joos |
Francis W. Zwiers | Gabriele C. Hegerl | Gerard A. Meehl | Gerhard Gerlich |
Gerrit Lohmann | Gregg Marland | John F. B. Mitchell | Ken Caldeira |
Martin Wild | Michael Schlesinger | Robert C. Balling Jr | Russell Vose |
Stephen H. Schneider | Susan Solomon | Tad Anderson | Ulrich Cubasch |
Al Arking | Alexey A. | Charles F. "Chick" Séller | Daniel Rosenfeld |
David H. Douglass | Douglas V. Hoyt | Eduardo Ferreyra | Fangqun Yu |
Francis Massen | Gavin A. Schmidt | George H. Taylor | Gerd-Rainer Weber |
Hartwig Volz | Jarl R. Ahlbeck | Kirill Ya. Kondratyev | Leonid B. Klyashtorin |
Michael C. MacCracken | Peter Stilbs | Reid A. Bryson | Richard S. Lindzen |
Robert S. Knox | S. Fred Singer | Sallie Baliunas | Tim Patterson |
Warwick S. Hughes | Wibjorn Karlen | Willie Soon | Vincent Gray |
Carl Mears | Andrew C. Revkin | Antonio Regalado | Donn Dears |
George F. Hill | Nick Schulz | Nigel Calder |
La mitad son partidarios del calentamiento global catastrófico y la otra mitad son escépticos de la teoría. Son diversos los tópicos que se discuten, pero uno de ellos está referido a los tres recientes artículos publicados en la versión de Internet de la revista Science, uno detrás del otro, (como en patota, convenciendo por el número más que por los argumentos), sobre un aparente problema en las mediciones de temperaturas estratosféricas y de la troposfera obtenidas por los satélites y los globos sondas. De acuerdo con la Universidad de Alabama en Huntsville (UAH) y John Christy, el asunto es más o menos como sigue:
En uno del trío de nuevos estudios publicados en Science, C. Mears y F. Wentz (2005), enfocan lo que ellos consideran ser una gran fuente de incertidumbre en las estimaciones de tendencias de los datos de la Universidad de Alabama, en Huntsville (UAH) sobre las tem-peraturas de la baja troposfera (BT) desde 1979. Las mediciones satelitales provienen de las unidades de medición por microondas (MSU) y unidades avanzadas de medición por mocroondas (AMSU) que están a bordo de los satélites de la NASA/NOAA en órbitas pola-res. Las estimaciones de la UAH de la terndecia global promedio desde 1979 al presente era de 0,09º C por década, considerablemente menor que las estimaciones de los termó-metros de superficie que rondaban por los 0.20º C por década para el mismo período de registro.
Esta discrepancia entre las tendencias satelitales de la UAH y los termómetros de superficie habían preocupado mucho a los científicos del invernadero ya que lo que la UAH entendía que la física atmosférica sugería es que el calentamiento en la superficie debería amplificar-se con la altura en la troposfera, y no reducirse. Mears y Werz, qe son dos capaces expertos en sensores remotos en el Remote Sensing Systems (RSS) de Santa Rosa, California, encontraron que la tendencia LT era particularmente sensible al método de la UAH para remover el desplazamiento hacia el este de los satélites a través de la observación de los tiempos locales.
Los satélites se lanzan en órbitas sincrónicas con el Sol con intención de cruzar sobre las mismas ubicaciones sobre la Tierra a la misma hora de cada día. Pero como los satélites no tienen propulsión propia, los satélites están cayendo lentamente a tierra lo cual cambia ligeramente sus características orbitales. En particular, lo que comenzó como una obser-vación temprano en la tarde del lado soleado del planeta, se desplazó a lo largo de los años a un tiempo más tarde lo que causa una tendencia espuria hacia el enfriamiento. A medida de que las observaciones se hacen cada vez ligeramente más tarde, en horas en que las temperaturas son menores.
Sin embargo, las correcciones hechas por Spencer y Christy de acuerdo a los nuevos saté-lites lanzados en 1998, determinaron que la nueva tendencia subiese de 0,09º C/década a 0,12º C, todavía muy por debajo de los 0,19º C/década pretendidos por el estudio de Werz y Mears. Pero no todo acaba allí.
El segundo estudio en la “patota” de Science es un nuevo análisis de los datos de los globos sonda estratosféricos, hecho por Sherwood et al., que también obtiene niveles más altos de calentamiento que los previamente reportados. Ningún otro conjunto de datos de radioson-das que haya intentado ajustar para la manipulación de calibración discutido en ese análisis ha producido estimaciones de calentamiento tan altas como las de Sherwood et al.
El tercer estudio (Santer et al, 2005), hace un examen más profundo de las expectativas teóricas de que el calentamiento superficial debería amplificarse con la altura en la tro-posfera. Los autores vuelven a declarar lo que ya se sabía desde hace tiempo: que las estimaciones de calentamiento de la UAH se daban de patadas con las expectativas teóricas (como lo habían demostrado muchas mediciones de las radiosondas). Ahora, según el estudio de Santer et al, la convergencia de estas nuevas estimaciones de los satélites y las radiosondas sobre el calentamiento, si se toman a su valor nominal, provee una mejor concordancia con los modelos climáticos sobre la manera en que se comporta el clima.
Por supuesto, llevará un tiempo para que la comunidad de climatólogos y expertos determi-nen la validez de estos análisis nuevos – pero mientras tanto, la prensa adicta al calenta-miento global apocalíptico organizó un festival de partes de prensa anunciando que la ciencia climática había finalmente disipado todas las dudas y controversias, y que había dejado establecido que las dudas y objeciones de los escépticos ya no tenían más validez. El planeta se calienta y el hombre es el maldito culpable. Punto. Pero los puntos a veces tienen una coma caliente…
El Debate se CalientaDesde un comienzo, hace unos días, el 11 de agosto pasado, el sitio de debate en Internet del climatólogo finlandés, Timo Hameranta, (en Climatesceptics) comenzó un intercambio de opiniones sobre este tema entre muchos expertos, entre ellos algunos de los autores de los estudios mencionados más arriba, como Benjamin Santer, Carl Mears, y Frank J. Wentz, quienes comenzaron a defender entusiastamente su tesis.
En uno de sus primeros mensajes, Carl Mears escribió:“No hay nada parecido a “error de estimación” en las matemáticas estadísticas. La gente del invernadero ama términos como “promedio” (debería ser 'valor medio' que puede ser calculado de maneras diferentes), “rango” (debería ser 'región de confidencia'), 'error de estimación' (debería ser 'desviación estándar').
Por favor defina la manera en que calcula a la cifra 0,09! ¿Es la desviación residual estándar del ajuste de una regresión lineal? Si es así, el ancho de la 'región de confidencia' es considerablemente mayor que 2*0,09ºC/década. ¿Puede su ten-dencia sobrevivir a un ensayo de hipótesis de cero estadístico a p=0,05 o 0,01? Desde un punto de vista práctico (puede ser demostrado por experiencia y por simulaciones) las regresiones de tendencias que no sobreviven a una ensayo de p=0.05 (95% de probabilidad) son inútiles.
Esto es porque las desviaciones casi nunca se distribuyen de acuerdo a la teoría Gaussiana que convierte a la probabilidad del 95% a un número mucho más pe-queño. En la investigación de procesos de sistemas nadie confiará en tendencias que tienen un valor F parcial de aproximadamente 4,5 (en el límite de p=0,5). Tales tendencias son normalmente tonterías. A F=15 (p>0,01) uno puede comen-zar a pensar que la tendencia es real.
Si usted quiere poner a su tendencia tropical (0,189) en conexión con el calenta-miento antropogénico, usted debería corregir para las dos erupciones volcánicas, el Chichón, a sólo tres años del inicio del período, y del Monte Pinatubo, a 13 años del comienzo del período. Como usted tiene una erupción en el comienzo del perí-odo y otra en la mitad, por lo menos la primera (el Chichón) tiene que ser tomada en cuenta.
Y luego tiene usted un muy fuerte El Niño en 1998, a sólo 5 años del final del pe-ríodo. Si usted piensa que el El Niño es un efecto antropogénico, usted debería declararlo de manera explícita. Si usted corrige para ambos volcanes y los Niños, con toda probabilidad usted no tendría ninguna tendencia significativa.
¿Cuál es su tendencia “antropogénica” si usted corrige nada más que para las erupciones volcánicas (lo que significa que los Niños son parte de una influencia antropogénica)? Al mismo tiempo que El Chichón, usted también tiene un fuerte El Niño, pero el efecto de calentamiento fue amortiguado por El Chichón. De modo que es erróneo no tomar en cuenta al Chichón (y al Monte Pinatubo, pero como la erupción fue a mitad del período, tiene menos influencia que El Chichón). Asuma que podría haber habido una fuerte erupción volcánica a tres años del final del período, y su tendencia se habría convertido en cero, o aún en una negativa para todo el período.
Desde un punto de vista estadístico, todo el asunto de detectar temperaturas ANTROPOGÉNICAS para sólo 24 años es una pequeña basura tomando en cuenta las fuertes influencias de los volcanes y los Niños. ¿Discutimos el efecto inverna-dero, o discutimos nada más que las diferentes maneras de calcular tendencias de temperaturas a corto plazo?
Ánimo, Jarl Ahlbeck
Muy pronto, algunos comenzaron a perder la paciencia y a demostrar irritación, de manera que Timo Hameranta (el moderador) escribió:
Me agrada ver que una adecuada discusión científica y debate está emergiendo aquí. Por favor tomen nota de que Ben Santer y Ralph Cicerone (desgraciadamen-te) no participarán más del debate, de modo que por favor borren sus nombres y direcciones de email de sus listas de envío al debate. Naturalmente, todos respe-tamos los deseos de los demás.
Pero a los pocos días las cosas se pusieron peor: Ben Santer y Frank Wents tiraron la toalla:
Continúo recibiendo mails de su grupo. Hoy recibí mensajes de Jarl Ahlbeck, Hans Jelbring, y William Kininmonth. Uno de estos mensaje fue enviado después de su admonición para borrar mi nombre de sus listas de correo electrónico.
Yo le dije – de la manera más clara y concreta posible – que no deseo recibir co-municaciones de usted o de miembros de su grupo. Y sin embargo usted y miem-bros de su grupo ignoran mis pedidos de que cesen y desistan. ¿Por qué? Si usted realmente es justo y razonable como se retrata a sí mismo, usted honraría una simple y cortés solicitud de privacidad.
Yo respeto su derecho de mantener opiniones científicas que difieren de las mías. Por favor respete mi deseo de privacidad.
Sinceramente,
Ben Santer
Timo Hameranta le respondió con una demostración de “clase”:
Querido Ben,
Usted habrá notado ahora y antes que en nuestras discusiones y debates seguimos las Políticas y Procedimientos de Climatesceptics (ver más abajo en mi página web) en donde la Cortesía Científica es la prioridad.
Como usted declara, al recibir su solicitud yo envié de inmediato la admoni-ción que usted menciona.
Pero este tópico no es el único en nuestras discusiones. Por ejemplo, duran-te los últimos siete días hemos recibido 217 mensajes, Nuestros miembros tratan de leer todos los mensajes, pero eso lleva tiempo, por supuesto. Mi admonición no alcanzó la atención de todos de manera inmediata.
Mis disculpas por esta inconveniencia.
De paso, mientras escribo esta carta, yo y todos los demás hemos recibido la solicitud de Frank Wentz:
A todos ustedes:
No deseo ser parte de esta lista de emails. Por favor borren mi nombre de su lista antes de responder o comentar.
Frank J. WentzBorro ahora a Frank de este mensaje. Todos ustedes sigan el pedido de Frank, por favor.
Bueno, todos nosotros tenemos derecho a elegir lo que deseamos hacer.
* * * * * * * * *
Sin embargo, estoy inclinado a sospechar que la reticencia a participar en la evaluación del propio estudio científico prueba la incapacidad de enfrentar la normal y gentil crítica científica o, peor, prueba la falta de argumentos en contra las críticas presentadas. Si así fuese, es embarazoso, por supuesto.
Timo.
Ben Santer debería darse cuenta de que Timo Hameranta no puede hacerse responsable por el resto de la gente que se olvida de borrar un nombre de una lista de 68 direcciones, antes de hacer clic sobre el botón “Reply”. Algunas veces el fastidio y la frustración vuelven a la gente ciega y cerrada a razonamientos. Estos científicos se enojaron de veras (se calen-taron más que lo que sus modelos predicen!) al ver que sus bellos estudios (que habían pa-sado el fácil y sospechoso “peer review” de la revista Science) eran demolidos sistemática-mente por argumentos muy bien fundamentados pronunciados por expertos tanto o más famosos que ellos. Está claro que los periodistas y los “revisores” de Science o Nature se pueden tragar el anzuelo de estos estudios, pero con la gente que realmente sabe de lo que hablan el asunto estaba destinado a naufragar.
Y colorín colorado, los calentadores se han retirado. La deserción en masa indica que las críticas estaban bien encaminadas, y que el trío de estudios de Science, como los Tres Mosqueteros, son las últimas fuerzas que le quedan a la industria del calentamiento para convencer a la gente que tienen que tomar del cuello a sus gobiernos y obligarlos a que reduzcan la quema de combustibles fósiles porque hay unos programas de video juegos De Luxe que predicen un calentamiento de 1,2º C para dentro de 100 años. Cosas vederes Sancho, que habrás de creerlas!
Lástima que estos debates entre científicos muy difícilmente aparezcan publicados en los medios. La gente se daría cuenta en seguida del color del cuento que le están haciendo.
Eduardo Ferreyra
Presidente de FAEC
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