Los alarmistas del clima predicen generalmente inundaciones más frecuentes y más seve-ras como respuesta al calentamiento global. Revisamos aquí la evidencia relativa a esta afirmación en lo concerniente al continente Asiático.
Kale et al. (2003) llevaron a cabo un estudio geomorfológico en depósitos de limo en el lecho de los saltos de los ríos Tapi y Narmanda de la India central, lo que les permitió armar largas cronologías de grandes inundaciones. Al hacerlo , descubrieron que “desde 1727 por lo menos 33 grandes inundaciones ocurrieron en el Río Tapi, y el la más grande ocurrió en 1837.” Con respecto a las grandes inundaciones del Río Narmada informan de por lo menos 9 o 10 inundaciones entre el comienzo de la Era Cristiana y el año 400 DC; mientras que entre el 400 y el 1000 DC documentan 6-7 inundaciones; entre el 100 y el 1400 DC unas 8 a 9 inundaciones, y después de 1950 tres inundaciones más. Además, en base a textura, altura y grosor de las unidades de inundación ellos concluyen en que “los períodos 400-1000 DC, y post-1950 representan períodos de inundaciones extremas.”
¿Qué implican estos descubrimientos acerca de los efectos del calentamiento global sobre los efectos de las inundaciones en la India central? El período post 1950 será reclamado por los alarmistas como el más cálido en el milenio pasado, y ha experimentado por cierto varias inundaciones extremas. Sin embargo, las características de las inundaciones del período 400-1000 se describen en términos equivalentes, y este fue un período más bien frío, conocido como el Período Frío de la Edad Oscura. [ver, por ejemplo, McDermott et al. (2001) y Andersson et al. (2003)]. Además, las inundaciones más extremas en el registro mucho más corto del Río Tapi, ocurrieron en 1837m cerca del comienzo de uno de los períodos más fríos de la Pequeña Edad de Hielo. En consecuencia, parece haber muy poca correlación entre las características de las inundaciones de los Ríos Tapi y Narmada de la India y el estado térmico del clima global.
Cluis y Laberge (2001) estudiaron los registros de flujo de 78 ríos distribuidos por toda la región Asia-Pacífico para ver si hubo algún realce del ciclo hidrológico acoplado con una aumento en la variabilidad que pudiese haber llevado a más inundaciones entre la media de las fechas de comienzo y terminación de los registros de inundación: 1936 ±5 años y 1988 ±1 año, respectivamente. Durante este período los dos científicos determinaron que las descargas medias del río habían permanecido invariables en el 657% de los casos investiga-dos, y que donde había tendencias, el 69% de ellas era hacia abajo. Además, las descargas máximas de los ríos permanecieron sin cambios en el 77% de los casos investigados; y don-de había tendencias, el 72% de ellas era hacia la disminución. En consecuencia, y al contra-rio de lo que afirman los alarmistas sobre que el calentamiento global llevará a inundacio-nes más frecuentes y más severas, los dos investigadores no observaron cambios ni en la cantidad ni en la magnitud en la mayoría de los ríos estudiados, y donde había cambios modestos, eran del tipo que lleva a menos inundaciones.
Haciendo foco sobre una área mucho más pequeña del sudoeste de Turquía, Touchan et al. (2003), desarrollaron dos reconstrucciones de las precipitaciones de primavera (mayo-junio) a partir de la medida de anillos de árboles, una de ellas (1776-1998) basada en nueve cronologías de Cedrus libani, Juniperus excelsa, Pinus brutia and Pinus nigra, y la otra (1933.1998) basada en tres cronologías de Juniperus excelsa. Estas reconstrucciones, en sus palabras, “muestran clara evidencia de variaciones multi anuales a decadales en las precipitaciones de primavera," con los períodos húmedos y secos de 1 a 2 años de duración bien distribuidos a lo largo de todo el registro. Sin embargo, en el caso de eventos hidrológi-cos más extremos, ellos descubrieron que todos los más períodos más húmedos de 5 años precedieron a la Revolución Industrial, manifestándose en tiempos cuando el contenido de dióxido de carbono de la atmósfera no había sido afectado por las emisiones antropogénicas.
Los resultados de esto estudios de Asia no prestan apoyo a la afirmación alarmista de que el calentamiento global lleva a inundaciones más frecuentes y más severas. Si algo pasa, los científicos creen que es en el sentido opuesto.
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