por Eduardo Ferreyra
Las predicciones sobre cambios del clima se remontan a las primeras escrituras hechas por el hombre, y se repiten en todas las civilizaciones y en todas las épocas de la historia. La razón es una muy simple, seguida de otra más simple todavía: Al hombre le gusta apostar, le gusta el juego, que no es otra cosa que demostrarnos a nosotros y a los demás nuestra capacidad para adivinar el futuro.
La segunda razón es que el clima cambia de manera constante, y los hombres lo han podido comprobar a lo largo de sus vidas cuando repiten la remanida frase: “El tiempo se ha vuelto loco”. En efecto, estudiando la historia climática del planeta, ya sea por medio de los estudios llamados “paleoclimáti-cos”, (que quiere decir “clima antiguo”) basados en análisis de cilindros de hielo de las capas heladas de la Antártida y de Groenlandia, o del análisis de los anillos de árboles, del estudio del polen en restos fósiles, del tamaño de las estomas en hojas antiquísimas sacadas de pantanos y lagos, del análisis de isótopos de diversos gases y metales, etc, los científicos han llegado a determinar, con cierta precisión, la temperatura que reinaba en distintas épocas de la historia del planeta.
Y la conclusión es que el tiempo nunca ha sido estable. El clima cambia de manera constante, y algunas veces lo hizo tan rápido que en pocas décadas se pasó de una época de agradable calor a una profunda edad de hielo. Lo contrario, pasar de una glaciación a una edad de calor que sustente la vida vegetal y animal parece llevar más tiempo.
Actualmente, las cosas siguen siendo como siempre: de acuerdo a la época y a lo que se observa a nuestro alrededor, los científicos siempre han caído en la tentación de predecir el clima futuro. Antiguamente, la gente no los tomaba muy en serio, pero actualmente las influencia de los medios de prensa hizo que la palabra de los científicos se tienda a convertir en “Palabra Santa.” Lo que los profetas como Isaías, Jeremías, Ezequiel, o Nostradamus hacían antes, lo hacen ahora los climatólogos en la NASA y otras organizaciones similares en el mundo. Sin embargo, aunque las tecnologías han variado de manera dramática, los resultados siguen siendo casi los mismos. No aciertan una, y si lo hacen, entra dentro del cálculo de probabilidades de acierto por debido al azar.
Después de dos décadas de la actual moda del calentamiento –que ha sido precedida por dos décadas de predicciones, entre 1960 y 1979, de una nueva edad de hielo, precedida a su vez de un período de pro-fecías de calentamiento (entre 1930 y 1940), que reemplazó a otras épocas de enfriamiento, etc, etc, hasta remontarnos a la historia antigua, hoy está volviendo a repetirse el ciclo de predicciones de una nueva pequeña edad de hielo para dentro de pocos años. Veamos:
Recientemente, el astrónomo ruso Khabibullo Abdusmatov, del Observatorio Pulkovo en San Peters-burgo, declaró que la Tierra experimentará una Mini Edad de Hielo hacia mediados de este siglo, causado por una baja actividad solar. Las temperaturas comenzarán a descender dentro de unos seis o siete años a partir de ahora, cuando el calentamiento global causado por la actividad solar del ciclo solar 23 del siglo pasado haya llegado a su fin. El período más frío ocurrirá entre 15 a 20 años después del más grande los mínimos solares haya ocurrido hacia el 2035 y el 2045, según dice el astrónomo ruso Abdusamatov.
Esta visión del asunto había sido ya anunciada a mediados de la década del 90 por el astrónomo y físico solar Dr. Theodore Landscheidt, basándose en sus estudios de la actividad del Sol y su relación con el baricentro del sistema solar, es decir, el punto de equilibrio entre los planetas, el Sol y demás cuerpos que forman el sistema solar. De acuerdo con Landscheidt, los primeros efectos de esta disminución de la actividad solar ocurrirían hacia el año 2006 y 2007, y se sentirán fuertemente hacia el año 2020, cuando se producirá el Mínimo Solar Gleissberg, hoy renombrado Mínimo Landscheidt, en honor al científico muerto en mayo de 2004.
Los trabajos del Dr. Landscheidt, de quien tuve el privilegio de contar con su amistad hasta su muerte en 2004, fueron traducidos por mi al Castellano y se pueden hallar en la sección dedicada a sus investi-gaciones sobre el clima y la influencia del Sol sobre el mismo: Estudios de Landscheidt y su estudio sobre el viento solar y el efecto sobre el clima está en: Viento Solar Cercano a la Tierra: Indicador de Variaciones en la Temperatura Global.
Este mínimo solar sería comparable a los famosos mínimos solares del pasado, como el Mínimo Maun-der y el Mínimo Dalton, que están relacionados con la terrible época de fríos ocurrida entre el 1640 y 1715, cuando durante 70 años no se registró ninguna mancha en el Sol, señal de una casi nula actividad del Sol. Fue una época que siguió al gran calor vivido desde el año 800 de nuestra era Cristiana, hasta el 1360, cuando los vikingos colonizaron Groenlandia y la llamaron Tierra Verde, nombre que aún conser-va –sólo que en inglés: Greenland, derivado de su antiguo idioma Norrés, Grünland.
Durante la Pequeña Edad de Hielo los ríos Támesis, en Londres, el Sena, en París, y los canales de Holanda y Bélgica se congelaban durante todo el invierno. Esta opinión de Landscheidt, y ahora la del astrónomo ruso está compartida por numerosos científicos y astrofísicos, como el astrónomo belga Dirk Callebaut. Mientras tanto, un nuevo estudio ha aparecido apoyando esta visión del futuro. Según el físico solar de la NASA David Hathaway, la Gran Banda Transportadora del Sol ha disminuido su actividad y se está haciendo cada vez más lenta. Esta banda transportadora del Sol es como la similar Corriente de Golfo en la tierra, sólo que en Sol no transporta agua sino que una masiva corriente de plasma ardiente en las profundidades del astro.
Los científicos creen que esta corriente de plasma es quien controla a los ciclos solares, o ciclos de manchas del Sol. De acuerdo a la teoría y a las observaciones, la velocidad de esta banda predice la intensidad de la actividad de las manchas solares, y el calor que llega hasta la tierra, con una antelación de más o menos unos 20 años. Una banda más lenta significa menor actividad del Sol, por ende menos energía solar sobre la Tierra, y un considerable enfriamiento del planeta todo. Hathaway cree que el ciclo solar 25, que tendrá su pico máximo hacia 2022, podría ser uno de los ciclos más débiles en mu-chos siglos, y el clima de la Tierra se asemejaría al de la Pequeña Edad de Hielo de entre 1640 y 1750.
Si usted se preocupaba por las catástrofes que ocurrirían debido al calentamiento presuntamente cau-sado por el hombre, comience a preocuparse por conseguir un trabajo y una vivienda en zonas tropi-cales bien cercanas al ecuador, porque las cosas se pondrán muy, pero muy frías. De modo que ahora, gracias a los científicos, ya tiene dos problemas con los cuales volverse neurótico: el freírse por el calor o congelarse por el frío. Pero eso sí, aunque no lo quiera usted creer, los científicos seguirán errándole a sus predicciones del clima futuro lo mismo que lo hicieron siempre. Y la humanidad seguirá viviendo sobre este planeta hasta que el Sol decida que ya está basta, y se convierta en una enana roja. Pero, a quién le importa? Pasará dentro algunas decenas de billones de años, y a menos de que usted crea en la reencarnación, le aseguro que no estará en el vecindario.
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